Morir en un callejón con una herida infectada no estaba en mi top 10 de formas asombrosas de morir antes de los cincuenta. Pero aquí me encuentro, no en un callejón, sino en el pasillo de un viejo edificio con nada más que un poco de alcohol, una aguja y la boca llena de antibióticos que no eran para mí, sino para los clientes que quedarán muy decepcionados al notar que su pedido jamás llegará. No sé si me enfada más el hecho de que la herida podría ponerse fea o cómo me la he hecho, porque cada día enfrento innumerables peligros y pongo en riesgo mi cuello al robar pero ¿Una chapa saliente mientras iba comiendo distraído? Es un insulto a mi orgullo.

Me dejo caer en el suelo y saco los materiales necesarios de mi mochila. Pronto tengo la herida limpia pero no reúno valor suficiente para hacer las puntos - Ahhhh maldita sea - me quejo mirando la aguja como si fuera el peor de los enemigos. Me muerdo la lengua, me rasco la cabeza, deslizo mis ojos por todas las puertas con la esperanza de que un meteorito mágico salga de alguna de ellas y destruya todo el mundo antes de que tenga que clavarme el alfiler puntiagudo. Imposible, pero así de desesperado estoy.

No estoy tan mal como para alucinar así que cuando veo una cabellera enorme y rubia la esperanza viene a mi cuerpo. Conozco ese rostro, está en los posters de los más buscados así que eso hace que me caiga bien automáticamente, una rebelde, me encanta - Lamento andar con éstas pintas, pero busco con urgencia un vecino que pueda brindrme una taza de azúcar - bromeo con ella con una sonrisa que intenta ocultar el dolor - Eso y alguien que me cosa, no puedo hacerlo, mi instinto de supervivencia no me deja andar clavándome cosas - explico con una mueca - Soy Sammy Laden, un gusto.

Las temperaturas ya no son tan bajas como antes y eso dificulta un poco mis salidas, es más difícil camuflarse cuando uno no está cubierto con capas y capas de ropa, pero no era una opción el quedarme encerrada cuando el salir era una necesidad tanto física como mental. Teníamos que sobrevivir de alguna forma y robar seguía siendo una de las mejores formas de hacerlo. Lamentablemente, gracias a nuestros nuevos amigos chupa almas debíamos tener cuidado, asegurándonos de regresar antes del horario que marcaba la llegada de esas horrendas criaturas, o procurando un refugio improvisado en donde no pudieran encontrarnos.

Es en mi camino de vuelta al departamento que me veo interrumpida, casi con el bolso vacío, pero con mi rifle al alcance de la mano gracias a las maravillas de un hechizo expansor bien colocado. Así que cuando los quejidos de alguien en el único pasillo que debía atravesar si quería salir se hacen escuchar, titubeo unos momentos antes de tomar el arma y avanzar con cuidado. Está herido, eso es bueno para mí, ¿lo malo? es un charlatán, y no puedo ser tan confiada como en otras ocasiones cuando mi cara adorna muchos carteles de búsqueda. - Mi instinto de supervivencia me dice que no baje la guardia ni me confie de bromistas oportunos. ¿Sabes quien soy? - No me agrada del todo andar apuntándole a una persona herida, pero me importaba más mi vida que la de un completo extraño. Tal vez si se desangraba no debería preocuparme de que pudiese andar divulgando información por ahí.

- ¿Cömo te hiciste eso? - Señalo vagamente con la cabeza el corte que tiene, curiosa de qué cosa en el cinco podría llevarlo a un pasillo abandonado, sangrando y solicitando ayuda de la primera persona que pasa por ahí. Por las cosas que tiene a su alrededor puedo deducir que no tiene magia, pero eso no es garantía de nada, era fácil vender información o intercambiarla por oportunos favores; así que me quedo parada, a la espera de algo que me diga que puedo confiar, o que debo disparar.

Me apunta con un arma así que solo levanto las manos y pongo la sonrisa más adorable que tengo para que no me vuele los sesos ahora mismo. Hay mil cosas que quiero preguntarle... En primer lugar con quién hay que hablar para estar en el próximo atentado que piensen hacer, en segundo de dónde ha conseguido un rifle tan bueno y en tercero si ya tiene un distribuidor de cosas ilegales pues me encantaría ser el suyo - No me consideraría a mí mismo un bromista, suelo ser malhumorado la mayor parte del tiempo - respondo encogiéndome de hombros, con un tono que va para nada con las palabras que saco - Y claro que sé quien eres, enemiga pública número 4, altamente peligrosa - agrego repitiendo lo que dice su cartel - ¿Tienes un teléfono? Debería contactar con el ministerio de la magia- bromeo y al final dejo caer las manos. Si quiere asesinarme va a hacerlo de todas formas, pero confío en que no lo hará... Espero.

Cargo mis pulmones de aire cuando pregunta cómo me hice la herida y rápidamente maquino una historia un poco menos patética que la real - Un auror me lanzó un sectum luego de que intenté robar su mochila - eso es algo que me ha ocurrido en el pasado y gracias a eso tengo una bonita cicatriz en todo el lado izquierdo de mi torso. Recuerdo que Jen preguntó por ella la primera vez que la vio y tuve que mentir diciéndola que me la hice luchando con dragones... Porque cualquier cosa es mejor que admitir frente a tu hija que vives como una rata.

No sé qué debo decir para convencerla de que no planeo hacer nada en contra de ella, pero será mejor que me gane su confianza rápido si no quiero que la herida empiece a cicatrizar mal y termine con la cicatriz más espantosa del mundo. Dudo que Adam pueda arreglarla si llego demasiado tarde, así que la joven rubia cuyo nombre es desconocido para el mundo es mi única esperanza - Eres inteligente por no confiar, pero necesito que lo hagas - pido mucho más serio que antes - De todas formas tú eres la que tiene ventaja - agrego señalando su arma con la cabeza tal y como ella lo hizo con mi herida.

¿Malhumorado? No me lo parecía, pero también podría ser obra de su herida, ¿tendría fiebre?, tal vez y estaba delirando por la pérdida de sangre. En otro momento, habría tratado de socorrerlo aunque sea a cambio de algún favor, para su mala suerte, incluso su pequeña señal de rendición no me bastaba para bajar mi arma. - Tienes un punto a favor por no haber tratado de hacerte el idiota. - Al menos en lo que a mi identidad respecta. - Aunque todavía no estoy segura de que no me convenga dejar que te mueras desangrado - Si se desmayaba tenía más chances de que me apiadase de él y cosiera su herida.

- ¿Y por qué tratarías de robarle a un auror su mochila? - ¿Los aurores llevaban mochila? Frunzo el ceño y enfatizo mi agarre sobre el rifle, pero un nuevo vistazo a su cara me hace largar un suspiro resignado. De ser alguien con malas intenciones, ya me hubiese atacado. En caso de ser un mago, ya hubiera curado su herida. Y en definitiva, no había ni una sola razón con lógica del por qué seguiría hablando conmigo sin siquiera querer preguntarme algo. Bien, tal vez sí se trataba de un pobre inútil desafortunado que no tenía otra opción más que recurrir a mí. - No es tanto cuestión de confianza, sino que me toca ser un buen ser humano o algo así…

No suelto mi arma, pero si doy unos pasos tentativos hacia delante. Piso una de las correas de su mochila y la atraigo hacia mí, asegurándome que quede fuera de su alcance por mera precaución (sin contar el hecho de que planeo revisar lo que lleva y quedarme lo que tenga a modo de pago). - Entrecruza tus brazos sobre tu pecho y lleva las manos a tus hombros. - Era una táctica interesante para siempre poder vigilarlo y dificultar su movimiento en caso de que quisiera propinar un ataque sorpresa. - Haz un solo movimiento que me parezca raro y tu herida será la última de tus preocupaciones. Literalmente. - Le aseguro llevando mi mano hacia mi bolsillo y sacando un machete que intercambio por el rifle. Estando cerca era más sencillo atacarlo con eso, que maniobrar hasta poder disparar. - ¿Nunca hiciste esto? - Consulto sus materiales y pese a que veo lo necesario, me sorprende no ver díctamo o hierbas de curación. Debía tener algo en mi mochila pero ni demente lo gasto en un desconocido. - ¿Qué tanta es tu tolerancia al dolor?

Cierro el puño en señal de victoria cuando me da un punto y vuelvo a dejar caer las manos pues no tengo mucha más energía para seguir haciendo payasadas, además acabo de decirle que soy un malhumorado y no quiero que crea que estoy haciendo una excepción grande aquí. El punto es que suelo jugar a hacerme el idiota, pero para fingir no conocerla tendría que traspasar un nivel que pondría en duda mi inteligencia ¿Quién la ignoraría? ¿O a cualquiera de ellos? Al ver a los buscados lo primero que hice fue memorizas sus rostros y nombres de los que los tenían, por si acaso, porque es información valiosa que nunca sabes si necesitarás - Si no me salvas volveré como fantasma a tirarte de los pies por las noches ¿Qué tal eso? - pregunto recostando mi nuca sobre la pared ¿Los sin magia podemos hacer eso?

Me quedo paralizado por un segundo cuando hace su pregunta, los segundos en silencio delatan mi mentira y cuando recopilo la información en mi cabeza ya es demasiado tarde para responder sin levantar sospechas. Así que suspiro dejando caer mis hombros y soy honesto - Mentí, me corté con una chapa suelta. Soy patético, ya lo sé. Ahórrate la risa - sueno más serio que en cualquier otro momento de la conversación - Tu ya me diste un punto, déjame darte uno de vuelta por ser buena - agrego respecto a lo segundo.

Finalmente acepta así que sonrío aliviado y obedezco sus extrañas órdenes todo lo rápido que puedo - Inteligente, así si muero ya me dejas en posición para meterme al ataúd - comento mirando el techo para no ver cuando clava la maldita aguja ¿Cómo puede ser que habiendo tenido padres médicos, de pasar gran parte de mi tiempo en el norte con uno y viviendo en el peor rincón del país me de miedo algo como eso? Hay cosas de la vida que simplemente no comprendo.

Pero aún cuando aparto los ojos, me hace volver la vista con los movimientos que hace - Bonita hacha - al parecer aún no termina con las amenazas y más me vale no pasarme de listo con ésta mujer - ¿A mí mismo? No - respondo con honestidad haciendo una mueca pese a que ni se ha acercado, pero va a hacerlo y quiero estar listo para contener el listo - Mi mujer se llevó a mis hijos al Capitolio para que no pueda verlos, así que mi tolerancia al dolor es muy alta, muchas gracias - respondo de mal humor - Apresúrate que no estoy de ánimos para entrar en shock.

En definitiva jamás podría pensar en ese tipo como un hombre malhumorado. Tenía una herida que lo estaba por desmayar, y aún así seguía con energías para bromear. Me gustaría tener ese tipo de optimismo ciego, pero bueno, su cabeza no adornaba muchas calles del país. - Pienso que eres un demente, o que deliras por la pérdida de sangre, pero eso es cosa tuya. - Le aseguro. Si Eowyn no había aparecido como fantasma para meterle mano a todo aquel que pudiese, dudaba que este tipo fuese hacerlo solo para atosigarme.

La sonrisita de suficiencia que se me planta en la cara cuando confiesa el verdadero origen de su herida es inconfundible, pero no me importa el cómo se pueda tomar mi reacción, así que enseño los dientes un poco antes de hablarle. - Lo imaginé, era eso, o quien sea que te hubiese lanzado un hechizo no debería de haber sido muy competente. - Todavía me quedaba la cicatriz de aquella vez en la que Hans Powell me había cortado prácticamente al medio con un sectum que me había dejado tumbada en segundos. Aunque eso podía haber sido gracias al golpe en la cabeza, pero no estaba segura. Lo importante es que este tipo llevaba demasiado tiempo de charla como para saber que todavía no se iba a morir. - En ese caso te bañaría en el alcohol restante y prendería fuego tu cuerpo. - Como si fuese a arrastrar su cuerpo por ahí solo para darle sepultura. Y tenía suerte si es que me decidía a encender un fuego, dejar su cadáver pudriéndose y luego darme a la fuga sonaba más tentador.

Ruedo los ojos cuando explica su medida para medir el dolor, y trato de no mostrarme irrespetuosa con su situación, pero… era complicado. Bua, bua, sus hijos estaban lejos con la bruja de su mujer; que agradeciera que estaban vivos. Y pese a la frustración, preparo el hilo y la aguja, tal vez un poco motivada al saber que esta cosa dolería como los mil demonios. - Estas cosas llevan su tiempo. - Es lo único que respondo para no mandarlo a la mierda por querer apurarme. Tardaría lo que me cantase la regalada gana, y si cosía más apretado o profundo de lo que debía, pues no sería mi culpa. Idiota.

Hago una mueca porque puede ser tanto una opción como la otra. Pasar tanto tiempo con Adam puede que me haya contagiado su locura y la posible infección que se debe estar montando en mi pierna sería una buena excusa para ponerme a delirar. Pero lamentablemente no me pasa eso, estoy bien conciente y en todos mis cabales sufriendo la realidad como todos los demás, más allá del dolor de la herida, la tortura que significa todos los días es suficiente para volver a cualquier persona loca. Pero soy bueno ocultándolo, las bromas o el sarcasmo ayudan y no se me ocurre otra forma de tolerarlo.

- Solo no andes divulgando la historia por ahí, tengo una reputación que mantener - agrego enseñando los dientes tal y como ella lo ha hecho. Bah, tampoco es que tengo una gran reputación, pero el que conoce mi nombre es porque sabe que soy garantía de confianza y los demás... Bueno, creen que tengo el nombre de algún personaje histórico - Suena bien, algo alejada de mi idea soñada de que mi cuerpo se desvanezca en una pira de madera pero cubierto en alcohol es mi segunda mejor opción - quemado y punto, nada de flores y llanto eterno.

Se me escapan los ojos de vez en cuando para ver como prepara la aguja hasta que todo está listo y sí miro el techo - Necesito distracción mientras lo haces - confieso buscando cualquier excusa para entretenerme en las paredes, pero no hay nada más que marcas de historias poco agradables y suciedad, mucha suciedad - ¿A cuántas personas has cocido en tu vida? Heridas más feas que ésta de seguro - puede que me ponga un poco charlatán cuando estoy nervioso - Supongo que tendré que poner una pausa a mis actividades para recuperarme bien...

- ¿Una reputación que mantener? Nunca había escuchado de un tal Sammy Laden para empezar. Creo que tu reputación no estaría en peligro incluso si llegase a divulgar esto. - Que no lo haría, no desviaría cualquier tipo de atención hacia mi persona si podía evitarlo, y mucho menos a causa de un rumor que no me beneficiaba, pero el punto era… el punto era que no entendía a este tipo. Lo peor es que no era alguien que inspirase desconfianza, en otra situación, en otro momento su personalidad me resultaría hasta entretenida. Pero llamémosle paranoia o simple cinismo, más no me atrevía a creer en las bromas bien ubicadas y su aparente trato sencillo.

- ¿Me viste cara de payaso? - Mi ceja se dispara y mi rostro se muestra incrédulo, aún así me limito a rodar los ojos y bufar. - He cocido a niños que daban menos vueltas que tú. - Que no es necesariamente verdad, pero ni siquiera Bev era tan dramática para… ok, no. Bev sería mucho más dramática, probablemente pediría despedirse de sus seres amados y vociferaría un testamento improvisado. Pero daba igual. - Si te sirve de consuelo, mi madre era enfermera. He visto heridas peores y todos…- Iba a decir sobrevivieron, pero la realidad es que era  mentira. Osea, si habían curado sus heridas pero…

Niego con la cabeza y sin darle aviso alguno, doy la primera puntada con una precisión digna de años de crianza con mi madre. - No seas un bebé, si puedes darte el lujo de frenar, bien por tí. Sino con que dejes la herida calma un par de días estarás bien. - Otra puntada, y trato de no perder la concentración. - Trata de mantenerla limpia nada más, y algo de díctamo no estaría mal.

Río entre dientes y no digo nada al respecto porque dudo que alguien más conozca a un Sammy Laden. Quizás los más despiertos capten la similitud con el terrorista pero la verdad es que es bastante rebuscado y tipos como él no son recordados por una población que ha sido obligada a olvidar el pasado no mágico. En la actualidad tenemos un par de terroristas también y me gustaría que en el futuro sean tan olvidados como ese loco, pero no porque sus acciones no sean necesarias, sino porque el futuro debería construirse sobre ideales distintos... Algún día, espero, la humanidad logrará convivir en completa paz y armonía, y las guerras serán un recurso impensado. Quizás mis nietos puedan ser testigos de eso, lo espero.

- Te vi cara de que ibas a matarme y aquí estás, ayudando - respondo con rapidez. No se la ve simpática al punto de contarme un cuento para que no duela, no puedo culparla con la realidad con la que vive, yo también estaría así de amargado de ser uno de los buscados - ¿Todos? - pregunto porque ha dejado la frase en la nada - Estoy seguro que venía un comentario tétrico pero ¡Hey! Sé que no voy a morir, estoy siendo un bebé, no es tan grave - no tengo problema en admitirlo ahora, una vergüenza más no me va a hacer daño.

Mis brazos salen de su posición en cruz cuando siento el primer pinchazo y me trago una gran cantidad de insultos a medida que se mueve el hilo por mi piel - ¡Sí, sí, díctamo! - exclamo en un tono que no va para nada con lo que digo - Conseguir suplementos médicos es lo mío así que estaré bien - y puedo darme el lujo de parar unos días, tengo comida para sobrevivir y sino siempre puedo visitar a Adam y convertirme en un mantenido - Anda, aprovecha que estoy sufriendo para decirme cuál es tu precio por esto, así duele de una sola vez.

- No hagas que me arrepienta de eso. - Le pido, parte en serio y parte en modo de advertencia. Porque la realidad es que si bien un cincuenta por ciento de mí está de acuerdo con ser la persona que mi madre había criado y decidirme a ayudarlo, el otro cincuenta por ciento estaba seguro de que lo mejor sería dejarlo morir sino incluso ayudarlo a hacerlo. ¿Cuáles eran las chances de que estuviese actuando? ¿Cuántas las de que tratase de investigarme? ¿Querría seguirme? En estos tiempos no se podía confiar en las intenciones de nadie. - Iba a decir que todos sobrevivieron. Pero la realidad es que no, porque una loca de mierda decidió que no había nada mejor que hacer que quemar nuestro distrito hasta que solo quedasen cenizas. - No lo había visto personalmente, pero las grabaciones que hasta el día de hoy pasaban por la televisión tenían la suficiente calidad como para verlo. - Así que lamento decirte que sí, en algún momento vas a morir.

Es obvio que se mueve ante el dolor, pero en lugar de compadecerme de él, dejo la aguja a un costado y fuerzo sus brazos a volver a la posición que había pedido. No iba a arriesgarme a que hiciera nada que no pudiese controlar. - ¿Son suplementos médicos los que tienes en la mochila? - Señalo de soslayo hasta el bolso que había apartado de su alcance, y trato de no reírme de la ironía que sería el lastimarse al buscar suplementos médicos. No era tan divertido cuando me pasaba a mí, pero visto que lo suyo había sido más bien un descuido, podía darme el lujo de pensar de esa manera. - Probablemente te desmaye de un golpe antes de terminar, y me lleve cualquier cosa que tengas de utilidad y que no pueda ser rastreable. - Le respondo alzando los hombros como si no fuese la gran cosa. - Entenderás que, en mi situación, no puedo andar adquiriendo deudas aunque sean a mi favor.

La realidad era que, acordar algo con un agente externo era complicado, pero hacerlo con un completo desconocido era algo que simplemente no podría ni considerar. Nuestras cabezas tenían un precio, y no podría jamás creer que una deuda moral superaría jamás a la avaricia por el dinero. - No me caes precisamente mal, y si hubiese pasado esto en otro momento tal vez hasta y te habría ayudado solo por buena voluntad pero… Bueno, no es una buena época para andar haciendo amigos. - Menos si se trataba de un traficante de algún tipo. Había comprendido que podían ser excelentes informantes… para cualquier bando y por el precio justo.

De acuerdo, el comentario era incluso más tétrico de lo que pensaba. Esperaba algo así como "murió de una infección" o "le agarró alergia al díctamo" pero al parecer necesitaba poner en voz alta algo de lo que estamos enterados todos aquellos que tuvimos acceso a una televisión en los últimos meses - Corrijo, no voy a morir ahora - mi voz suena mucho más apagada que antes pues al parecer la rubia tiene un don especial para cortar el buen ambiente. De nuevo, no la culpo por ello. Al menos mi familia está viva, lejos de mí pero ambos niños a salvo - Al menos la loca está muerta - intento consolarla aunque sé que no servirá de mucho - De estar en tu lugar me habría gustado matarla con mis propias manos pero no se puede pedir todo en ésta vida.

Se me escapa una sonrisa porque ya veo por dónde va lo del precio. Mierda. La verdad es que haberme lastimado por nada no me agrada, pero al menos así puedo seguir viviendo para ir a robar otro día - Solo...- comienzo mirando al suelo pues es probable que no me haga caso y que el pedido de Adam tenga que retrasarse unas semanas más - Intenta dejar el frasco que dice Haloperidol ¿De acuerdo? No va a servirte para nada de lo que puedas encontrarte y hay alguien que de verdad lo necesita - pido con más seriedad de la que he tenido en toda nuestra conversación junta - Es importante - porque que no me venga con que llevará todo por si le sirve en el futuro, ese medicamento no lo hará.

-No necesitas desmayarme, tienes el arma ¿Acaso crees que soy lo suficientemente estúpido como para intentar atacarte cuando claramente estoy en desventaja? - pregunto con una ceja en alto. Sí, sí que lo cree. Sino no me habría obligado a volver a la pose de muerto cuando estaba sufriendo de dolor - Te llevas el premio a la más desconfiada de Neopanem, felicidades.

Me cruzo de brazos, ésta vez voluntariamente, y hago una gesto como si estuviese conmovido por sus palabras. Los tiempos apestan, sí y quizás cuando llegue a mi edad no solo robe las pertenencias de las personas, sino también mienta con su nombre y se vuelva un fantasma que solo aparece cuando la situación es conveniente... Como yo - Es una lástima, de todas formas tú sí me caíste mal así que no diría amigos - vuelvo a las bromas con media sonrisa - Quizás conocidos, colegas de negocios, bandidos luchando por la misma causa - y si va a knockearme mejor que sea ahora porque no está en los planes dejar de hablar - Gracias, Jane Doe.

No sé por qué me sorprende que concuerde conmigo con respecto a Jamie, la mujer no era precisamente querida y si, probablemente el que Sammy tuviese que robar era un indicador, pero uno nunca sabía. - Si hubiese tenido que pedir eso en la vida, tendría que haber hecho una fila muy larga. Me importa que esté muerta. - ¿Me habría gustado ser yo la que pusiera fin a su vida? Probablemente. Había muchas formas en las cuales había imaginado su fin. Sin embargo, y probablemente motivada por la preocupación, que dijeran que Seth fuese el culpable… Sí, estaba muerta, pero Seth no había regresado con nosotros y tanto su esposa como su hijo estaban con el alma en vilo. ¡Maldición! Todos estábamos preocupados. - ¿Muggle, squib o criatura? - Está en el norte, no se ha curado con magia, roba para sobrevivir; tenía que ser alguna de esas tres opciones si a eso le sumaba que la Ministra no parecía ser santa de su devoción.

Su repentina seriedad me toma por sorpresa y paro unos segundos con el movimiento de mis manos. Faltaba poco para que su herida quede cerrada por completo pero su tono de voz me había obligado a prestarle atención. - ¿Haloperidol? No suena a nombre de poción así que voy a suponer que es un fármaco. ¿Para que se usa? - No creía que Arleth hubiese contado con eso en su alacena, pero de algo me sonaba si tenía que ser sincera. - Pese a que me pinten como una terrorista o una asesina, no soy tan mala en realidad. - Al menos no era terrorista, eso había sido que actuamos cuando otras personas nos habían ocultado información. - Si alguien más lo necesita te lo dejaré. ¿Algo más que sea de verdad importante? Estoy en benévola al parecer.

Retomo mi tarea cuando noto que vuelve a la posición que he solicitado, y es solo cuestión de un par de puntadas hasta que la carne se cierra por completo. No es mi mejor trabajo, se ve hinchada y espantosa, pero cuando tomo nuevamente el alcohol que tiene a un costado el panorama comienza a verse mejor. - ¿Bandidos? ¿colegas? Dejémoslo en conocidos si no te molesta… Después de todo, puedes decirme Jane Doe, pero dudo mucho que Sammy sea tu nombre. - Medito unos segundos, y supongo que al menos algo puedo ofrecerle. - Soy Elizabeth… cuando tengo ganas al menos. - Era el nombre que usaba en el norte para las transacciones. No es que fuese a importar el que me conocieran como Ava, pero prefería seguir guardando mi identidad para aquellos en los que sí podía confiar. Al menos si por algún motivo nos cruzábamos más adelante, mi segundo nombre era lo suficiente como para recordarme que cuando menos trataba con un conocido.

No me cabe duda de que la lista para matar a Jamie habría sido larga, así como probablemente lo es la que está formando Magnar. Uno tras otro los Niniadis vienen a cagarnos la vida como si no tuviesen nada más divertido que hacer. De verdad no sé de dónde sacan su motivación, desconozco su historia pero más vale que haya un hecho lo suficientemente traumático en sus infancias como para justificar tanta basura que nos diran a los demás - No lo sé, en realidad - respondo honesto a la pregunta de la rubia - No soy criatura, de eso estoy seguro... Pero soy adoptado así que no sé si mis padres biológicos eran magos o qué - no es un detalle con el que pueda averiguar mucho sobre mí, pero tampoco sé por qué se lo digo ya que es prácticamente un secreto para todos.

Me sorprende bastante su curiosidad así que no respondo de inmediato, solo contengo una risa e intento recordar para qué demonios me había pedido eso Adam. Sé que es estúpido pero se siente bien explicar algo, aunque sea tonto como ésto, a alguien... Me recuerda lo que pude haber hecho durante toda mi vida y no tuve la oportunidad: enseñar - Es un fármaco, sí - le doy la razón con una mueca pues no es uno muy agradable - Tengo entendido que es para aliviar síntomas mentales y temblores... No cura nada - de ahí mi deducción de que quien lo necesita es porque ya está en las últimas - Nadie que requiera ésto puede sobrevivir mucho en el norte, no hay recursos suficientes - ya demasiado que consigo ésta clase de cosas - Y soy un estúpido por ser honesto pero sí, eso es todo lo importante - lo cual quiere decir que se va a llevar todo lo demás pero bueno, no hay nada que sea irreemplazable.

Me aguanto el último grito cuando termina de coser y hecho un rápido vistazo a la herida para ver cómo ha quedado. Eso dejará una cicatriz, seguro, pero no me molesta porque me dan un aspecto de rudo que sirve mucho en el norte. Luego puedo decir que me la hice con el collar de un cancerbero en lugar de una chapa, lo cual sería mucho más creíble dada la amplitud de la herida - Elizabeth, tal y como un 40% de las mujeres del mundo - dudo que sea su nombre real, pero de todas formas acerco mi mano con cuidado, lentamente para que no se alarme y así poder tendérsela - Quizás algún día tengamos ganas de decir nuestros nombres reales, solo espero que si nos volvemos a cruzar no sea yo quien esté en desventaja.