The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Paige M. Dalisay
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Paige
Marcella Dalisay
I can hear the sounds of sirens circling around, forced to watch the ashes floating



And like the moon, we must go through phases of emptiness to feel full again.




Davina, su madre, siempre le habló de la isla en la que nacieron sus abuelos; de la manera en la que el agua bañaba las playas y el sol brillaba siempre en lo alto. Paige se pasó toda su vida pensando que esa isla no existía y, aun así, imaginaba que se trasladaba a ese lugar cuando veía a su madre postrada en la cama.

Sus padres se adaptaron a los cambios rápido, manteniendo un perfil bajo que siempre trataron de trasladar a sus hijos. No funcionó demasiado bien, y Paige no dejaba de preguntarse si alguna vez se preguntaron qué habían hecho mal para que sus hijos salieran tan diferentes a ellos.

Priscilla se marchó de casa en cuanto cumplió la mayoría de edad, alegando que aquella ciudad era demasiado pequeña para ella. Se esfumó, casi, y nadie volvió a saber nada de ella.

Preston hacía llorar a su madre más veces de las necesarias, todo por su estilo de vida revolucionario.

Y Paige, simplemente, ahí estaba. Sin tratar de arreglar nada, más metida en sus propios pensamientos que en lo que sucedía en el mundo exterior.

Davina siempre estuvo enferma, pero al principio no se notaba. No fue hasta pasados unos años que su estado empezó a empeorar y, de repente, ya no podía andar. Ahí acabó también la vida de su padre, supuso, que pasaba las mañanas y las tardes trabajando y las noches sentado en la misma butaca, delante de la cama de su mujer.

La respuesta de Paige a esto, desde el principio, fue aislarse: marcharse a esa isla que no existía de verdad pero sí que lo hacía dentro de su cabeza, dejar que la música sonara alto e hiciera que se olvidara de todo, escribir sobre otras personas, unas que no conocía, solo para tratar de evitar la realidad de las que estaban a su lado.

Oía murmullos sobre la situación del país, susurros sobre lo que sucedía a su alrededor. No era tan ajena a todo, en realidad; al fin y al cabo, su padre trabajaba como profesor de Pociones en el Colegio Prince y, cuando se encontraba hablador (pocas veces), le daba su opinión sobre todo lo que sucedía. A Paige le extrañaba observar que, por mucho que su padre tuviera una opinión e ideales firmes, siguiera prefiriendo no hablar sobre ello, manteniendo aquel perfil bajo.

Preston no prefería eso; de hecho, prefería todo lo contrario. Él fue el culpable de todo, en realidad: él y esa protesta, a la que acudió, en la que probablemente gritó más alto que nadie y que terminó con un Dalisay preso y con el nombre de otra en las urnas. Ella se enteró tarde, y solo porque los llantos desconsolados y los murmullos de su padre se escuchaban desde la puerta del salón.

Aún no ha reaccionado, no del todo. Ha decidido que, una vez más, tiene mucho más sentido aislarse del mundo; así que se puso los auriculares y permitió que la música fuera lo único que retumbaba en su cabeza, mientras no dejaba de preguntarse, una y otra vez, si la mala suerte era algo que se acababa alguna vez o si, simplemente, elegía a una persona y se aferraba a ella con todas sus fuerzas para siempre.

En la Arena, por primera vez en mucho tiempo, Paige consiguió tener un grupo de personas a las que quería. Uno a uno, vio cómo todos morían. Cuando ganó los Juegos, decidió que era la segunda opción: la mala suerte se aferraba a alguien y jamás la soltaba. Porque ganó, pero perdió a Sam, perdió su anonimato, perdió las ganas de hacer todo lo que en un momento había adorado hacer.


Toma pociones para la concentración, lo que resulta en que no duerma demasiado. Ella, por el contrario, asegura que es una persona nocturna y que las pociones no tienen nada que ver con esto.

Los estudios nunca han sido lo suyo: se distrae con facilidad y es incapaz de encontrar algo de su interés. El hecho de que su padre sea profesor de Pociones ha ayudado y, actualmente, es la asignatura que mejor se le da. Después de los Juegos, se esforzó menos aún de lo que solía hacerlo; como consecuencia, ya le han anunciado que deberá repetir su quinto año.

Introvertida, reservada, distante. Hablar con ella sin tener una relación estrecha es esperar una respuesta borde o tajante.

No tiene amigos en su clase. Hay personas a las que soporta lo suficiente como para tener una relación cordial; pero, por lo general, no suele hablar con nadie en horario escolar.

Antes de que su nombre saliera en la Cosecha, escribía fanfictions en WandPad bajo el alias de "Cella56". Tuvo que dejarlo por falta de ganas y porque empezó a ser lo suficientemente conocida para saber que escribir historias sobre los rebeldes no era algo que fuera a funcionar bien para ella. A día de hoy, lo ha cambiado por hacer streams de videojuegos en directo bajo el mismo pseudónimo.

A la hora de mantener una conversación, suele desviar su atención y acaba fijándose más en detalles insignificantes que en las palabras del interlocutor.

Rechaza todo los mainstream e incluso detesta a los grupos de gente popular de su colegio. Muy en el fondo, sabe que está resentida y que realmente le encantaría que alguna de estas personas la invitara a sus planes y fiestas.

Toca el bajo en una banda de música (el resto de participantes son su vecino de cincuenta años y sus dos hijos y ensayan en su garaje). Respecto a la música también es muy exigente y critica a muchos cantantes que son populares hoy en día. Sin embargo, nunca confesará que le encantan ciertos grupos de música antigua; sobre todo BABBAB, el favorito de su madre.



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Paige Marcella Dalisay
15 de enero, 2456
Distrito 13
Mentor
Bruja de sangre mestiza
Jenna Ortega

paige
paige marcella dalisay



Paige M. Dalisay
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Dalisay, Paige Marcella 0YcYNNd
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