VERANO de 247521 de Junio — 20 de Septiembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Oficialmente el verano se había vuelto mi estación del año menos favorita, lo que era una hazaña complicada siendo que tampoco me gustaba el frío del invierno o las lluvias de primavera, pero al menos en esas estaciones podía o abrigarme o cubrirme. Estando en el doce, con el sol sobre mi cabeza y la temperatura por encima de los treinta grados, era imposible hacer algo para enfrentar el calor avasallante que amenazaba con dejarme derretida en el suelo.
Mataría a Kenny y a sus instrucciones, ¿cómo encontraría un callejón con un ladrillo suelto si sus indicaciones eran tan vagas? No se si lo había notado, pero aunque el Doce no era precisamente un distrito extremadamente grande, tampoco era que sus edificaciones distaran mucho la una de la otra. Incluso los pocos negocios que habían no ostentaban los rústicos carteles que colocaban en el Cinco. Algún día le pediría a Ferdia o a Moira que me consiguiesen un mapa del lugar. De momento tenía que limitarme a recorrer callejones, tratando de pasar tan desapercibida como era posible, agradeciendo que el calor mantenía a la mayoría de las personas dentro de sus casas. Al menos había recordado cómo usar el Accio, así que en lugar de andar agachándome en cada callejón, simplemente ralentizaba el paso y murmuraba el encantamiento con todo el disimulo que era capaz.
O al menos eso estaba haciendo hasta que unos gritos a poca distancia me hicieron saltar sobre mi misma. ¿Pero qué demonios? Mirando rápidamente a mi alrededor, puedo notar que la calle está completamente desierta, pero las voces se siguen escuchando y estoy segura de escuchar el nombre “Beverly” mezclado entre medio de las palabras. ¿Acaso ese no era uno de los nombres de los niños que estaban buscando? - ¿Hola? - Me aventuro unos pasos en dirección al barullo, y recuerdo que en una de mis charlas con Ben, me había comentado acerca de un artefacto que podían estar usando. - Supongo que estarán bajo la capa pero… - ¿De verdad voy a decir esto? Se sentía ridículo el estar hablando al aire. - El lobo y la enfermera los están buscando. ¿Era así no? Si no lo era pues, al menos no había nadie cerca como para llevarme a un hospital.
Mataría a Kenny y a sus instrucciones, ¿cómo encontraría un callejón con un ladrillo suelto si sus indicaciones eran tan vagas? No se si lo había notado, pero aunque el Doce no era precisamente un distrito extremadamente grande, tampoco era que sus edificaciones distaran mucho la una de la otra. Incluso los pocos negocios que habían no ostentaban los rústicos carteles que colocaban en el Cinco. Algún día le pediría a Ferdia o a Moira que me consiguiesen un mapa del lugar. De momento tenía que limitarme a recorrer callejones, tratando de pasar tan desapercibida como era posible, agradeciendo que el calor mantenía a la mayoría de las personas dentro de sus casas. Al menos había recordado cómo usar el Accio, así que en lugar de andar agachándome en cada callejón, simplemente ralentizaba el paso y murmuraba el encantamiento con todo el disimulo que era capaz.
O al menos eso estaba haciendo hasta que unos gritos a poca distancia me hicieron saltar sobre mi misma. ¿Pero qué demonios? Mirando rápidamente a mi alrededor, puedo notar que la calle está completamente desierta, pero las voces se siguen escuchando y estoy segura de escuchar el nombre “Beverly” mezclado entre medio de las palabras. ¿Acaso ese no era uno de los nombres de los niños que estaban buscando? - ¿Hola? - Me aventuro unos pasos en dirección al barullo, y recuerdo que en una de mis charlas con Ben, me había comentado acerca de un artefacto que podían estar usando. - Supongo que estarán bajo la capa pero… - ¿De verdad voy a decir esto? Se sentía ridículo el estar hablando al aire. - El lobo y la enfermera los están buscando. ¿Era así no? Si no lo era pues, al menos no había nadie cerca como para llevarme a un hospital.
Habían pasado semanas de mi encuentro con Lara, de enterarme de una traición más grande que de la que decian de Ben al 14.
Al principio me costo dormir, luego me dedique de lleno a mi jardin, a preparar nuevos trajes para todos, a terminar de curar e incluso segui mis estudios de medicina y empecé a vender remedios caseros.
Pero nada me sacaba de la mente el hecho, y lo que más me dolía era que el culpable permanecía indiferente a mi sufrimiento, incluso parecía relajado que no le estuviera dirigiendo la palabra y todo mi atención pasara a Kyle. Delilah, como mi confidente y amiga, trataba de aconsejarme pero el dolor era muy intenso para olvidarlo y dejarlo pasar.
Asi que cuando nos toco salir a los dos en busca de proviciones para empezar nuestro viaje más adentro de neopanem no pude carllarme más, sabía que debiamos mantener silencio sobretodo al estar escondidos debajo de la capa, pero mi pecho era una olla a punto de estallar y debía dejarlo salir para dejar a mi corazón sanar.
- ¿Como pudiste? - empecé - Entiendo que mi juventud ha sido un gran problema en nuestra relación, al menos por tu lado, pero nunca crei llegarías a tanto - las lagrimas brotaban de mis ojos tan rapido que no podía secarlas a tiempo - ¡ENCIMA CON UNA VIEJA!
Al principio me costo dormir, luego me dedique de lleno a mi jardin, a preparar nuevos trajes para todos, a terminar de curar e incluso segui mis estudios de medicina y empecé a vender remedios caseros.
Pero nada me sacaba de la mente el hecho, y lo que más me dolía era que el culpable permanecía indiferente a mi sufrimiento, incluso parecía relajado que no le estuviera dirigiendo la palabra y todo mi atención pasara a Kyle. Delilah, como mi confidente y amiga, trataba de aconsejarme pero el dolor era muy intenso para olvidarlo y dejarlo pasar.
Asi que cuando nos toco salir a los dos en busca de proviciones para empezar nuestro viaje más adentro de neopanem no pude carllarme más, sabía que debiamos mantener silencio sobretodo al estar escondidos debajo de la capa, pero mi pecho era una olla a punto de estallar y debía dejarlo salir para dejar a mi corazón sanar.
- ¿Como pudiste? - empecé - Entiendo que mi juventud ha sido un gran problema en nuestra relación, al menos por tu lado, pero nunca crei llegarías a tanto - las lagrimas brotaban de mis ojos tan rapido que no podía secarlas a tiempo - ¡ENCIMA CON UNA VIEJA!
Caminar con la capa nunca es demasiado cómodo, pero ha habido bastante movimiento de aurores en la zona y prefiero prevenir que curar. No es como si tuviese tiempo para perder, si consideramos que deseamos movernos con la mayor cantidad de provisiones posibles, así que Beverly y yo somos los encargados de hacer la ronda del día. En parte está bien, porque ella no es muy alta y eso ayuda a que la capa nos cubra a la perfección sin ningún problema, así que nos movemos un poco más rápido de lo que me muevo con Kyle o cuando somos más ocupando el espacio. Al menos, ese es el plan hasta que la rubia interrumpe nuestro andar con un comentario salido de la absoluta nada que hace que me detenga para no seguir de largo, cerca de la entrada de un callejón — ¿Qué? ¿De qué estás hablando? — de verdad, es una pregunta honesta, que es secundada por la desesperación que siento cuando empieza a llorar como una loca. Okay… ¿De qué me perdí? — ¡Beverly! ¡Shh! — intento callarla, moviendo las manos en el aire como si eso fuese de ayuda para que baje el volumen de la voz — ¿De qué relación, que vieja…? ¡Ya, Beverly, nos oirán hasta los perros!
Soy consciente de que mi rostro debe ser puro desespero, combinado con el total desconcierto. Estoy por pedirle que empiece desde cero porque soy incapaz de seguir su línea de pensamiento, cuando una voz ajena a la situación aparece en el aire y me lleva a ponerle una mano sobre la boca, presionando la palma con algo de fuerza. Entorno la mirada al intentar ver a la figura que se ha acercado, quizá demasiado, buscando algo en el aire que no puede divisar. La reconozco como una chica, al menos entre la tela, y respiro lentamente en un obvio intento de no delatarnos. Solo vete, vamos. Pero entonces… — ¿Qué? — es un susurro, estoy seguro de que ni Beverly debe haberme escuchado. Mi corazón se acelera al escuchar palabras que en un principio no tienen sentido, pero que pronto me causan una inesperada pero desconfiada emoción. Conozco un lobo y una enfermera que sabían que teníamos la capa. Pero ellos están muertos… ¿No?
Dejo caer la mano al soltar a Bev y tanteo hasta tomar la varita del bolsillo de mi jean. Vacilo, pero con lentitud salgo de debajo de la capa, asomando primero la cabeza y luego el resto del cuerpo; a la rubia la dejo atrás, esperanzado de que si algo sale mal, ella se marche. Aún así, un vistazo rápido me da la seguridad de que la calle está desierta y eso me permite alzar la varita en señal de desconfianza — ¿Quién eres? — pregunto, mantener la voz firme es mucho más complicado de lo que pensé. En especial cuando paseo los ojos por ella hasta toparme con los suyos, del color del chocolate amargo. La parte más adolescente de mí me murmura algo sobre que está buena y que quizá debería tratar de aparentar que soy más alto, pero lo ignoro apretando un poco más el agarre de la varita — ¿Y de dónde sabes esas cosas? — porque lo del lobo y la enfermera puede ser una cruel coincidencia o una trampa, pero la capa… ¿Quién más sabe de la capa, además de nosotros y los muertos?
Soy consciente de que mi rostro debe ser puro desespero, combinado con el total desconcierto. Estoy por pedirle que empiece desde cero porque soy incapaz de seguir su línea de pensamiento, cuando una voz ajena a la situación aparece en el aire y me lleva a ponerle una mano sobre la boca, presionando la palma con algo de fuerza. Entorno la mirada al intentar ver a la figura que se ha acercado, quizá demasiado, buscando algo en el aire que no puede divisar. La reconozco como una chica, al menos entre la tela, y respiro lentamente en un obvio intento de no delatarnos. Solo vete, vamos. Pero entonces… — ¿Qué? — es un susurro, estoy seguro de que ni Beverly debe haberme escuchado. Mi corazón se acelera al escuchar palabras que en un principio no tienen sentido, pero que pronto me causan una inesperada pero desconfiada emoción. Conozco un lobo y una enfermera que sabían que teníamos la capa. Pero ellos están muertos… ¿No?
Dejo caer la mano al soltar a Bev y tanteo hasta tomar la varita del bolsillo de mi jean. Vacilo, pero con lentitud salgo de debajo de la capa, asomando primero la cabeza y luego el resto del cuerpo; a la rubia la dejo atrás, esperanzado de que si algo sale mal, ella se marche. Aún así, un vistazo rápido me da la seguridad de que la calle está desierta y eso me permite alzar la varita en señal de desconfianza — ¿Quién eres? — pregunto, mantener la voz firme es mucho más complicado de lo que pensé. En especial cuando paseo los ojos por ella hasta toparme con los suyos, del color del chocolate amargo. La parte más adolescente de mí me murmura algo sobre que está buena y que quizá debería tratar de aparentar que soy más alto, pero lo ignoro apretando un poco más el agarre de la varita — ¿Y de dónde sabes esas cosas? — porque lo del lobo y la enfermera puede ser una cruel coincidencia o una trampa, pero la capa… ¿Quién más sabe de la capa, además de nosotros y los muertos?
El silencio que sigue a mis palabras me hace dudar por unos momentos y me veo tentada a levantar mi mano y caminar tanteando el terreno. No lo hago, me quedo lo más quieta que pueda intentando escuchar, tratando de minimizar hasta el sonido de mi respiración por si acaso llego a oír el murmullo de pisadas alejándose. No oigo nada, pero sí puedo notar como en el medio del aire mismo comienza a visualizarse una hendidura de la que sale paso a paso la figura de un muchacho. No es muy alto, y probablemente no le habría prestado atención de haberlo cruzado solo en el medio del distrito, no era difícil mezclarse entre la gente de aquí y con la pinta que llevaba…
Dejo que mi vista se pasee a sus anchas por su figura, y trato de recordar nuevamente las descripciones de Ben como para tratar de ponerle un nombre a su rostro. No era muy difícil si consideraba que sólo tenía dos opciones, ya que no había forma de que fuese el más pequeño, pero aún así no podía recordar cuál era cuál. Vuelvo a la realidad cuando termino de registrar sus preguntas y esbozo una sonrisa que resulta más triste de lo que intentaba ser en un inicio. - Oh, lo siento. me llamo Mimi Johnson. - Extiendo la mano hacia adelante y la tiendo para que el muchacho la estreche. - Y sé esas cosas porque como dije, los están buscando. - Vuelvo a mirar por los alrededores asegurándome que la calle continúe desierta antes de murmurar. - El primo Ben y Alice llegaron hace días y pidieron la ayuda de la red para buscar a un grupo de niños. Nos dieron sus nombres y sus descripciones para que estuviésemos atentos, pero también nos advirtieron que podían estar escondidos con la capa de invisibilidad. - Trato de mirar hacia sus espaldas, elevándome sobre las puntas de los pies como para tratar de ver mejor, pero aún así no puedo divisar ni un ápice de nada que no sea la calle. - Es así como los descubrí, escuché el nombre de Beverly. Está contigo, ¿verdad?
Lo admito, estaba siendo extremadamente verborrágica, pero si yo estuviese en sus zapatos, no confiaría en nadie que apareciese de la nada sin al menos tener la mayor cantidad de información posible. - A todo esto… ¿eres Ken o eres Kyle? No puedo recordar cuál era el de los rulos, y cuál el de las orejas. - Confieso algo avergonzada por mi propio olvido.
Dejo que mi vista se pasee a sus anchas por su figura, y trato de recordar nuevamente las descripciones de Ben como para tratar de ponerle un nombre a su rostro. No era muy difícil si consideraba que sólo tenía dos opciones, ya que no había forma de que fuese el más pequeño, pero aún así no podía recordar cuál era cuál. Vuelvo a la realidad cuando termino de registrar sus preguntas y esbozo una sonrisa que resulta más triste de lo que intentaba ser en un inicio. - Oh, lo siento. me llamo Mimi Johnson. - Extiendo la mano hacia adelante y la tiendo para que el muchacho la estreche. - Y sé esas cosas porque como dije, los están buscando. - Vuelvo a mirar por los alrededores asegurándome que la calle continúe desierta antes de murmurar. - El primo Ben y Alice llegaron hace días y pidieron la ayuda de la red para buscar a un grupo de niños. Nos dieron sus nombres y sus descripciones para que estuviésemos atentos, pero también nos advirtieron que podían estar escondidos con la capa de invisibilidad. - Trato de mirar hacia sus espaldas, elevándome sobre las puntas de los pies como para tratar de ver mejor, pero aún así no puedo divisar ni un ápice de nada que no sea la calle. - Es así como los descubrí, escuché el nombre de Beverly. Está contigo, ¿verdad?
Lo admito, estaba siendo extremadamente verborrágica, pero si yo estuviese en sus zapatos, no confiaría en nadie que apareciese de la nada sin al menos tener la mayor cantidad de información posible. - A todo esto… ¿eres Ken o eres Kyle? No puedo recordar cuál era el de los rulos, y cuál el de las orejas. - Confieso algo avergonzada por mi propio olvido.
Se atrevió a actuar todo sorprendido, quería golpearlo pero solo seguí llorando de frustración. No me da tiempo de seguir recriminandole porque una persona empieza a hablarnos o puede que este hablando sola, que también es muy probable si tenemos en cuenta que somos invisibles y no hay nadie más en la calle.
Ken me tapa la boca con su mano, en cualquier otro momento estaría fantaseando una situación romantica como espias huyendo y para no ser atrapados se ponen en una situación de mucha cercania y las chispas de tensión sexual saltarían por todos lados, pero no esta vez. Hoy era solo un chico con manos sucias y le gustaba acariciar arrugas. Ojala mis mocos le mantengan la mano humeda todo el día.
Entonces la persona, que resulta ser una chica guapa, podía sentirlo aun con mi vista borrosa por las lagrimas de la traición, dijo unas palabras que me hicieron parar de llorar.
"Son ellos" le digo a Ken aun con su mano en mi boca, pero no me parece estar prestando atención, se ve bastante en shock a decir verdad. Yo también lo estaría pero a la vez siento que esa esperanza que estaba vibrando aun después de todo este tiempo lo estaba esperando, un indicio de ellos. Y ahi estaba, en forma de morocha sexy.
Ken salió de la capa primero con precaución y supongo que debería estar también lista para ayudarlo si acaso fuera una trampa, pero la emoción me recorre el cuerpo como electricidad que no puedo pensar en otra cosa que en sonreir de oreja a oreja y gritarle a mi infiel prometido "¡te lo dije!".
Con la explicación que nos da Mimi yo estoy totalmente convencida por lo que también salgo de la capa y la empiezo a doblar para que no estorbe.
- Aquí estoy, soy Beverly - le digo saludandola sin perder la sonrisa - Realmente es un gusto conocerte Mimi - Ben y Alice estaban vivos, eso significaba que el resto también podía estarlo - Este es Ken, el de las orejas. No puedo esperar para presentarte al resto y que les digas las buenas noticias
Ken me tapa la boca con su mano, en cualquier otro momento estaría fantaseando una situación romantica como espias huyendo y para no ser atrapados se ponen en una situación de mucha cercania y las chispas de tensión sexual saltarían por todos lados, pero no esta vez. Hoy era solo un chico con manos sucias y le gustaba acariciar arrugas. Ojala mis mocos le mantengan la mano humeda todo el día.
Entonces la persona, que resulta ser una chica guapa, podía sentirlo aun con mi vista borrosa por las lagrimas de la traición, dijo unas palabras que me hicieron parar de llorar.
"Son ellos" le digo a Ken aun con su mano en mi boca, pero no me parece estar prestando atención, se ve bastante en shock a decir verdad. Yo también lo estaría pero a la vez siento que esa esperanza que estaba vibrando aun después de todo este tiempo lo estaba esperando, un indicio de ellos. Y ahi estaba, en forma de morocha sexy.
Ken salió de la capa primero con precaución y supongo que debería estar también lista para ayudarlo si acaso fuera una trampa, pero la emoción me recorre el cuerpo como electricidad que no puedo pensar en otra cosa que en sonreir de oreja a oreja y gritarle a mi infiel prometido "¡te lo dije!".
Con la explicación que nos da Mimi yo estoy totalmente convencida por lo que también salgo de la capa y la empiezo a doblar para que no estorbe.
- Aquí estoy, soy Beverly - le digo saludandola sin perder la sonrisa - Realmente es un gusto conocerte Mimi - Ben y Alice estaban vivos, eso significaba que el resto también podía estarlo - Este es Ken, el de las orejas. No puedo esperar para presentarte al resto y que les digas las buenas noticias
Es demasiada información en pocos segundos, así que me cuesta un poco percatarme de que me está tendiendo la mano. Reacciono como si hubiese tenido una chispa repentina y estrecho su palma con la mía, pero no es más que un apretón quedo — ¿Primo Ben? — no estaba enterado de que mi tío tuviese familia fuera del catorce, pero todo lo que dice deja ese detalle a un lado casi de inmediato. ¿Esto significa que estuvieron vivos todo este tiempo? ¿Que fueron semanas de angustia para terminar sabiendo que no somos los únicos que lograron salir del fuego? ¿Cómo es eso posible? No sé qué decir, queda en evidencia por mi modo de balbucear palabras que no consigo hacer funcionar del todo y Beverly responde la pregunta haciendo acto de presencia como aparecida, valga la redundancia, del aire. Creo que recobro la compostura cuando señala mis orejas y la fulmino con la mirada, aunque muy disimuladamente me aplasto el pelo para cubrirlas un poco. No puedo creer que de verdad me haga esto, justo después de una escenita que no tengo idea de dónde sacó y que de seguro fue solo un brote de locura.
Con la varita ya baja, doy un paso hacia atrás para poder ver mejor a la desconocida, como si de esa manera pudiese adivinar si está mintiendo o no. El cansancio que llevo arrastrando desde que nos marchamos del catorce, tanto mental como físico, me ruega que le crea de inmediato, pero la idea de que es demasiado bueno para ser verdad me detiene — ¿Qué es esta red? ¿Cómo es que…? — intento hacer memoria, pero no encuentro nada de eso y no quiero sonar descortés. Solo porque sí, aprovecho que me he aplastado el pelo para sacudirlo un poco hacia atrás, tratando de adoptar la mejor postura que soy capaz: la del líder maduro de este grupo de inadaptados sociales. Nadie me ha nombrado jefe, vale aclararlo, y lo sé, pero también tengo bien en claro que se me da de maravillas esto de dar órdenes — ¿Sólo son Ben y Alice? ¿No hay más con ustedes? ¿Cómo lograron escapar del fuego? — sé que son un montón de preguntas y también soy consciente de que no es solo buscar confiar en ella, sino encontrar una respuesta a las incógnitas que me aceleran el corazón. Si están vivos, si en verdad no estamos solos… — ¿Dónde están? — y miro por encima de ella, como si pudiese verlos aparecer de la nada. Si está mintiendo, no debería olvidar que aún tengo la varita en la mano.
Con la varita ya baja, doy un paso hacia atrás para poder ver mejor a la desconocida, como si de esa manera pudiese adivinar si está mintiendo o no. El cansancio que llevo arrastrando desde que nos marchamos del catorce, tanto mental como físico, me ruega que le crea de inmediato, pero la idea de que es demasiado bueno para ser verdad me detiene — ¿Qué es esta red? ¿Cómo es que…? — intento hacer memoria, pero no encuentro nada de eso y no quiero sonar descortés. Solo porque sí, aprovecho que me he aplastado el pelo para sacudirlo un poco hacia atrás, tratando de adoptar la mejor postura que soy capaz: la del líder maduro de este grupo de inadaptados sociales. Nadie me ha nombrado jefe, vale aclararlo, y lo sé, pero también tengo bien en claro que se me da de maravillas esto de dar órdenes — ¿Sólo son Ben y Alice? ¿No hay más con ustedes? ¿Cómo lograron escapar del fuego? — sé que son un montón de preguntas y también soy consciente de que no es solo buscar confiar en ella, sino encontrar una respuesta a las incógnitas que me aceleran el corazón. Si están vivos, si en verdad no estamos solos… — ¿Dónde están? — y miro por encima de ella, como si pudiese verlos aparecer de la nada. Si está mintiendo, no debería olvidar que aún tengo la varita en la mano.
Apenas y se me escapa un leve “sip” de los labios en respuesta a su pregunta, que no llego a explayarme más cuando una rubia, no más alta que el muchacho, se materializa a pocos pasos de distancia. Su aspecto general no es mucho mejor que el del muchacho, pero creo que no es nada que una buena ducha y algo de comida no puedan arreglar. Al menos ella parece aceptar con mucha más facilidad lo que le estoy diciendo, y no tarda en aceptar mis palabras y mostarse entusiasmada con la idea. Me preocuparía la rapidez que tiene en confiar, pero si lo que me han dicho sobre ella es cierto, no es un comportamiento que deba extrañarme. - Beverly, Ken. El gusto es mío… ¡no se dan una idea de cuánto! - Y era verdad, no solamente estaba contenta por haber descubierto el paradero de los muchachos, sino que además estaba contenta por haber sido yo la que había logrado esa hazaña. Que más que hazaña había sido mera casualidad, pero era imposible no sentir una pizca de orgullo por ese hecho. - Cómo decía, sí, Ben es mi primo. Larga historia corta: mi padre fue el hermano de su madre y ¡voilá! tengo un primo vivito y coleando, y casi tan fugitivo como yo… O no tanto porque nadie lo busca, pero eso ya es otro tema. -
Termino de relajar mi postura cuando el muchacho baja la varita e, inadvertidamente, aflojo el agarre que tenía sobre la mía. - ¿Cómo es que qué? ¿La red? Técnicamente somos una radio que cuenta lo que el gobierno calla, pero para hacer eso se tuvo que armar una red de personas de confianza y… bueno, la red. - Remarco como si eso fuese una explicación en sí misma, y miro a la rubia como tratando de encontrar entendimiento en su mirada. - Aguarda, aguarda, aguarda. Que son muchas preguntas y tengo que ordenar mis ideas. - Levanto ambas manos en el aire en señal de alto, y cuando noto que se ha callado cierro los puños con la única excepción del índice y el pulgar de mi mano izquierda que se quedan aguantando el gesto. - Viviendo en el departamento son solo Ben y Alice, pero también conocí a Ava hace unos días, y tengo entendido que su hermano está con ella, pero a él no lo he visto. - Aprieto los labios y medito unos segundos más. - ¿Algo de una moto? ¿O era un río? Bah, creo que fueron modos diferentes, pero tendrán que preguntar ustedes cuando vayamos al cinco, que es dónde están, por cierto. - Aclaro, y luego recuerdo lo que había dicho la rubia. - ¿Están todos los demás niños con ustedes? Nos dijeron de un grupo de seis, y dijiste algo de decirle a los demás así que… - Consulto con Bev, quien es la que había mencionado a otros, y esperando que la respuesta sea afirmativa.
Termino de relajar mi postura cuando el muchacho baja la varita e, inadvertidamente, aflojo el agarre que tenía sobre la mía. - ¿Cómo es que qué? ¿La red? Técnicamente somos una radio que cuenta lo que el gobierno calla, pero para hacer eso se tuvo que armar una red de personas de confianza y… bueno, la red. - Remarco como si eso fuese una explicación en sí misma, y miro a la rubia como tratando de encontrar entendimiento en su mirada. - Aguarda, aguarda, aguarda. Que son muchas preguntas y tengo que ordenar mis ideas. - Levanto ambas manos en el aire en señal de alto, y cuando noto que se ha callado cierro los puños con la única excepción del índice y el pulgar de mi mano izquierda que se quedan aguantando el gesto. - Viviendo en el departamento son solo Ben y Alice, pero también conocí a Ava hace unos días, y tengo entendido que su hermano está con ella, pero a él no lo he visto. - Aprieto los labios y medito unos segundos más. - ¿Algo de una moto? ¿O era un río? Bah, creo que fueron modos diferentes, pero tendrán que preguntar ustedes cuando vayamos al cinco, que es dónde están, por cierto. - Aclaro, y luego recuerdo lo que había dicho la rubia. - ¿Están todos los demás niños con ustedes? Nos dijeron de un grupo de seis, y dijiste algo de decirle a los demás así que… - Consulto con Bev, quien es la que había mencionado a otros, y esperando que la respuesta sea afirmativa.
Le devuelvo la fulminación a Ken, no porque Mimi haya aparecido y traiga estas buenas noticias voy a dejar pasar su traición.
- Dejala respirar al menos - le digo cuando la acosa a preguntas, la pobre parece mareada tratando de responder todas las preguntas - Puedes llamarme Bev - al menos quería que estuviera comoda.
Me había llamado la atención lo de prima de Ben, pero no quería ser impertinente. Realmente me preguntaba como podía haber pensado que una persona tan maleducada podía ser mi principe.
Escucho todo lo que dice con entusiasmo, una pariente lejana, ava y cale también estaban vivos y un grupo nuevo de gente amiga de nuestra familia, todo suena tan genial como en una historia de espias y misiones ultra secretas. Ya estaba pensando todo un nuevo vestuario.
- Todo suena tan genial e increible, necesito que me cuentes más sobre esta red - digo acercandome y tomandola de un brazo - Y si, los demás estan bien en el refugio que hicimos, tenemos que ir hasta ellos y contarles todo esto - me paro en seco antes de arrastrarla conmigo - Espera, nosotros estabamos yendo a buscar proviciones para seguir viajando, ¿necesitamos algo para ir al distrito 5? Podemos aprovechar ahora para conseguirlo - realmente no sabía como sería el clima alla, pero podía pensar en un pantalon largo con un top y un saco encima, bien clasico y facil de adaptar.
- Dejala respirar al menos - le digo cuando la acosa a preguntas, la pobre parece mareada tratando de responder todas las preguntas - Puedes llamarme Bev - al menos quería que estuviera comoda.
Me había llamado la atención lo de prima de Ben, pero no quería ser impertinente. Realmente me preguntaba como podía haber pensado que una persona tan maleducada podía ser mi principe.
Escucho todo lo que dice con entusiasmo, una pariente lejana, ava y cale también estaban vivos y un grupo nuevo de gente amiga de nuestra familia, todo suena tan genial como en una historia de espias y misiones ultra secretas. Ya estaba pensando todo un nuevo vestuario.
- Todo suena tan genial e increible, necesito que me cuentes más sobre esta red - digo acercandome y tomandola de un brazo - Y si, los demás estan bien en el refugio que hicimos, tenemos que ir hasta ellos y contarles todo esto - me paro en seco antes de arrastrarla conmigo - Espera, nosotros estabamos yendo a buscar proviciones para seguir viajando, ¿necesitamos algo para ir al distrito 5? Podemos aprovechar ahora para conseguirlo - realmente no sabía como sería el clima alla, pero podía pensar en un pantalon largo con un top y un saco encima, bien clasico y facil de adaptar.
Sí, sé lo que es un primo, solo que no pensé que Benedict tuviera alguno; obvio no se lo digo, siento que sonaría demasiado fastidioso y tampoco tengo intenciones de empezar con el pie izquierdo con quien parece poder llevarnos con los nuestros. Obviemos que es una chica de nuestra edad con rasgos muy distintos a los que estoy acostumbrado a ver en el catorce, para nada. Mis cejas se disparan hacia arriba porque, poco a poco, empiezo a comprender a qué se refiere y mi boca se abre en señal de asombro, aunque intento que mi mandíbula no se vaya tan abajo — ¿O sea que ustedes son parte de esa resistencia de la que tanto oímos hablar? — sé que había gente tocándole el culo al gobierno, algo he escuchado, pero los detalles son algo que jamás llegaron a mí y siempre reprocharé esa actitud en los adultos. Quiero decir, ella no parece ser mucho más grande que yo y está metida de lleno en eso, ¿por qué yo no? — ¡¿Ava y Cale están vivos?! — la voz me sale más aguda de lo que ya es por sí sola y tengo que mirar alrededor para chequear que nadie me ha escuchado. Los únicos ojos que veo son los de un perro, que orina en la esquina y se aleja sin prestarnos atención — Es imposible, quiero decir… ¡Vimos cómo todo se quemó! No hay manera en que tantos puedan haber salido de ahí… — mi cabeza se balancea de un lado al otro, presa del asombro que, al final, me arrebata una risa cargada de incredulidad. Si es verdad, si todo esto es cierto… tengo que verlo, tenemos que saberlo de nuestra propia fuente. La razón me dice que todo esto es ilógico, pero sus descripciones, sus relatos, todo cuadra.
Pero no puedo decir nada porque Bev se me adelanta y tengo que hacer un enorme esfuerzo para no rodar los ojos; obviamente, fallo. Ni la conocemos y ya se le anda colgando al brazo como si fuesen amigas de toda la vida — Espera, espera, no podemos marcharnos así como así, ¿no? — pregunto, levantando las manos como alguien que intenta ser la parte lógica de la ecuación — ¿Cómo llevaremos a todos al cinco? Somos muchos, es imposible pasar desapercibidos. La capa no nos cubrirá a todos, al menos que sea de noche — ahí, es cuando los pies no se ven en la oscuridad y nadie se preocupa por eso. Miro a Mimi, tratando de obviar el entusiasmo de Bev — ¿Tienes alguna manera de comunicarte con ellos? — porque si vamos a mover a todos, es mejor estar seguro.
Pero no puedo decir nada porque Bev se me adelanta y tengo que hacer un enorme esfuerzo para no rodar los ojos; obviamente, fallo. Ni la conocemos y ya se le anda colgando al brazo como si fuesen amigas de toda la vida — Espera, espera, no podemos marcharnos así como así, ¿no? — pregunto, levantando las manos como alguien que intenta ser la parte lógica de la ecuación — ¿Cómo llevaremos a todos al cinco? Somos muchos, es imposible pasar desapercibidos. La capa no nos cubrirá a todos, al menos que sea de noche — ahí, es cuando los pies no se ven en la oscuridad y nadie se preocupa por eso. Miro a Mimi, tratando de obviar el entusiasmo de Bev — ¿Tienes alguna manera de comunicarte con ellos? — porque si vamos a mover a todos, es mejor estar seguro.
Asiento con la cabeza a su sobrenombre, y lo pronuncio en voz alta como para hacerme a la idea. - Bev, Ben, Ken… No se si me lo simplifican o si lo complican más - ¿A Zenda también le dirán “Zen”? Iba a preguntarlo, pero la pregunta del muchacho me saca de ese carril y por unos segundos no entiendo a qué se refiere.
- Mmmm… no tan así. No fuimos los culpables del atentado a la gala, ni tuvimos nada que ver con el escuadrón de aurores desaparecido. Pero no somos simpatizantes tampoco. - No es que no me hubiese gustado tener que ver con esos eventos, pero nunca formábamos parte de ellos. Si relatábamos los sucesos como corresponde luego de que sucedían, pero seguía sin ser lo mismo. - Yo soy la técnica de la red, así que a menos que se trate de un golpe cibernético, no creo estar presente.
No me espero el sobresalto de Ken, y no se si su reacción tiene que ver porque sean personas cercanas a él, por simple incredulidad, o por no haberlos mencionado con un apodo cursi antes. - Nosotros también vimos lo que le hicieron al distrito, estuvieron pasando las imágenes por semanas. - Y la primera vez que había visto a Kenny reaccionar a las noticias… no había sido lindo. Nada de esto estaba ni cerca de ser lindo. - No puedo garantizar que lo que nos hayan contado sea cierto, pero si conocí a una Alice… Whiteley, creo, algo bajita y siempre con un aura triste rodeándola. - Por no decir cabizbajo y deprimente. - A un Ben Franco, del tamaño de un ropero y con demasiado conocimiento del pasado como para no ser mi primo, y a una Ava… - Lo pienso unos segundos hasta que logro dar con el apellido. - Ballard, también bajita, pero ¿intensa? No la vi tantas veces como para poder describirla como corresponde. - Que nada de lo que había dicho había sido muy revelador, pero quería creer que servía como una especie de prueba para el muchacho incrédulo.
Bev me toma del brazo de manera inesperada, y debo recordar que me dijeron que debía ser paciente con ella. No me molesta el contacto en sí, pero tiendo a sobresaltarme cuando invaden mi burbuja personal. Había tomado meses que me acostumbre a los semi abrazos a los que siempre me sometía Moi. - Vas a tener que esperar un poco para que te cuente más de la red. Tenemos que organizar bien las cosas. - Y Ken parece estar de acuerdo, o al menos el querer pensar en los inconvenientes que podemos tener en el camino. - No quiero mandar un mensaje por teléfono, porque la radio es segura, pero no puedo controlar por completo los registros de una línea telefónica. Y a diferencia de Kenny, todavía no puedo producir un patronus corpóreo capaz de enviar un mensaje. - Me lamento por mi falta de habilidad, y frunzo los labios con preocupación. O al menos lo hago hasta que se me ocurre una idea. - Si es que estaban buscando provisiones, no los esperan pronto ¿verdad? - Saco de mi bolsillo un sickle gastado, y lo hago girar en mi palma. - Es un traslador, y está programado para partir en treinta minutos… si los dos saben dónde está el refugio, tal vez uno pueda venir conmigo, y el otro pueda regresar con el resto para decirles lo que va a pasar. Varios en la red se pueden aparecer, o tal vez puedan programar otro de estos. Pero antes… - Recuerdo el chip que estoy buscando, y giro la cabeza en dirección a los pocos callejones que me quedan por recorrer. - Tengo que encontrar la razón por la que vine aquí.
- Mmmm… no tan así. No fuimos los culpables del atentado a la gala, ni tuvimos nada que ver con el escuadrón de aurores desaparecido. Pero no somos simpatizantes tampoco. - No es que no me hubiese gustado tener que ver con esos eventos, pero nunca formábamos parte de ellos. Si relatábamos los sucesos como corresponde luego de que sucedían, pero seguía sin ser lo mismo. - Yo soy la técnica de la red, así que a menos que se trate de un golpe cibernético, no creo estar presente.
No me espero el sobresalto de Ken, y no se si su reacción tiene que ver porque sean personas cercanas a él, por simple incredulidad, o por no haberlos mencionado con un apodo cursi antes. - Nosotros también vimos lo que le hicieron al distrito, estuvieron pasando las imágenes por semanas. - Y la primera vez que había visto a Kenny reaccionar a las noticias… no había sido lindo. Nada de esto estaba ni cerca de ser lindo. - No puedo garantizar que lo que nos hayan contado sea cierto, pero si conocí a una Alice… Whiteley, creo, algo bajita y siempre con un aura triste rodeándola. - Por no decir cabizbajo y deprimente. - A un Ben Franco, del tamaño de un ropero y con demasiado conocimiento del pasado como para no ser mi primo, y a una Ava… - Lo pienso unos segundos hasta que logro dar con el apellido. - Ballard, también bajita, pero ¿intensa? No la vi tantas veces como para poder describirla como corresponde. - Que nada de lo que había dicho había sido muy revelador, pero quería creer que servía como una especie de prueba para el muchacho incrédulo.
Bev me toma del brazo de manera inesperada, y debo recordar que me dijeron que debía ser paciente con ella. No me molesta el contacto en sí, pero tiendo a sobresaltarme cuando invaden mi burbuja personal. Había tomado meses que me acostumbre a los semi abrazos a los que siempre me sometía Moi. - Vas a tener que esperar un poco para que te cuente más de la red. Tenemos que organizar bien las cosas. - Y Ken parece estar de acuerdo, o al menos el querer pensar en los inconvenientes que podemos tener en el camino. - No quiero mandar un mensaje por teléfono, porque la radio es segura, pero no puedo controlar por completo los registros de una línea telefónica. Y a diferencia de Kenny, todavía no puedo producir un patronus corpóreo capaz de enviar un mensaje. - Me lamento por mi falta de habilidad, y frunzo los labios con preocupación. O al menos lo hago hasta que se me ocurre una idea. - Si es que estaban buscando provisiones, no los esperan pronto ¿verdad? - Saco de mi bolsillo un sickle gastado, y lo hago girar en mi palma. - Es un traslador, y está programado para partir en treinta minutos… si los dos saben dónde está el refugio, tal vez uno pueda venir conmigo, y el otro pueda regresar con el resto para decirles lo que va a pasar. Varios en la red se pueden aparecer, o tal vez puedan programar otro de estos. Pero antes… - Recuerdo el chip que estoy buscando, y giro la cabeza en dirección a los pocos callejones que me quedan por recorrer. - Tengo que encontrar la razón por la que vine aquí.
Ugh, Ken solo sabía tirar abajo mis sueños con su molesta realidad, claro que podíamos ir todos al 5, nos creian muertos ¿no? Sería como una aventura, solo diriamos que estabamos viajando y vendiamos flores, ¿quién dudaria de un grupo de niños hippies?
- ¿Cómo pensabas viajar al sur sino? - le preguntó cruzando los brazos y mirandolo con incredulidad - ¿No salimos especificamente para abastecernos y emprender viaje? - entonces me respondo sola - Pensabas dejarnos y seguir con tu cruzada solo - quede con la mente en blanco.
Entonces todo cayo en su lugar, pensaba casarse con la anciana para fingir ser alguien más, conseguir un trabajo en el ministerio como un hombre casado, y luego planear un atentado contra la loca que había destruido nuestra casa.
- ¡No puedes hacer eso! - me enfurecí - Somos un grupo y no voy a dejar que nos abandones para que jugues al heroe griego. Mimi, dile que es un idiota suicida - busque apoyo en nuestra nueva amiga en vista de que estaba sola y faltaba el resto para opinar - Opino que te lo lleves contigo y Ben le haga entrar en razón, es más cabezota que este - digo señalando al idiota por el cual he estado sufriendo demasiado de mi valioso tiempo - Yo ire con el resto, les contare lo que pasa, empacaremos y esperaremos a que manden a buscarnos.
Me parecía un buen plan, aunque Mimi dijo que tener que hacer algo primero.
- Bueno, te ayudamos con lo que buscas y luego hacemos lo que dije.
- ¿Cómo pensabas viajar al sur sino? - le preguntó cruzando los brazos y mirandolo con incredulidad - ¿No salimos especificamente para abastecernos y emprender viaje? - entonces me respondo sola - Pensabas dejarnos y seguir con tu cruzada solo - quede con la mente en blanco.
Entonces todo cayo en su lugar, pensaba casarse con la anciana para fingir ser alguien más, conseguir un trabajo en el ministerio como un hombre casado, y luego planear un atentado contra la loca que había destruido nuestra casa.
- ¡No puedes hacer eso! - me enfurecí - Somos un grupo y no voy a dejar que nos abandones para que jugues al heroe griego. Mimi, dile que es un idiota suicida - busque apoyo en nuestra nueva amiga en vista de que estaba sola y faltaba el resto para opinar - Opino que te lo lleves contigo y Ben le haga entrar en razón, es más cabezota que este - digo señalando al idiota por el cual he estado sufriendo demasiado de mi valioso tiempo - Yo ire con el resto, les contare lo que pasa, empacaremos y esperaremos a que manden a buscarnos.
Me parecía un buen plan, aunque Mimi dijo que tener que hacer algo primero.
- Bueno, te ayudamos con lo que buscas y luego hacemos lo que dije.
Me siento un poco incómodo cuando menciona a los aurores, en especial porque aún recuerdo ese enfrentamiento que sucedió hace meses — Si fue en marzo… — alzo una mano para indicar a quienes deben echarle la culpa, aunque no sé si estamos hablando del mismo suceso o han pasado aún más cosas dentro del país de las cuales no estamos enterados, algo que no me sorprendería en lo absoluto. Saber que han transmitido imágenes del distrito me deja un momento helado, con la desagradable sensación en la boca del estómago que se asemeja a la cercanía de un vómito. ¿Eso es lo que han hecho con nuestro hogar? ¿Lo convirtieron en una pantalla para clamarse vencedores? Al menos sus descripciones sirven para despejar algunas dudas, me provocan un alivio desconocido y tengo que contener las ganas que me dan de abrazarla como si hubiera solucionado todos nuestros problemas. Al menos, tengo esa intención hasta que Beverly vuelve a hablar — ¿Pero qué dices? Claro que no, sé que no puedo dejarlos solos — puede, solo puede, que hubiese tenido la idea de moverme para conseguir información por mi cuenta, pero eso jamás incluyó el abandonarlos permanentemente. Lástima que sus locuras siguen por encima de la propuesta de la morena, la cual me parece totalmente tentadora, pero tengo que concentrarme en hacerle algunas gesticulaciones a la rubia para que se calle de una vez — No estoy jugando a nada, pero iré contigo — obviemos que miro a la monedita con entusiasmo, porque jamás he usado un traslador y suena como algo que debo probar — Si estás diciendo la verdad, prefiero verlo con mis propios ojos antes de llevar a todos contigo — además, soy mejor que Beverly en los duelos y eso me dará tiempo a recomponerme si me pongo a llorar como un idiota al encontrarme con quienes creía muertos.
Es un buen plan, nadie puede negarlo y parece lo suficientemente convincente. Lo doy a entender con un movimiento afirmativo de la cabeza y avanzo una vez más hacia ella, poniéndome a su lado de modo que puedo descubrir que la diferencia de alturas no es tan terrible; estoy seguro de que si no fuese tan delgada, se disimularía aún más — ¿Qué es lo que buscas? — pregunto de inmediato — Tres pares de ojos son mejores que uno. ¿Es importante? — queda un poco implícito en mi pregunta de que en realidad estoy inquiriendo si vale la pena perder el tiempo por esto y no pasar a lo de verdad urgente.
Es un buen plan, nadie puede negarlo y parece lo suficientemente convincente. Lo doy a entender con un movimiento afirmativo de la cabeza y avanzo una vez más hacia ella, poniéndome a su lado de modo que puedo descubrir que la diferencia de alturas no es tan terrible; estoy seguro de que si no fuese tan delgada, se disimularía aún más — ¿Qué es lo que buscas? — pregunto de inmediato — Tres pares de ojos son mejores que uno. ¿Es importante? — queda un poco implícito en mi pregunta de que en realidad estoy inquiriendo si vale la pena perder el tiempo por esto y no pasar a lo de verdad urgente.
Levanto una ceja con incredulidad cuando el muchacho levanta la mano y, como la gala fue en Diciembre, supongo que se atribuye la desaparición del escuadrón. Que tenía sentido, los habían encontrado más al Norte de los distritos, y si la ubicación que parecían mostrar del catorce… - Voy a suponer que, como dijo Ben, todo lo que hicieron fue en defensa. Aunque claro, nadie los culpa si ese no hubiese sido el caso. - No tenía mucha simpatía por los aurores en general luego de tantos encuentros con ellos así que, no podía sentir lástima o algo similar.
¿Viajar? No entiendo la conversación que están manteniendo en lo absoluto y, cuando la rubia pide mi ayuda frunzo los labios con una expresión que solo se puede definir como ¿confusa? . - ¿Eres un idiota suicida? - le hago caso a Bev, pero solo porque me daba gracia la situación y no porque lo creyese de verdad. Dentro de todo, Ken me parecía alguien responsable, o al menos lo suficiente como para haber salido con la varita en alto, y todavía mostrarse algo receloso con mi presencia. Al menos parecen decidir cómo procederemos, y lanzo la moneda al aire antes de atraparla nuevamente y llevarla al bolsillo. - De acuerdo, si ya está decidido entonces, son solo pocos minutos.
Minutos que aprovecharía en terminar de recorrer las calles que me había indicado Kenny. - En teoría… es lo que tengo que averiguar.- Según me había dicho, era un chip que tenía que investigar. - Es un objeto pequeño, escondido en el ladrillo suelto de un callejón. No me queda mucho que sortear, así que supongo que con el Accio debería poder encontrarlo. - Y cuando lo hiciera, debería asegurarme de ponerlo en un escudo de contención o algo similar, para que no emitiese ningún tipo de señal. - Si saben el hechizo, con un “accio chip” debería bastar. Aunque me quedaría más tranquila si vuelven a cubrirse con la capa. - Yo a lo sumo podría probar que tan bien funcionaba el primer prototipo de mi identificación si es que me encontraba con algún agente.
¿Viajar? No entiendo la conversación que están manteniendo en lo absoluto y, cuando la rubia pide mi ayuda frunzo los labios con una expresión que solo se puede definir como ¿confusa? . - ¿Eres un idiota suicida? - le hago caso a Bev, pero solo porque me daba gracia la situación y no porque lo creyese de verdad. Dentro de todo, Ken me parecía alguien responsable, o al menos lo suficiente como para haber salido con la varita en alto, y todavía mostrarse algo receloso con mi presencia. Al menos parecen decidir cómo procederemos, y lanzo la moneda al aire antes de atraparla nuevamente y llevarla al bolsillo. - De acuerdo, si ya está decidido entonces, son solo pocos minutos.
Minutos que aprovecharía en terminar de recorrer las calles que me había indicado Kenny. - En teoría… es lo que tengo que averiguar.- Según me había dicho, era un chip que tenía que investigar. - Es un objeto pequeño, escondido en el ladrillo suelto de un callejón. No me queda mucho que sortear, así que supongo que con el Accio debería poder encontrarlo. - Y cuando lo hiciera, debería asegurarme de ponerlo en un escudo de contención o algo similar, para que no emitiese ningún tipo de señal. - Si saben el hechizo, con un “accio chip” debería bastar. Aunque me quedaría más tranquila si vuelven a cubrirse con la capa. - Yo a lo sumo podría probar que tan bien funcionaba el primer prototipo de mi identificación si es que me encontraba con algún agente.
No tenía ganas de hablar sobre lo que había pasado con los aurores, hacía mucho de ello y aunque había estado aceptandolo ya que tenía un peor trauma que ocultar en mi mente y parecía ocupar mucho espacio, seguía siendo un tema difícil.
Por lo que me enfoque en mi enojo contra el traidor y en que Mimi me seguía la corriente, podía sentir que esta relación iba a ser especial, con la misma certeza de que ella no mentía a pensar del cuidado de Ken.
- Resolvamos esto rápido - dije haciendo el hechizo y guiandolos a donde se suponía estaba lo que estaba buscando mi nuevo chrush.
No entendía realmente que era un chip, pero supongo que luego podría pedirle que me explicara y tener conversaciones profundas, hacer piyamadas y que luego todo terminara en un tierno y apasionado beso. Sip, definitivamente nuevo chrush. Se decía que un nuevo amor cura un corazón roto y definitivamente sufría de esos.
- Bien, entonces Ken va primero, yo ire por el resto y los esperaremos - no podía esperar para reecontrarnos con nuestra familia - Realmente Mimi, eres un angel - le digo abrazandola con emoción.
Por lo que me enfoque en mi enojo contra el traidor y en que Mimi me seguía la corriente, podía sentir que esta relación iba a ser especial, con la misma certeza de que ella no mentía a pensar del cuidado de Ken.
- Resolvamos esto rápido - dije haciendo el hechizo y guiandolos a donde se suponía estaba lo que estaba buscando mi nuevo chrush.
No entendía realmente que era un chip, pero supongo que luego podría pedirle que me explicara y tener conversaciones profundas, hacer piyamadas y que luego todo terminara en un tierno y apasionado beso. Sip, definitivamente nuevo chrush. Se decía que un nuevo amor cura un corazón roto y definitivamente sufría de esos.
- Bien, entonces Ken va primero, yo ire por el resto y los esperaremos - no podía esperar para reecontrarnos con nuestra familia - Realmente Mimi, eres un angel - le digo abrazandola con emoción.
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