The Mighty Fall
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
PRIMAVERA de 247521 de Marzo — 20 de Junio
Cierre de Temas
Laurence B. Dickens
Registro General
Marco S. Møller
Foreman, Wilhemina
The Mighty Fall
It's a matter of blood [0.4]
Laurence B. Dickens
The Langdons [0.2]
Phoenix D. Langdon
Little bróðir — 0.1
Syver A. Nygaard


ÚLTIMOS
TEMAS
Muggles & Squibs
5000 G
Extranjeros
4000 G
Miembros de Defensa
5000 G
Estudiantes
4000 G
Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

¿Qué ficha moverás?
VISÍTANOS EN TUMBLRREVISA NUESTRAS BÚSQUEDAS Y NUESTRAS PROMOCIONES
31.03¡Estamos de regreso!, no olviden revisar sus MP y pasar por el boletín oficial para ponerse al día con los sucesos de Neopanem.
31.03¡Hay nuevas habilidades disponibles! Podrán leer más sobre ellas aquí.
31.03Estudiantes, ¡los estamos buscando! Pasen a revisar nuestra nueva búsqueda Aquí.
07.11¿Quieren crearse un nuevo personaje? Aquí pueden encontrar las búsquedas de nuestros usuarios.
07.10¡Felices 11 años en línea! Gracias por todos estos años compartidos.
NOTICIAS
IMPORTANTES

Invitado
Invitado
Recuerdo del primer mensaje :

Flashback,
Hace seis años...


Me dijeron que no me alejara tanto, es peligroso. Prometí que no lo haría, claro. Pero mis pasos me llevaron un poco más allá del distrito en el que estamos, puede que me haya subido al tren entre pasajeros sucios que me hicieron pasar desapercibida, todo mi cabello sujeto en un rodete por debajo de la capucha. Está lloviendo, otra vez. No ha parado de llover en los últimos tres días y los caminos están sucios para andarlos a pie, lo que no me molesta, tomo el primer atajo que encuentro en la periferia del distrito que se identifica como el seis por un cartel. No es la primera vez que me alejo, no sé con certeza si mi madre lo sabe, tomaré sus advertencias como que tiene sospechas y no más que eso. Sé que se preocupan por mí, mucho más de lo que me preocupo por mí misma, eso queda claro porque estoy pateando latas en un vertedero. Hay otros en el norte, llenos de basura. En este puedo encontrar un par de cosas que dan por inútiles, pero que puedo vender como chatarra reutilizable en el mercado negro, siempre hay alguno que compra porquerías o me las cambia por los cigarrillos que se supone que mis padres tampoco deben enterarse que consigo. Hay muchas cosas que no deben enterarse, a veces lo lamento por los Overstrand… otras veces solo siento que soy así, desde mucho antes que ellos me encontraran y no hay nada que pueda pasar para que eso cambie.

Me descubro la cabeza cuando la lluvia aminora, pasa a ser un par de gotas que me caen sobre la nariz y no más que eso. Salgo del vertedero con la mochila un tanto pesada por lo que consideré que podía servir y estoy a punto de pasar por el hueco en el tejido por el que entre, cuando un movimiento me obliga a quedarme quieta en mi sitio. Ah, mierda, la cagué. Hay alguien por aquí. Van a colgarme de mi capucha en alguna pica si es que no me arrastran directo al mercado, y no, gracias, no tengo intenciones de volver a ese sitio. Pasar un par de años con los Overstrand me demostró que mi suerte prestada es de privilegios en comparación a lo que sufren otros esclavos, esto es lo que hago, me cago en esa suerte prestado. Voy a acabar teniendo el destino que me merezco, maldigo entre mis dientes porque me anticipo a todo lo peor y lo único que escucho luego es silencio, como si esa misma persona que irrumpió en el basurero, quisiera ser quien desapercibida. Echo una mirada rápida al lugar y un par de pasos vacilantes para volver al centro del sitio me hacen ver una bola que se oculta detrás de los restos de un automóvil. Hago sentir mi peso sobre el baúl del coche al cruzarme de brazos. —Eh, tu, comadreja— sonrío al llamarlo, reconozco el color de la ropa que lleva puesta. —¿Jugando a las escondidas? Si te he pillado, ¿cuál es la prenda?—, es recién entonces que noto el morado de lo que supongo que son moretones, ¡ah, mierda! Mi mueca es de dolor, pese a que los únicos golpes que conocí en la vida fueron en los dos años que estuve en el mercado y fueron poco, era una niña tranquila, que vaya a saberse donde quedó. —Oye, ¿estás bien? ¿Necesitas ayuda?—, me preocupo en serio, no pasas mucho tiempo con mis padres adoptivos sin que esto salga casi natural.
Anonymous
Invitado
Invitado
Como los lugares que la gente siempre busca— contesto, haciendo eco de sus palabras y quedándome con lo último, porque no conozco a nadie que busque adrede quedarse en un sitio donde morirá de frío, en el sentido metafórico de la expresión. Salvo que hayas perdido las esperanzas en todo, entonces te arrastras a morir en un sitio así. Y con mi hermana, también cuando evocábamos al lugar más frío del mundo, encontrábamos una cierta calidez en la otra, es un recuerdo muy vago cuando lo comparo con el afecto a manos llenas que me dan los Overstrand. Sigo echándola de menos de todas maneras. Esa pequeña esperanza de calidez se escucha bien, se escucha también como un imposible porque alguien decidió que no es algo que nosotros podríamos tener y yo tengo el rótulo de criminal porque una familia decidió que sí lo merecía. El mundo está loco, en general.

Yo solo cumplo con presentarte mis antecedentes familiares, advertido quedas— contesto al apuntarlo con mi galleta, pese a todo lo raro que puedo llegar a pensar o decir, sigo siendo la más cuerda de los que nacieron con la maldición de mi apellido. Por las dudas ni lo menciono, creo que ser una Overstrand ha hecho que mi mala suerte por herencia no acabe de encontrarme. Enderezo mi espalda por la indignación de ser comparada con un escarbadientes por el mocoso este. —Si quieres que bajo de aquí y te igualo el otro ojo. ¡Mírate! Todo golpeado y estás buscando que también colabore con la paliza— se lo señalo, así terminará tirado en algún rincón de este vertedero. Chasqueo la lengua en reprobación a su actitud provocadora. Tiene suerte de que soy yo y no me meto con niños pequeños, me busco gente de mi altura, a él le faltan varios centímetros, los rulos no le dan ventaja porque los míos me dan más altura a mí.

Mientras presto mis orejas a sus ilusiones y reproches de niño, mordisqueo mi galleta y pienso en lo mucho que me gustaría tener una taza de algún té en manos para pasar este clima de lluvia intermitente. No gasto ni un pensamiento en una chocolatada que sé que está fuera de mis posibilidades. A la larga aprendemos a esquivar hasta los pensamientos más inocentes que nos lleven a la decepción, desde chocolates hasta distritos invisibles. —¿Te lo imaginas? ¿Qué si es un distrito lleno de cadáveres?— contesto, en vez de solo aceptar que posiblemente tiene razón. Es una imagen tan perturbadora que puedo precisar en todos sus tonos oscuros y veo tan claramente esos cuerpos en descomposición que se pudren en tierra seca, mientras hundo mis dientes en otra galleta. —Si lo es, yo haría esto… tomaría todos esos cuerpos y los pondría de pie con una pica. Me colocaría un casco que tape mis rulos y mi cara de humana viva para pararme al frente de todos esos muertos. ¿Y sabías qué más haría? Le diría al ministerio de magia que he venido con todos mis muertos, que vamos a desfilar por sus calles trayendo todas las plagas, que morirán uno tras otro, mientras avancemos golpeando cada puerta de cada casa— termino de masticar y limpio mi comisura donde quedaron algunas migas. —Cuando venga con mi ejercito te ayudaré a escapar— bromeo. —Trata de mantenerte vivo hasta que eso suceda— y creo que esta es la parte más seria y real de todo lo que le he dicho.
Anonymous
James G. Byrne
Fugitivo
Tal vez no debería retarla a hacerlo, pero no puedo evitar reírme de nuevo — No lastimarías a un pobre chico indefenso y herido, quiero imaginar. No me decepciones — no la conozco, pero me atrevo a hacerle un vago puchero, como si eso fuese suficiente para ganarme su perdón. Hay una pequeña norma entre los esclavos, una de la cual no sé si está al tanto, pero creo que es demasiado sencilla y, a su vez, en extremo obvia: no nos hacemos daño entre nosotros, al menos que la otra persona se lo merezca y para hacerlo, debe ser algo demasiado extremo. Ya es suficiente la mierda que el gobierno nos lanza sobre nosotros como para sumarnos más problemas, esos que ninguno puede solucionar. Y si uno está herido… solo lo ayudas.

La idea de un distrito lleno de muertos es demasiado realista, lo suficiente como para poder imaginarlo y sentir el olor a podredumbre, puedo compararlo con el que suele haber dentro del mercado de esclavos, allí donde la gente no tiene demasiada higiene. Me encantaría tomarme esto un poco más en serio, pero el escenario que me va pintando me hace mirarla como si la lluvia le hubiera humedecido las ideas — Aunque tus intenciones son buenas… — murmuro. Tengo que apoyarme en el coche para ponerme de pie, consciente de que mis zapatos están destruidos y que no haré otra cosa que ligar una nueva paliza. Bah, con suerte puedo ducharme rápido, esconder la ropa dañada y buscar el modo de solucionarlo cuando esté solo… si es que me dan algo de privacidad después de esto — Hay un enorme problema: No hay manera de revivir a los muertos, mucho menos si no tienes magia. ¿Qué vas a hacer? ¿Cargar con un montón de marionetas apestosas? — si me dice que sí, no podré hacer otra cosa que estallarme de risa.

Las gotas se tornan un poco más gruesas, lo que me hace echar un vistazo al cielo gris. Posiblemente la tormenta regrese, el viento sopla un poco más fuerte y tengo que abrazarme en un intento de mantener el calor conmigo — ¿Crees que alguna vez podamos ver un ejército que nos ayude a escapar? — es una pregunta demasiado fantasiosa, pero es imposible no hacerla — Más de una vez me ha gustado imaginar que la gente se cansa de todo esto y el gobierno no puede contenerlos. Es una fantasía estúpida, pero es la única que me hace pensar que, tal vez, el ser humano no está tan perdido.
James G. Byrne
Icono :
Firestone · Jim (fb) - Página 2 19FbU8k
https://www.themightyfall.net/t8231-byrne-james-gabriel
Invitado
Invitado
No lo haría— contesto, creo que ha quedado claro porque no me he movido ante su provocación de que trate de ponerle morado el otro ojo. —Hay muchas otras personas que se merecen que les rompa la nariz, ¿por qué lo haría contigo?— es así de sencillo, reservo mis nudillos para otras narices petulantes, de las que suelo encontrarme en el norte también, donde todos somos unos marginados y nadie debería actuar como si fuera más que nadie, aun así lo hacen. No lastimaría a un chico humano que tiene un par de años menos que yo y a quien sus amos golpean a gusto, no soy esa clase de basura de persona, ni creo que llega a serlo. No por mí, sino porque cuando conoces personas como mi familia adoptiva, te vuelves un poco mejor para sobreponerte a las mierdas del mundo y te encargas de compartir tus galletas reacias y húmedas con un chico que no tuvo la misma suerte, y de quien no tengo esperanza que salga limpio de la violencia que le toca vivir. Como mucho tengo la esperanza de que algún día todo acabe.

Podría hacerlo, ¿no? ¿Es que nunca escuchaste de ese ejército hecho de soldados de barro? La verdad es que me gustaría mucho dar un discurso de guerra en que pueda decirle al mago de turno que esté en el poder, que yo y todos mis muertos muggles hemos vuelto para cobrarnos nuestra revancha— comento, así de asqueroso como suena, porque cargar con todos esos cadáveres a cuestas tendría un olor nauseabundo y es un asco tocar carne en descomposición, si me asquea la de los perros muertos, paso de cargar con muertos como desfile por Neopanem. —No necesito de tanto…— lo pienso mejor, — ¿para que cargar con muertos? Bastaría con agarrar a esas personas que aprobaron las leyes de esclavitud y arrojarlas a un pozo común con todos nuestros muertos. ¿No tienen uno en el mercado? Bien, arrojarlos allí…— digo. Cruzo una sonrisa por mi rostro para sacarle la gravedad a mi tono y palmeo su coronilla. —No quiero darte pesadillas, mejor cambiemos de tema.

Vuelvo a reacomodarme la capucha sobre los rulos mojados cuando el viento nos sacude, la ropa que traigo puesta no es suficiente para pasar el fresco y creo que podría pillarme un resfriado para el que no tenemos medicamentos. Tendré que pasar por el mercado negro antes de regresar al sitio donde nos estamos quedando con mi familia, así que será un largo camino de vuelta. —Yo que tú no esperaría nada de la gente de aquí— digo, honesta como puedo serlo, —en el mercado nos dejan claro que somos poco menos que basura, no encontrarás un ejército en gente que piensa que lo es. Si quieres que te diga que pienso, de Neopanem nunca verás emerger ejércitos de salvación, ni siquiera entre sus muertos. Pero siempre quedan las fronteras, de todo lo que está más allá. Yo sé que vendrán de ahí… Neopanem es mierda en su centro, si hay que limpiarla vendrá de afuera— señalo con mi mano más allá del vertedero lleno de lodo, del tejido derruido, de un horizonte lleno de nubes negras. —Solo asegúrate de estar vivo para cuando eso suceda, de sobrevivir al día al día…— repito.
Anonymous
James G. Byrne
Fugitivo
No — contesto de inmediato — Pero creo que no tendría sentido. ¿El barro no es fácil de destruir? No veo cómo un ejército de barro pueda ser útil contra un montón de armas mágicas avanzadas — por favor, estoy siendo demasiado pesimista, pero no puedo evitar ser un poquitito lógico. El arrojar al montón de políticos que ha ocasionado esto a un pozo común, sin varitas ni medio para salir, suena un poco mejor, aunque la imagen mental es tan desagradable que apenas me percato de cómo es que me palmea la cabeza — Debes ser esas chicas góticas que aman leer historias de terror y gore, ¿no es así? De seguro tienes una cabeza reducida guardada en tu bolsillo y le hablas por las noches. ¿Cómo se llama? ¿Johnny? ¿Robert? — aventuro, molestándola con el tono de voz que alguien utilizaría para fastidiar con algún interés amoroso y no la bizarreada que estoy montando para cambiar de tema.

Estoy cada vez más frío, solo espero no enfermarme a causa de esto; no puedo arreglar todo lo que he arruinado si no soy capaz de moverme por un ataque de mocos asesinos — O sea, quienes decir que la ayuda vendrá de tu distrito invisible de muertos, esos que se supone que están más allá de las fronteras y que corren desnudos por un campo de maíz — ya, eso me lo he inventado, pero creo que va muy bien con la imagen idílica que la gente tiende a usar para describir al catorce. Tiemblo un poco, frotándome los brazos con rapidez — Yo no espero nada de la gente de aquí, hace tiempo he dejado de creer que pueden hacer otra cosa además de decepcionarme. Pero es bueno soñar… al menos un par de veces. Tengo una amiga que es bruja — me encojo de hombros, no voy a dar nombres porque si me oyen pueden meterla en problemas — pero porque no me trata como una bolsa de mierda. Quizá, si hubiesen más personas así… — Por la cara que le pongo, dejo en claro que hasta yo sé que es mucho pedir.

¿Estoy sonando como un niño iluso? Muy probablemente sí. Intento quitarme algo del agua del pelo con un manotazo que no sirve de nada y me obligo a sonreírle, porque creo que lo importante aquí no es mi labio partido, ni los moretones que decoran mi piel — Gracias. Es la primera vez en mucho que hablo con alguien nuevo que no me ve como un mueble defectuoso — porque eso es lo que soy, ni siquiera las extremidades me funcionan bien — Quizá, la próxima vez me encuentre mejor, sin miedos y puedas llevarme contigo. Ya sabes, iremos galopando hacia la puesta de sol hasta llegar a la frontera y NeoPanem se podrá ir a la mierda. No me daría lástima si todo el territorio desapareciera de una buena vez y para siempre — sin magos, sin muggles, todos divididos en un sitio donde nadie nos moleste.
James G. Byrne
Icono :
Firestone · Jim (fb) - Página 2 19FbU8k
https://www.themightyfall.net/t8231-byrne-james-gabriel
Invitado
Invitado
Porque no importaba de qué estaban hechos, era un ejército que de lejos se vio numeroso y así intimidó a sus enemigos— le explico con toda paciencia, como deben hacerlo los mayores más sabios a los menores que todavía no saben mucho sobre tácticas de guerras, claro. Comparto mi sabiduría porque quién sabe si algún día no se le será útil. Si es que hay un día que sea diferente a este en el que estamos condenados a la esclavitud. Sonrío por sus prejuicios hacia mis gustos, no son tan sanguinarios como puede parecer, me gustan las historias que te tienen en vilo, eso es todo. —Se llama Jeremy y lo llevo conmigo a todos lados, ¿quieres que te lo presente?— digo a chiste, escondiendo una mano en el bolsillo de mi sudadera y le muestro mis dientes al sonreír.

Puedo decir que ha entendido mi punto hasta cierta parte, lo del campo de maíz no llegué a imaginarlo y creo que tanto amarillo quemado rompe un poco con la estética mental que tenía de ese asalto de muertos vivos a Neopanem. No se puede imaginar a gusto sin que los niños vengan a hacer su aporte chistoso. —¿Desnudos? Será la guerra, no exhibicionismo. Les exigiré que vayan debidamente vestidos— bromeo, como si se pudiera con algo así, que ha perdido todo sentido y a decir verdad, nunca lo tuvo. ¿Muertos que pelearán por nosotros? No es una novela gore, es un chiste amargo entre dos chicos que se están mojando con la lluvia mientras se terminan las migas de un paquete de galletitas.

Salto de lo alto del automóvil para tirar con fuerza de la manija de la puerta trasera. Hace un ruido horrible, que no me sorprende, el que siga sosteniéndose de sus tornillos es lo que se lleva mi asombro. —Personas así son la excepción, no la regla. Tu amiga, mi familia…— no tiene caso hacer crecer la esperanza, a partir de algo tan pequeño como una única persona con buenas intenciones. —¿Quieres pasar? Sino estarás muerto para mañana y no de los golpes, sino de la gripe. Porque no creo que el bastardo de tu amo te compre medicinas— como para recordarnos lo mierda que pueden ser los magos de Neopanem. Entro primero a la parte trasera del coche y por mal que huela el cuero roto del asiento, es mejor que estar juntando agua entre los rulos. —No tienes nada que agradecer, no soy la clase de basura que te trataría mal por tener una suerte distinta, salimos del mismo mercado y los dos tenemos la marca de una M para no olvidar— digo desde adentro, desprendiendo mis rulos del agarre tirante de un elástico, y cuesta muchísimo con lo húmedos que están.

Y nada de caballos, espero hacerlo en un buen coche. Uno de carreras. Los caballos se me hacen un poco… no me idealices, ¿sí? Tampoco soy una heroína que anda rescatando a chicos en apuros. Trato de mantener mi trasero a salvo y eso es todo. Pero si te veo, te daré un aventón a donde quieras. Con suerte llegaremos a la frontera y de ahí será correr— puedo verlo tan claro, aunque sea delirante. —Y en tierras desconocidas podrás hacer eso de estudiar y trabajar si es lo que quieres, no te diré como debes vivir tu vida, por aburrida que elijas que sea. Yo criaré cabras—, me recuesto contra el sillón gastado y por un momento dejo de decir tantas tonterías. —Oye, Jim para los amigos… lamento mucho que tus amos sean unas bestias como personas y espero que algún día el tipo que te hizo esto reciba los mismos golpes. Me gusta pensarlo como justicia— susurro.
Anonymous
James G. Byrne
Fugitivo
El ruido de la puerta es tan estruendoso que, por un momento, creo que algo se ha roto y me pregunto si alguien va a descubrirnos aquí, cuando es obvio que ninguno de nosotros debería encontrarse en este lugar en primera instancia. Mis ojos se encuentran algo alarmados cuando barro el sitio con la mirada en busca de alguien, posiblemente con una mirada acusadora, fijándose en las dos figuras húmedas, pero me alegra el saber que seguimos estando a solas — Lo sé, me he dado cuenta de que no es una actitud precisamente normal — digo en tono cansino, tomo su invitación y me acerco, echándole primero un vistazo al interior del coche con un vago inclinamiento — Oh, claro. La M de los marginados maravillosos. Somos como una secta, alguna vez dominaremos el mundo como la verdadera mafia. Escribiré una novela sobre ello y me volveré un autor famoso — otra vez más, los delirios de la grandeza que jamás podré tocar.

Me deslizo en el auto, tengo mucho cuidado de no clavarme un resorte que se ha soltado en medio del culo y me trabo un poco cuando mi zapato se engancha en uno de los asientos delanteros, culpa de la suela que se ha despegado. Consigo acomodarme en un rincón, contra una ventana fría y me hago pequeño en mi espacio, ligeramente hundido en busca de la comodidad fantasma de un sitio como este — No voy a idealizarte, no soy tan tonto — me quejo solamente, porque no quiero que me vea como un mocoso lleno de ideas invisibles como su distrito de gente desnuda. Me río porque sí, mi vida imaginaria acabó siendo bastante aburrida, tal vez deba aprender de ella y conseguirme una cabeza reducida — Algún día me lo cobraré — sé que no son palabras bonitas, pero las suelto como si fuesen un bello sueño y me sonrío, cerrando los ojos. Hasta echo la cabeza hacia atrás, haciéndome la imagen mental — Haré que ese sujeto pase por todo lo que yo he tenido que pasar y me rogará que lo deje estar. Si yo no lo hago, puedes prestarme a Jeremy para que lo intimide. Me conformo con solo verlo cagarse en sus pantalones y listo — que me digan vengativo si quieren, pero son magos. Miren lo que han hecho.

Abro un ojo para mirarla de soslayo. El auto tiene un olor inconfundible a humedad y mugre, afuera las lluvias golpean con cada vez más fuerza y tornan este sitio un lugar ruidoso — Podríamos juntarnos aquí de vez en cuando y tratar de arreglar esta chatarra. Si conseguimos que funcione alguna vez, la usaremos para irnos lejos como tú dices que lo harías. ¿Te parece un buen trato? — alocado, pero vale la pena intentar.
James G. Byrne
Icono :
Firestone · Jim (fb) - Página 2 19FbU8k
https://www.themightyfall.net/t8231-byrne-james-gabriel
Invitado
Invitado
Esa es la actitud— celebro, no tanto por el optimismo que siempre está detrás de los sueños locos, sino de la capacidad que encontramos de imaginar delirios como estos, cuando sabemos que esta noche volveré con mis padres inventándola una mentira de cómo me perdí por el mercado del doce y a Jim le tocará lidiar con otra tanda de golpes tal vez. «Marginados maravillosos», no sé si puedo reírme siquiera de eso, es pasarse un poco con lo imaginablemente posible, de maravillosos no tenemos. Ese es el problema, ¿no? No somos maravillosos, somos muggles. No tenemos nada que nos haga especial. Es una mierda, pero el mundo gira con esas injusticias. ¿Y lo peor? Es que creo que cuando era una humana libre, es decir cuando tenía menos de cinco años, mi vida era una mierda. Y siendo esclava, después también como fugitiva, estar con mi familia adoptiva hizo que todo fuera más llevadero. Hace mucho di por sentado que hay personas a las que nos toca esta suerte en contramano.

Consigue hacerse un sitio dentro del coche mientras trato de que mis pies queden sobre el hombro del asiento delantero, así no tengo que estar con las piernas apretujadas en el poco espacio que queda entre sillones, estoy cómoda dentro de lo que puede decirse en un automóvil destartalado en un día lluvioso, en el que no me encontré en el camino a ninguno de los chicos que suelen ofrecerme sus hierbas del mercado, pero hay un chico al cual le ofrecería un poco con tal de que se olvide de sus problemas en casa de sus amos. Lo bueno es que parece que no le hace falta, el deseo de venganza en las entrañas puede ser tan bueno para levantar el ánimo. —Si algún día puedes hacerlo, hazlo. ¡Y corre! ¡Corre fuerte hacia la libertad!— exclamo, haciendo cruzar mi brazo por el aire pesado del interior del coche en una línea veloz. Se puede, ¿no?

¿O soy una extraña excepción dando esperanzas a un chico? Y eso hace que lo mire con cierta vacilación, elijo contestarle cuando giro mis ojos hacia el techo corroído del automóvil. — Podría…— murmuro, —no quiero prometerte nada. Se me complicara a veces y creo que aún más complicado lo tendrás tú. Y… ¿sabes cómo arreglar un coche?— esa es la pregunta importante, se ensancha mi sonrisa porque al menos yo no tengo idea. —Necesitas un amigo, ¿es eso, no? ¿Y soy algo así como un espécimen raro por ser una esclava que se escapó que te gustaría volver a ver para saber que es real y no lo soñaste, verdad?— inquiero, alzando un poco la barbilla. —Quieres estar seguro de que esto no es el efecto de ninguna droga. ¡Oye! ¿Eso es lo que viniste a hacer aquí? ¿A drogarte?— lo acuso con mi dedo índice casi encima de su nariz, para desviar el tema.
Anonymous
James G. Byrne
Fugitivo
¿Las cosas no se aprenden haciéndolas? — pregunto, porque creo que esa es la ley que ha manejado mi vida desde que tengo memoria. Jamás me han enseñado demasiado, he aprendido sobre la marcha y lo que nadie me explicó, lo he descubierto y, sobre todo, buscado en internet. Si puedo trabajar en cada cosa que me ponen dentro de mi casa, puedo arreglar un auto roto. Lo que me ofende es que me acuse de usar todo esto como una excusa para tener un amigo, le doy un manotazo para apartar su dedo de mi nariz y busco hacerme el desinteresado — No digas tonterías. ¿Tengo aspecto de alguien que se droga? Apenas y sé lo que es un medicamento — ella no necesita que se lo aclare, la gente como nosotros no tiene acceso a drogas tan básicas como las medicinas, como para acabar con algo incluso más costoso o complicado de encontrar — ¿O dices que me he golpeado la cabeza tan fuerte al venir que estoy alucinando? Debe ser eso. Ninguna persona que crea en la libertad fingiría demencia cuando le das una oportunidad… ¿O acaso eres cobarde? — solo por fastidiarla, le imito el sonido de una gallina.

El viento provoca que una rama caiga de vaya a saber dónde y golpee el techo, lo que me llama la atención por un momento como para dejar de mirarla. Tengo intenciones de asomar la cabeza para ver qué tanto está lloviendo, es tonto pensar que alguien en casa se debe estar preguntando dónde diablos debo estar — Al menos que tú tengas alguna droga, dudo mucho de que pueda ver esto como una ilusión y solo diré que te llenaste la boca hablando de escapes, pero que no te atreves a armar un coche conmigo. Pues bien, que lástima — no me importa mucho el clima, empujo la puerta de mi lado y, para variar, cae con fuerza al suelo y se interna en el barro. Bueno, supongo que otra cosa que arreglar en caso de que cambie de opinión — Vengo aquí cada tanto, cuando necesito pensar. Si tú quieres encontrarme, ya sabes dónde encontrarme. Si no… pues adiós — y sí, cuando me levanto y empiezo a caminar lento, lo hago solo para ver si ha cambiado de opinión o solo me dejará ir. Hasta la miro sobre el hombro y todo, que la lluvia debería darle el toque dramático.
James G. Byrne
Icono :
Firestone · Jim (fb) - Página 2 19FbU8k
https://www.themightyfall.net/t8231-byrne-james-gabriel
Invitado
Invitado
No voy a detenerte si quieres colocarte detrás del volante de un coche que vaya a saber si uniste los cables correctos…— me encojo de hombros, —yo estaré guiándote desde afuera— digo. No estoy hablando en serio, debe saberlo, en general no sé si algo de todo lo que decimos es en serio. ¿En serio quiere reparar un automóvil? ¿Este automóvil que apenas si tiene una sombra? Acerca una herramienta a su motor y éste seguro que se reduce a polvo. Poner esperanzas en este cacharro es aún más delirante que esperar que nos devuelvan el derecho a la libertad y la comparación es válida. Me incorporo un poco, bajando mis pies de vuelta a lo que se supone que es piso del coche entre asientos, pero veo un par de agujeros que se van haciendo más grandes por lo corroído del metal. Finjo indignarme de que me llame cobarde, hago el amague de propinarle un puñetazo en el hombro. —¡Oye! En serio estás buscando que te deje morado el otro ojo, ¿es lo que buscas?— me río y eso desbarata por completo mi intento de ser bravucona con él.

Tiro mi brazo hacia atrás para buscar una comodidad inexistente en este asiento, y de todas formas me arrellano, no será real, pero puedo hacer la pose. — Me he perdido un poco y estoy casi segura que yo tampoco metí ninguna droga en mi boca— digo, que no le veo la asociación directa a armar el coche y a las revoluciones por la libertad. Sí, supongo que dije que iría a rescatarlo en un coche, ¿es eso? Estoy perdiendo el hilo hasta de mis propias tonterías y mi sonrisa se ensancha cuando saco la cabeza del automóvil, que se ha quedado sin puerta en medio de la salida dramática del chico. Por un momento creo que se irá, ¡se irá de verdad! Pues, bien, no lo voy a retener y si se cree que es hora de volver a casa… Me río cuando lo descubro mirando por encima de su hombro, tengo medio cuerpo fuera del techo del coche y vuelve a caerme la lluvia sobre mi cabeza. —¡Trataré de volver, Jim para los amigos!— le prometo, —y entonces repararé contigo este coche a la libertad—, alzo mi dedo pulgar como lo he visto hacer a no sé quién en el mercado. —Cuenta conmigo— aseguro. Doy por hecho de que volveré en un par de ocasiones, al menos para mirar si lo encuentro, y muy probablemente mayores serán las veces en que nos desencontremos. Así que no está equivocado en decir «adiós», pero los que vivimos de las esperanzas de lo que podría venir, reemplazamos esa palabra con alguna promesa, así hay una razón para volver.
Anonymous
Contenido patrocinado
No puedes responder a temas en este foro.