VERANO de 247521 de Junio — 20 de Septiembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Agosto
Una de las primeras personas que mostró un voto de confianza hacia mí cuando decidí pararme del lado de los rebeldes, cuando le sobraban razones para hacerme sentir su rechazo, fue Dressler. Hizo de su persona un amigo al que acudir, su casa un lugar en el que estar, ya sea para pasar un rato o compartir algo de beber, hablar, él que tiene mucho para contar, yo que estoy descubriendo que también tengo un par de cosas para decir. Por eso, como creo que he llegado a un punto con él en que puedo expresarle mis pensamientos sin recibir un rechazo de mi parte, puesto que fue también de los primeros en saber en qué condiciones me asentaba en el distrito, dejando una hija atrás, cuando él se vio obligado a separarse de los suyos, por todo esto es que su casa es la casa a que voy, en uno de los sillones de su sala es donde me siento y es ante sus ojos que dejo a la vista la bolsa de tela que guarda los trozos de plantas y hongos que me han dicho que servirían.
—Es como si volviéramos a tener quince años— trato de hacer un chiste, —no hace falta tomarlo a la tremenda, solo te encargarás de que no haga nada demasiado loco como correr desnudo dentro de un montón de mooncalfs— insisto en la razón por la que le he pedido a él este favor y no a alguien más que me hará notar lo estúpido de todo esto. No fue un obliviate, porque si lo hubiera sido, no me quedarían residuos en la memoria que fui encontrando luego de mucho rebuscar por el distrito cinco donde vivía Xing con nuestra hija y también al hacer el ejercicio de contarme a mí mismo, muchas veces, cómo fue el momento en que nos separamos, para darme cuenta que recuerdos de ese entonces presentan lagunas de las que nunca me había percatado, porque creí que el tiempo había sido el que se encargó que fuera dejándolos atrás. —¿Las conoces?— le pregunto, refiriéndome al contenido de la bolsa, la necesidad de contar con otra persona también se debe a busco alguien que me haga de inspector de calidad, con un mínimo conocimiento en el tema, ¿y acaso a un director de escuela no deberían sobrarle conocimientos? Momento en el que Dressler me daría un golpe de escuchar mis pensamientos para recordarme que se graduó como profesor de historia.
Una de las primeras personas que mostró un voto de confianza hacia mí cuando decidí pararme del lado de los rebeldes, cuando le sobraban razones para hacerme sentir su rechazo, fue Dressler. Hizo de su persona un amigo al que acudir, su casa un lugar en el que estar, ya sea para pasar un rato o compartir algo de beber, hablar, él que tiene mucho para contar, yo que estoy descubriendo que también tengo un par de cosas para decir. Por eso, como creo que he llegado a un punto con él en que puedo expresarle mis pensamientos sin recibir un rechazo de mi parte, puesto que fue también de los primeros en saber en qué condiciones me asentaba en el distrito, dejando una hija atrás, cuando él se vio obligado a separarse de los suyos, por todo esto es que su casa es la casa a que voy, en uno de los sillones de su sala es donde me siento y es ante sus ojos que dejo a la vista la bolsa de tela que guarda los trozos de plantas y hongos que me han dicho que servirían.
—Es como si volviéramos a tener quince años— trato de hacer un chiste, —no hace falta tomarlo a la tremenda, solo te encargarás de que no haga nada demasiado loco como correr desnudo dentro de un montón de mooncalfs— insisto en la razón por la que le he pedido a él este favor y no a alguien más que me hará notar lo estúpido de todo esto. No fue un obliviate, porque si lo hubiera sido, no me quedarían residuos en la memoria que fui encontrando luego de mucho rebuscar por el distrito cinco donde vivía Xing con nuestra hija y también al hacer el ejercicio de contarme a mí mismo, muchas veces, cómo fue el momento en que nos separamos, para darme cuenta que recuerdos de ese entonces presentan lagunas de las que nunca me había percatado, porque creí que el tiempo había sido el que se encargó que fuera dejándolos atrás. —¿Las conoces?— le pregunto, refiriéndome al contenido de la bolsa, la necesidad de contar con otra persona también se debe a busco alguien que me haga de inspector de calidad, con un mínimo conocimiento en el tema, ¿y acaso a un director de escuela no deberían sobrarle conocimientos? Momento en el que Dressler me daría un golpe de escuchar mis pensamientos para recordarme que se graduó como profesor de historia.
Tengo los dedos entrelazados con los codos apoyados en mis rodillas mientras miro a Colin con el ceño fruncido pensativo. Lo que me pide que haga es algo que de verdad no esperaba que hiciera, ni él ni nadie, porque... ¿Acaso inspiro esa confianza? Supongo que sí. No puedo decir que soy un experto ni mucho menos, pero sí conozco el efecto de las drogas en las personas por haber hurgado entre los libros de mis padres cuando era un adolescente, prácticamente fue lo único relacionado a la medicina que estudié con ganas hasta que me quitaron el libro de las manos por pensar que usaría mi conocimiento para el mal.
- Puedes arriesgar todas las veces que quieras, pero nunca adivinarás como era a los quince años - sigo con la broma con una sonrisa de lado y luego me concentro en la bolsa que deja frente a mí - Admiro tu responsabilidad, así es como las personas deberían experimentar si quieren, bajo supervisión para no andar corriendo desnudos - o peor. Es una responsabilidad muy grande pero no creo poder hacer cambiar de opinión a un cazador de tres décadas así que solo me aseguro de prepararme para lo peor.
- Claro que las conozco - respondo sacando uno de los hongos secos de la bolsa y luego acercando la pequeña balanza que ya tengo lista sobre la mesa para que haga los cálculos - ¿Tú conoces éstos? - pregunto levantándome finalmente para ir por el pequeño botiquín de emergencias que preparé para la ocasión, una gran bolsa negra que a simple vista parece carbón molido, unas pocas pastillas depresoras y una gran botella de jugo de naranja - Te advierto que dicen que sabe horrible - agrego señalando el hongo otra vez.
Vuelvo a mi lugar y tomo la posición que tenía hace unos momentos mientras dejo que prepare el hongo para su consumo - Colin... De lo que vayas a decir o hacer... ¿Cuánto esperas que yo recuerde? Puedo hacer como que no escuché nada o recordártelo más tarde, lo que tú me pidas.
- Puedes arriesgar todas las veces que quieras, pero nunca adivinarás como era a los quince años - sigo con la broma con una sonrisa de lado y luego me concentro en la bolsa que deja frente a mí - Admiro tu responsabilidad, así es como las personas deberían experimentar si quieren, bajo supervisión para no andar corriendo desnudos - o peor. Es una responsabilidad muy grande pero no creo poder hacer cambiar de opinión a un cazador de tres décadas así que solo me aseguro de prepararme para lo peor.
- Claro que las conozco - respondo sacando uno de los hongos secos de la bolsa y luego acercando la pequeña balanza que ya tengo lista sobre la mesa para que haga los cálculos - ¿Tú conoces éstos? - pregunto levantándome finalmente para ir por el pequeño botiquín de emergencias que preparé para la ocasión, una gran bolsa negra que a simple vista parece carbón molido, unas pocas pastillas depresoras y una gran botella de jugo de naranja - Te advierto que dicen que sabe horrible - agrego señalando el hongo otra vez.
Vuelvo a mi lugar y tomo la posición que tenía hace unos momentos mientras dejo que prepare el hongo para su consumo - Colin... De lo que vayas a decir o hacer... ¿Cuánto esperas que yo recuerde? Puedo hacer como que no escuché nada o recordártelo más tarde, lo que tú me pidas.
Puesto que mis quince años fueron el período de transición entre la vida que conocía en Europa, a establecerme en Neopanem con mi familia luego de que Niniadis consiguiera su victoria liderando al grupo rebelde, ni yo tenía mi cabeza en estas cosas como para esperar que Dressler hubiera tenido una adolescencia más corriente, aunque así como le ocurre ahora a los chicos en el distrito nueve, uno encuentra los momentos en medio de todo lo que está cambiando para actuar y cometer estupidez propias de la edad. —Siempre lo he sido— no miento al decirlo, mis pasos suelen ser con pies de plomo, rara vez tomo una decisión sobre la que no haya pensado mucho y esto es algo que lleva carcomiendo mi mente desde hace meses, así como antes lo fue todo lo que tenía que ver con entender el pensamiento rebelde.
Es mi mente que, tras años de obedecer sin cuestionamientos a todo lo que me han dicho que haga y piense, comienzo a hacer eco de voces que me llaman a través de puertas cerradas y no sabía que estaban ahí. Solo una pequeña cosa, un cambio, como venir a este distrito para que la estructura que alguien colocó en mi mente comience a tambalearse y trate de ver a través de rendijas que se van abriendo. —Esta fiesta se está haciendo más grande de la que creo que pueda soportar— lo digo con una media sonrisa al alzar mi rostro hacia Dressler cuando trae un botiquín y con mis dedos toqueteo las pastillas que quedan a la vista. Sacudo mis hombros para hacerle saber que poco me importa el sabor del hongo, entre todo lo que se ofrecía en el mercado negro y se cultiva en este distrito, me asegura un efecto que es el que necesito y desearía en momentos como estos, contar con alguien como mi prima Annie, que conocería la dosis justa de todo.
Pero no está, hace mucho que ha dejado de estar, a quien tengo delante de mis ojos es a Dressler. —Precisamente he venido a verte a ti, porque lo que puedas ver y recordar no sería algo de lo que me avergüence luego— contesto, mi mirada todavía puesta sobre las cosas que están en la mesa. —Y porque nunca he sido el más listo de mi familia, desde el fondo de mi cabeza puedo escuchar la voz de mi hermana diciéndome que busque a alguien que encargue de las medidas justas y no termine peor de lo que debería—. Dije que era responsable, porque lo cierto es que soy cauto con las cosas que hago, eso no quiere decir que cuando las haga sepa hacerlo bien y cuando creces con personas como Liriel y Annie te vuelves inseguro con respecto a tu propia inteligencia.
Es mi mente que, tras años de obedecer sin cuestionamientos a todo lo que me han dicho que haga y piense, comienzo a hacer eco de voces que me llaman a través de puertas cerradas y no sabía que estaban ahí. Solo una pequeña cosa, un cambio, como venir a este distrito para que la estructura que alguien colocó en mi mente comience a tambalearse y trate de ver a través de rendijas que se van abriendo. —Esta fiesta se está haciendo más grande de la que creo que pueda soportar— lo digo con una media sonrisa al alzar mi rostro hacia Dressler cuando trae un botiquín y con mis dedos toqueteo las pastillas que quedan a la vista. Sacudo mis hombros para hacerle saber que poco me importa el sabor del hongo, entre todo lo que se ofrecía en el mercado negro y se cultiva en este distrito, me asegura un efecto que es el que necesito y desearía en momentos como estos, contar con alguien como mi prima Annie, que conocería la dosis justa de todo.
Pero no está, hace mucho que ha dejado de estar, a quien tengo delante de mis ojos es a Dressler. —Precisamente he venido a verte a ti, porque lo que puedas ver y recordar no sería algo de lo que me avergüence luego— contesto, mi mirada todavía puesta sobre las cosas que están en la mesa. —Y porque nunca he sido el más listo de mi familia, desde el fondo de mi cabeza puedo escuchar la voz de mi hermana diciéndome que busque a alguien que encargue de las medidas justas y no termine peor de lo que debería—. Dije que era responsable, porque lo cierto es que soy cauto con las cosas que hago, eso no quiere decir que cuando las haga sepa hacerlo bien y cuando creces con personas como Liriel y Annie te vuelves inseguro con respecto a tu propia inteligencia.
Si esto es una fiesta creo que eso me convierte en el chaperón. Me hubiese gustado serlo en algún punto de mi vida pero no de esta forma, sino avergonzando a mis hijos en un baile escolar y luego riendo en voz baja cuando se den vuelta, pero eso no va a poder ser... Tengo que conformarme con Colin que está más cerca de ser mi hermano que mi hijo, pero vale de todas formas - Hey, que en todo caso tu te mueres y ya - bromeo aparentando seriedad - El que tendrá que ir con el cargo de conciencia soy yo - termino entregándome a las risas - No te preocupes, es muy poco probable que mueras por ésto... A no ser que te hayan vendido Amanita Phalloides en lugar de hongos comestibles ¿Está seguro, no? - pregunto ya un poco más serio. Siempre me pareció impactante ese hongo, como puede nacer en cualquier sitio, un arma mortal a manos de cualquiera ¡Y gratis!
Agradezco el voto de confianza sobre lo que pueda llegar a pasar y asiento a modo de promesa para que se quede tranquilo de que manejaré la información que pueda conseguir con responsabilidad. Sé que no será cosa de solo dejarlo volar, sino que tendré que orientarlo de forma que todo ésto no sea en vano. Podemos hacerlo, sé que debo intentarlo de la mejor manera y estoy preparado para el peor escenario, que es justamente lo que pide.
- Me halaga que me consideres listo, pero soy 2% libros y 98% sabiduría callejera - admito encogiéndome de hombros justo cuando escucho la pava hervir y me levanto para traerla. Pensaba hace una bebida para mí pero creo que será mejor darle los hongos a Colin a modo de infusión, para que sea más llevadero para él antes de estar tragando trozos de hongos que son asquerosos. Todo pasa mejor con agua.
Empiezo a hacer la preparación cortando en trozos pequeños el hongo, luego los peso y preparo en una taza el té para que Colin comience su viaje. La verdad es que los movimientos salen bastante naturales por lo que miro al cazador algo avergonzado, que no vaya a pensar que tengo demasiada experiencia en ésto - Es como cocinar, la verdad - intento atajarme dándole una última mirada rápida antes de poner la taza frente a él - No vomites. - pido antes de entregarle el cuenco ansioso por lo que la experiencia nos revelará.
Agradezco el voto de confianza sobre lo que pueda llegar a pasar y asiento a modo de promesa para que se quede tranquilo de que manejaré la información que pueda conseguir con responsabilidad. Sé que no será cosa de solo dejarlo volar, sino que tendré que orientarlo de forma que todo ésto no sea en vano. Podemos hacerlo, sé que debo intentarlo de la mejor manera y estoy preparado para el peor escenario, que es justamente lo que pide.
- Me halaga que me consideres listo, pero soy 2% libros y 98% sabiduría callejera - admito encogiéndome de hombros justo cuando escucho la pava hervir y me levanto para traerla. Pensaba hace una bebida para mí pero creo que será mejor darle los hongos a Colin a modo de infusión, para que sea más llevadero para él antes de estar tragando trozos de hongos que son asquerosos. Todo pasa mejor con agua.
Empiezo a hacer la preparación cortando en trozos pequeños el hongo, luego los peso y preparo en una taza el té para que Colin comience su viaje. La verdad es que los movimientos salen bastante naturales por lo que miro al cazador algo avergonzado, que no vaya a pensar que tengo demasiada experiencia en ésto - Es como cocinar, la verdad - intento atajarme dándole una última mirada rápida antes de poner la taza frente a él - No vomites. - pido antes de entregarle el cuenco ansioso por lo que la experiencia nos revelará.
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