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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Ya había llegado un punto en el que ni Hans ni Lara se preocupaban demasiado en controlar mis salidas, aún así las pijamadas o noches afuera las tenía que espaciar o medir con cautela ya que la pobre de Maeve no podía ser mi excusa para siempre. No era justo para ella se mire por donde se mire, pero Hero tenía razón y ambas nos debíamos una noche para nosotras. Últimamente sentía que a la pelirroja la veía de a tramos, que era entendible con toda la carga que tenía entre su trabajo y el colegio, sin contar que ella sí tenía una vida sentimental y una relación que mantener. Es por eso que esa tarde había caído con todas las cremas, esmaltes, maquillaje y accesorios que poseía, cuidadosamente guardados dentro de un bolso con hechizo expansor junto con ropa nueva y un pendrive cargado de películas que eran una necesidad. Era obvio que no podríamos hacer todo en una noche, pero era la primera en la que los chicos tenían terminantemente prohibido entrar en la habitación, e incluso la comida había sido exclusiva entre nosotras. ¿Quién pensaría lo mucho que se disfrutaba el sushi con la compañía adecuada?
No teníamos planeado dormir pero hay cosas que eran inevitables e, incluso aunque se tratase de un sábado, la carga de la semana había sido demasiado para nosotras y caímos rendidas casi que a la par en algún momento de la noche. Tal vez si no nos hubiésemos empecinado en permanecer despiertas no habría estado tan inquieta, o incluso podía deberse al fuerte olor a esmalte que había quedado en la habitación, pero cuando despierto no es por hallarme descansada y feliz luego de una noche de chicas con mi tía. No. Cuando me despierto lo hago bañada en sudor, agitada hasta el punto en el que me cuesta respirar, y esforzándome por no cerrar los ojos para que la imagen no vuelva a repetirse contra mis retinas. ¿Acaso grité? Probablemente sí, porque puedo sentir como Hero trata de mantenerme entera pese a que no logro escuchar lo que dice.
Sé que no es la primera vez que sueño con eso. Mi padre de pie, con la varita en alto y avanzando con firmeza… en el sueño estoy alerta, y lo veo venir antes de que suceda. No despego la vista de su figura cuando corro en su dirección. Pero es tarde. Esta vez puedo ver que he llegado tarde y su camisa manchada de sangre la puedo palpar entre mis dedos, también teñidos de ese color… Incluso estando despierta tengo esa horrible sensación entre los dedos, pero cuando miro mis manos el único color que hay en ellas es el lila brilloso con el que he pintado mis uñas. — Hero… por Morgana, Hero. He tenido una pesadilla terrible…
No teníamos planeado dormir pero hay cosas que eran inevitables e, incluso aunque se tratase de un sábado, la carga de la semana había sido demasiado para nosotras y caímos rendidas casi que a la par en algún momento de la noche. Tal vez si no nos hubiésemos empecinado en permanecer despiertas no habría estado tan inquieta, o incluso podía deberse al fuerte olor a esmalte que había quedado en la habitación, pero cuando despierto no es por hallarme descansada y feliz luego de una noche de chicas con mi tía. No. Cuando me despierto lo hago bañada en sudor, agitada hasta el punto en el que me cuesta respirar, y esforzándome por no cerrar los ojos para que la imagen no vuelva a repetirse contra mis retinas. ¿Acaso grité? Probablemente sí, porque puedo sentir como Hero trata de mantenerme entera pese a que no logro escuchar lo que dice.
Sé que no es la primera vez que sueño con eso. Mi padre de pie, con la varita en alto y avanzando con firmeza… en el sueño estoy alerta, y lo veo venir antes de que suceda. No despego la vista de su figura cuando corro en su dirección. Pero es tarde. Esta vez puedo ver que he llegado tarde y su camisa manchada de sangre la puedo palpar entre mis dedos, también teñidos de ese color… Incluso estando despierta tengo esa horrible sensación entre los dedos, pero cuando miro mis manos el único color que hay en ellas es el lila brilloso con el que he pintado mis uñas. — Hero… por Morgana, Hero. He tenido una pesadilla terrible…
No hay nada en el mundo que me haga dormir tan plácidamente que una noche de chicas. Ni siquiera me siento culpable, he oído como James y Sage se encerraban en una de las habitaciones y, a juzgar por el ruido, se pasaron la noche comiendo pizza mientras jugaban videojuegos, así que podemos decir que ha sido algo justo para todos. Todavía siento el aroma del esmalte cuando un sonido agudo me saca de un sueño bastante agradable que no pienso decir en voz alta pero que incluye playas y masajistas, lo que me vale el no comprender absolutamente nada de lo que está sucediendo en lo que ando tanteando sobre el colchón hasta que consigo sentarme. Pronto me doy cuenta de que el escándalo viene de mi lado, de modo que tengo que girar hasta apoyar los pies en el suelo, entre ese pequeño trozo de suelo que queda entre mi cama y el colchón que decora el piso.
Murmuro el nombre de mi sobrina en lo que me pongo de cuclillas, una de mis manos se apoya en el hombro que tengo más cerca y, poco a poco, mis ojos empiezan a acostumbrarse a la oscuridad. Creo que mis palabras no la tranquilizan y recién soy consciente de que me ha escuchado cuando puedo notar como menciona mi nombre. A pesar de que no pueda verme, le sonrío con una calma que no siento — Sí… Creo que todo el distrito ha podido enterarse — intento quitarle dramatismo a la situación en lo que me estiro para encender la lámpara de mi mesa de luz. Pronto toda la habitación está teñida de un suave tono cálido que me obliga a parpadear con fuerza — ¿Quieres que te busque un vaso de agua?
El poder verla me hace notar que está más pálida de lo normal y eso es decir mucho. Pongo una de mis manos sobre su frente sudada, pero no parece tener fiebre; al contrario, la siento helada — ¿Quieres contarme lo que soñaste? — pregunto — Sea lo que sea, no fue real. No hiciste nada más que roncar de manera escandalosa a mi lado toda la noche, así que tus sueños o pesadillas se encuentran muy lejos de nosotras — al menos, intento bromear aunque dudo mucho que sirva de algo.
Murmuro el nombre de mi sobrina en lo que me pongo de cuclillas, una de mis manos se apoya en el hombro que tengo más cerca y, poco a poco, mis ojos empiezan a acostumbrarse a la oscuridad. Creo que mis palabras no la tranquilizan y recién soy consciente de que me ha escuchado cuando puedo notar como menciona mi nombre. A pesar de que no pueda verme, le sonrío con una calma que no siento — Sí… Creo que todo el distrito ha podido enterarse — intento quitarle dramatismo a la situación en lo que me estiro para encender la lámpara de mi mesa de luz. Pronto toda la habitación está teñida de un suave tono cálido que me obliga a parpadear con fuerza — ¿Quieres que te busque un vaso de agua?
El poder verla me hace notar que está más pálida de lo normal y eso es decir mucho. Pongo una de mis manos sobre su frente sudada, pero no parece tener fiebre; al contrario, la siento helada — ¿Quieres contarme lo que soñaste? — pregunto — Sea lo que sea, no fue real. No hiciste nada más que roncar de manera escandalosa a mi lado toda la noche, así que tus sueños o pesadillas se encuentran muy lejos de nosotras — al menos, intento bromear aunque dudo mucho que sirva de algo.
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Sé que estoy temblando porque cuando trago la saliva que se acumula en mi boca mis dientes castañean entre sí, pero no puedo evitarlo, ni siquiera cuando las palabras de Hero toman forma y sonido hasta que puedo comprenderlas. — No lo entiendes… no están lejos. Son… — ¿Cómo podía explicarle lo real que se había sentido? ¿Cómo podía explicarle que no era la primera vez que me sucedía? Me aferro a la mano que antes estaba sobre mi frente y trato de encontrar la manera de normalizar mi respiración. Inspirando, pausando y soltando el aire en un ritmo que no es tan constante como me gustaría pero que, con el paso de los segundos va haciendo el efecto que corresponde.
Tardo hasta que vuelvo a soltar la mano de Hero, pero creo que ya estoy lo suficientemente entera como para no sentir que de un momento a otro acabaré desplomada contra el colchón. — Vi a mi papá, estaba… luchando creo, y traté de advertirle pero fué demasiado tarde… Todavía siento las manos calientes con su sangre. Y sé que fue un sueño, una pesadilla… pero a la vez sé que no lo fue. — no sé sintió como una. Mis pesadillas solían ser amorfas, o ridículas cuando menos. Llenas de escenarios cambiantes y figuras que no terminaba de dilucidar. Ninguna pesadilla había sido antes tan nítida.
— ¿Cuánto tiempo tuvieron cerrada la estación después del ataque? No he puesto un pie jamás en ella, y aún así estoy segura de haber soñado con el andén lleno de escombros y entradas tapiadas con mesas y máquinas expendedoras. — y no, no es solo lo que me han contado, que no ha sido mucho. Recuerdo haberlo soñado por más de no haberlo asociado en primera instancia. — O el ministerio. Visitar el nuevo edificio por primera vez se sintió como un déjà vu. Y era un edificio nuevo… — me volteo hasta apoyarme contra el borde de su cama y busco refugio contra su rodilla — Tengo miedo, Hero. — miedo de cerrar los ojos, miedo de lo que pueda ver.
Tardo hasta que vuelvo a soltar la mano de Hero, pero creo que ya estoy lo suficientemente entera como para no sentir que de un momento a otro acabaré desplomada contra el colchón. — Vi a mi papá, estaba… luchando creo, y traté de advertirle pero fué demasiado tarde… Todavía siento las manos calientes con su sangre. Y sé que fue un sueño, una pesadilla… pero a la vez sé que no lo fue. — no sé sintió como una. Mis pesadillas solían ser amorfas, o ridículas cuando menos. Llenas de escenarios cambiantes y figuras que no terminaba de dilucidar. Ninguna pesadilla había sido antes tan nítida.
— ¿Cuánto tiempo tuvieron cerrada la estación después del ataque? No he puesto un pie jamás en ella, y aún así estoy segura de haber soñado con el andén lleno de escombros y entradas tapiadas con mesas y máquinas expendedoras. — y no, no es solo lo que me han contado, que no ha sido mucho. Recuerdo haberlo soñado por más de no haberlo asociado en primera instancia. — O el ministerio. Visitar el nuevo edificio por primera vez se sintió como un déjà vu. Y era un edificio nuevo… — me volteo hasta apoyarme contra el borde de su cama y busco refugio contra su rodilla — Tengo miedo, Hero. — miedo de cerrar los ojos, miedo de lo que pueda ver.
No, está claro que no lo entiendo y eso solamente ayuda a que la preocupación en mi rostro vaya en aumento. Conozco las pesadillas, yo misma he sufrido de sueños que no me han dejado dormir por noches enteras, pero la expresión de Meerah me recuerda más a aquellos que fueron enfermos con alucinaciones que a mí misma en horas de insomnio. No puedo hacer otra cosa que sostener su mano hasta que parece calmarse, al menos lo suficiente como para hablar. Lo que me dice hace que entorne un poco la mirada y mis labios se tuercen, no muy segura de qué decir al respecto. Hans Powell era uno de los pocos ministros que se me hacían amables y educados al momento de hablar, pero hoy en día no puedo dejar de ver aquellos puntos en los cuales no coincidimos y lo transforman en una persona con la cual prefiero no tener nada que ver. Aún así, sé que es su padre y eso me hace pensar en su sueño como algo preocupante para su propia salud mental — ¿Por qué dices que no lo fue? — inquiero — estoy segura de que si llamas a tu casa ahora mismo, él te atenderá el teléfono y te dirá que está vivo. Está a salvo — al menos, por ahora. Mientras no haya un ataque, ella no tiene de qué preocuparse.
No me esperaba la pregunta siguiente. Acomodo mi peso sobre el colchón para sentarme como corresponde y me abrazo a las rodillas al adoptar una postura más cómoda en la que intento ordenar un poco las ideas — ¿No crees que es porque salió en todas las noticias y se queda guardado en tu inconsciente? — sé que es una propuesta un poco vacía, pero es lo que mejor se me ocurre al momento de mantenerme poco fatalista — No soy una experta en el tema, pero dicen que algunas personas son más sensibles que otras con algunos lugares o energías. Esto no significa que porque soñaste con un sitio en el cual nunca estuviste tu padre acabará muerto solo porque lo viste. No es como si… Hay cosas que no están escritas en piedra, no podemos tomar los sueños con tanta seriedad por ello a pesar de que hay cientos de personas que los han estudiado por años. Quizá es solo tu miedo.
No me esperaba la pregunta siguiente. Acomodo mi peso sobre el colchón para sentarme como corresponde y me abrazo a las rodillas al adoptar una postura más cómoda en la que intento ordenar un poco las ideas — ¿No crees que es porque salió en todas las noticias y se queda guardado en tu inconsciente? — sé que es una propuesta un poco vacía, pero es lo que mejor se me ocurre al momento de mantenerme poco fatalista — No soy una experta en el tema, pero dicen que algunas personas son más sensibles que otras con algunos lugares o energías. Esto no significa que porque soñaste con un sitio en el cual nunca estuviste tu padre acabará muerto solo porque lo viste. No es como si… Hay cosas que no están escritas en piedra, no podemos tomar los sueños con tanta seriedad por ello a pesar de que hay cientos de personas que los han estudiado por años. Quizá es solo tu miedo.
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— Sé que está a salvo. No es el ahora lo que me preocupa — ¿sueno como una demente? probablemente sueno como una demente. Sé que si llamo a mi casa o le mando un mensaje se encontrará en perfecta salud, no es ese mi problema. Mi problema es que no puedo sacarme de encima el terror que me hiela la sangre y me hace dudar de lo que pueda pasar en algún momento. Probablemente no hoy, ni siquiera mañana, pero sé que lo que ví es reflejo de una realidad. Se sintió demasiado real como para no serlo. Crispo los puños con fuerza hasta sentir como mis uñas se clavan contra mi piel y los vuelvo a abrir con nerviosismo. ¿Será demasiado si voy a lavarme las manos? Cualquier cosa con tal de que se vaya la sensación que tengo en ellas desde que me desperté.
Niego con la cabeza cuando va proponiendo alternativas. Sé que quiere ayudarme a ver las cosas con calma y de forma racional, pero estoy segura de lo que ví, tanto antes como ahora. — Solo mi miedo… ¿Se supone que ahora le tengo miedo a edificios gigantes? Yo sé lo que ví Hero. ¿Acaso cuando sueñas puedes escuchar hasta la respiración ajena? ¿Sentir el olor ferroso de la sangre mientras ves como alguien que amas se queda sin aliento? Me he sentido impotente muchas veces en mi vida, pero nunca tanto como en este momento. —apoyo mis párpados contra mis rodillas y la presión contra mis párpados hace que vea puntos brillosos y colores que alejan cualquier otra imagen que pueda aparecer. Y aún así no puedo borrarla — Creo… diablos Hero. Creo que fue una visión — no era posible, ¿verdad? no podía… Pero estaba Phoebe, y en sus clases nos había hablado de las visiones y los sueños premonitorios. ¿No había querido jugar hace un tiempo con su bola de cristal? Y se supone que este tipo de cosas era genética ¿no? — No. No, no. Tienes razón. Debes tener razón, es solo una pesadilla y yo estoy pensando idioteces. No hay forma… No.
Niego con la cabeza cuando va proponiendo alternativas. Sé que quiere ayudarme a ver las cosas con calma y de forma racional, pero estoy segura de lo que ví, tanto antes como ahora. — Solo mi miedo… ¿Se supone que ahora le tengo miedo a edificios gigantes? Yo sé lo que ví Hero. ¿Acaso cuando sueñas puedes escuchar hasta la respiración ajena? ¿Sentir el olor ferroso de la sangre mientras ves como alguien que amas se queda sin aliento? Me he sentido impotente muchas veces en mi vida, pero nunca tanto como en este momento. —apoyo mis párpados contra mis rodillas y la presión contra mis párpados hace que vea puntos brillosos y colores que alejan cualquier otra imagen que pueda aparecer. Y aún así no puedo borrarla — Creo… diablos Hero. Creo que fue una visión — no era posible, ¿verdad? no podía… Pero estaba Phoebe, y en sus clases nos había hablado de las visiones y los sueños premonitorios. ¿No había querido jugar hace un tiempo con su bola de cristal? Y se supone que este tipo de cosas era genética ¿no? — No. No, no. Tienes razón. Debes tener razón, es solo una pesadilla y yo estoy pensando idioteces. No hay forma… No.
Lo que me cuenta hace que se me ericen los vellos de la piel y estoy segura de que toda mi postura se torna incómoda en lo que paso a encorvarme un poco al abrazarme a mí misma en lugar de a ella. Soy incapaz de decir algo, porque allí donde ella tiene miedo yo solamente puedo pensar en la cantidad de archivos y planos de la isla ministerial dentro de un pendrive que compartimos los miembros del consejo y que contiene los nombres de toda su familia, ella incluida, aunque hay solo uno que sobresale como una verdadera amenaza disponible para ser eliminada. No voy a mentirme a mí misma y decir que Hans Powell estará bien si nuestro plan funciona, que soy consciente que la idea de asesinar a los que alguna vez fueron mis vecinos no es una que me guste pero es la primordial al momento de planificar un mundo en el cual nuestros ideales sean escuchados. Me lo dijeron cientos de veces, en los juegos modernos o matas o mueres y nosotros sabemos en qué lado queremos estar.
— Si tienes esa sospecha, deberías preguntarle a tu tía — me siento terriblemente sucia con decir estas palabras, más cuando soy la persona que le tiene que mentir en la cara de que todo estará bien cuando me junto de manera constante con las personas que están planificando el matar a su padre. Meerah está en la incómoda situación de encontrarse en medio de la línea de fuego y eso va a traerle problemas en algún momento. Ya debe sospechar que nadie aquí le va a perdonar la vida a Hans en un campo de batalla y es ella quien está decidiendo el seguir viniendo de visita — Tal vez ella puede guiarte para que te encuentres más tranquila, aunque tenía entendido que las profecías eran algo que eran incapaces de recordar y tú estás contándome varios detalles — a pesar de que me tiemblan los labios, me las arreglo para sonreír aunque sea un poco — ¿Quieres que vayamos a la cocina por un poco de té y chocolate? — es la sugerencia más inocente que puedo darle — O siempre puedo despertar a James para que te haga cucharita esta noche, si te hace sentir mejor… — lo dejo caer a modo de broma, aunque pronto me estoy poniendo de pie para ir hacia la puerta del dormitorio en un intento de estar lejos de su alcance en caso de que quiera empujarme. Al menos, bromear me permite alejarme de los pensamientos incómodos y mortales.
— Si tienes esa sospecha, deberías preguntarle a tu tía — me siento terriblemente sucia con decir estas palabras, más cuando soy la persona que le tiene que mentir en la cara de que todo estará bien cuando me junto de manera constante con las personas que están planificando el matar a su padre. Meerah está en la incómoda situación de encontrarse en medio de la línea de fuego y eso va a traerle problemas en algún momento. Ya debe sospechar que nadie aquí le va a perdonar la vida a Hans en un campo de batalla y es ella quien está decidiendo el seguir viniendo de visita — Tal vez ella puede guiarte para que te encuentres más tranquila, aunque tenía entendido que las profecías eran algo que eran incapaces de recordar y tú estás contándome varios detalles — a pesar de que me tiemblan los labios, me las arreglo para sonreír aunque sea un poco — ¿Quieres que vayamos a la cocina por un poco de té y chocolate? — es la sugerencia más inocente que puedo darle — O siempre puedo despertar a James para que te haga cucharita esta noche, si te hace sentir mejor… — lo dejo caer a modo de broma, aunque pronto me estoy poniendo de pie para ir hacia la puerta del dormitorio en un intento de estar lejos de su alcance en caso de que quiera empujarme. Al menos, bromear me permite alejarme de los pensamientos incómodos y mortales.
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— No es una profecía. No creo… no lo sé. No quiero preguntarle a Phoebe — en realidad, sí quería hacerlo. Lo que no quería era tener que enfrentar sus preguntas, que exista la posibilidad de que tengo razón o, que incluso pueda descubrir más de lo que debería. No tenía idea de cómo funcionaba la videncia. ¿Sería capaz de ver…? Oh, diablos. ¿No habíamos visto a Lara y a Hans en una ocasión? ¿Sería capaz de verme con Hero en estos momentos? No había pensado en todas las ramificaciones o limitaciones que puede tener este tipo de magia. ¿Si terminaba poniéndolos en peligro? No. Mi tía estaba descartada… ¿no? — Entonces ¿me crees? el que no se trata de una pesadilla. O que quiero que lo sea o…
Estoy por asentir a su proposición del té y los chocolates, pensando que algo de beber me vendría excelente cuando, por obviedad, su segunda propuesta me hace sonrojar. — ¡Hero! — no sé ni por qué me escandalizo tanto, pero estoy demasiado alterada como para razonar de manera coherente y no sé muy bien cómo es que debo evadir la situación. O qué debo decir para hacerlo. ¿Qué hora de la madrugada era? — Primero, no. Con los únicos que hago cucharita son con Cocoa y, en ocasiones, con Mathilda. Y segundo, no. Definitivamente no. ¿Me has visto? Se va a burlar de mi o decir que soy una tonta por andar creyendo en lo que sea que sea lo que soñé. — casi digo supersticiones, pero ni de cerca se trataba de lo mismo. — Si tu quieres ir a cucharear con Sage, bienvenida seas. Me las arreglaré por mi cuenta y trataré de no volver a gritar o lo que sea. — además, ¿de dónde había sacado la tontería esa de andar cuchareando? Refunfuño un poquito más, pero no tardo en darme cuenta que me siento muchísimo más aliviada. ¿Había sido ese su plan?
Estoy por asentir a su proposición del té y los chocolates, pensando que algo de beber me vendría excelente cuando, por obviedad, su segunda propuesta me hace sonrojar. — ¡Hero! — no sé ni por qué me escandalizo tanto, pero estoy demasiado alterada como para razonar de manera coherente y no sé muy bien cómo es que debo evadir la situación. O qué debo decir para hacerlo. ¿Qué hora de la madrugada era? — Primero, no. Con los únicos que hago cucharita son con Cocoa y, en ocasiones, con Mathilda. Y segundo, no. Definitivamente no. ¿Me has visto? Se va a burlar de mi o decir que soy una tonta por andar creyendo en lo que sea que sea lo que soñé. — casi digo supersticiones, pero ni de cerca se trataba de lo mismo. — Si tu quieres ir a cucharear con Sage, bienvenida seas. Me las arreglaré por mi cuenta y trataré de no volver a gritar o lo que sea. — además, ¿de dónde había sacado la tontería esa de andar cuchareando? Refunfuño un poquito más, pero no tardo en darme cuenta que me siento muchísimo más aliviada. ¿Había sido ese su plan?
— Te creo… — me aseguro de dejarle bien en claro, que no quiero que ande sintiendo cosas que no son cuando se supone que estoy aquí para apoyarla y no para juzgarla — De verdad que lo hago, Meerah. Solo no quiero que seas precipitada con tus creencias y acabes sufriendo de paranoia con algo que tal vez no es tan literal como tú crees. Hay sueños que tienden a ser más metáforas que verdaderos mensajes y creo que hay que aprender a leerlos, así que tal vez… deberías de considerar mejor lo de hablar con Phoebe — tal vez no mañana pero sí cuando pueda pensarlo con claridad.
Que vuelva a ser ella misma por tan solo unos segundos me hace sonreír con los labios apretados y me encojo de hombros. Creo que es la primera vez que le dejo pasar algo tan obvio como las excusas que me está metiendo en lugar de decirme que jamás haría cucharita con él o que sería muy extraña la petición, pero me parece que por hoy se lo merece. Al fin y al cabo, si está tan alterada lo mejor será el seguirle el juego por un rato — ¿Estás loca? — me hago la ofendida llevándome la mano al pecho en lo que abro la puerta de la habitación, pasando a bajar el tono de mi voz para que los chicos no puedan escucharme si es que siguen despiertos — Puedo cucharear con Sage todos los días que quiera, así que no voy a dejarte de lado en una emergencia como esta solo por un chico. No, no. Ahora mismo llenarte el estómago de algo calentito y dulce es mi absoluta prioridad. Sin malos sueños, sin pesadillas perturbadoras. Solo nosotras y quizá una nueva película — tal vez dormirnos en cuanto salga el sol sea la mejor opción — ¿Crees que puedas relajar tu cabeza por un par de horas? — que si no se siente lista, siempre puedo comprenderlo.
Que vuelva a ser ella misma por tan solo unos segundos me hace sonreír con los labios apretados y me encojo de hombros. Creo que es la primera vez que le dejo pasar algo tan obvio como las excusas que me está metiendo en lugar de decirme que jamás haría cucharita con él o que sería muy extraña la petición, pero me parece que por hoy se lo merece. Al fin y al cabo, si está tan alterada lo mejor será el seguirle el juego por un rato — ¿Estás loca? — me hago la ofendida llevándome la mano al pecho en lo que abro la puerta de la habitación, pasando a bajar el tono de mi voz para que los chicos no puedan escucharme si es que siguen despiertos — Puedo cucharear con Sage todos los días que quiera, así que no voy a dejarte de lado en una emergencia como esta solo por un chico. No, no. Ahora mismo llenarte el estómago de algo calentito y dulce es mi absoluta prioridad. Sin malos sueños, sin pesadillas perturbadoras. Solo nosotras y quizá una nueva película — tal vez dormirnos en cuanto salga el sol sea la mejor opción — ¿Crees que puedas relajar tu cabeza por un par de horas? — que si no se siente lista, siempre puedo comprenderlo.
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Nop, no quería considerar la paranoia como un posible escenario a futuro así que me conformaba de momento con saber que Hero me creía. Puede que también tuviese razón con eso de replantearme el contarle a Phoebe, pero no quería pensar en eso por ahora. Mi tía tenía muchas cosas de las que ocuparse y mis problemas no formaban parte de esas tareas. Además ¿cómo le decía que soñé con la muerte de su hermano?... tampoco quería escuchar que ella podría haber tenido un sueño parecido, no quería pensar en esa posibilidad.
— ¿Todos los días que quieras? ¿Acaso ha sucedido algo y no me enteré? — bien, dudaba que ese fuera el caso si su primer pensamiento era “hacer cucharita”, pero era Hero y uno nunca sabía. Bah, sí, creía que lo sabría, pero… que sé yo, todavía me encontraba algo desorientada. — Siento que no hemos explotado al máximo nuestra noche de chicas si no me entero de esas cosas — aseguro, como si en verdad estuviera ofendida de no enterarme de ese tipo de cotilleos. — Bien, nada de malos sueños… y no le diré que no a algo de chocolate caliente. ¿Quedaron algunos bizcochos de Sage? O dime que hizo brownie o algo así, mataría por un brownie en estos momentos — mala elección de palabras, pero no por eso dejaban de ser verdad. — Depende de la película que elijas, claro… Por favor, ninguna de Jerek, de verdad.
— ¿Todos los días que quieras? ¿Acaso ha sucedido algo y no me enteré? — bien, dudaba que ese fuera el caso si su primer pensamiento era “hacer cucharita”, pero era Hero y uno nunca sabía. Bah, sí, creía que lo sabría, pero… que sé yo, todavía me encontraba algo desorientada. — Siento que no hemos explotado al máximo nuestra noche de chicas si no me entero de esas cosas — aseguro, como si en verdad estuviera ofendida de no enterarme de ese tipo de cotilleos. — Bien, nada de malos sueños… y no le diré que no a algo de chocolate caliente. ¿Quedaron algunos bizcochos de Sage? O dime que hizo brownie o algo así, mataría por un brownie en estos momentos — mala elección de palabras, pero no por eso dejaban de ser verdad. — Depende de la película que elijas, claro… Por favor, ninguna de Jerek, de verdad.
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