Nunca se me dio bien mentir, verdad, pero tampoco es que mi aspecto ayude a la mentira. Me contento con un asentimiento a su respuesta, pero el que aparentemente no sepa contestarme dónde se encuentra su hija me da un pique de preocupación. Abro la boca con intenciones de decirle que podemos buscarla al bordear el distrito, pero su empujón me hace trastabillar y caigo al suelo una vez más en lo que va del día, aunque esta vez puedo amortiguar la caída con mi brazo y no termino tendido del todo. La luz pasa entre nosotros y pueda verla disparar, lo que hace que acomode la ballesta desde mi posición. La flecha pasa volando hasta atravesar el cuello del auror que corre detrás de aquel compañero del que Alice abatió hace un segundo. Bueno, al menos no hacemos un mal equipo en esto.

— ¡El claro! — le grito, levantándome de un modo algo atropellado y tomándola del brazo para empujarla conmigo, tosiendo un poco por el humo que se extiende y llega a mis pulmones — Debemos bordear el distrito y tratar de mover a los que podamos. Quizá si pudiésemos ... — ¿Qué? ¿Meterlos a todos en las grutas y que acaben apiñados para que sea más fácil que los maten? Farfullo unos cuantos insultos para mí mismo, bajando el agarre hasta su mano y tirando de ella, con intenciones de correr más rápido — Solo quédate cerca. Encontraremos a los niños y los sacaremos de aquí.

No basta con moverme que me llevo puesto el abrazo de Zenda, el cual me deja un momento fuera de eje hasta que le puedo dar unas palmadas en la espalda. ¿En qué momento se acercó tanto? — Ya, ya... — no sé que hace con la varita, pero remuevo mi cuerpo con un poco más de energía y le doy un empujón para que no se atrase — Si nos quedamos a buscar a todos, no nos iremos nunca. Nadie es tan estúpido como para quedarse por su cuenta... — si todos huyen, podemos encontrarnos en los refugios. Es lo más lógico.

O eso creo, hasta que la veo caer al suelo. Alzo la ballesta con intenciones de herir al auror, pero lo veo desaparecer porque alguien que reconozco como el señor Dawson se le lanza encima, desapareciendo en el humo — ¿Todo bien, Zen? — grito sobre mi hombro, tratando de ubicar a su atacante y al padre de mi mejor amiga.

Tengo que contenerme para no rodar los ojos con los ademanes de mamá porque a fin de cuentas, Arleth siempre se portará así. No importa cuánto tiempo pase, o cuántos años tenga, siempre voy a ser una niña pequeña a sus ojos. - Ya mamá, también estoy bien. - Dejo que el peso de mi mejilla descanse unos segundos sobre su mano, y luego la sigo mientras se incorpora. Me alegra ver que está bien, pero por este leve desliz nos hemos distraído e inevitablemente los aurores han aprovechado nuestros segundos de charla.

Mamá actúa antes de que pueda hacer nada, y termina cubriéndome con su cuerpo, recibiendo ella los maleficios que habían enviado en nuestra dirección. - ¡NO! - Me suelto del agarre de mamá, y empuño mi rifle con toda la rapidez de la que soy capaz. Uno, dos, tres disparos dan en el blanco y tres aurores caen en seguidilla. Me aferro como puedo al cuerpo de mamá y la arrastro hasta que nos alejamos de los improvisados caminos en donde somos un blanco fácil. - Tenemos que salir de aquí. Esto terminará peor que la última vez y si no morimos bajo los hechizos, nos calcinaremos vivas. - Hago referencia al último incendio que golpeó al distrito meses atrás, sabiendo que esta situación era mucho peor. ¿Dónde se había metido Cale? Teníamos que salir de aquí.

A pesar de que todo sucede demasiado rápido, me niego a volver a pensarlo. En fin, es obvio, ¿no? Estamos intentando defendernos, así que miramos de actuar con toda la rapidez posible. Pero ya no es solo eso, sino que para cuando me doy cuenta, algunas de las casas del distrito están ardiendo, igual que las cocinas y comedores. Y es eso lo que de verdad acaba poniéndome la piel de gallina, muchísimo más que ver a Jamie Niniadis aquí, poniendo en riesgo el lugar que me acogió hace ya catorce largos años cuando más lo necesitaba.

Ni siquiera sé qué es lo que pasa a mi alrededor más allá de ver a algunos bastante malheridos, entre ellos a Kendrick, a quien Kyle ayuda a caminar. Están demasiado lejos como para que pueda echarles una mano y despejarles un poco el camino, y aunque quisiera hacerlo, tampoco podría porque otro de los numerosos aurores vuelve al ataque. ¿No se acaban nunca o qué? Sea como sea, acabo desarmándole casi sin esfuerzo con un Expelliarmus.

El comentario de Kendrick acaba provocando que resople, pero también que sonría de medio lado ya no solo por lo que dice, sino también por ver que, al menos, consigue hablar con normalidad. — Eso solo lo dices porque tienes envidia de mi maravilloso y sensual pelo — le respondo para burlarme, pero sobre todo para que, aunque sea durante una milésima de segundo, alejarnos del caos y dolor que nos rodea a cada paso que damos. Los adultos siguen peleando e intentando proteger el 14... si es que queda algo por proteger. Algunas de las viviendas ya están ardiendo, igual que los comedores y cocinas, así que asumo que tarde o temprano el fuego se propagará y quemará nuestros hogares. En cualquier otro momento no me importaría tanto porque son bienes materiales, pero no es un fuego natural que podamos apagar así como así, sino que es provocado y bastante ocupados estamos ahora como para preocuparnos por eso.

— No lo sé... — respondo con sinceridad cuando me pregunta por Echo. Intento encontrarle, pero no consigo distinguir nada entre tanta gente, hechizos volando de un lado a otro, y humo y cenizas. Mi campo de visión es tan escaso que mientras intento ir hacia el claro como dice Kendrick, casi ni me entero de que me estampo de bruces contra un auror. Pero el asqueroso sí que se entera, y aunque consigo dejar caer a Kendrick con el suficiente cuidado como para que no salga más herido, yo no me aparto a tiempo y mi hombro acaba comiéndose el suelo otra vez. Quizá antes no tenía ningún hueso roto, pero ahora ya lo dudo. Aun así, aprovecho el despiste momentáneo del auror, que parece encontrar un nuevo objetivo, para volver a coger a mi amigo con el brazo bueno y tratar de alejarnos antes de que acabemos peor que heridos.

Asiento cuando Ava me grita que yo vaya por Zenda y ella va por mamá y antes de que pueda irse le sujeto la mano tratando de memorizar sus facciones y la suelto para irme corriendo. Ahora no es momento de ponernos así, ya después habrá tiempo para reencuentros emotivos... o al menos eso quiero creer. Porque si no lo creyera no podría seguir corriendo tan rápido.

Poco antes de salir de las viviendas veo a una Sophia disparando al aire sin mucho éxito. Jared al lado de ella. Me detengo un momento para tomarla del brazo y levantarla de golpe mientras toma a su hijo del brazo.  No hay tiempo de hablar y antes de que me de cuenta los estoy arrastrando conmigo. Avanzo lo más que puedo hacia los establos cuando veo una estructura gigante caer y por debajo de ella a varios aurores. A lo lejos una melena rubia que es fácil de responder. Corremos a toda prisa hasta ellos. - ¡Zenda! Ava y yo te estábamos buscando, ella fue por mamá, tenemos que... - Las ideas pasan muy rápido por mi cabeza. Regresar sería estúpido, pero mi hermana y mi mamá siguen ahí. Por otro lado no puedo dejar a Zenda, pero están Ben y Alice para cuidarla... Me acerco a la enana y pongo mi mano sobre su cabeza. - Cuida de ella Ben, yo iré por AVa y mi mamá y le diré hacia donde van. - Quito mi mano de la cabeza de mi hermana y me echo correr por donde vine buscando a mi familia al tiempo que disparo hacia un auror.

Me estoy quedando algo más rezagada, en un intento de proteger a los grupos de Ava, Alice, Ben y compañía mientras van avanzando. A algunos de los más pequeños los he perdido de vista, así que asumo que están lo suficientemente lejos como para ir poniéndose a resguardo, si es que es posible. Al final, cuando veo el camino un poco más claro, me acerco todo lo que puedo hasta Ben, aunque no sin antes intentar quitarnos a otro auror de en medio. — ¡Depulso! — Al momento sale volando por los aires y estampándose contra el tronco de un árbol. — A ver si te quedas ahí de una maldita vez y echas raíces — suelto, ya demasiado cansada, antes de continuar andando.

El resto del camino hacia Ben y los demás se me hace más ameno porque, afortunadamente, parece que ningún pesado se me vuelve a poner delante... pero prefiero no llamar a la mala suerte. — ¿Qué hacemos? Tenemos que salir de aquí — pregunto mirando al pelirrojo, pero sin dirigirme a él concretamente. Por mi parte, ahora mismo no se me ocurre nada porque estamos en la boca del lobo. No literalmente, pero casi que lo preferiría antes que tener a la ministra aquí.

Estoy tan alterada que fallo de lleno en darle al auror y Jared quiere meterse para defenderme con algún hechizo que habrá aprendido por ahí pero lo empujo a tiempo y caigo al piso en su lugar. Alguien logra darle al maldito y antes de que pueda levantarme ya me han jalado del brazo. Tomo a Jared de la mano y me echo a correr con Cale, que parece no reparar mucho en nosotros.

¿Dónde está Seth? Soy una estúpida, lo perdí de vista y creí que ir en dirección a la casa era lo mejor para Jared pero todo estaba en llamas y ahora no tengo rastro ni de Seth ni de Ben. Corremos tan deprisa saliendo de vista de todos y dentro de mí guardo la esperanza de que en algún momento veamos a Seth por el camino. Pero no, ni rastro de él. Siento un nudo en el estómago. En la espalda. En la garganta. En todos lados pero no puedo dejar de correr porque Jared depende de mí y voy a dejar que le pase nada.

Me detengo tropezando un poco cuando Cale se detiene de golpe y luego lo veo correr en dirección a Zenda... Y al lado de ella está Ben. Así que Jared y yo igual corremos y casi lo derribamos. Volteo a ver a Jared con dolor y antes de poder hablar me tiro a su altura y lo abrazo ferozmente plantándole un beso en la frente y dejándole un poco de lágrimas al mismo tiempo. Me seco la humedad de mi cara y volteo a ver a Ben con mirada seria. - Nos separamos de Seth pero tengo que encontrarlo, por favor Ben cuida a Jared, por favor. - Seth no me perdonaría que algo le pase, y yo no me perdonaría si algo le pasa a los dos. Veo a Jared por última vez que parece a punto de empezar un berrinche pero antes de que pueda decir algo le pongo un dedo en su boca. - Voy a ir a buscar a papá, quédate con Ben y váyanse, no regresen. Nosotros te encontraremos. - Jared parece empezar a llorar y le doy un último abrazo. NO hay tiempo para esto. - Te lo prometo - Es lo último que le digo antes de abrirme paso con un para ir a buscar a Seth.

No entiendo de donde sale la gente, pero lo hace, en especial porque el humo se me hace tan denso que casi le doy un tiro a Cale — ¡No hagas eso! — le reprocho a mi hermanastro, todavía sintiendo el corazón bombeando por culpa de la sorpresa. Pero ver que viene con Sophia y Jared me relaja, haciendo que baje la guardia para pasar un rápido brazo por mi mejor amiga, estrechándola con fuerza. Solo me basta con asentir para dar a entender que cuidaré de ella, pero Cale no termina de irse que Sophia ya pretende hacer lo mismo — ¿Qué? ¡No! Debemos permanecer juntos — me quejo, a pesar de que tomo al niño por el hombro para que se quede conmigo — Soph, espera… — es inútil. El humo le permite desaparecer más rápido de lo normal, por lo que bufo y acerco a su hijo a mí, con intenciones de retener su berrinche. La voz de Amber, por otro lado, me llega de manera que me percato de su presencia. Sacudo la cabeza, no muy seguro — Es difícil manejarse con el humo en los ojos. No es como si pudiese ver bien hacia donde vamos. Podemos ir hacia allá — señalo, no muy seguro en la dirección en la cual estoy haciéndolo — Algo me dice que podremos bordear las granjas y terminar en el arroyo. Aunque, honestamente...

Honestamente, nada me parece seguro. No cuando puedo oír los pasos firmes de los zapatos del uniforme de los aurores, por lo que les hago señas para que apresuren el paso e intenten correr detrás de mí.

La caída me descoloca, haciendo que el mundo me dé vueltas por unos momentos a pesar de que veo claramente la luz roja que va en dirección al auror. De repente, todo se termina, al menos por un breve segundo. Por centésima vez en el día, me apoyo en el piso y gateo hasta Kyle, quien ya se ha levantado y me ayuda a ponerme de pie como si fuese mi muleta personal. Bien, puede que nos hayamos peleado hace unas semanas, pero ahora me alegro de haber arreglado las cosas, gruñendo ante los gritos de Amber. Como si fuese tan sencillo... — ¿Hacia dónde? — le pregunto a mi amigo, echando un vistazo a un paisaje básicamente invisible. Genial.

Si avanzamos hacia delante, no podremos avanzar por el fuego. Hacia atrás, sé que hay agua, pero también podemos encontrarnos a alguien indeseable. Aferro mi varita y decido dar la vuelta, soltándome de él pero esperando que venga detrás de mí.