Tras lo ocurrido en las Cosechas, habían existido dudas. ¿Entorpecerían aquellos ataques lo que muchos consideraban como el evento del año? ¿Tendrían que guardar sus vestidos de gala, sus pelucas y complementos? Dudas completamente comprensibles para aquellos que no sabían que el Capitolio jamás dormía. Responderían a los gritos con aplausos, a la violencia con espectáculos. Su luz, su grandeza, jamás se apagaría.

Zirconia también brillaba esa noche. Lo hacía de la forma más literal posible. Millones de estrellas doradas y plateadas llenaban su vestido, que se extendía por el suelo oscuro del plató como un manto que iluminaba la noche. Alzó los brazos mientras entraba, el público estalló en aplausos. Un año más, el aforo estaba completo.

Un foco siguió los pasos de la conductora, que se situó frente a los dos sillones que ocupaban el centro del escenario. — ¡Muy buenas noches, NeoPanem! — Exclamó mientras daba una vuelta sobre sí misma. Las estrellas de su vestido resplandecieron, llenando el plató de sombras brillantes—. ¡Lo sé, lo sé, habéis pasado un año entero deseando que llegara este día! Pero hemos vuelto, ¡ya estoy aquí de nuevo con ustedes! — Su voz, amplificada mediante magia, retumbó por encima del público. El foco que la iluminaba pronto estuvo acompañado por miles de luces más que daban vida al plató. —. Los tributos de este año tienen millones de razones para intentar convencerlos de que merecen otra oportunidad. ¿Qué me dicen? ¿Están preparados para conocerlos? —Hubo aplausos, también gritos. Algunos miembros de la audiencia incluso se levantaron de sus asientos—. ¿Verdad que sí? ¡Yo también estoy deseando hablar con ellos, así que vamos a ello!

El tributo masculino del distrito tres había sido un antipático. Cualquiera podría decir que Zirconia estaba curada de espanto; había tenido que conocer y aguantar a tributos sin gracia durante años, incluso verlos ganar, pero la vida seguían sorprendiéndola. —¡En fin! —Se pasó la mano por la frente, secándose un sudor que no estaba ahí—. ¡Hay que ver lo duro que es mantener una conversación con ciertas personas! ¿Nuestra siguiente invitada nos lo pondrá más fácil? —Miró al público, elevando una ceja—. ¡No creo que importe! ¿Habéis visto su cara? ¡Parece una modelo! Veamos si su cara bonita es suficiente para salvarla. ¡Recibamos con un aplauso a Ada Fisher!