TEMAS


La alarma no llegó a sonar para indicar que algo estaba saliendo mal. La sede de gobierno del distrito 9 ¾ siempre se había proclamado un sitio seguro, dispuesto a las tareas de los mandatarios para poder trabajar con mayor cercanía los terrenos del distrito que manejaba la agricultura y la ganadería de todo el país. Esa mañana fría de otoño, no obstante, el edificio se mostró silencioso mientras la seguridad tecnológica caía de sopetón, sin alcanzar siquiera a dar un aviso al Ministerio de Magia. ¿Una falla en el sistema? ¿Algún corte imposible de electricidad que hubiera afectado a la lujosa mansión?
No había demasiados trabajadores, sólo los aurores necesarios como reglamento de seguridad del edificio. El alcalde de la ciudad, un hombre calvo de espeso bigote y sin una pizca de verdadero liderazgo que lo mantenía alejado de las verdaderas oficinas del Ministerio, se encontraba en ese momento en una reunión con una profesora del Royal para poder llevar un grupo de estudiantes a conocer el sitio. Más allá de algunos asistentes que habían llegado a primera hora, nadie más se dio cuenta de que algo no marchaba bien. Y en segundos, antes de que siquiera alguien pueda dar la alarma, se escuchó el zumbido. Apariciones. Individuales, en conjunto, las suficientes como para que lo primero que supieran era que la entrada principal estaba siendo volada por un potente bombarda que voló a los aurores de la entrada, llenando el vestíbulo de polvo.
Las figuras no eran tantas, quizá media docena. Entraron a la mansión a paso apresurado, mientras los pocos empleados buscaban ir hacia la salida a las corridas, dejando atrás papeles y un sinfín de gritos. Los que intentaron defender el lugar fueron dos elfos domésticos, cuyos hechizos fueron desviados con algunos golpes de varita que hicieron rebotar la magia y derrumbaron parte del techo, el cual cayó sobre la escalera central, evitando el paso al piso superior. Tras petrificar a los elfos, el camino hacia el despacho fue sencillo: habían analizado los mapas, los planos marcados por personas que conocían los edificios gubernamentales de memoria, como Hero Niniadis. Empujar la doble puerta del despacho del alcalde fue rápido, encontrándose al hombre escondido detrás del escritorio y lloriqueando algo sobre no tener dinero; sí, era tan cobarde que mentía tan descaradamente cuando llegaba el momento, como todo buen político. Un patronus en forma de perro salió disparado por la ventana, enviando un mensaje que se perdió en el aire.
Solo tuvieron que esperar unos minutos, esos que algunos usaron para apostarse en las entradas, mover al alcalde y la profesora a un lado pidiéndoles que guarden la calma y, los más impacientes, se asomaron por los ventanales. Alguien gritó que su plan había funcionado, porque pronto las figuras enviadas por el Ministerio de Magia desfilaban en dirección a la mansión. Siguiendo lo pactado, aquellos rebeldes cercanos al exterior que poseían magia cerraron el sitio lanzando hechizos de protección al aire, previniendo el ingreso de más aurores. Era momento de negociar.
normativa escribió:« Este es un post de entrada que servirá como medio para que ambos bandos tengan la oportunidad de monologar, de modo que no habrá dados. ¿A qué se debe esto? El patronus enviado tenía como destinatarios al presidente y los ministros, dándoles la chance de negociar. ¿Qué está en juego en esta trama? La propiedad del distrito 9. Quien gane, se lo queda.
« Como ya saben, pueden postear más de una vez siempre y cuando esperen que dos personajes lo hagan después de ustedes. También se les recuerda que sean post ágiles y que las menciones se encuentren señaladas en negrita, en quote o ambas.
« Este turno finalizará el sábado 07/03 alrededor de las 15 hs Argentina, 19 hs España. Si no han entrado hasta ese momento, no tendrán oportunidad de participar luego. Solo pueden participar si se han inscrito y tienen color.
« Al movilizarse y aguardar un veredicto, los personajes han quedado divididos en las siguientes ubicaciones:Despacho del Alcalde
Amber Pearson
Benedict Franco
Jack Tyler
Kendrick Black
Phoebe Powell
Rebecca Hasselbach
Viktor Carstairs
Vestíbulo
Ava Ballard
Beverly Redford
Ingrid Helmuth
Kyle Overstrand
Rose Harkness
Entrada
Arianne Brawn
Dressler Moon
Ileana Jensen
Kennedy Wang
Marcel Leroy
Jardines
Alecto Lancaster
Alexa Romanov
Alice Whiteley
Colin Weynart
James Byrne
Synnove Lackberg
« Los personajes que están anotados pero no figuran en la lista, es porque aún no se encuentran en el lugar.
ACTUALIZACIONES DE TRAMA escribió:« Primera actualización: 07/03 - Intervención
« Segunda actualización: 08/03 - Intervención
« Tercera actualización: 08/03 2


Nunca en mi vida había sentido tanto dolor. Mi cuerpo no me pertenece, se ha vuelto un sitio ajeno en el cual reinan los espasmos que me dejan en el suelo, escuchando una voz que sufre y que reconozco como la propia, a pesar de que jamás tiendo a subir el tono. No sabía que podía emitir ese sonido, empecemos por ahí. Cuando todo termina y solo puedo oír las palabras de Brawn, mis ojos se sienten pesados y ni reacciono a lo que creo que es un escupitajo. Lo poco que veo se nota borroso, es como si el mundo se volviera negro y no sé cómo es que sigo respirando. ¿Continúa saliendo sangre o soy solo yo? ¿Por qué no me estoy muriendo? Quizá eso es lo que pasa, el mundo se ha detenido porque ya estoy partiendo. ¿Antes de salir por la puerta, les recordé a ellas lo mucho que las amo o solo lo di por asumido? Morir lleva tiempo y duele tanto…
Oigo estallidos, creo que incluso visualizo los colores. No entiendo qué es lo que sucede, pero alguien aparece a mi lado y me gira con mucho cuidado. ¿Es eso una placa de sanador? — Phoebe… — creo que solo modulo, el sujeto no me presta atención y temo que nadie se esté fijando dónde está ella, porque la he perdido. Como la conciencia, esa que desaparece cuando la sacudida me saca de allí y el mundo se vuelve oscuro.

Creo que jamás había sido tan feliz de escuchar la voz de Synnove. ¡Está viva! ¡La magullaron, pero está aquí, quitándome las cuerdas y respirando! El quejido que se me escapa por su peso es automático pero no me importa, porque puedo abrazarla con la poca fuerza que me queda, sintiendo cómo me tira el labio al sonreír aunque lo tenga partido — Syv… — ¿Qué le puedo decir? ¿Que lo ha hecho estupendamente? ¿Que no me puedo creer absolutamente nada de lo que está sucediendo? ¿Que estoy aliviado de poder volver a tomar su rostro en lo que consigo sentarme, sin saber si estoy alucinando o no? — Mierda, te amo — es lo único que me sale y creo que resume todo lo demás, en lo que mis labios chocan con los suyos hasta que tengo que apartarme con un ouuuch — Mi nariz… — explico. Debe verse horrible, para variar.
Tengo que usarla a ella y a la fuente para ponerme de pie, pero poco a poco lo consigo. Un vistazo al escenario me dice que no hemos salido invictos, pero aún así, sujeto mi varita para poder apuntar al cielo y dejar que mis chispas azules se sumen a la señal de que este distrito es para nosotros y sé muy bien que esto es solo el comienzo de todo lo nuevo que está por llegar.

Por un momento, no puedo hacer otra cosa que fijarme en como el cielo se llena de luces, como si de esa manera pudiera sentir al menos un poco de paz a pesar de que mi estado representa todo lo opuesto. Hasta me permito el cerrar los ojos, respirar con fuerza y voltearme hacia Ari, a quien le sonrío vagamente antes de besar su mejilla con suavidad — Estuviste increíble — le susurro, pasando una caricia cansada por su cintura. El segundo beso va a sus labios aunque sea solo por un momento, de los cuales me separo para poder recuperar mi cuchillo — Iré a chequear a los heridos — que no estoy ciego, no estamos todos en los jardines y tengo que asegurarme de que nadie esté perdido. Ya habrá tiempo de festejar luego.
Si algún herido quiere usar a Ben como salvavidas, quedó el pie (?)
Siento el hilo de sangre que se me patina por la cabeza y, con mucho cuidado, me voy poniendo de pie. Un vistazo a mi alrededor me basta para saber que, en definitiva, las cosas han salido bien para nosotros. Y… momento… ¿Por qué hay sanadores desapareciendo con ministros? Me llevo una mano a la cabeza en lo que mis pasos son lentos, sintiéndome demasiado aturdido en lo que me acerco a donde todo el mundo se encuentra, no muy seguro de a quién le estoy hablando — Muy bien… ¿De qué me perdí?
Puedo sentir la conciencia volviendo en sí, como los sonidos y sensaciones vuelven a aparecer en mi mente, abro los ojos y por un segundo no entiendo que pasa hasta que todo vuelve de golpe. Gruño ante el dolor de las cortadas y la falta de fuerza de mi cuerpo por la sangre que me rodea. Pero aun así hago el esfuerzo de levantarme y cuando viene la ayuda los dejo llevarme porque al fin y al cabo soy fuerte pero no idiota.


Después del último golpe estuve inconciente por un rato pero me desperté y seguía escuchando los ruidos de batalla en los jardines, hubiera ido a ayudar pero sentía la cabeza darme vueltas y posibles heridas internas, por lo que me quedé en el suelo. Cuando dejé de escuchar sonidos consideré que sería más inteligente esconderme detras de unos esconbros, lo cual hice arrastrandome. Cuando oí voces acercandose del jardín y pasos de dentro del edificio me quedé muy quieta, no sabía quien había ganado pero no me iba arriesgar, si tenía que ir a sacarlos a todos de prision era mejor que no terminara con ellos.
Me asomé un poco para espiar, viendo como los malos eran sacados del edificio o se iban por su propía cuenta y es en eso que veo como se la llevaban a Ava, que estaba atada e incociente, no había forma de que pudieran ponerle las manos encima de otra manera. Podía sentir como la historia volvía a repetirse mientras veía sin poder hacer nada como me quitaban a alguien más. ¡Pues no señor! ¡No esta vez!
Me levanté de golpe, lo cual fue pesima idea, y corrí tras ellos medio tambalandome por la falta de equilibrio. Pero no me importaba ¡No se iba a llevar a Ava!
Estiré mi brazo para alcanzarla pero ni siquiera estaba a un metro cuando desapareció. Sentí las lagrimas empezar a caer de mis ojos y mi único deseo fue dejarme caer al suelo y llorar a gusto, pero me lo impido pensando que puedo evitar que le pase a alguien más. Veo a Ben por la puerta abierta de par en par y corro hasta chocarlo con mi pequeño cuerpo.
- Estas bien - logro decir entre lagrimas - S-se lleva-ron a A-va - levanto la vista para tratar de hablar y contarle que pasó entre hipidos pero solo consigo frustrarme más. Realmente necesitaba volverme más fuerte.
—La quiero— murmuro, comienzo a caminar hacia atrás con el peso del colgante en mi cuello, —dile que la quiero… pero sabemos que serás un mejor padre para Hanna de lo que podría haberlo sido yo—, que al final de cuentas, cuando se aleja, yo también lo hago, en la dirección opuesta para ir a buscar a Alice entre los cuerpos caídos de los terrenos, desesperado de que todo haya sido en vano y casi lo creo cuando la encuentro inconsciente. —¡Alice! ¡Alice!— la llamo, palpo su pulso con los dedos y lo encuentro latiendo bajo la piel de su garganta. Es un alivio inmenso hallarla viva en medio de todo lo destruido y con las luces en el cielo anunciando el triunfo de los rebeldes, puedo tomar su respiración como certeza de que a pesar de todo, seguirá luchando por vivir.

Las luces azules que estallan en el cielo, ese que se ha vuelto gris por toda la humareda, se reflejan en mis ojos aunque yo no pueda verlo, los mismos los cierro cuando se declara que somos libres, al menos hoy. Trato de sostener mis párpados, juro que lo hago, pero al final son solo mis oídos los que atienden al exterior, sorprendida de reconocer la voz que aparece. — Colin... — creo que es él, no estoy delirando todavía. — Te quedaste. — no es una pregunta, es una afirmación, una que me permite dejarme perder en la inconsciencia ahora que tengo la seguridad de que aunque lo haga, puedo seguir respirando.






Termino por apoyarme sobre la hierba con una mano, la otra se dirige hacia mi vientre en un intento inútil de chequear que la sangre que cubre mis manos no proviene de ahí, sino del resto de las heridas que se acumulan en mi cuerpo y que me van debilitando de a poco. De mis labios brota sangre cuando toso y mis dedos tratan de taparme la boca, más no es lo que me preocupa cuando en mi campo de visión aparecen unos pies que no reconozco como amigos. — No, no, no, por favor... — ruego, levantando la mirada para toparme con el cuerpo robusto de Benedict Franco, pero no es por mi vida por la que estoy rogando, sino por la de mi hijo. No sé si alcanzo a levantar las manos antes de que sus brazos me impulsen contra el suelo y su peso me oprima parte del torso superior. — ¡Hans! ¡HAN...! — el golpe que sufre mi cabeza me deja con el grito de socorro a medias, con las lágrimas explotando de mis ojos antes de sumarme en un sueño del que no logro despertar, ni siquiera cuando el cielo brilla de un azul intenso a causa de las chispas que en otras circunstancias, hubieran recordado a fuegos artificiales.


No sé cuánto rato paso sin conocimiento, tirada en el suelo del despacho del alcalde y sin saber todo lo que pasa fuera.
Lo primero que recupero es la vista, aunque acaba siendo incómodo porque noto como si todo el despacho diese vueltas y me agobia. Después, el olfato, que me hace darme cuenta de que toda la estancia apesta a sangre, y a humo y cenizas que entran por la ventana rota. Poco después, consigo levantarme, con gran esfuerzo y mantenerme en pie, aunque tengo que apoyarme varias veces contra la pared para no acabar en el suelo. Desde luego, ahora entiendo por qué dicen que una madre suele hacer de todo para proteger a su hijo, porque en este caso esa futura madre me ha dejado en pésimo estado. No puedo culparla porque lo ha hecho por supervivencia, pero el dolor en todo mi cuerpo no va a desaparecer así como así.
Me asomo a la ventana para observar cómo están las cosas en el exterior, y tras ver gente tirada por el césped, alzo la vista para ver las chispas que adornan el cielo; chispas que anuncian nuestra victoria. Saco mi varita, y apuntando hacia allí, hago lo mismo y me sumo al resto. Es el momento de anunciar que hemos ganado el distrito, que ahora no le pertenece a Aminoff y los suyos.
No sé cuánto rato paso manteniendo el hechizo hasta que se me doblan las piernas y no me queda más remedio que sentarme en el suelo. Permanezco ahí varios minutos más hasta que, al final, consigo recobrar un poco de fuerzas y salir al pasillo y dirigirme hasta la entrada. Es entonces cuando veo a Beverly abrazada a Ben, llorando... — ¿Qué ha pasado? — Y no me refiero a cómo hemos conseguido el distrito porque eso ya tendrán tiempo de explicármelo.


Dejó caer la mano cuando la mujer acabó inconsciente sobre los escombros, girándose en redondo hacia Kyle, viendo como Ben se adelantaba a sus movimientos y ayudaba al de cabellos rizados a ponerse en pie. Casi podía sentir la urgencia correr por sus venas cuando se acercó hasta su sobrino y lo rodeó con ambos brazos apenas unos instantes, los que transcurrieron hasta que las chispas comenzaron a teñir el cielo del distrito. Lo habían conseguido. Apenas se separó de él para alzar su varita al cielo, imitando a aquellos que lanzaron chispas y haciendo lo propio.
Solo bajó el brazo ante el contacto de Ben, volviendo el rostro hacia él para corresponder aquel breve beso que le supo a poco. — Te ay — comenzó a hablar, teniendo que retirarse hacia atrás cuando una estela dorada impactó contra él. Entre lágrimas, hipos e histeria escuchó sus palabras, volviendo el rostro en dirección a donde había estado previamente con Alice. Ella estaba allí, ¿cierto? Su leve incorporación suficiente para cerciorarse de ello, volviéndose entonces hacia los demás. Cada vez se incorporaba más gente al pequeño grupo. — Veamos primero como estás todos, después tendremos tiempo de ver… si falta alguien —. No quería quitarle credibilidad a Beverly, pero lo principal era curar a los que aún estaban allí ya que si se habían llevado a Ava no podían hacer nada de inmediato.
Jardines
Interacción con Kyle, Ben, Bev y Amber
Mención a Alice


Hay un momento en el que todo se vuelve oscuro y el dolor desaparece. Cuando abro los ojos otra vez, no hay ni rastro de la ministra que me estaba torturando con ese horrible hechizo, sino que a quien veo es a Ben y a mi tía. — Me duele todo — reconozco, porque mentir no sirve de nada y creo que puede verse en mi cara que voy a necesitar un par de días para recuperarme. Me apoyo en Ben para levantarme del suelo, y alterno mi vista entre ambos: — Si no fuera por vosotros... — Probablemente habría acabado muerto; creo que los tres los sabemos.
El abrazo de Arianne me relaja por un momento, y es ahí cuando me derrumbo del todo después de tanto rato reprimiendo las ganas de llorar por el dolor y miedo que he pasado. Saber que las cosas pueden torcerse y tener que pelear es una cosa distinta a ser torturado por una mujer que ni siquiera conoces.
Una vez me separo de mi tía, alzo la varita hacia el cielo como hacen ella y varios más para conjurar unas chispas. Quizá me dolerá todo el cuerpo, pero al menos hemos ganado hoy y hay que dejarlo claro.
Poco a poco más de los nuestros se van acercando, incluida Beverly. No puedo evitar suspirar de alivio cuando veo que está bien, porque temía que le hubiera pasado algo cuando la perdí de vista mientras salíamos del edificio. Pero por lo que dice, no todos han acabado bien. — Lo siento, Bev. Entre la gente y el caos te perdí.


Lo único que puedo hacer a estas alturas, mientras esperamos la llegada de algunos medimagos, es ayudar a la gente que más lo necesita con algunos hechizos básicos de sanación. No son gran cosa, pero algo hacen. Sin embargo, cuando el cielo se ilumina con esas chispas azules, sé que lo mejor será marcharme de aquí porque no hay nada más que pueda hacer. Y quedarme solo significa ponerme en riesgo.
Recorro los pasillos por última vez hasta llegar al vestíbulo... y si no lo hubiera hecho, nunca me habría encontrado con la persona que llevo tantos meses buscando, y que ahora está indefensa, tirada en el suelo. Sí, mi hermana estará muerta por culpa de ella y ya no voy a poder traerla de vuelta, pero quizá pueda sernos útil para otras cosas porque tengo muchas preguntas. Por eso, sin pararme a pensarlo, me acerco a ella a paso decidido, y agarrándola, nos aparezco a ambos en la Base de Seguridad.



¡Lea! ¡Tengo que buscar a Lea! Que se joda su madre, ella se viene a vivir a éste distrito con todos los campos para correr e incluso algunos negocios en dónde hacer vida de ciudad... No más fábricas, humo y oscuridad, aquí podremos vivir bien ¡También tengo que buscar a Adam!
Aún tengo la sonrisa en mi rostro cuando veo a la joven de cabello rizado en el suelo. Vaya... Parece que necesitará de un médico así que busco con la vista alguien que pueda ayudarme pero no logro localizar a nadie. Voy acercándome a paso lento y creo que el subidón de adrenalina está agotándose pues empiezan a temblar mis piernas, al igual que mis manos - Lea - llamo con cuidado cuando me encuentro a unos metros pero la chica no responde, debe estar inconsciente.
Llego a ella uno segundos después y me dejo caer a su lado de rodillas - Lea - vuelvo a llamar pero no responde - Lea - intento de nuevo ya con la voz temblorosa. Aparto los ojos con rapidez cuando el llanto amenaza con atacarme, no, no puede ser... No ella... Sé que debo hacer, sé que debo tomarle el pulso y comprobarlo pero no me atrevo a hacerlo, de todas formas ya está blanca como el mármol, un rostro muy distinto al que acostumbro a ver - Lea, despierta, por favor - pido volviendo a bajar los ojos, dejando las lágrimas correr.
Se suponía que tenía que cuidarla, mierda... Y no tiene pulso, finalmente lo compruebo y no tiene pulso - Lo siento tanto... - murmuro encogiéndome lo más que puedo - Tenía que cuidarte... Tu madre... Lo siento - las palabras no salen pues ésto no parece real.
Sé que perdí sangre y el cuerpo me duele por el cruciatus, pero de todas formas la levanto en mis brazos y me abro paso entre los charcos de sangre para llevarla adentro. Merece un funeral, fue una chica valiente que fue contra todo lo que le han enseñado y dejó la vida por una causa en la qué creía. Pensar que muchas veces fantaseé con la idea de que Jenna viniera por mí, así como Lea también escapó de su madre ¿Qué tal si hubiese terminado de la misma forma? Me duele de solo pensarlo y creo que ahora la fantasía será a la inversa... La imaginaré en un sitio mejor, dónde podrá seguir creciendo y cumplir todas sus metas, un sitio dónde tenga padres mejores que Silas Jensen, el tipo de padre que me hubiese gustado ser a mí, si hubiese tenido la oportunidad.

En algún momento pierdo la conciencia o quizás lo hago varias veces, pero lo próximo de lo que logro comprender es que hay un sanador deteniendo el sangrado de mis heridas y luego dice algo de que tienen que operar de inmediato... ¿Operar? Eso es bueno... Operar significa anestesia y me gustan esas, sobre todo cuando me hacen ver dragones en el hospital que son vencidos por ninjas en el mismo quirófano.



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