The Mighty Fall
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
PRIMAVERA de 247521 de Marzo — 20 de Junio
Registro General
H. Merneith Bahati
Foreman, Wilhemina
The Mighty Fall
It's a matter of blood [0.4]
Laurence B. Dickens
The Langdons [0.2]
Phoenix D. Langdon
Cierre de Temas
The Mighty Fall
Little bróðir — 0.1
Syver A. Nygaard
Band of Blood [2.4]
Phoenix D. Langdon


ÚLTIMOS
TEMAS
Muggles & Squibs
5000 G
Extranjeros
4000 G
Miembros de Defensa
5000 G
Estudiantes
4000 G
Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

¿Qué ficha moverás?
VISÍTANOS EN TUMBLRREVISA NUESTRAS BÚSQUEDAS Y NUESTRAS PROMOCIONES
31.03¡Estamos de regreso!, no olviden revisar sus MP y pasar por el boletín oficial para ponerse al día con los sucesos de Neopanem.
31.03¡Hay nuevas habilidades disponibles! Podrán leer más sobre ellas aquí.
31.03Estudiantes, ¡los estamos buscando! Pasen a revisar nuestra nueva búsqueda Aquí.
07.11¿Quieren crearse un nuevo personaje? Aquí pueden encontrar las búsquedas de nuestros usuarios.
07.10¡Felices 11 años en línea! Gracias por todos estos años compartidos.
NOTICIAS
IMPORTANTES

Invitado
Invitado
Recuerdo del primer mensaje :

Lunes 10, Octubre

Es un poco tarde en la noche cuando llego a casa de mi madre, como no tengo un tiempo estimado de cuanto puede durar una charla con una noticia como la que tengo para compartir, he pasado primero por mi departamento a recoger las cosas que debía y no creo que pueda esperar al día siguiente para hablarlo con ella. Estuve a punto de llamarla varias veces desde que salí del consultorio del sanador, debatiéndome sobre cuál era la mejor de todas las maneras de contárselo, con el impulso de venir corriendo a ella como lo he hecho en otras ocasiones, a tirarme en la alfombra de su sala a llorar como lo hice cuando Riley se peleó conmigo hace unos meses o a dejarme morir por culpa de las náuseas hace unos días por culpa del encontronazo con Benedict Franco. Después del almuerzo de ayer, en que estuve echa un manojo de nervios por la imprecisión de saber si ese test casero había funcionado y en que le eché la culpa a la comida de sus tuppers por el malestar que no me abandonaba, no tengo idea de cómo se tomará que tendré un hijo. ¡YO! ¡Su hija! ¡Lara! ¡Un bebé!

Le he mencionado a mi madre muy al pasar que estuve viendo a alguien, si ella notó algo más no lo sé. Si a ella también ha llegado el rumor de que estuve visitando la oficina del ministro de Justicia en los últimos tres meses, no sé si lo creyó. ¡Vamos! Que hay muchos rumores sobre el ministro Powell, yo sé con certeza que los míos son ciertos, no afirmo, ni niego nada, a lo demás hago oídos sordos porque no lo sé. ¿Tendré que presentarlos formalmente? No lo hablé con Hans, en realidad prefiero preguntarle a mi madre primero. ¿Necesita conocer con que ADN he mezclado mi ADN? Se lo presentaría solo para darle la tranquilidad de que hay un 50% ¡de que no herede mi carácter! ¿Qué mejor noticia que esa? Estoy tan emocionada de ese 50%, no porque crea que el carácter de Hans es el ideal, porque en serio no lo es, pero creo que a grandes rasgos lo prefiero al mío. Por favor, de todas las cosas, que este bebé si tenga noción del peligro.

Estoy dando vueltas en el umbral de la puerta de mi madre como crup siguiendo sus dos colas, hasta que se abre y veo su figura recortada a contraluz. —¿No te desperté, verdad?— pregunto con culpa. Compruebo en mi reloj que es casi medianoche y acabo de llamarla para avisarle que estaba aquí, parada, meditando en las mil maneras de empezar. Hago lo de nunca, de todas las entradas avasallantes que he tenido en su casa, en esta ocasión lo que hago es rodear su cintura en un abrazo muy fuerte, ser de casi la misma estatura ayuda a que pueda acomodar mi cabeza cómodamente en su hombro. —Mamá, me he metido en un gran, gran problema. El más grande hasta ahora— murmuro, articulo cada palabra con lentitud y lo suelto en un suspiro. —Voy a tener un bebé.
Anonymous
Invitado
Invitado
¿Es que las madres llevan un pergamino escrito con tinta invisible de todas las metidas de pata de sus hijos? ¡Que todavia se acuerda lo del lavarropa! ¿Cuánto tenía entonces? ¿Veintitrés? -¡Traté de solucionarlo sola!- me defiendo de su acusación, -Desarmé todo el lavarropa y seguía sin funcionar, ¿qué iba a saber yo que no había movido la perilla a donde debía y por eso no arrancaba?-. Una auténtica ridiculez en una chica que acababa de graduarse como mecánica, y es que me había formado para trabajar con monstruos electrónicos, no con aparatos domésticos. Vivir sola se convirtió en una prueba de supervivencia, que nunca he podido adoptar los hábitos para ser una mujer de casa, que si no fuera por la comida que me reserva mi madre, seguro que me la pasaría comprando hecha en la esquina. ¡Y gracias a Merlín por los hechizos de limpieza! Que tampoco se me va a ver fregando platos y cantando a las burbujas, por Morgana. Mohini tiene sus buenas razones para creer que todavía la necesito, en especial si tengo otra vida a cargo. Sé también que la necesito. Siempre fue así, ¿no? Desde hace muchos años que hemos sido la una para la otra, que he sentido más de una vez que no la merezco y no debería cargar con el lio que puedo ser. -¿Que yo cuidaré de tí cuando seas vieja? No, Mohini, ni hablar. Lo que haré será pagar un crucero para las dos en el distrito cuatro, contrataremos un enfermero y un masajista. Y otro más para que nos abanique...- digo en chiste, que el cálculo es equivocado y para cuando llegue ese día tendré que comprar tres pasajes, que la pelusa será entonces un niño o una niña en forma.

Quiero ponerme una cacerola en la cabeza como hacia cuando era niña y quería esconderme de los retos de mi madre, que me ladra al oído por tener la cara de hacer una presentación con el padre de su nieto tan banal y a la ligera. Me hundo un poco en mi hueco en el sillón cuando procuro remediarlo. -¿Pues qué quieres? ¿Le escribirás una carta perfumada? ¿Quieres que venga y te traiga flores?-. Voy a caerme de culo si Hans llega a traerle flores de lo que sea a Mohini, es un hecho. No los veo tomándose una cerveza, pero si una copa de algo, al idiota halagando su comida y mi madre que será dura de carácter, pero él es persuasivo, ¡y entonces el desastre! Se llevarán bien, tendrán citas sin mí, harán proyectos juntos sobre el bebé, yo me iré sola en el crucero con el enfermero y el masajista, mirándolos en la orilla mientras comen sus mariscos. Basta, Lara. Deben ser estos pensamientos perturbadores los que hacen que mi mente siga inquieta, que a pesar de su halago sobre los bonitos que serían mis hijos de ojos grandes y dientes de ratita, sigo preocupada de lo que podría ser si conoce a Hans, que malinterpreto totalmente lo que dice al final. -¡Espera! ¿Qué? ¿Qué tu también qué...?- me trepo al respaldo del sillón con mis brazos echados hacia atrás, mis palmas subiendo por el tapiz a prisa. -¿Te quieres venir conmigo? ¡No, no, no! No puedes venir conmigo a casa de Hans. ¡Mamá!-. No puedo permitir que tan pronto mi madre ocupe un lugar en medio de la cama. Los nervios que me provoca todo esto hace que salte del sillón para recuperar el bolso en el que cargué las cosas que necesitaré estos días, y un poco desorientada a pesar de la prisa, busque la puerta para escapar. -Hablaré con él, lo prometo. Le diré que se ponga su mejor traje y compre un vino. Te haré una lista de nombres que no debes mencionar y guardaremos todas esas fotografías donde salgo con ese horrible corte de hongo siendo bebé-. Tanteo el picaporte de la puerta con mi mano, entonces me giro para volver hacia mi madre y abrazarla todo lo menuda que es dentro de mis brazos. -¿Te gustaria una foto de tu nieto o nieta?- pregunto, soltándola para buscar la imagen que nos obsequió el sanador este mediodía y hago una copia para ella con mi varita. Se la entrego con otro beso sonoro en su mejilla y me alejo hacia la salida. -¡No vayas a su oficina!- se lo pido o se lo advierto, como quiera tomarlo, por mi parte, sé que estamos en cuenta regresiva y si no hago la invitación como corresponde, ella lo hará a su manera.
Anonymous
Mohini R. Khan
Tengo que rodar los ojos al tiempo que me muerdo el labio inferior con mis dientes delanteros al aguantarme la risa que no llega a salir cuando todavía sigue tratando de establecer una excusa convincente con el tema de la lavadora. — ¡Qué harías sin tu madre! — Le recuerdo, creo que por enésima vez esta noche. No se da cuenta de lo mucho que me afecta que haya tomado la decisión de tener este bebé, porque sé que la Lara de años anteriores no hubiera hecho lo mismo que está por hacer. Me trago el pensamiento de que una de las razones por las que quiere seguir adelante con ello es por el rubio oscuro de ojos azules y brazos musculosos, esa y otras cuantas que no estoy segura de querer imaginarme en mi cabeza, así que me muerdo la lengua para no decir nada al respecto. — Ah, sí, así me imagino cuando vaya al otro lado, con un hombre bien fuertote abanicándome y otro preparándome un mojito. — Me atrevo a reír, aunque me parece que las bromas acerca de mi propia defunción y vejez ya son suficientes por hoy. Primero tengo que conocer a mi nieto, dar un poco más de guerra y si acaso, ya pensar en eso del crucero más adelante.

Miro a un lado pensativa, es un sentimiento fingido porque no me hace falta pensar para aclarar que, si bien unas flores sería exagerar, una buena presentación no se sale de la normalidad cuando se trata del padre de mi futuro nieto, o nieta. Por favor, que sea una niña. — Bueno, mujer, unas flores no… me basta con un buen fajo de billetes. ¡Tenemos que ahorrar para el crucero! — Le guiño el ojo para que sepa que estoy bromeando, aunque no creo que haga falta hacerlo. Para lo siguiente, sin embargo, me pongo un poquitito más seria, lo justo para que note que esta vez hablo con completa honestidad. — Una cena, comida, lo que sea, que tenga al menos tiempo para hacerme una idea de cómo es este hombre lejos de las cámaras. — Honestamente, algo tiene que tener para que mi niña se haya fijado en él fuera del pelo estirado y los trajes con corbata, si no no entiendo como esta mujer haya podido cambiar de opinión en tan solo unos meses con respecto a su persona. Vamos, que hasta antes del verano comentaba hasta de las caras serias que ponía en la televisión.

Sacudo las manos y vuelvo a poner cara de haber pisado algo asqueroso cuando alega que quiero ir a vivir con ellos, desechando cualquier rastro de esa idea de su cabeza. — No, no, no, mujer, ¡bastante tengo con las imágenes mentales gracias a ti para el resto de mi vida! ¿Yo? ¿Viviendo con vosotros? — Ni pensarlo, muchas gracias. No quiero encima tener que estar escuchando ruidos raros por las noches. De a una me quedo sentada en el sofá yo sola, observando con cara de boba estupefacta como mi hija recoge sus cosas a la misma velocidad que un relámpago. — ¡Pero si te quedaba monísimo! Con esos dientitos que tenías… — No sé por que lo digo en pasado cuando sigue teniendo los mismos incisivos que le hacen parecer una ratita hermosa. Lo de las fotografías me da una nostalgia increíble, más después de esta noticia que me recuerda, una vez más, que ya no es la niña de dientes graciosos y pies de pato. Pego un gritito agudo, después del abrazo en el que me veo envuelta, levantándome tan rápido como ella cuando se le ocurre ahora mostrarme una foto de mi nieto. — ¿Se supone que tengo que ver algo aquí? ¿Es eso un pie? — Tuerzo la cabeza, no muy segura de lo que estoy viendo, pero aun así la llevo a mi pecho con un puchero. — Es precioso. — Que se marche ya o voy a ponerme a llorar aquí mismo. — ¡Pero si no te llevas bizcocho! — Me llego a quejar antes de que salga por la puerta, mientras por mi parte me quedo observando como se estampa contra el marco. — Qué voy a hacer con ella, por dios… — Como si me sirviera de algo, miro hacia arriba antes de sacudir la cabeza resignada, y menos mal que ya no está para ver la sonrisilla que se me escapa al final. A ver cómo duerme alguien ahora.
Mohini R. Khan
Icono :
Tell me it's okay · Mo - Página 2 IqWaPzg
Contenido patrocinado
No puedes responder a temas en este foro.