Es tarde, quizá demasiado para que ande metido en mi despacho, pero con los preparativos para la fiesta de mañana apenas he tenido tiempo durante el día para prestarle atención a mis tareas diarias. La luz de mi escritorio ilumina página tras página de unos nuevos archivos desenterrados de viejas cajas en el Capitolio, esos documentos sobre antiguas celebridades que pasaron por esta casa y que quizá, pueden ser de ayuda para descubrir dónde se supone que está Stephanie Black. Desde que salió de la boca de Sebastian Johnson que seguía con vida, es una de las búsquedas que he estado más ansioso por solucionar; esa y la de mi propio hijo.

Amigos, familiares, sirvientes. Toda y cada una de las personas y elfos que se paseaban por estos lares en tiempos de los Black, con nombres que he visto cientos de veces a pesar de que espero que alguno me otorgue alguna información que me haya pasado de largo. En eso ando, cuando abro una carpeta y una fotografía cae sobre mi escritorio, haciendo que la tome con rapidez justo antes de echar un vistazo. El apuesto y altanero rostro de Orion Black saluda a la cámara con una sonrisa desde la entrada de la mansión, usando su brazo para tomar de la cintura a una muchacha de brillante cabellera rubia que agita la mano con una sonrisa ligeramente forzada. Apenas los recuerdo, aunque la imagen me causa cierta gracia. El hijo y heredero del presidente Black había anunciado su compromiso con la señorita Cordelia Collingwood, una persona que para nosotros siempre pasó sin pena ni gloria porque jamás llegó a hacer nada importante salvo participar en la planificación de los Juegos que masacraron a cientos de nosotros. Un excéntrico combo, esos dos. Entonces, cuando bajo la vista a los archivos, me fijo en la anotación junto al nombre de la jovencita. Sin rastros.

Arrugo un poco el ceño y cuando paso la página, releo la información de la señorita Collingwood a quien jamás le di importancia, vagamente curioso. Veintitrés años en ese entonces, del distrito dos, hija de magos pero sin magia alguna en sus venas. No se encontraba entre los muertos en la boda de Dexter Metzler con Stephanie Black y no hay registros de ella entre los ciudadanos de NeoPanem. Sé que no era nadie importante y posiblemente hubiese seguido de largo sus archivos porque una mujer así no sería un problema más entre la cantidad de traidores desaparecidos que tenemos, cuando por alguna razón algo me llama la atención. Y me demoro en notarlo, pero entonces deslizo lentamente un parte médico de hace más de quince años. Mis ojos releen una y otra vez la información sin encontrar ningún sentido a pesar de que una sensación parecida al hielo me sube por la nuca, hasta que logro conectar cables.

Hace dieciséis años, Cordelia Collingwood se hizo un estudio de embarazo en el Capitolio.
Hace dieciséis años, la prometida de Orion Black estaba embarazada.

Creo que dejo mi despacho con la rapidez de un rayo y avanzo por los silenciosos pasillos de la mansión, siendo solamente capaz de escuchar los latidos de mi corazón. Aprieto contra mi pecho la carpeta que carga los documentos que datan de pocos días antes de la caída de los Black y entro a mi dormitorio como una tromba, encontrándome gracias al cielo a Jamie todavía despierto, por lo que lanzo los archivos violentamente sobre la cama — Lee eso — le digo a mi mujer y me froto los dedos sobre el mentón, ansioso, sin ser capaz de quedarme completamente quieto — Tenemos un problema.

¿Cómo se nos pasó por alto? ¿Tan ocupados estábamos como para no verlo?

Desde que sé que Stephanie Black está viva, ahora entiendo más al distrito 14, ahora sé porqué están tan bien escondidos y el hecho de que Seth Niniadis se haya atrevido a hacer una vida en ese sitio, me repugna más que de costumbre. He solicitado casi todos los documentos existentes acerca de los avisos que en su momento hubo sobre la mención de algún Black en alguno de los distritos, pero el 90% de ellos fueron catalogados como gente que hablaba de ellos. Sean debería estar en la cama hace rato, pero estoy tan ensimismada buscando en los documentos algo que se nos haya pasado, que ni siquiera me doy cuenta de que su hora se ha pasado por mucho. El hechizo fue retirado hace más de 13 años, después de que solo causara problemas y un desplazamiento innecesario de aurores hacia algo que, la mayoría de veces, fue un accidente; pero ¿y si no fue un accidente? ¿y si alguien la escondía?

Pero no encuentro nada fuera de lo normal, ni nada que me indique que eso era si quiera posible.

No noto el momento en el que Sean entra a la habitación, estoy completamente ensimismada en esos documentos, por lo que cuando me lanza los suyo doy un bote sobre la cama mientras le lanzo una mirada asesina pensando en que se va a poner en modo marido de nuevo con las mierdas de que a la cama no se trae trabajo; pero esta vez es distinto; esta vez es él el que trae trabajo. Arrugo el gesto y sacudo la cabeza ligeramente a modo de interrogación, mientras ojeo los papeles que él me trae. Fotos de una don nadie y orion, blablabla, un historial médico, blablabla. — ¿Que rayos es lo que quieres que...? — No terminé la frase, porque lo vi. — ¿dónde está? Muerta supongo. — Aunque si estuviera muerta no habría sido un problema. — Dime que la encontraste en alguna parte y el problema es que nos cae bien — Pero, por desgracia, últimamente la suerte no estaba de nuestra parte. Los cabos sueltos habían empezado a salir, uno tras otro.

Estoy por decirle que lea mejor cuando parece no entenderme cuando poco a poco puedo ver como las ideas van cayendo dentro de su cabeza y, por las dudas, miro la puerta en caso de tener que salir de la habitación. Mi cabeza niega una y otra vez aunque no sé si es para decirle que sigue viva o al menos, no lo sabemos, si es porque no tengo idea de dónde está o es porque no pudimos ser tan imbéciles de no fijarnos en un detalle tan pequeño como ese, aunque nadie puede decir que tuvimos años fáciles. ¿Quien recordaría a la noviecita de Orion Black cuando a todos se los dio por muertos y ella jamás fue importante? Un descuido, pero un descuido enorme al fin.

— No hay registros de ella. No está entre los muertos ni entre los ciudadanos. Nada. Desapareció. No se sabe de ella desde la caída de los Black — hago un movimiento con la mano como si señalase algo que se evapora en el aire y frunzo un poco el ceño. Recuerdo la obsesión de hace años que mi mujer tenía sobre la gente desapareciendo de la nada, irónicamente luego de que toda la familia Franco se volviera anónima tras la explosión de la Isla de los Vencedores. Ni un rastro de toda esa gente, pero esto es algo un poquitito más urgente, a pesar de que no tenga nada que ver con Seth — O murió en el bosque o sigue con vida. Y tú sabes lo que eso significa.

Empiezo a pasearme por la habitación tenuemente iluminada y mis manos se frotan como si estuviese ansioso por una copa o un cigarro, o algo fuerte, lo que sea, mientras me mastico una y otra vez los labios en un gesto nervioso — Si dio a luz... ¡Si dio a luz! Stephanie Black es un problema serio, pero si Orion Black tuvo un hijo a nuestras espaldas... Tú conoces sus leyes. Si ese bebé es un Black, significa que hay un heredero. ¡Un adolescente a estas alturas! — hemos perdido el tiempo. Un bebé o un niño no sería un problema, pero alguien cercano a la adultez es otro tema. Me detengo repentinamente en seco, moviendo mi cabeza con lentitud hacia Jamie como si acabase de recordar un detalle —  Johnson nos advirtió. Dijo que había otras causas por las cuales luchar. ¿Recuerdas? Stephanie no es la única a la que pueden seguir.

Orion Black era el legítimo heredero del mandato Black. Su hermana está viva y es el mayor problema que podríamos tener, pero un hijo suyo nacido de una unión pública y oficial es una amenaza.

No hay nada de ella. Ya sabes lo que significa. Antes de si quiera explotar del todo, acabo lanzando los documentos al suelo con una furia que los habría hecho pedazos si hubieran sido de rocas. — POR QUÉ TODO EL PUTO MUNDO ESTÁ ESCONDIDO CON ESOS MALDITOS REBELDE — La sangre me hervía, perdí la paciencia. Si hubiera tenido algo para destrozar en las manos, lo habría hecho trizas. Me deshago de las mantas de forma muy infantil, pateandolas hasta que dejan de cubrirme y me levanto de la cama hecha una furia, caminando por esa habitación que era tan grande como la primera casa que tuve siendo una adolescente; pero hace tiempo que eso había dejado de ser extraño para mi. Quince años en el mismo lugar, quince años en la misma casa, y ya la sentía como mía; como si nunca hubiera habido otras. — Sus leyes me importan una puta mierda. Sus leyes ya no tienen poder. ¡El país que ellos crearon ya no existe! — Ni siquiera le dejo terminar, la frase está saliendo de mis labios antes de que si quiera diga que es un adolescente. — ¿Va a venir a MI ciudad a decirme que este país es suyo? Me reiré en su maldita cara y después le ejecutaré. — ¿Motivos? me daba igual. No estar censado era un delito y mientras consiguiera meterlo en un agujero, luego podía hacerlo desaparecer y nadie le echaría de menos. ¿Quien iba a venir a reclamarme por él de todas maneras? ¿su mamá?

Stephanie no es la única a la que pueden seguir.

Suelto un suspiro e intento dejar de expulsar veneno en cada palabra que pienso o digo, pero cuando se trata de temas de los Black me resulta imposible. No maté a esa perra por una maldita casualidad; y ahora estoy pagando por ello. — ¿Me estás diciendo que están siguiendo a un mocoso de ¿qué? ¿15-16 años? ¿17? — ironía en estado puro, incluso me acabo riendo de forma sarcástica. — Tendría sentido. Todos sus ataques parecen pensados por un bebé — Más sarcasmo. Dudaba por un segundo que alguien fuera tan imbécil de seguir un niño solo por tener un apellido. Odiaban a los Black, eso jugará en contra de él, aunque no haya hecho nada. — Sebastian solo dijo lo que dijo para importunar. No dijo nada útil en realidad hasta que mencionó a la Black. ¿De verdad cree que nadie puede entrar a un distrito que ha acogido a esa zorra? Puede que no lo hayamos encontrado hasta el momento porque hemos estado buscando donde no debíamos, pero en ese lugar parecen tan imbéciles que si me pusiera rubia estoy segura de que me dejarían pasar. — Pero no teníamos dinero para seguir invirtiendo en un distrito fantasma y mucho menos, teniendo que peinar todo los perímetros externos de los distritos de la periferia, sin saber qué dirección tomar. — Estamos haciendo de esto un mundo. — Presiono mis uñas hasta que las siento en las palmas, y duele, pero es una buena forma de aliviar la presión que siento en ese instante y que siempre me mueve. Adrenalina en estado puro. — Riorden está buscando un preso. Reabriré la búsqueda del 14. Ese lugar le da esperanza a la gente equivocada.

Lo veo venir tan claro como el agua, pero eso no significa que el ataque momentáneo de locura de Jamie no me deje quieto en mi sitio como si de no emitir ningún sonido, ella acabará en un abrir y cerrar de ojos su berrinche. Lo he dicho una y mil veces, a mi mujer le juega muy en contra el carácter explosivo, ese que Seth heredó para su desgracia — Puede hacerlo y lo sabes — acabo diciendo con suma calma, como si de esa manera pudiese evitar que me sacuda a mí. Quizá sus leyes se fueron a la basura, pero los Black tuvieron el apoyo de los acomodados y sus fieles, por lo que cualquier persona que no esté feliz con nuestro gobierno se excusará con una nueva cara que pueda sacarnos del camino. Quizá Stephanie puede tener el apoyo de los muggles que nos odian, pero una nueva pieza en el juego de ajedrez tal vez despierte la curiosidad de los desesperados — lo bueno es que nadie parece estar enterado de su existencia, así que debemos asegurarnos de que siga así.

Hago un enorme esfuerzo para no poner los ojos en blanco ante los estallidos de mi prima y la dejo hablar hasta que se calla, haciendo que esto caiga de nuevo en el asunto del distrito catorce y tengo que morderme la lengua hasta que no puedo contenerme más — ¿Y qué si Cordelia jamás llegó al norte? ¿Y qué si simplemente se marchó del país? Podría estar en cualquier lado — Europa, las tierras destruidas del sur, opciones hay cientas — Sabemos que debemos encontrar el catorce para ponerle un fin a esto pero creo que deberíamos ser cuidadosos. Stephanie está viva y no sabemos si Collingwood lo sabía. ¿Qué si estaban juntas? ¿Qué pasaría si hubiera dos Black unidos organizando una rebelión? —  no me sorprendería, esa familia siempre tuvo trucos bajo la manga. Me pongo a recoger los papeles que ella ha lanzado al suelo y pronto los dejo sobre el escritorio más cercano — Un niño o niña de quince años no es amenaza, tienes razón. Pero no podemos esperar a que se convierta en adulto y venga a tocarnos la puerta con su tía y una legión de seguidores. Piénsalo como un virus que se ha metido en tu cuerpo pero no presenta ningún síntoma hasta que es demasiado tarde — si sabemos que se ha metido, es mejor eliminarlo de raíz.

— Creo que deberíamos tomarlo como dos asuntos diferentes. El catorce está repleto de traidores y fugitivos — Nuestro hijo se posiciona entre uno de ellos aunque yo solo desee que vuelva a casa. Ni hablemos del muggle asesino de magos que en su momento intenté proteger y vaya a saber que otros rostros más han llegado hasta allí si la Black se paseó por ese lugar alguna vez — Pero creo que deberíamos iniciar una búsqueda para saber dónde se ha metido Collingwood. Si sigue con vida, si tuvo al bebé, dónde están. Ella y Stephanie Black deberían ser una prioridad para sacarnos de encima a su prole de una vez y para siempre. No más Black. No más oposición pública, un problema menos de qué preocuparse.

¿Puede hacerlo? ¿QUE PUEDE HACERLO? Le habría lanzado cualquier adorno que tuviera en la mano porque no puede venir a nuestro cuarto a decirme que un puto niñato de 16 años puede venir a reclamar un trono que ya no es suyo. ¿Quién le va a seguir? ¿de verdad se van a tragar más mentiras de los Black? la gente no es gilipollas. El apellido Black ha quedado manchado para siempre. Sé que si esa mujer sigue viva está en el 14. ¿No es allí donde desaparecen todos los que se esconden? está cerca, ella estaba embarazada ¿de verdad cree que puede llegar a un lugar más lejano que ese en ese estado? no sabemos las situaciones en las que se encuentran otros países, Londres está sumido en el caos y la anarquía absolutas; las pocas personas que siguen vivas nos siguieron hasta aquí porque no tenían otro lugar a donde ir. El resto de países estarán igual o peor.

Sé que Sean siempre ha querido sacarme el 14 de la cabeza, pero es una espinita que tengo clavada, de esas que no me sacaré hasta que lo encuentre y vuele en pedazos. ¿Que si la Black y Collingwood están juntas? — Claro. Stephanie haciendo amigas. — Mi frase ahoga cada sílaba en sarcasmo. — Con suerte, en cuanto se ha enterado de que está viva y llevaba a un bebé de su hermano dentro, la habrá matado. — Algo que de alguna manera, aplaca mi ira interior. Para nadie es desconocido que siempre quiso el trono; de forma oficial, porque tampoco fue desconocido para nadie que tenía incluso más poder que su padre o su hermano antes de que murieran. La mujer detrás de las cuerdas.

Pero en medio de todo ese discurso me doy cuenta de que tiene razón; no me puedo basar toda la seguridad de nuestra estabilidad en el odio que Stephanie sentiría por cualquiera que le arrebatara su sitio en el lugar del que ella se cree dueña. — ¿Y por donde quieres que empecemos, Sean? — Me agacho para recoger las cosas del suelo, acurrucándome mientras con mis propias manos, voy deslizando las hojas hasta hacerlas un montón. Podría haber usado la varita, pero necesito una excusa para no mirarle. Odio cuando me lee tan claramente. Y sé que siempre lo hace, consciente o inconscientemente. — Una mujer desaparecida tanto tiempo atrás y tan poco querida que nadie echó en falta. — hasta ahora... — ¿Sé puedes saber que diablos estabas buscando?

Hago un enorme esfuerzo por no perder la paciencia que he estado entrenando hace casi dos décadas con ella cuando se pone a utilizar el sarcasmo como arma de defensa en lugar de calmar la cabeza y pensar por dos minutos en frío — Jamás pensé en ellas como amigas. Juntas serían fuertes, una alianza más que nada política, pero de estar divididas estamos hablando de dos puntos a encontrar para poder hacer una barrida completa de su línea de sangre. Tenemos que empezar a andar seguros y eliminar los huecos por donde un opositor pueda colarse — darlos por sentado es un error. Hemos dado por sentado muchas cosas y siempre ha terminado en desgracia; nuestro mejor ejemplo es Seth y su obvia capacidad de poder querer a alguien por encima de su madre luego de que ella no estuviera para él durante diez años. Creíamos que la sangre sería más fuerte y hace siglos no lo vemos por culpa de subestimar un lazo que creímos insignificante. Es obvio que no lo era, ni yo abandoné el seis por Jamie en su momento hace décadas atrás.

Es increíble pero parece que mis palabras la ponen en eje y de pronto me encuentro con la aceptación de que tengo razón con esa pregunta que me obliga a alzar las cejas justo antes de una mirada significativa que precede a mi nuevo paseo por la habitación, aunque esta vez más calmado, con las manos en la espalda — Los perímetros. Envíemos un escuadron de búsqueda a cada extremo del país para dar con Stephanie Black y Cordelia Collingwood. Interroga los distritos pobres y ofrece una recompensa ahora que tenemos fotos de ella — señalo el archivo de la embarazada con la cabeza; de Black no se  han atrevido a hablar en años por muy enemiga pública que sea — Estaba buscando información, algo que nos sirva de ayuda para saber donde encontrar a la Black y encontré esto. Cordelia Collingwood tenía una madre y un padrastro en el distrito dos, su padre vive en el tres. Si nadie ha preguntado por ella en años es o porque murieron o porque sabían donde estaba. Habrá que buscarlos y chequear qué ha pasado con ellos, si viven que nos digan qué saben de su hija. Es un punto de partida.

Pero Stephanie Black... si aún alguien la sigue, jamás la delataría. Me siento de muy mala gana al borde de nuestra cama y me froto las sienes, tratando de mentalizarme que no debo sonar tan desesperado a pesar de desear terminar con todo esto de una vez por todas — No quiero mas errores, Jamie. Equivocarnos nos costó un hijo más de una vez. No podemos perder a Hero — una nueva guerra significa desastre y el desastre para nosotros significa perderlos.