Genevieve no puede decir que conoce cómo fue la vida de los magos antes de la caída de los Black. Sí, creció escuchando historias sobre la manera en la que los de su raza debían esconder sus poderes y fingir que eran normales y corrientes, tal y como cualquier otro muggle, pero no puede tomar como propias las experiencias que sus propios padres vivieron.

Eran una pareja de magos de sangre mestiza y perfil bajo, que se acomodaron en el distrito siete para formar una familia y de la cual Genevieve toma el papel como segunda hija, de unos cuantos años menor que su hermano. ¿La relación con este? Digamos que la diferencia de edad nunca fue un punto a su favor, ella apenas tenía ocho años cuando empezaron a sufrir problemas dentro del seno familiar y no es como que entendiera, o siquiera mostrase interés, por las conversaciones de adultos.

Claro que no era idiota, ni tampoco indiferente a lo que estaba ocurriendo. Entendía que sus padres tenían ideas distintas a las que debería tener un ciudadano corriente dentro de la gobernatura de Niniadis, pero tampoco hacía muchas preguntas al respecto. Comenzó a comprender lo complicado que resultaba el movimiento político cuando un licántropo, aparentemente amigo de su padre, mordió a su hermano mayor, Phoenix, y después de eso nada fue igual.

El trato en su hogar no fue el problema, ese se mantuvo de la misma manera, fue la reacción del exterior lo que se convirtió en la primera causa de que, un tiempo después, su hermano se fuera de casa sin ni siquiera dar aviso a la familia. A Genevieve eso le tomó por sorpresa, seguían siendo hermanos pese a las circunstancias y no entendía cómo había tomado la decisión de marcharse, incluso cuando era consciente del trato que estaba recibiendo desde su transformación.

Llegó un punto en el que recibir cartas a su nombre pasó a ser insuficiente, la adolescencia nunca fue fácil para nadie y tras años sin verle el rostro a Phoenix asumió que, si para él no eran importantes, entonces para ella tampoco lo sería. Genevieve pasó a centrarse en sus estudios y vida en el colegio, formando su propio grupo de amigas y gente con la cual coincidir en gustos e ideales.

Con el cambio de presidencia apareció otro cambio en su vida, probablemente mucho más trascendental que el hecho de que asesinaran a Jamie y la intercambiaran por Magnar Aminoff, y  fue que su hermano regresara a casa. ¿Lo recibió como hicieron sus padres entre llantos y besos? Pues no mucho, en su caso fue una simple mirada de reproche antes de subir escaleras arriba a encerrarse en su habitación. No puede decir que su relación haya mejorado desde entonces.

Recién cumplidos sus diecisiete años, ha optado por la especialidad en leyes y economía, principalmente por lo segundo, pero una parte de ella no quiere admitir que le llama la atención la abogacía.