Fuera de la falta de tecnología y la precaria situación, la vida en la colonia que Carine había nacido era segura para cualquier muggle. Sin embargo, sólo lo era para ellos porque los magos y brujas no eran bien recibidos allí. Un incidente, que había terminado con la muerte de una familia y unos cuantos niños, hizo que los habitantes de ese lugar rechazaran cualquier contacto con la magia.

Los Santos eran una familia muy querida, respetada y trabajadora de la comunidad en donde vivían. Así, siendo el segundo, pero no último, hijo de la familia; Carine tuvo una infancia muy feliz y buena. Por lo menos hasta que se enteraron de la verdad: la magia corría por las venas de aquella pequeña.

Su primera muestra de magia sucedió cuando ella era muy niña. No recuerda qué pasó ni porqué, pero cree haber oído la historia de que un plato de comida insípida desapareció justo cuando le estaban obligando comer. Sus padres no sabían que hacer, creían que si los demás se enteraban la situación podía salirse de control y se verían obligados a escapar. Por ese motivo decidieron mantenerlo en secreto y asegurarse de que la niña no volviera a realizar una muestra de su poder.

Todo iba bien para Carine, ya que mantener oculta la verdad se había vuelto algo común para los Santos. Hasta que un día, en medio de una pelea infantil con el objetivo de defender a su mejor amiga, la ropa de uno de los niños que las molestaba se prendió fuego. Nadie salió herido, pero todos lo que lo habían visto comprendieron lo que significaba. El hermano mayor de Carine, que había presenciado todo, la sujetó fuerte del brazo y la arrastró hacia la casa, mientras que el resto de los niños corrían asustados para contarle a sus padres lo que había sucedido.

Estaban preparados para huir desde hacía un tiempo, pero todo sucedió demasiado rápido. Fueron rodeados por una turba enfurecida y su padre quedó en la casa como distracción mientras el resto de la familia huía, sin mucho éxito, pues no había podido detener a muchas personas. A partir de ese momento todo es muy confuso y más en la mente de, en aquel entonces, la pequeña y asustada Carine. Una persecución en la oscuridad, una pelea, un golpe, sangre, una persona en el piso, un escondite en el tronco de unos árboles, el llanto de su madre y... una luz salvadora.

La niña sobreviviente se enteró más tarde de lo que había sucedido en ese momento. Una pareja de magos -que se encontraban de exploración- se toparon con su madre y ésta, al notar que también podían realizar magia, les pidió con su último aliento que cuidaran de su "pequeña hechicera". Ellos decidieron llevar a la pequeña a Castelobruxo y allí fue donde Carine se crió desde entonces.

No tuvo una familia fija, ni nadie a quien decirle papá o mamá. En el antigüo instituro de magia se fueron turnando para criarla y terminó considerando a todos parte de su nueva familia.

A pesar de que era pequeña y su mente no recordaba todo lo que había vivido, la bruja sabía que la magia hizo que encontrara demasiadas desgracias. Sin embargo, ella nunca odió su poder. Con los años logró entender que las habilidades que tenía eran una bendición y así pasó sus años intentando comprender y perfeccionar su magia.

Lo que sucede en NeoPanem la tiene sin cuidado y poco le interesa, ella es feliz viviendo en Castelobruxo. Sin embargo, le gustaría saber lo que pasó en realidad con su familia. Debido a eso, a su fuerte deseo de perfeccionarse en su magia y de demostrar que es realmente buena en lo que hace; decidió educarse en combate mágico y heridas.