Imagina que un día te encuentras en el lugar más feliz del planeta y tienes todo aquello con lo que soñaste: has encontrado al amor de tu vida, la casa de tus sueños; todo aquello que siempre quisiste, se ha hecho realidad. El villano aquel que tanto se empeñó en hacer tu vida infeliz, al final tuvo su merecido y la paz por fin reina en todo tu dominio. Todos son felices para siempre.

Aquel mundo sería un mundo mágico y lleno de vida donde todos somos felices, pero, ¿no te has dado cuenta de que hemos sido egoístas? Para poder lograr nuestro final feliz, hemos hecho hasta lo imposible y no nos hemos dado cuenta de que pasamos por sobre la felicidad de otros para conseguir la nuestra. Sin duda, hasta cierto punto se entiende que aquellos “villanos” sientan que deban hacer lo necesario para poder conseguir su final feliz, ya que están hartos de tanta amargura y miseria en sus vidas.

De repente, todo aquello por lo que luchaste se comienza a esfumar. El príncipe se ha evaporado, el castillo se ha vuelto cenizas, tus amigos ya no son más tus amigos... ¿Y tú? Tú ni siquiera sabes dónde te encuentras. Has llegado al mundo real, un lugar en donde NADIE tiene un final feliz. Todo esto es nuevo y confuso, pero de momento, esta será tu única realidad; así que bienvenido a nuestro mundo. Y ahora, sólo limítate a continuar.
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