The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Invitado
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Después de la liberación de rehenes,
finales de septiembre...


Cuento cada minuto que pasa mientras estoy esperando sentada al borde de la cama a que Ivar despierte, el sonido rítmico de las máquinas a las que está conectado es lo único que se escucha en la habitación, su respiración es mucho más lenta, pasa desapercibida y tengo que afinar mis oídos para comprobar que lo está haciendo. Sé que está en un sueño inducido por los medicamentos para que pueda descansar, como supongo que no lo habrá hecho en todos estos días. Yo no me veo mejor, tengo bolsas violetas debajo de los ojos y mi rostro en general se ve demacrado como si hubieran pasado diez años, no solo un par de semanas desde que nos separamos. Sigo con mis ojos ansiosos cualquier reacción de su parte que me indique que está espabilándose los efectos de los calmantes, y cuando parpadea me arrojo sobre su mano para tomársela, hacerle saber que hay alguien con él.

Todo lo que podría haberme dicho Silas unas horas antes, todo en lo que he creído por años y en lo que me he reafirmado, para que las mentiras de Ivar no me hagan desmoronarme, ser consciente de lo rota que puedo estar por dentro, todo lo hago a un lado. No será fácil, necesitaré tiempo para acomodar mi vida a lo que quiero y a lo que puedo tener, a desentramar las mentiras que me conté a mí misma y a abrazarme a todas esas verdades que duelen, duelen mucho. Pero si hay que reabrir heridas para que puedan sanar como se deben, tendré que hacerlo y me gustaría que Ivar esté conmigo, nuestra hija con nosotros. —¿Ivar?— lo llamo para que abra los ojos, para que me vea. Como no lo hace, el aire colma mi pecho y lo suelto en un suspiro largo y fatigado. —Lamento haberte dejado solo esa noche…— murmuro, si no me hubiera ido a buscar a alguien que nos ayudara, no lo habrían secuestrado. Quise hacer algo bien, pero lo estropeé. —Lamento haberte dejado solo todos estos años— agacho mi mirada a su mano tibia que cubro con la mía, tan fría que la aparto.
Anonymous
Ivar Lackberg
Director del Servicio Social
Mi cuerpo se siente ajeno, todos los dolores de las últimas semanas han desaparecido pero me siento completamente fuera de lugar. Agradezco que me induzcan el sueño pues así no tengo que esforzarme por mantener puesta la máscara que tan fácil tuve los últimos años. Dormir también me libra del enojo, puedo relajar mi ceño y dejar de pensar... de pensar en lo que será de Moira luego de eso, de pensar si Kendrick pudo escapar, si habrá muerto más gente luego de que el juez nos desapareció de esa mina.

Estoy seguro de que paso dormido unas cuántas horas, pero finalmente logro empezar a reconocer la realidad. La sábana rozando mis pies descalzos y los chupetes pegados en mi pecho para controlar mis signos vitales son señales de que me estoy despertando pero la voz de Amalie a mi lado me hace dudar, también puedo sentir su mano pero no sería la primera vez que sueño con ella desde que tuvimos que separarnos. Hago fuerza y logro abrir los ojos, veo un poco nublado pero el rojo de su cabellera es inconfundible.

Sonrío porque estoy en casa e intento apretar su mano pero no tengo fuerzas suficientes para hacerlo - Lamento que hayas tenido que hacer lo que hiciste para salvarnos a ambos - susurro y espero que lo escuche porque mi cuerpo no da para más - Estamos aquí ahora, es lo que importa - agrego curvando a comisura de mis labios. Mierda, quiero abrazarla pero ni siquiera soy capaz de levantar los brazos en su dirección - Ven aquí - pido a penas haciendo un gran esfuerzo para correrme a un lado de la cama y dejarle lugar.
Ivar Lackberg
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Invitado
Invitado
Los recuerdos de esa noche vuelven como fogonazos con lo que me dice, se confunden un poco con otros más viejos que cargo en la memoria, y por eso pasé a conversar con James antes de reunir el coraje necesario para entrar en esta habitación, por eso mismo reconozco que necesitaré ayuda de ahora en adelante para poder sobreponerme a todo lo que pasó. El fuego que se desprendió de mi varita para defendernos fue tan parecido al mismo que consumió lo que quedaba de la casa de mis padres, y el cuerpo inerte de aquella mujer que casi asesinó a Ivar, me traía la imagen del cadáver de mi padre al suicidarse por la culpa de matar a mi madre. Demasiados demonios en mi cabeza, que no sé cómo pude creer que sería capaz de armar y sostener un paraíso para mi hija.  

Sé que lo volvería a hacer— es lo que murmuro, por mucho que me atormente el haber asesinado a una persona, se me enerva la sangre al saber en peligro a mi familia. —Puede ser que todos estos años creíste y yo hice mi parte para que creyeras que me decepcionaste tanto que dejé de amarte, pero no te haces una idea… de todo lo que sería capaz de hacer por ti…— confieso, abriéndole mi corazón aunque se sienta como un desgarro y poniendo otra vez en sus manos la oportunidad de hacerme daño. —Te amaría a pesar de todo. Te perdonaría a pesar de todo. Me quedaría a tu lado a pesar de todo— suspiro.

Tardo unos minutos en tomar el acercamiento que me ofrece, en vez de acomodarme a su lado, me muevo por el borde la cama hasta quedar a la distancia de mi brazo para acariciar su mejilla con mi pulgar e inclinarme hacia él para besarlo, tan ligero que me alejo al cabo de un instante. —Sé que una vez nos enamoramos, Ivar. Y que nos amamos demasiado, pero no de la mejor manera…— susurro, cerrando mis ojos para esconder lo que pueda verse en mis ojos, que no se asuste de todos esas sombras que todavía están vagando por ahí. —¿Podríamos intentarlo otra vez? ¿Te gustaría volver a casa conmigo?
Anonymous
Ivar Lackberg
Director del Servicio Social
Su alma se ha roto a causa de lo ocurrido y no quiero que cargue con eso. De ser posible le daría un trozo de la mía para que sane la herida y así pueda volver a estar entera... Demonios que le daría mi alma entera con tal de que esté bien - Yo habría hecho exactamente lo mismo, Amy, lo mismo y más - es lo máximo que puedo hacer para librarla un poco de la culpa. O quizás ésta ni siquiera existe y le estoy dando demasiadas vueltas al asunto. No digo más al respecto pues lo que dice es tan hermoso que solo puedo aferrar más fuerte su mano, ahora sí, y cerrar los ojos para disfrutar del contacto de mi esposa. No volveré a apartarme de ella, nunca más, tenemos que ser una familia unida ahora.

Tarda unos segundos en acercarse pero al final siento su mano sobre mi mejilla así que dejo caer el rostro a un costado y luego respondo al beso que termina demasiado rápido para mi gusto. Ya habrá tiempo para eso, supongo, ahora solo debo responder a su pregunta sobre la que no hay duda alguna y aclarar ciertos puntos para hacerlo mejor. No todos pueden darse el lujo de una segunda oportunidad en la vida así que aprovecharé ésta como si fuese lo más valioso que se me ha dado.

-Claro que quiero, lo haré - respondo tan rápido como el silencio se apodera de la habitación - Pero ésta vez lo haré diferente, ya no habrá secretos entre nosotros y creo que debo comenzar por aclarar las confusiones del pasado - mentiras, mejor dicho, pero es una palabra que no quiero decir ahora mismo en voz alta - Seguro estarás al tanto de lo que crees que es mi otra familia... En cierta forma lo son pero no cómo tu crees - me apresuro a decir acomodándome en la cama para verla de frente.

Respiro profundo y comienzo a contar la historia desde el principio con lujo de detalle. Mi contacto con la madre biológica de Simon, cómo Robin nos descubrió y terminamos por adoptarlo... Incluso ese beso que tuve que interrumpir para dejarle en claro cuánto amo a Amalie y que por suerte ella pudo comprender - No pude comunicarme con Robin - digo al final del relato - Así que envié a Synnove a la casa, para que se asegure de que Simon esté bien... Ella está al tanto - confieso al final con una mueca, aunque a ella le faltan algunos detalles.
Ivar Lackberg
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Invitado
Invitado
No sé cómo pondremos en orden todo con los que cargamos en estos años, cómo haremos con esa familia paralela que ha formado, y tomo sus palabras como la decisión de quedarse a mi lado, porque si bien le hecho dicho que lo amaría a pesar de todo, no puedo seguir compartiéndolo. Puedo tener la certeza de que me ama, y aun así me lastimaría hondamente que hubiera otra mujer que tuviera una parte de él, alguien con quien también hizo planes que reemplazaron a los proyectos que alguna vez tuvimos entre nosotros. Desearía que se quede total y absolutamente conmigo, puedo aceptar a su hijo, pero no que sigamos llevando vidas en casas distintas. Podremos darle un orden a esto, lo sé. No es mi yo obsesiva compulsiva la que está segura de ello, sino la esperanza que tengo puesta de que esta vez podemos hacerlo mejor.

Muevo mi barbilla en un asentimiento quedo para que pueda hablar de esa otra familia, abriéndole un espacio que nunca le di para que me explicara cómo sucedieron las cosas, en vez de atosigarlo con mis reclamos furiosos y en lo más profundo, también dichos desde el dolor mismo. Siempre supe que no era lo suficientemente fuerte como para escucharle decir que se había enamorado de otra mujer, por eso nunca le di la oportunidad de hablarme al respecto. No obstante, tan destrozada como estuve estos días no creo que pueda estar otra vez, que encuentro la fuerza que necesito de las mismas heridas y escucho con toda calma lo que me cuenta, en un silencio que me hace parecer casi ausente. Al final de la historia, hundo la cara en mis manos y no lloro como me temía, aunque no soy capaz de hablar. Mi voz sale rasposa cuando lo intento. —No tenías una amante. No tenías otro hijo…— musito.

Es como si una alucinación llegara a su fin, como si la magia se acabara y todos los demonios torturadores se disiparan. Todo el dolor fue a causa de algo que no era real, de un engaño que usó para apartarme, y si algo puedo reprocharle, es por haber puesto la vida de un bebé desconocido por delante de su familia. —¿Te acuerdas lo mucho que nos costó tener a Synnove?— pregunto de pronto, —No podía quedar embarazada, las perdidas… me obsesioné con la idea de tener un bebé… cuando hablamos de adoptar, te dije de tomar uno de esos bebés que pasaban por tu oficina…—. Y no era sana bondad lo que me impulsaba, sino el deseo mezquino de madre que se anteponía a todo, que pensaba en uno de esos niños como posesión. —Synnove no se parece ni a ti, ni a mí— los dos lo sabemos muy bien, —Me cuesta creer a veces que la tuve nueve meses dentro, es como… un milagro. Una criatura que alguien nos dio para cuidáramos, que la veo tan frágil a veces, tan fácil de desaparecer…— digo, estrujando los dedos largos y finos que actúan con nerviosismo. —Me hubiera gustado tanto que tuviéramos otros hijos, Ivar. Me hubiera gustado tanto…— susurro, tendré que aceptar que las cosas no siempre siguen un orden lógico, menos aún las familias. —Si quieres a Simon como tu hijo, yo también lo querré.
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Ivar Lackberg
Director del Servicio Social
Y así como así me siento capaz de dormir con una sonrisa, de hacer bromas como lo hacía antes y de cocinar una cena medio decente para toda mi familia. Es de verdad relajante no cargar con tanta mentira, puedo sentirlo en cada uno de los rincones de mi cuerpo y por suerte Amalie no se larga a llorar, aunque lo que dice está un poco errado no la contradigo. Simon es tan hijo mío como lo es Synnove, como lo es Moira y cómo lo es Viggo... De quienes también debo comentarle pero eso lo siento un poco más difícil ya que habla de mi peor época.

¿Cómo no acordarme de lo que costó? Fueron 9 meses de no poder pegar un ojo por miedo, de tener todo listo para que Amalie no se estrese de más, de poder haberlo hecho habría construido una burbuja para mantenerla a salvo pero valió cada segundo. Es nuestro pequeño milagro, uno que ha demostrado no ser tan débil como lo creíamos pero aún así nuestra hija. No se parece a nosotros y a veces lo agradezco, es mejor, mucho mejor, y con los años quedará más y más claro. Comprendo que se refiere a lo físico pero ese es solo un detalle.

Siento una punzada de culpa porque nos costó muchísimo tener hijos y yo tengo dos más por ahí afuera dando vueltas. Hasta preferiría decir que son de matrimonios anteriores pero no es así, al menos pude encontrar a una de ellas y tengo la esperanza de enmendar las cosas siempre y cuando el gobierno no se le tire encima sin previo aviso mañana - Él cree que lo es, fue lo más seguro en su momento - sobre todo porque ni siquiera sabíamos si tendría magia, corrimos un riesgo y por suerte la suerte estuvo de nuestra parte.

- Y hay algo más - tengo que hacer el esfuerzo aunque arruine el momento, honestidad ante todo y no cuenta si no es al 100% - Tuve un hijo en Europa, Viggo... No lo he visto desde que me fuí pero tiene 34 años ahora - comento sin atreverme a mirarla, temo que me odie por eso - No estaba listo para ser padre en ese momento, su madre coincidió y por eso vine aquí, a Neopanem - me hace sentir terrible el recordarlo. Quizás pueda buscarlo algún día pero tengo en claro que solo será para autocastigarme con su reacción - Y años antes de conocerte tuve a Moira, su mamá la apartó de mí pero la encontré hace unos meses - continúo con una sonrisa - Ella estuvo allí en el intercambio de rehenes, no por mí, pero estuvo allí.
Ivar Lackberg
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Invitado
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Pongo de mi parte para pensar en el niño que adoptó como su hijo, en los hechos lo que cuenta es que lo quiere de esta manera. No miento al decir que podría tratarlo como uno dentro de mi propia familia, que tal vez podría haberlo hecho también en ese entonces si traía el bebé a casa, si las mentiras no hubieran sido la mejor opción posible en ese momento y aparentar que la otra mujer era su amante, dio al niño la seguridad que necesitaba. Puedo tratar de acomodar mi vida para hacer espacio a alguien a quien tendré que mentir, hasta que él decida cuándo debe sincerarse con el chico. Mi vida, tan obsesivamente arreglada, está cambiando y con el calor de la mano de Ivar entre las mías, puedo ir reacomodando cada pieza en su posición.

El silencio cae sobre mí como una sombra pesada con las confesiones que vienen después, el contacto de su mano es lo que me retiene a su lado y agradezco que sea el recordatorio que necesito para reafirmarme en la promesa que acabo de hacerle, que estaré a su lado a pesar de todo. Dejo caer mis párpados al tiempo que un suspiro escapa de mis labios, sabía que este hombre traía un pasado como una valija pesada cuando llegó a Neopanem, que no era un santo y que estaba dañado por vicios de carácter, que tenía demonios internos que supieron entenderse sin hablar con los míos, que ambos intentábamos poner una distancia con todo lo que fuimos y soñamos juntos con ser algo mejor.

Saber que tuvo dos hijos que dejó también atrás, me lleva a pensar que nunca nos abandonó a Synnove y a mí, y que tuvo el corazón como para adoptar a un niño. Tal vez si haya expiación de nuestros errores en esta vida. — ¿Quieres buscarlos? ¿Quieres saber qué es de ellos?— consulto, me ha dicho que su hija estaba en el lugar donde intentaron el intercambio, aunque no me aclara al lado de quién. —Te apoyaré en lo que decidas hacer, Ivar. Quizá sea momento de que empecemos a revisar todo lo que hicimos mal y me gustaría estar contigo para que puedas arreglarlo. Y que estés conmigo, para que yo también pueda hacerlo…
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Ivar Lackberg
Director del Servicio Social
Busqué a Moira por años, incluso luego de casarme con Amalie continué revisando todos los papeles que pude en mi empleo para encontrar al menos una pista de su madre pero ¿Cómo hacerlo si ni siquiera tenía su nombre real? En cuanto a Viggo siempre intenté convencerme de que sé perfectamente dónde está, protegido por la familia que decidió estar allí para él, por sus abuelos, paseando por Londres e incluso en Noruega. Tiene todo un continente para él y a veces me gusta pensar que lo ha conquistado, pero la realidad es que no tengo la certeza y para tenerla tengo que cruzar límites demasiado peligrosos, más ahora.

- Quiero arreglarlo - respondo buscando su mirada. Quizás no podamos ser una gran familia como me gustaría, tampoco puedo pedirle a Amalie que haga tremendo sacrificio, pero al menos quiero que tengan en claro que siempre estaré allí para ellos, que tienen un padre - Moira me lo está poniendo difícil, no me quiere en su vida y lo entiendo - comento apartando los ojos para concentrarme en una mancha en la pared que de repente parece sumamente interesante - Es cómo yo a su edad, en el peor sentido de todos - pero no la juzgo, de hecho hasta me hace un poco de gracia... O quizás son los analgésicos.

- No sé cómo buscar a Viggo, creo que sigue en Europa pero no puedo saberlo si no consigo un barco y lo busco por mí mismo - cosa que no estoy dispuesto a hacer pues significaría dejar todo aquí - Pero sería un poco egoísta hacerlo, ya es un hombre adulto y seguro no necesita a su padre... No haré ese sacrificio solo para calmar mi conciencia - ¿Para qué alborotar aguas que están sentadas hace ya años? - Creo que de momento debemos concentrarnos en Synnove y Simon - y en Robin y cómo tomará esta nueva dinámica.
Ivar Lackberg
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Invitado
Invitado
Acaricio el dorso de su mano cuando coincide conmigo en la ardua tarea que nos queda por delante, de tratar de darle un nuevo sentido a las faltas que acarreamos, que él tiene las suyas expresadas en hijos que quiere cuidar y las mías son de otro tipo, un par de problemas que habitan en mi mente que me llevarán tiempo. Y es posiblemente, lo que él también necesitará en cuanto a su hija. —Será entonces que tendrás que mantenerte cerca de ella, por difícil que sea. Si dices que se parece a ti al menos podrás entender por qué hace una cosa y otra, que suele ser lo más difícil cuando se trata de hijos. Sabemos de eso, ¿no?—. No necesité más de una para entenderlo, porque al ser tan distintas con Synnove, nunca he llegado a saber que esconde en su cabeza cuando se mantiene callada, que son más veces de las que habla. —Si está dolida por el tiempo que no estuviste, será cuestión de demostrarle que estás decidido a quedarte esta vez.

Sobre su otro hijo tengo mis reparos, porque al estar fuera de Neopanem, se abre la incógnita de lo que hay más allá de los límites que no solemos cruzar y como he sido una persona que se mantiene dentro de los márgenes por amor al orden, todo lo que queda fuera, suele ser algo de lo que prefiero no saber. Sin embargo, un hijo de Ivar está ahí, nos obliga a preguntarnos sobre su destino si abandonamos la vieja postura de fingir indiferencia a todo. Me tenso involuntariamente cuando sugiere lo del barco, muerdo mi labio inferior y no digo nada, se retracta a sí mismo y eso me da la tranquilidad que necesito para saber que no abandonará todo. Muevo mi mentón en un asentimiento al comprometerme en el cuidado de nuestra hija y del chico que adoptó como suyo, sin ser invasiva en el espacio que le corresponde a quien le hizo de madre. Si quiere mantener su identidad como un secreto, también tendré que revisar mi comportamiento con él para tener una distancia y a la vez, cuidar de él sin que lo sepa. —Y…— vacilo. —¿Seguirás trabajando en el ministerio como siempre? — pregunto, en una manera muy sutil de preguntarle qué postura adoptaremos, esta vez los dos. —Lo que dije aquella vez… sobre el ministerio, sobre ti… Mi familia está por delante de todo, Ivar. Siempre fue así, es solo que tuve que pasar por el miedo a perderles para tenerlo tan claro.
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Ivar Lackberg
Director del Servicio Social
Tener su apoyo es todo lo que necesito ahora mismo, son palabras que no he escuchado más y de verdad lo necesitaba. Sonrío y acaricio su mano, quiero besarla de nuevo pero su rostro está demasiado lejos y aún no reúno fuerzas suficientes - Ha tenido una infancia y adolescencia dura, se esconde detrás de esa imagen - respondo dejando caer mi cabeza hacia un costado una vez más. Eso lo he deducido desde el análisis psicológico, de cuando aún no sabía que era mi hija y luego de eso - Estaré con ella todo lo que pueda, quizás no puedo funcionar como un escudo humano pero al menos para que sienta que no necesita esa armadura conmigo - agrego con media sonrisa. Será complicado porque luego del intercambio de rehenes su rostro probablemente no pueda vagar tan libremente por Neopanem como lo hacía antes.

Me pierdo en mis pensamientos durante unos segundos o minutos hasta que su pregunta llega y me toma algo desprevenido. Es algo que he pensado así que lo tengo más claro de lo que cualquier persona que acaba de volver de un secuestro lo tendría. Ya no trabajaré activamente con el lado rebelde como lo tenía pensado, siempre creí que mi vida terminaría cuando decidiera ir a luchar con ellos en primera fila pero no será así, ya no más - Trabajaré en el ministerio sí, haré lo que me corresponde que es ayudar a los que lo necesitan... Y tendré mucho trabajo con la cantidad de gente que ha fallecido en el atentado - respondo y guardo silencio de inmediato para escuchar lo que dice con completo alivio.

En su momento se mostró muy afín al ministerio, a la dictadura, a vivir a costa de los que tienen menos y eso me destrozó por completo. Bien podría estar mintiendo ahora pero no creo que sea así, elijo confiar ciegamente y aferrarme a la idea de que ahora estamos todos juntos en esto. Puede que siga trabajando para el ministerio pero eso no quiere decir que no haré cosas que no les gusten, como conseguir mejores hogares para los esclavos, como seguir rescatando niños repudiados - Aunque algunas personas no son consideradas dignas de ayuda por el ministerio, así que igual tendremos que tener un plan por si me descubren haciendo cosas que no les gusten - claro que no será tan grave como ser un rebelde con todas las letras pero es mejor estar prevenidos.
Ivar Lackberg
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Will you take me home? x Ivar (FB) IqWaPzg
Invitado
Invitado
Me guardo las preguntas sobre las condiciones de su secuestro, no es algo en lo que pueda indagar en el hospital con el tránsito de sanadores y enfermeras, además de que no quiero traspasar su reserva sobre ciertas cuestiones, las cuales no sé si me conviene saber. Con su respuesta de que se quedará en el ministerio, me da también la seguridad de que permanecerá con nosotras, no se irá detrás de la locura rebelde de la que llegó a ser incluso una víctima. No quiero hacer de nuestras opiniones un nuevo campo de batalla, que es cierto cuando le digo que la familia es lo principal para mí, siempre lo ha sido, esta vez quiero hacer las cosas bien, aunque todo se salga de lo esperado.

Trago un suspiro, no puedo contenerme de hacerlo, cuando él insiste en que seguirá ayudando desde las posibilidades de su puesto y deslizo mi mirada hacia la puerta cerrada de la habitación. No hay nada interesante allí, donde mantengo mis ojos fijos. No podría pedirle a Ivar que dejé de hacer algo que es parte de él, que lo hace alguien bueno, capaz de preocuparse por otros y tratar de remediar lo que está mal. Pero eso lo sigue exponiendo al peligro de ser considerado un traidor en el ministerio, no a la altura de un criminal, pero sí de alguien que no le ofrece ciega lealtad. —¿Has pensado en ese plan?— pregunto, entonces regreso mis ojos a su rostro demacrado contra el blanco de la almohada.

»Te ayudaré en lo que haga falta, una vez que salgas de aquí. Podremos hablar y armar una historia convincente si es necesaria—. Tiendo mi brazo lo largo que es para poder acariciar su mejilla rasposa con mi pulgar, el indicio de una barba que está tomando forma casi me lleva a darle el consejo de esposa de que debería afeitarse, que no he pronunciado por años. Y en cambio, me trae a la mente otra cuestión. —Nos esperan largas charlas en nuestro dormitorio para recuperar el tiempo perdido—. Demasiado tiempo, puedo darme cuenta en este momento al hacer el recuento de los años en que nos mantuvimos distanciados, días que se convirtieron en meses. Todos esos sentimientos que fueron intensos, que palidecieron, los únicos que quedaron son los que se convirtieron en una verdad irrebatible y es la que hoy nos tiene aquí, reencontrándonos.
Anonymous
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