TEMAS
Academia del distrito 9 3/4
Con los ojos entrecerrados y los pies sobre el escritorio deslizo mis ojos por todos y cada uno de los estudiantes que se encuentran sentados en los pupitres... Bueno, que en realidad no son tantos. Recuerdo que cuando estaba en la escuela el salón solía estar lleno y esperábamos a que el profesor abandonara la sala para convertir el castigo en una experiencia agradable, con música y juegos de cartas. Pero ya no soy alumno, ahora mi deber es guiar el aspecto educativo del distrito nueve ¿Entonces qué demonios hago aquí? Pues es simple, si tengo a los niños en cuestión sentados frente a mí es mucho más sencillo revisar y firmar los formularios de inscripción para los cursos anuales, en casa estaba resultando imposible.
Lanzo un último suspiro antes de bajar los pies y camino rumbo al que originó éste pequeño problema, Jared Niniadis... Su apellido me pone los pelos de punta, pero tengo que admitir que sus travesuras quizás den más miedo que lo que ha hecho toda su familia junta.
- Esto es inútil, no van a aprender la lección quedándose callados y haciendo guerra de miradas - me rindo pues aún falta como media hora y ya he terminado con el papeleo que tenía que hacer. Tampoco puedo dejarlos ir porque eso no marcaría la diferencia y la idea de todo ésto es que lo piensen para no volver a hacerlo, o al menos que me incluyan en la broma para así divertirnos todos juntos - ¡Niniadis! - exclamo levantando el libro que está frente a él y lo vuelvo a dejar caer sobre la mesa solo para hacer ruido - De acuerdo, no, no voy a pretender ser más malo de lo que en realidad soy... Lo único que quiero que me digan es por qué demonios lo hicieron, quién fue el de la idea y si pretenden hacer algo como eso en el futuro.

No entiendo como Beverly confiesa, Mimi arma una carta y de golpe todo el mundo se pone a cantar como un canario. ¿De verdad? ¡Y me siguen acusando! — En serio, ¿por qué me siguen señalando? No tienen pruebas de que fui el culpable de nada, y en cambio yo puedo decir que Ken, Mimi y Beverly son unos irreverentes, que Sam es una secuestradora además de lanzar proyectiles peligrosos a la gente, y en lo que a mí concierne tú misma podrías haberte bañado de glitter en lo que preparabas una broma. Nono, yo me niego a hacer algo y condenarme. -
— Pero creo que Desireé tiene razón con lo de ser más lamebotas. Sabrá que no estamos siendo sinceros, pero al menos verá que tenemos buenas intenciones — o algo así. De todos modos, me apoyo en la mesa con una mano para poder girar en esa dirección y mirar a Sam — Si es el novio de tu hermana o algo así… ¿No sería peor que lo extorsionemos? Podría traernos muchos más problemas.
No podía creer que, incluso cinco años después todavía me seguía viendo envuelta en castigos sin sentido, cuando casi toda mi década escolar era una residente casi permanente en ese salón. Lo peor es que casi siempre había sido por los mismos motivos. — De verdad que puedo ir a hablar si lo desean, pero sepan que no trataré de suavizar nada de lo que escribí ahí — señalo la pizarra y me cruzo de brazos en lo que sigo balanceándome en las patas traseras de la silla. Al menos hasta que esta resbala y acabo haciendo malabares para evitar caer, que caiga la silla y eso me cuesta una uña que se traba contra el escritorio. — ¡Ay la put…! — me llevo el dedo sangrante a la boca y tengo que morder lo que queda de uña y escupirla luego contra mi palma para evitarme mucho dolor luego. ¿Está sangrando? — ¿Esto no me da un pase a la enfermería o algo así? Mierda, que duele.


- Solo estoy intentando dar ideas - digo a Kendrick con una mueca. No sé si será para mejor o para peor pero ¿Acaso no quieren salir de aquí? Es lo que intento hacer, sacarnos a todos... Quizás debería dejar de intentar dejar a todos contentos y preocuparme por lo que de verdad es correcto - Es solo sangre, no seas floja - digo a Mimí poniendo los ojos en blanco. Eso porque no ha visto las ampollas y quemaduras por el sol de los primeros días de trabajo en el campo.
-Creo que Desireé debería hablar, es la que se escucha más sensata y creo que podría mantener la calma ante el profesor - propongo mientras rompo un trozo de mi camiseta para tendérsela a Mimí y que la use para limpiar su dedo. Costumbres... Bien podría haber ido por un botiquín ¡Porque aquí sí hay esas cosas!

— Puedo curarte con la varita, pero no creo que una herida así requiera mucho más que un poco de desinfectante y una curita. — Le comento encogiéndome de hombros y sacando la varita. Desde el incidente del glitter no la había tomado para arreglarme el cabello así que ahora es una buena oportunidad. O al menos eso creo hasta que me designan como encargada de hablar con el maestro. Eso sí que no, por favor. — ¿Por qué no va Beverly? Se ve que tiene mucha carisma para este tipo de cosas. — Comento, tratando de zafarme de la situación. No me gustaría ser yo el chivo expiatorio. — O incluso Jared podría poner la mirada más inocente que le salga para que el maestro sienta pena o algo por nosotros. — Que hasta ahora le ha funcionado, al menos lo suficiente para que no sea señalado oficialmente como el responsable de todo esto.


Acomodo mi cabello hacia atrás y vuelvo a abrir la puerta en dónde me encuentro a los jóvenes aún charlando. Señalo con la cabeza el reloj que está contra la pared y sonrío mirando a todos - No fue tan difícil cumplir el horario ¿Eh? - comento mientras camino entre los pupitres para poder ir a dónde he dejado los archivos que tenía pendientes, es curioso que no hayan dado un vistazo pues está todo en la misma posición en que lo dejé.
-Vayan, son libres... Y aunque aprecie de verdad escuchar sus ideas y formas de ver el mundo, prefiero verlos en clase y no aquí, también tengo cosas que hacer - agrego con una mueca para tomar las cosas entre mis brazos y abandonar el lugar.

|
|