The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Recuerdo del primer mensaje :

El frío que entra por una rendija del marco de la ventana eriza la piel de mis brazos, baja por mi espalda desnuda, la sábana está enredada en mis pies. Permanezco con el rostro escondido en la almohada que huele a nada para mí, a la transpiración del sexo con un hombre que no veré luego de este día y que por los minutos en los que tarda de disiparse el sueño, me hace sentir que soy esa misma chica que arrastraba su cuerpo fuera de la cama. En reflejo a un recuerdo pasado, mis manos vagan por mis brazos buscando las marcas de moretones y tropiezan con los pinchazos de aguja en el doblez del codo. Recojo algunas prendas del suelo para ir cubriéndome y las mangas de mi abrigo se me hacen grandes, espero encontrarme con el cuerpo escuálido de aquella chica al comprobar mi imagen en el cristal de la ventana. Puedo verla por un segundo, sus ojos azules con cargadas líneas negras alrededor, con tantas lágrimas sin derramar que la hacían ver quebrada y eso era lo que motivaba a otros a querer servirse de sus pedazos.

No amaneció, es una única luz la que pende del techo de la habitación que reúne en un solo espacio todas las estancias. La mesa baja con el desorden de copas vacías está a dos pasos de la cama, sobre el sillón quedan algunas prendas que no son las mías, y salgo por la puerta con un golpe seco, no quiero ninguna cara para recordar después. El pasillo es estrecho, con un par de lámparas rotas, así que el camino es oscuro hasta que salga por una puerta lateral de emergencia que da un callejón, entonces la poca claridad que da la luna escondida entre las nubes negras de las últimas noches de diciembre, me guían hasta la esquina donde me detengo un minuto a pensar a dónde iría después de todo este tiempo. A dónde carajos iré después de todo este tiempo. El farol de la calle vacila y se apaga. «¿Quieres estar sola, Annie? Quédate sola». No es ninguna de las voces de siempre la que me lo murmura, sino esa chica a la que todavía encuentro en ocasiones.

Me fijo en los letreros con indicaciones de las calles que están sobre mi cabeza, marcan algún punto al que nunca volveré en el Capitolio. Saco el teléfono del bolsillo interno de mi abrigo para escribir un mensaje breve, voy hacia atrás, busco en la lista de contactos hasta dar con su nombre y pulso a llamar, así me aseguro de que se despierte y no hacer un viaje en vano. —Voy para tu casa— es todo lo que le digo para colgar luego, desaparecerme y encontrarme minutos después de pie en el portal de una de las casas ricas de los jueces del Wizzengamot.
Anonymous
Invitado
Invitado
Tienes que tener cuidado con ese pensamiento, Viktor— lo prevengo con una preocupación honesta hacia él, acompaño a mis palabras con un suspiro. —No eres el primer hombre inteligente que ha confiado excesivamente en su inteligente al hacer cara al ministerio… que ha demostrado de sobra que le importa poco los nombres y las astucias para matar si así lo tienen que hacer— no lo digo nada que no sepa, sus ojos han visto más de cerca que los míos los cambios que hubo en la silla principal del ministerio. —Cualquier hombre, por inteligente que sea, nunca es más inteligente que la muerte cuando ya tiene su nombre escrita en una tarjeta— se lo digo de una manera que para mí es más clara, si bien al decirla suena sacada de alguna de las páginas que he pasado mi vida leyendo y releyendo. —Y yo solo cumplo órdenes.

Mi sonrisa es auténtica al escuchar su conclusión. «Donde la vida nos lleve», que frase tan a la deriva, llena de caminos sinuosos y destinos imposibles de ver con anticipación. Porque ayer dije que hoy estaría en otro lugar, hoy no me arriesgo a tal apuesta, mañana quién sabe dónde estaré. Espero a que la muchacha se retire para continuar con nuestra conversación, de hecho, no para seguir hablando sino para hacer algo que no lo haría nunca delante de ninguna otra persona, y puesto que yo sé un secreto que podría condenar a Viktor sin un juicio, no creo que se arriesgue a decir por fuera de estas paredes que lo he abrazado en su cocina como respuesta a su ofrecimiento, mi mentón apoyado en su hombro. —Me da miedo preguntar si la persona de la que te has enamorado soy yo— bromeo cerca de su oído, —puesto que nunca ha ocurrido en toda mi vida, lo descartaré y sin riesgo de darte ilusiones, en verdad te agradezco que hagas algo como ser un amigo para mí— me separo de su cuerpo unos centímetros para poder sostener su mejilla con mi palma.

¿Por qué lo haces? No, no contestes. Lo tomaré como que el karma ha decidido darme un poco de paz, tal vez algo peor se venga pronto— me río con una única, triste carcajada. Me acerco a sus labios para dejar un beso suave. —Esta noche no, quizás otra. Demasiada intimidad para una vez— la sonrisa está fuera de tono con mis ojos aún enrojecidos, esos que parecen hielo manchado de sangre. Lo miro con una disculpa grabada en ellos, por todo. Por no poder ser en este punto de mi vida la persona que pueda responder a su amistad como se merece, porque no hay vuelta atrás, he caminado demasiado, recorrido un trecho muy largo para llegar hasta aquí, pero por un momento, luego de tan larga noche, después de todas las miserias, dejo que sea Annie quien abrace y se sujete a él con todas sus fuerzas en una despedida, antes de darme la vuelta para irme.
Anonymous
Viktor R. Carstairs
Miembro del Departamento de Justicia
Sé que es un riesgo pero espero que ser quien mira las tarjetas antes de que salgan impresas sirva de algo en éste caso. La justicia está frente a mis ojos todos los días, los archivos, las pruebas, todo a mi alcance... Y no solo eso, sino que puedo acceder a las mentes y, además, camuflarme entre las personas gracias a mi metamorfomagia. Yo no quiero controlar al mundo, simplemente vivir como se me de la gana y creo que tengo las herramientas para hacerlo - Me encargaré de que las cosas no se salgan de control, y si algún día lo hacen... Me aseguraré de que la tarjeta caiga en manos de cualquiera, menos las tuyas - que una cosa es duelear a muerte estando uno de los dos drogado, pero hacerlo de verdad y ahora no creo que sea tan sencillo.

Apoyo mi mejilla contra su cabeza cuando me abraza y me tomo la libertad de dar algunas caricias en su espalda en lo que dura el contacto - Creo que sí me estoy enamorando un poco de tí... De tu personalidad, tu fortaleza - comienzo con el ceño fruncido - Pero no - la tranquilizo entre risas - Se llama James - cuento con una sonrisa justo cuando se aparta para tomar mi mejilla. Intento mantenerme serio, pero no puedo, y justamente es por eso que creo que me estoy enamorando de él.

Abro la boca para responder cuando me interrumpe y me uno a su carcajada pese a que es un punto de vista bastante sombrío el que propone. Pero ella es así, supongo, y en realidad no sería extraño que algo malo venga para los dos considerando las aguas que estoy comenzando a navegar - Algún día voy a devolverte el beso, Becca, y estarás perdida - bromeo con ella tras lograr desparalizarme de la posición en la que me deja.

Tomo su rostro con mis manos y doy algunas caricias con mis pulgares. De verdad espero que al llegar a casa esos ojos no sigan llorando, sino pueda descansar en paz y despierte mañana como la loba poderosa que es - Mi cama disponible para cuando lo necesites ¿O es la casa lo que se ofrece? Perdón... Sabes que soy nuevo en ésto de las amistades - ofrezco con una sonrisa y ésta vez yo acerco mis labios para dar un beso de despedida y dejarla ir temporalmente pues algo me dice que sus visitas serán más frecuentes de ahora en más.
Viktor R. Carstairs
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So go ahead, bat your eyes and lie right to the world · Priv. - Página 2 IqWaPzg
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