The Mighty Fall
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PRIMAVERA de 247521 de Marzo — 20 de Junio
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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The ballad of Cleopatra · Priv. [fb]
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Invitado
Invitado
Recuerdo del primer mensaje :

Agosto, 2466
Flashback


No es la primera vez que lo hacemos, ni será la última. Camino al lado de Mae con nuestras figuras recortadas contra la pared, los pocos metros que nos restan desde el lugar en el que nos aparecimos en el callejón hasta la entrada lateral del bar de apuestas. La puerta pesada de metal cede a mi empuje y dentro nos encontramos con un espacio con más penumbras que el exterior. La sala principal está con sus mesas a rebosar de apostadores, repudiados que gastan sus pocos knuts, matones que vienen a derrochar la paga de sus jefes y uno que otro ciudadano decente del Capitolio que por esta noche deja de serlo. Es el lugar que solemos frecuentar con Mae, no somos las únicas, pocas de las muchachas que están presentes responden a las órdenes de la casa, pero el gerente, un patán de poco carácter al que respaldan los dos hombres de gran estatura -quienes son los que se ensucian los nudillos-, permite el libre tránsito de toda mujer que pase a saludarlo como corresponde, el resto de la noche pueden trabajar tranquilas vaciando los bolsillos de sus clientes. Está ahí, sentado en una mesa reservada, a una corta distancia de la escalera que conduce a las habitaciones del piso superior para ahorrarse el camino a través del bar cada vez que lo precisa.

Intercambio una mirada con Mae antes de abandonarla a la suerte, dejando que haga un paneo del lugar y decida su modo de actuar para conseguir lo que vinimos a buscar. Me alejo por uno de los corredores de paredes húmedas, pasando de largo a la puerta cerrada del contador del bar, un tipo de mucho más carácter que el gerente y desconfiado como nadie, así que rechaza de pleno las distracciones. Tomo la escalera que me lleva a los baños que son usados por quienes no alcanzaron a llegar al piso de las habitaciones y me paro delante del espejo empañado de suciedad que cubre lo largo de la pared. Por el reflejo veo los cubículos, detrás de estos hay dos paredes de distancia con la cámara de seguridad del bar. Todos los galeones de las apuestas hechas en los últimos tres días se encuentran ahí, a las 2.30 de la madrugada se depositarán las últimas y a las 3 de la madrugada la cámara será vaciada. Es una bóveda protegida por un doble sistema de seguridad. Su puerta se abre con un sistema muggle posible de ser violado por un buen hacker. Su interior se convierte en un escenario de pesadillas debido a los boggarts retenidos allí, sujetos a un objeto maldito, que los vincula a los galeones que deben ser cuidados. Solo el gerente y el contador tienen la clave que consigue que el objeto pierda su efecto, una clave que ni ellos saben interpretar y que espero consiga Mae antes de que el reloj en mi muñeca marque la hora.

Deberán especificar en sus post si actúan solos o en colaboración con alguien más. Esto lo conversamos off-rol, así confirmamos quiénes participarán.

Carta por personaje:

Carta por equipo:
Anonymous
Olivia A. Holenstein
Fugitivo
¿¡Y qué te crees que estoy haciendo!?— es mi réplica a Nikolaj cuando exige con palabras nerviosas que me ponga a hacer algo productivo, porque al parecer conseguir que se liberen un conjunto de boggarts no es suficiente para su señor, también busca en mí una protección que solo soy capaz a dar durante unos minutos con la varita que saco de mi escote, tan elegantemente como he hecho en muchas otras ocasiones cuando las cosas se han puesto feas, como parece ser el caso esta vez. —¡Si no fuera porque a la gente le gusta meter la nariz en asuntos ajenos...!— empiezo a quejarme, de no haber sido interrumpida por Rebecca y sus ratitas, ya habríamos salido de esta cámara en un abrir y cerrar de ojos, pero nooooooo. ¡Y la que falta! —¿Qué haces tú aquí?— gruño antes de tener que apartarme para lanzar un hechizo contra uno de los boggarts, tiempo que utiliza la mujer para apropiarse del amuleto. Para mi propia sorpresa, lo que sea que hace termina con el ataque de las figuras sin rostro y puedo decir que no me he llenado poco los bolsillos de galeones entre vaivén y vaivén de varita, lo suficiente como para dedicarle una mirada gruñona a mi hermano por su sugerencia. Porque no puedo dejarlo aquí, ¿verdad...? Ruedo los ojos, si no fuera por los lazos de sangre que me unen a él, no le dedicaría ni dos segundos al pensamiento, pero desagraciadamente, es mi hermano, no puedo dejarlo tirado. —Loquesea...— murmuro, obviamente molesta.

D10: 4 + 3 = 7 JAJAJAJAJAAJA
Olivia A. Holenstein
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The Mighty Fall
Ambientación
El miembro 'Olivia A. Holenstein' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados


'D10' : 4
The Mighty Fall
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Invitado
Invitado
Ruedo los ojos por la ingratitud en boca de Dressler, quien niega la supuesta amistad que nos une cuando me he tomado la molestia de venir a salvar su pellejo. Encuentro mi varita en el momento en que tengo al moreno en el suelo, tratando de incorporarse a prisa para abatirme y antes de que pueda usar su fuerza al cerrar las manos alrededor de mi rodilla para hacerme caer cuando clavo mi bota en su abdomen, lo desmayo. Dressler se lleva un par de morados más como recuerdo, pero consigue reducir al matón con el que se enfrenta y aprovecho que tan ensimismados en su pelea para inmovilizar al tipo. —Mereces que te hubiera dejado solo— escupo al muchacho, sin verdadera molestia. —Pero todavía te necesito… ¿tu computadora?— pregunto de pronto, en sí, el hombre por sí solo no me resulta útil. Lo es cuando tiene una computadora en posesión, maldita sea.

Peino con mis dedos un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, para volver a activar el comunicador con Mae. —¿Lo conseguiste?— pregunto sin vueltas. Ivy es una rata a la que le sobra petulancia, con el cerebro diminuto de todo roedor, no creo que haya sabido interpretar las runas del amuleto, en cambio Mae… es casi innato en ella. —Ordena a los boggarts que se encarguen de ellos y trae los galeones— es la orden clara, no le debemos nada a los Holenstein, no hicieron más que estorbar con su merodeo alrededor de nuestro trabajo y ya somos tres, no pienso dividir las ganancias entre tantos. Atrapo el brazo de Dressler con una mano para arrastrarlo conmigo hacia el punto en el que había acordado con Mae de reencontrarnos, poniendo distancia con el bar y metiéndonos en el laberinto de los callejones estrechos del barrio.

¡ULTIMO TURNO!

Para esta ronda vamos a seguir un orden de turnos. Las primeras en postear serán MAE y OLIVIA, indiferentemente de quien vaya primera. El resultado de su dado determinará el triunfo de su equipo o si es necesario que los otros miembros de su equipo también tiren dados.

Carta para Mae (Phoebe):

Carta para Ivy:

La primera que obtenga un acierto se llevará el triunfo para su equipo y entonces el resto se pasará a reaccionar.

* * *

Pero si ambas obtienen fallo, DRESSLER y BECCA accederán a la cámara al saber que hay complicaciones a través del comunicador. Ellos y NIKOLAJ deberán tirar dados de azar. El primero que obtenga acierto se lleva el triunfo para su equipo.

Carta de apoyo:

¡Good luck, Charlie!
Anonymous
Phoebe M. Powell
Director del Servicio Social
Tengo el amuleto en mi posesión cuando suena un tintineo casi que molesto en mi oreja, resultado de la poca conexión que debe haber una vez dentro en la cámara, así que me cuesta al principio reconocer la voz de Rebecca en el comunicador. Tampoco es como si su mensaje fuera muy extenso, las indicaciones de lo que quiere resultan como tantos de sus otros pedidos, quizás este le apremia un poco más a ser estricta por el riesgo que supone el estar aquí, incluso cuando bien podría dejarme tirada con estos extraños ahora que parece que las cosas van a ponerse feas. Me gusta pensar que me tiene algo más de aprecio como para que se le pase por la cabeza, o que se lo tiene a los galeones que me manda recopilar en ese bolso pequeño que traigo conmigo con un hechizo que lo agranda para poder ocupar su interior sin que apenas se perciba el tamaño. —Sí, ya voy— respondo a prisa, con mi corazón bombeando sangre tan fuerte que por un momento parece que va a salírseme del pecho. Si algo me deja claro con su voz, es que no quiero ser la que lo mande todo a la mierda por un fallo de última hora. —Lo siento— murmuro en dirección a mi compañía, apartando rápidamente los ojos de ellos cuando uso el objeto para poner a los boggarts a mi disposición y ordeno lo que pide mi jefa para alejarlos del oro, ese que no tardo en acumular dentro del bolso a una velocidad alarmante.

Dado azar: acierto
Phoebe M. Powell
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https://www.themightyfall.net/t8275-powell-phoebe-mae
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Olivia A. Holenstein
Fugitivo
Si fuera un boggart de acuerdo, mi torpeza en la magia no se haría tan palpable como lo hace el que sean una manada de ellos. Todos mis movimientos de varita resultan patéticos cuando ni termino de deshacerme de uno y ya tengo a otro arrollándome por la espalda, porque mi hermano no parece hacer algo de utilidad a pesar de ser el primero en quejarse por la inconveniencia de todo esto. Y justo cuando uno cree que somos nosotros los que tenemos el poder por haber sido quiénes entraron en la cámara en primer lugar, la otra asquerosa se apropia del amuleto y lo utiliza en nuestra contra ¡como si no fuéramos los que acabamos de ofrecer compartir el botín! —Maldita zorra del infierno— no sé otra cosa, pero insultos nunca me faltan para decir cuando la situación lo amerita, como este momento en el que puedo ver las sombras yendo en nuestra dirección y a ella hacerse con lo que nos pertenece por derecho de robo. Porque sí, existe un código del ladrón, ¡el primero que lo ve es el primero que se lo queda! De toda la vida. —NIKOLAJ— tiro del brazo de mi hermano para que se acerque antes de ser engullido por la oscuridad de la cámara gracias a los boggarts, dedicándole una última mirada a la presente —Te aseguro que no será la última vez que nos veamos— suelo cumplir con mis promesas, así que espero que le quede claro antes de desaparecerme junto a mi hermano como una sombra más de la sala.
Olivia A. Holenstein
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Invitado
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No puedo creer lo que mis ojos ven, la mujer esta vuelve a jugar con el amuleto de los boggarts entre sus dedos y escucho muy por lo bajo la retahíla de «no, no, no» que sale de mis labios, mi mano en alto como si así lograra convencerla de no cometer la locura de volver a liberar a esas cosas. ¡MALDITA SEA! ¡Lo hace! La próxima vez que vaya a decir que mi hermana es una traicionera de primera, me recordaré que hay chicas como esta que se comportan igual que una rata escurridiza, para de la misma forma cargarse los bolsillos de monedas y pirarse dejándonos a nuestra suerte. Mierda, no se puede creer lo que es la codicia de la gente, ¡hay que verlo! Y yo como un menso abriendo la cámara para que ella se lo lleve todo. Sigo atrapado en mi estupefacción, que el grito de mi hermana es lo único que logra sacarme de ese estado y manoteo en el aire para sujetarme a ella, así al menos podemos irnos. Presto medio oído a la condena que le hace a la chica de ojos asustados, se las verá negra si vuelve a cruzarse con Olivia, eso está claro. Por mi parte, una vez que siento que mis pies se posan sobre un suelo distinto, que mi pecho se llena del aire podrido de algún rincón de los callejones, limpio entre sí mis palmas vacías de recompensa. —Espera, Ivy, no te vayas— la retengo por su brazo antes de que la cólera la haga alejarse pateando piedras por la acera, —¿y si nos damos una vuelta por el negocio de Paige?—. Alzo mis ojos al cielo de la madrugada para comprobar la posición de la luna, todavía entera y echando luz sobre el distrito, como para marcar mejor que cualquier reloj, de que todavía hay tiempo para tratar de meter nuestros dedos en la caja fuerte de alguien más.
Anonymous
Invitado
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La veo aparecer entre otras sombras del callejón en el que esperamos con Dressler, su andar lo podría reconocer entre los muchos otros de los miserables que más que caminar, se arrastran de pesadumbre o andan a puntillas como criaturas temerosas de lo que puedan encontrar por estas calles, que al final de cuentas lo que más le asusta es toparse con su propio reflejo, es lo que somos los unos para los otros. Me veo en el semblante de Mae, como ella también debe reconocerse en el de Dressler, y este muchacho a su vez ve su mala suerte compartida con mi existencia, desgraciados todos que han tenido una noche de buena suerte y se llenan las manos de estas, para mañana despertar teniéndolas vacías. Muestro mi sonrisa complacida a la muchacha, coloco mi palma hacia arriba para que lo colme de unos primeros galeones que entrego a Dressler como pago de sus servicios. —Te llamaremos de necesitarte en otra ocasión— lo despido así, —y cuídate al andar por callejones, si vuelvo a verte en problemas, ya se agotó la razón por la cual ir en tu ayuda— que lo de llamarlo «amigo» fue un título prestado que se lo retiro, como mucho seguimos siendo un contacto al cual acudir cuando se necesita algo puntual, y hasta entonces, tomo mi propio camino, ese que pone distancia con su suerte y a la única que me llevo conmigo para que me cuide la sombra, es a Mae.
Anonymous
Invitado
Invitado
Por suerte la varita de Becca sirve más que mis puños para librarse de los matones. Recibo algunos golpes pero al final terminamos ganando el pequeño enfrentamiento que recordaré por unas cuántas semanas. Perfecto, ahora encima que hambriento me dolerá el estómago por los golpes... Esto de no estar bien alimentado es una desventaja, pero la batalla aún no está perdida y si las cosas salen bien espero poder darme una buena panzada ni bien salga vivo de aquí. Énfasis en vivo.

Me dejo arrastrar por el cerebro de la operación y le dedico la misma sonrisa que le dí a los matones cuando pregunta por la computadora. No pude hacer nada ¿De acuerdo? Eran dos y la verdad es que mi vida no vale una computadora, puedo armar otra luego o robarla en el peor de los casos... En el distrito cinco se encuentra de todo para poder hacer esa clase de coasas.

El pago por fin llega y mis ojos se iluminan por el peso de las monedas sobre mis manos. Miro a mi otra compañera de equipo y hago un asentimiento de cabeza a modo de saludo - Has quedado resentida, lo veo... De acuerdo, somos amigos - digo son una sonrisa traviesa antes de salir corriendo en dirección opuesta antes de que se le ocurra pegarme un mordisco en el cuello, y no de los agradables.
Anonymous
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