No hay nadie que recuerde un mundo sin guerras. Después de cientos de años, es lo único que se conoce. Una guerra tan antigua como la existencia del primer santo. Tan antigua como La Sombra que este mismo creó y que solo sirvió para aumentar las tensiones entre las naciones.

Y no parece que vaya a acabar pronto.

Ravka ha militarizado a los Grisha. Ha creado un ejército, el Segundo Ejército, para entrenarlos y conseguir una ventaja en la guerra; Shu Han experimenta con estos, buscando el origen de su poder para acabar con sus enemigos; y Fjerda entrena a sus soldados para convertirlos en los mejores cazadores de Grisha, los Drüskelle.

Al otro lado del Mar Auténtico nos encontramos a Kerch, con su capital, Ketterdam, siendo el centro de comercio y crimen por partes iguales. Rumores corren sobre el tráfico de Grisha, quienes se han convertido en una nueva moneda, raptados de otras naciones ajenas a la guerra, como Novyi Zem o las Islas Errantes.

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