Ya había pasado un par de días del accidente ocurrido durante el funeral de Jamie Niniadis y desde entonces, solo tuvo tiempo para ir a casa, bañarse y comer algo, antes de tener que regresar al hospital. Hoy por fin tenía medio día libre.
Primero visitó a su madre para asegurarse de que esta estuviera guardando reposo y siguiendo las indicaciones del médico que la había atendido, luego paseó un poco con Artemisa en el club de la isla y finalmente, a última hora de aquella tarde, mientras Lady Cora se encargaba de las compras semanales, Ariadna recorrió la calle principal de la ciudad buscando la tienda de regalos.

Un mes había pasado desde su cumpleaños y como estuvo demasiado ocupada con la mudanza, el trabajo y su nuevo proyecto, se le pasó por alto. Como tampoco gastó galeones en obsequios de navidad para si misma, únicamente para sus pacientes y familia, decidió que era un bueno momento para conseguir lo que en verdad quería.
La campanilla colgada encima de la puerta retumbó en el interior del pequeño negocio y casi de inmediato, una mujer de sonrisa amable apareció cargando una pesada caja de cartón. —Hola, buenas tardes. Mi nombre es Ariadna y me avisaron que mi pedido ya estaba aquí.— La vendedora entrecerró los ojos tratando de recordar y cuando lo consiguió, chistó y dejó las cosas que cargaba encima del mostrador.
Un simple movimiento de su varita bastó para hacer aparecer la fina envoltura del disco musical, uno bastante antiguo y la sanadora al leer la tapa, elevó las comisuras de sus labios y poco le faltó para ponerse a saltar en el lugar. Bueno, tampoco para tanto.
—Muchas gracias...— Se despidió de la mujer cargando en su bolso la obra maestra de "Witch Way?", era una grabación en vivo de la gira del grupo musical en 1993 y aún no comprendía cómo consiguieron esa reliquia.

El frío viento cargado de copos de nieve golpeó su rostro y para protegerse, Ariadna acomodó su sombrero de lana y la bufanda alrededor de su cuello.
Durante un par de cuadras no logró distinguir a Lady Cora a través de las vidrieras, por lo tanto supuso que la elfina ya había regresado a casa.
Una opción era desaparecer y volver a aparecer en la calidez y comodidad de su hogar, sin embargo quiso aprovechar su tiempo fuera del hospital y decidió tomar el camino largo, hundiendo sus botas en el colchón blanco.

Aún no comprendo si el frío me ayuda o empeora el dolor, en realidad siempre creo que podría ser peor pero aún así creo que las puntadas al respirar demasiado profundo o moverme de golpe son agonizantes. Al menos ahora ya puedo caminar erguido, de hecho hice mi primera aparición en el trabajo y poco a poco voy retomando el ritmo de vida que llevaba antes del funeral. Ésta vez no pude escaparme del drama como la vez anterior, aunque me alegro de haber estado allí ya que prácticamente todas las mujeres que quiero con el alma estaban allí y si bien no pude darles una mano, al menos tuve la tranquilidad de saber que seguían vivas en la misma escena.

Camino por las calles rumbo a casa después de una jornada de trabajo cuando me cruzo con una de éstas mujeres. Identifico a Ariadna dentro de su traje de invierno y me acerco a ella sin decir una sola palabra, solo la envuelvo en un abrazo fuerte y no la dejo escapar de él hasta que termino conforme. Está bien, está a salvo y creo que de todos los presentes ha sido la que más ilesa ha salido del gran problema. Creo que el mundo está subestimando sus habilidades de duelo y bien podría ser una sanadora de guerra si ella se lo propusiera.

- ¿Cómo has estado? ¿El hospital sigue siendo una locura? - pregunto con una mueca cuando finalmente me aparto, respirando con dificultad ya que me he jodido solo con el abrazo, tengo que ser cuidadoso, aún no estoy para movimientos bruscos.