OTOÑO de 247521 de Septiembre — 20 de Diciembre
Cierre de Temas
Magnar A. Aminoff
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Erik Haywood
It's a matter of blood [0.4]
Laurence B. Dickens
The Langdons [0.2]
Phoenix D. Langdon
Band of Blood [2.4]
Phoenix D. Langdon
Family with no name — 0-4
Birdie É. Barlowe
Little bróðir — 0.1
Syver A. Nygaard
Williams, Ezra Avery
The Mighty Fall
Gallagher, Cillian Brennan
The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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No sé muy bien qué estoy haciendo aquí exactamente. Llegué a este distrito con ganas de ser útil. Con ganas de ayudar a gente que piensa como yo, con ganas de estar con mi prima. Pero no he hecho nada de eso. Mi actividad desde que llegué se ha limitado a pasear por el distrito, conocer a alguna gente que ha sido lo suficientemente amable como para hablarme y vagar sin sentido. Y sí, ya sé que llevo pocos días aquí y que debo tener paciencia, pero la paciencia nunca ha sido mi fuerte. Tal vez esperaba que Amber me diera rápidamente cosas que hacer, tal vez quería instalarme y empezar a trabajar en algo rápidamente... No sé qué esperaba exactamente, pero sin duda no era esto.
Supongo que por eso me he planteado venir a Kendrick Black. Y se hace raro decirlo. Se hace raro verle, incluso, teniendo en cuenta que todas las veces que he podido ver su cara era bajo titulares de la gran Lista Negra de Neopanem. Pero al final es un adolescente, ¿no? Un adolescente importante, pero un adolescente. Y eh, que no hay nada de malo en eso. Que yo también lo soy. Pero resulta... Curioso, cuanto menos. Porque, hasta donde yo sé, se le podría dar mejor esto de estar al mando que al payaso que está al timón del Ministerio. Ese señor no es trigo limpio y me da todo el mal rollo del universo. Supongo que también fue por eso que decidí largarme. Porque prefiero que las decisiones las tome un adolescente con sangre en las venas que un señor más mayor que parece tener hielo en ellas. O veneno. O ambas cosas, pero que da escalofríos.
Llego al sitio que me han ido indicando con la mente hecha un lío. No por nada, simplemente se me hace raro no orientarme todavía en el distrito. Porque siempre se me ha dado bastante bien orientarme. Pero bueno, tardé poco en aprender a orientarme por el Capitolio, espero que me pase lo mismo aquí. Me gustaría poder llamar a este lugar mi nuevo hogar, y sé que Amber, cuando pueda verla más, me ayudará en eso. Hasta entonces, una visita a este chico podría ayudarme bastante... Al fin y al cabo, vengo a ofrecer todo lo que sé. Vengo a decir que quiero sentirme útil, que quiero ayudar en lo que sea posible. Y espero mi turno, dejándome caer en una silla que hay en esta... ¿zona de espera? Por todo lo bueno, tengo que acostumbrarme a este lugar.
Supongo que por eso me he planteado venir a Kendrick Black. Y se hace raro decirlo. Se hace raro verle, incluso, teniendo en cuenta que todas las veces que he podido ver su cara era bajo titulares de la gran Lista Negra de Neopanem. Pero al final es un adolescente, ¿no? Un adolescente importante, pero un adolescente. Y eh, que no hay nada de malo en eso. Que yo también lo soy. Pero resulta... Curioso, cuanto menos. Porque, hasta donde yo sé, se le podría dar mejor esto de estar al mando que al payaso que está al timón del Ministerio. Ese señor no es trigo limpio y me da todo el mal rollo del universo. Supongo que también fue por eso que decidí largarme. Porque prefiero que las decisiones las tome un adolescente con sangre en las venas que un señor más mayor que parece tener hielo en ellas. O veneno. O ambas cosas, pero que da escalofríos.
Llego al sitio que me han ido indicando con la mente hecha un lío. No por nada, simplemente se me hace raro no orientarme todavía en el distrito. Porque siempre se me ha dado bastante bien orientarme. Pero bueno, tardé poco en aprender a orientarme por el Capitolio, espero que me pase lo mismo aquí. Me gustaría poder llamar a este lugar mi nuevo hogar, y sé que Amber, cuando pueda verla más, me ayudará en eso. Hasta entonces, una visita a este chico podría ayudarme bastante... Al fin y al cabo, vengo a ofrecer todo lo que sé. Vengo a decir que quiero sentirme útil, que quiero ayudar en lo que sea posible. Y espero mi turno, dejándome caer en una silla que hay en esta... ¿zona de espera? Por todo lo bueno, tengo que acostumbrarme a este lugar.
Llevo todo lo que va del día escuchando los reclamos y peticiones de las personas que se acercan a la antigua alcaldía en busca de mis palabras, cosa que no entiendo de qué les sirve puesto que…. bueno, soy yo, no sé ni qué decir cuando a mis amigos les pasan cosas como que se entusiasman de más besando a alguien. ¿Cómo se supone que podré solucionar dilemas de importancia política, cuando aún no tengo ni dieciocho años? Lo peor es que hay algunas personas que se quedan ahí, mirándote con esos ojos juzgadores que te reclaman una respuesta y yo solamente puedo balbucear, obligándome a caer en las soluciones que Hero diría si esas fuesen juntas privadas con ella. ¿Y cómo se supone que puedo trabajar, cuando tengo la mente puesta en el Capitolio? Siendo sinceros, creo que todo esto es una pérdida de tiempo. En lugar de estar hablando con el señor y la señora Hemingway sobre la distribución de su negocio, debería encontrarme trazando un plan para sacar a Delilah de prisión. Porque ahí es donde está… ¿No? Me niego a creer que hayan hecho otra cosa con ella. No, de seguro hacen lo mismo que hicieron con Ava y…
Por décima vez en el día, tengo que obligarme a empujar esos pensamientos en cuanto mi nueva secretaria me dice que tengo otra visita. Ah, sí, ahora tengo asistente. Es simpática y Hero la ama porque le quita un gran peso de encima, que no puede organizar mi agenda a la par de que me soluciona la vida. Murmuro que le deje pasar a pesar de que ni siquiera chequeo de quien se trata y me ocupo, en su lugar, de sentarme como corresponde en lugar de seguir hundido como un niño cargado de estrés. Es un alivio para mí el ver que se trata de alguien joven, porque eso significa que va a juzgarme mucho menos de lo que lo hacen los adultos con cejas arrugadas — Buenos días… — intento sonreír, que me han dicho que debo aprovechar mi carisma para estas cosas. ¿Tengo carisma? Yo creo que no, es una de esas cosas que están tratando de pulirme. Verán, sé que Magnar Aminoff es despreciable, pero admiro la capacidad que tiene ese hombre de hablar frente a la cámara, como si fuese la persona más preocupada por su pueblo qué verían jamás.
Tengo que recordarme la voz de mi secretaria por un momento y, entonces, recuerdo un poco lo que me ha dicho — Pearson… ¿No es así? — me impulso con las manos para ponerme de pie y le tiendo una, esperando que la estreche — ¿Tienes algo que ver con Amber? No recuerdo… Lo lamento, es que tengo muchos nombres en la cabeza últimamente — además de las personas que estoy tratando de recuperar, pero ese es otro tema — Sea como sea, es bueno tenerte con nosotros. Bienvenida. Cuanto más, mejor — que sé, muy en el fondo, que lo que estamos armando aquí es un ejército de aliados. Sumamos nombres a una lista que se va haciendo cada vez más larga, porque llegará el día en el cual cada uno de esos nombres jugará un papel fundamental para el resto de NeoPanem.
Por décima vez en el día, tengo que obligarme a empujar esos pensamientos en cuanto mi nueva secretaria me dice que tengo otra visita. Ah, sí, ahora tengo asistente. Es simpática y Hero la ama porque le quita un gran peso de encima, que no puede organizar mi agenda a la par de que me soluciona la vida. Murmuro que le deje pasar a pesar de que ni siquiera chequeo de quien se trata y me ocupo, en su lugar, de sentarme como corresponde en lugar de seguir hundido como un niño cargado de estrés. Es un alivio para mí el ver que se trata de alguien joven, porque eso significa que va a juzgarme mucho menos de lo que lo hacen los adultos con cejas arrugadas — Buenos días… — intento sonreír, que me han dicho que debo aprovechar mi carisma para estas cosas. ¿Tengo carisma? Yo creo que no, es una de esas cosas que están tratando de pulirme. Verán, sé que Magnar Aminoff es despreciable, pero admiro la capacidad que tiene ese hombre de hablar frente a la cámara, como si fuese la persona más preocupada por su pueblo qué verían jamás.
Tengo que recordarme la voz de mi secretaria por un momento y, entonces, recuerdo un poco lo que me ha dicho — Pearson… ¿No es así? — me impulso con las manos para ponerme de pie y le tiendo una, esperando que la estreche — ¿Tienes algo que ver con Amber? No recuerdo… Lo lamento, es que tengo muchos nombres en la cabeza últimamente — además de las personas que estoy tratando de recuperar, pero ese es otro tema — Sea como sea, es bueno tenerte con nosotros. Bienvenida. Cuanto más, mejor — que sé, muy en el fondo, que lo que estamos armando aquí es un ejército de aliados. Sumamos nombres a una lista que se va haciendo cada vez más larga, porque llegará el día en el cual cada uno de esos nombres jugará un papel fundamental para el resto de NeoPanem.
Una chica me hace pasar a una especie de despacho, y ahí espera Kendrick Black, sentado en su silla. La sensación que me viene al principio es un poco com la que tienes cuando vas por la calle y te cruzas con una persona famosa sin esperártelo y la miras fijamente durante un periodo de tiempo demasiado largo que termina siendo hasta incómodo. Y es que, al fin y al cabo, aunque él no tenga ni idea de quién soy yo, yo he visto su cara demasiadas veces en el Capitolio, en listas negras, en todas partes. Es el gran enemigo de NeoPanem, ¿no? Pero, a la vez, es un chaval joven. Parece más cansado de lo que debería estar alguien de su edad, pero es joven. Cuando me saluda me obligo a apartar todos esos pensamientos de mi cabeza y centrarme en el presente — Buenos días — respondo, con una sonrisa cordial, acercándome a él, mientras la mujer de antes cierra la puerta de la sala detrás de mí.
Dice mi apellido, entonces, levantándose. Me acerco cuando me tiende la mano y se la estrecho, sin borrar la expresión amable de mi rostro — No te preocupes. Soy Lyra Pearson, la prima de Amber — explico, con tono suave. Suelto su mano y doy un paso hacia atrás. Me permito tomar asiento en una silla que se encuentra delante de él y agradezco la bienvenida que me ofrece con otra sonrisa más — Gracias por la bienvenida. Llevaba tiempo planeando mi mudanza, pero... Bueno. Era el momento, me alegro de estar aquí — sonrío.
Miro a mi alrededor, algo nerviosa, de repente. Porque tengo de nuevo esa sensación de inutilidad que lleva acompañándome desde que llegué al nueve. Miro a los ojos al joven, pensando que si he pedido encontrarme con él estará esperando, lógicamente, a que diga algo — Sinceramente... No tengo ni idea de cómo funcionan la mayoría de cosas aquí, todavía — reconozco, encogiéndome de hombros — , pero me fui con ganas de poder ser útil aquí, y llevo unos días que lo único que hago es vagar por el distrito y hablar con gente aleatoria, y me gustaría... Bueno, poder hacer algo útil. Ayudar en algo, lo que sea — explico, gesticulando tal vez demasiado, algo que me suele pasar cuando me pongo nerviosa o me siento impotente — Soy bastante joven, pero se me dan bien algunas cosas. Muchas cosas, realmente, no quiero presumir, pero... Pero sí — bueno, qué le voy a contar, él es joven y está al mando de todo esto — En fin, que quiero ayudar. ¿Dónde se necesitan manos? — pregunto, tanteando el terreno. Mis fuertes son claramente la tecnología y la ciencia aplicada a la magia, siempre se me dieron bien las pociones en el colegio, pero quiero ver primero cómo está la situación en el distrito y luego preguntar. Porque, al fin y al cabo, trabajé durante meses en el Ministerio antes de venir aquí. Igual eso es útil.
Dice mi apellido, entonces, levantándose. Me acerco cuando me tiende la mano y se la estrecho, sin borrar la expresión amable de mi rostro — No te preocupes. Soy Lyra Pearson, la prima de Amber — explico, con tono suave. Suelto su mano y doy un paso hacia atrás. Me permito tomar asiento en una silla que se encuentra delante de él y agradezco la bienvenida que me ofrece con otra sonrisa más — Gracias por la bienvenida. Llevaba tiempo planeando mi mudanza, pero... Bueno. Era el momento, me alegro de estar aquí — sonrío.
Miro a mi alrededor, algo nerviosa, de repente. Porque tengo de nuevo esa sensación de inutilidad que lleva acompañándome desde que llegué al nueve. Miro a los ojos al joven, pensando que si he pedido encontrarme con él estará esperando, lógicamente, a que diga algo — Sinceramente... No tengo ni idea de cómo funcionan la mayoría de cosas aquí, todavía — reconozco, encogiéndome de hombros — , pero me fui con ganas de poder ser útil aquí, y llevo unos días que lo único que hago es vagar por el distrito y hablar con gente aleatoria, y me gustaría... Bueno, poder hacer algo útil. Ayudar en algo, lo que sea — explico, gesticulando tal vez demasiado, algo que me suele pasar cuando me pongo nerviosa o me siento impotente — Soy bastante joven, pero se me dan bien algunas cosas. Muchas cosas, realmente, no quiero presumir, pero... Pero sí — bueno, qué le voy a contar, él es joven y está al mando de todo esto — En fin, que quiero ayudar. ¿Dónde se necesitan manos? — pregunto, tanteando el terreno. Mis fuertes son claramente la tecnología y la ciencia aplicada a la magia, siempre se me dieron bien las pociones en el colegio, pero quiero ver primero cómo está la situación en el distrito y luego preguntar. Porque, al fin y al cabo, trabajé durante meses en el Ministerio antes de venir aquí. Igual eso es útil.
— Bueno, cualquier familiar de Amber tiene abierta las puertas a nuestra familia — aseguro, ensanchando la curvatura de mis labios. Quizá la semi veela no estuvo de manera constante en el catorce en los últimos años, pero siempre fue un buen referente y, hoy en día, es mi mejor opción cuando se trata de pedir consejo sobre cómo salir adelante. Si hay alguien en quien sé que puedo confiar en esta carrera, es ella. En lo que Lyra toma asiento, yo hago lo propio y vuelvo a acomodarme en mi lugar, con tanto cuidado que ni parece que esa silla ya tiene mi culo marcado — ¿Hace mucho llegaste? Debo tener tu ingreso por aquí… — pero siempre viene bien que te faciliten el trabajo. Aún así, me estiro hacia delante para tomar la tablet y empezar a buscar el archivo correspondiente.
Le sonrío, pero lo que me está diciendo no es realmente nuevo. Todo el mundo viene aquí queriendo respuestas y casi nunca sé cómo dárselas, es más complicado cuando ellos esperan que les asignes una tarea cuando, tal y como me enseñó Hero, no todo el mundo puede hacer cualquier trabajo, porque no todos compartimos los mismos talentos. Asiento para darle a entender que la he oído, pero me tomo un momento en pensar y acabo aclarando mi garganta, empujando la tablet a un lado así puedo unir mis manos sobre la mesa — Depende…¿Qué es lo que se te da bien? — pregunto, sin dar muchas vueltas — Verás, siempre hay cosas para hacer. Ahora que empieza la primavera y el clima es el adecuado, la producción en los campos ha aumentado y nunca nadie está de más, pero soy consciente de que hay otras áreas. Necesitamos gente que haga guardias y también personas que trabajen con Mimi Johnson en el departamento de tecnología para mantener la seguridad a flote. La producción y la estabilidad son nuestras principales preocupaciones, pero por lo demás… No voy a pedirle a un médico que lo haga, cuando puede ser útil en otras áreas. ¿Comprendes? — espero que sí, porque soy muy malo explicando y tiendo a ponerme nervioso cuando empiezan con dudas que no puedo contestar muy bien.
¡Ah, ahí está! Pico su nombre en la pantalla y los datos recuperados por la gente de seguridad en su ingreso al distrito aparecen, junto a la fotografía improvisada en la estación de tren. No tengo mucho de ella, pero confirmo que es bastante joven, no mucho mayor que yo. Eso hace que la conversación se me haga más ligera, hasta siento que me desinflo un poco — Estudiaste en el Royal… ¿No es así? — pregunto, echándole un rápido vistazo — ¿Quieres contarme de eso? Además de qué te llevó a venir con nosotros, en primer lugar. No es nada personal, pero me gusta conocer a las personas que quieren sumarse, saber con quiénes contamos y qué es lo que esperan de… bueno, todo esto — básicamente, de mandar al gobierno a la mierda. Si vamos a crear algo para todos, lo principal es escucharlos.
Le sonrío, pero lo que me está diciendo no es realmente nuevo. Todo el mundo viene aquí queriendo respuestas y casi nunca sé cómo dárselas, es más complicado cuando ellos esperan que les asignes una tarea cuando, tal y como me enseñó Hero, no todo el mundo puede hacer cualquier trabajo, porque no todos compartimos los mismos talentos. Asiento para darle a entender que la he oído, pero me tomo un momento en pensar y acabo aclarando mi garganta, empujando la tablet a un lado así puedo unir mis manos sobre la mesa — Depende…¿Qué es lo que se te da bien? — pregunto, sin dar muchas vueltas — Verás, siempre hay cosas para hacer. Ahora que empieza la primavera y el clima es el adecuado, la producción en los campos ha aumentado y nunca nadie está de más, pero soy consciente de que hay otras áreas. Necesitamos gente que haga guardias y también personas que trabajen con Mimi Johnson en el departamento de tecnología para mantener la seguridad a flote. La producción y la estabilidad son nuestras principales preocupaciones, pero por lo demás… No voy a pedirle a un médico que lo haga, cuando puede ser útil en otras áreas. ¿Comprendes? — espero que sí, porque soy muy malo explicando y tiendo a ponerme nervioso cuando empiezan con dudas que no puedo contestar muy bien.
¡Ah, ahí está! Pico su nombre en la pantalla y los datos recuperados por la gente de seguridad en su ingreso al distrito aparecen, junto a la fotografía improvisada en la estación de tren. No tengo mucho de ella, pero confirmo que es bastante joven, no mucho mayor que yo. Eso hace que la conversación se me haga más ligera, hasta siento que me desinflo un poco — Estudiaste en el Royal… ¿No es así? — pregunto, echándole un rápido vistazo — ¿Quieres contarme de eso? Además de qué te llevó a venir con nosotros, en primer lugar. No es nada personal, pero me gusta conocer a las personas que quieren sumarse, saber con quiénes contamos y qué es lo que esperan de… bueno, todo esto — básicamente, de mandar al gobierno a la mierda. Si vamos a crear algo para todos, lo principal es escucharlos.
"Nuestra familia". Sonrío con él, agradeciéndole al cielo el hecho de tener a Amber aquí. Porque sin ella seguramente ni me habría planteado venir, llevaría años inmersa en los programas del Royal y del Ministerio y lo vería como una opción de futuro — Apenas unos días — respondo, mientras él coge una tablet electrónica y empieza a buscar lo que supongo que será toda la información que tengan de mí. Las preguntas que tuve que responder al entrar al distrito y toda la información que ya de por sí está al alcance de todo el mundo.
Presto infinita atención a la respuesta que me da acerca de las necesidades del distrito ahora mismo. Llegué con la intención de ser una esponja y aprender todo lo que pueda, quedarme con toda la información y acostumbrarme tan rápido como pueda al funcionamiento de este lugar. Plantea trabajo en el campo, algo que, sinceramente, veo muy poco para mí. Pero si hace falta aprender a sacar zanahorias de la tierra, se hará, no voy a discutir nada, aunque creo firmemente que podría ser de más utilidad en otros campos. "Personas que trabajen con Mimi Johnson en el departamento de tecnología para mantener la seguridad a flote" es algo que se queda gravado en mi mente. Memorizo ese nombre, sospechando que me será útil recordarlo en algún momento, y sigo manteniendo la escucha activa. Cuando termina le sonrío, amable, y asiento levemente con la cabeza — Comprendo, sí — le confirmo, dándole vueltas a lo que me ha dicho.
Por unos segundos me asusta la idea de tener que dar una respuesta inmediata tras toda la información que he recibido. Por suerte para mí, parece que encuentra mi ficha y, mientras la lee, me permito darle vueltas y asimilar la información. Hasta que me lanza preguntas. Escucho, inquieta, porque algunas son fáciles de responder... Pero otras me remueven por dentro — Es normal que prefieras saberlo, no pasa nada — le aseguro, cuando dice que no es nada personal — Estudié en el Royal, sí. Me especialicé en el área de ciencias, sobre todo en tecnología, aunque también trabajé mucho el ámbito de las pociones. Esos eran mis dos fuertes, mayoritariamente. Antes de venir trabajaba en el Ministerio, hacía prácticas en el Área de investigación y desarrollo — explico, creyendo que eso es una explicación suficientemente buena en lo que respecta a mi educación y experiencia en el campo — La otra pregunta... Bueno. Llevaba tiempo queriendo venir. Siempre he tenido buena relación con Amber, y desde hace años hemos mantenido el contacto, hemos hablado... Bueno, de política, de alternativas a los modelos de gobierno que hemos conocido. Y me interesaba mucho — hago una pequeña pausa, torciendo los labios en una mueca — Y... Bueno, hace unos meses asesinaron a una amiga. Había escapado del Capitolio, estaba aquí. Y siempre pienso que fui demasiado cobarde al no largarme con ella cuando lo hizo. Cuando hace unos días escuché que habíais entrado en el Ministerio, supe que tenía que dar el paso, y... Bueno, aquí estoy — me encojo de hombros, tratando de no parecer afectada tras hablar de Ileana.
Presto infinita atención a la respuesta que me da acerca de las necesidades del distrito ahora mismo. Llegué con la intención de ser una esponja y aprender todo lo que pueda, quedarme con toda la información y acostumbrarme tan rápido como pueda al funcionamiento de este lugar. Plantea trabajo en el campo, algo que, sinceramente, veo muy poco para mí. Pero si hace falta aprender a sacar zanahorias de la tierra, se hará, no voy a discutir nada, aunque creo firmemente que podría ser de más utilidad en otros campos. "Personas que trabajen con Mimi Johnson en el departamento de tecnología para mantener la seguridad a flote" es algo que se queda gravado en mi mente. Memorizo ese nombre, sospechando que me será útil recordarlo en algún momento, y sigo manteniendo la escucha activa. Cuando termina le sonrío, amable, y asiento levemente con la cabeza — Comprendo, sí — le confirmo, dándole vueltas a lo que me ha dicho.
Por unos segundos me asusta la idea de tener que dar una respuesta inmediata tras toda la información que he recibido. Por suerte para mí, parece que encuentra mi ficha y, mientras la lee, me permito darle vueltas y asimilar la información. Hasta que me lanza preguntas. Escucho, inquieta, porque algunas son fáciles de responder... Pero otras me remueven por dentro — Es normal que prefieras saberlo, no pasa nada — le aseguro, cuando dice que no es nada personal — Estudié en el Royal, sí. Me especialicé en el área de ciencias, sobre todo en tecnología, aunque también trabajé mucho el ámbito de las pociones. Esos eran mis dos fuertes, mayoritariamente. Antes de venir trabajaba en el Ministerio, hacía prácticas en el Área de investigación y desarrollo — explico, creyendo que eso es una explicación suficientemente buena en lo que respecta a mi educación y experiencia en el campo — La otra pregunta... Bueno. Llevaba tiempo queriendo venir. Siempre he tenido buena relación con Amber, y desde hace años hemos mantenido el contacto, hemos hablado... Bueno, de política, de alternativas a los modelos de gobierno que hemos conocido. Y me interesaba mucho — hago una pequeña pausa, torciendo los labios en una mueca — Y... Bueno, hace unos meses asesinaron a una amiga. Había escapado del Capitolio, estaba aquí. Y siempre pienso que fui demasiado cobarde al no largarme con ella cuando lo hizo. Cuando hace unos días escuché que habíais entrado en el Ministerio, supe que tenía que dar el paso, y... Bueno, aquí estoy — me encojo de hombros, tratando de no parecer afectada tras hablar de Ileana.
Mis ojos pasean de la pantalla a su rostro, tratando de completar su información aunque sea de manera mental. Tener personas que se encontraban dentro del ministerio siempre me levanta cierta desconfianza ligada a una manera de prejuzgar, así que tengo que recordarme de que Amber no es ninguna idiota y nos habría dicho algo al respecto. Intento verle el lado positivo, ese que me dice que es tener un cerebro más que funcione con las máquinas. Solo asiento y estoy por anotar algo, cuando la mención de una amiga fallecida hace que me detenga. Conozco lo que son los resentimientos, los cientos de arrepentimientos, el complejo de culpa. Lo vivo todos los días en carne propia, lo estoy sufriendo ahora, cuando sé muy bien que escapamos como cobardes y dejé a alguien atrás. Esa debería ser una norma: nadie jamás se queda rezagado. Hay algo en su relato que me hace echarle un vistazo por encima de la tablet — Disculpa mi intromisión, pero… ¿Quién era tu amiga? — no somos muchos, estoy seguro de que si estaba aquí, yo la conocía. Y tengo una vaga sospecha…
Me tomo un momento de silencio en el cual tipeo algunas palabras con rapidez y bajo el aparato, empujándolo lejos de mí para poder volver a inclinarme hacia delante, recargando mis brazos en el escritorio — Con tus estudios, sería una pena desperdiciarte. Tengo dos empleos para ofrecerte y ambos están relacionados al uso de la tecnología — comienzo, tratando de repasar mis palabras de manera mental antes de soltarlas por la boca — En primer lugar, tenemos la seguridad del distrito. Cámaras, defensas, desarrollo de artefactos que puedan servirnos para luchar contra el gobierno. En segundo, pero no menos importante, están todas las actividades relacionadas a la importación y exportación de alimentos. Tenemos todo un sistema de computadoras que nos ayuda a mantener las máquinas en funcionamiento y el rastreo de los paquetes. En ambos casos, trabajarías para el área tecnológica, aunque son diferentes ramas dentro de la misma. ¿Hay alguna que te interese más? — aunque algo me dice que va a tirarse por la primera. Casi todos los que vienen aquí, lo hacen porque desean hacer algo al respecto, no solo por vidas más tranquilas.
Lo dudo un momento. Incluso miro por encima de su cabeza hacia la puerta, como si alguien pudiera decirme algo en caso de que nos interrumpan. ¿Quién podría hacerlo, de todos modos? En este espacio, casi que puedo hacer lo que se me dé la gana. Inclino mi cabeza hacia delante, así puedo bajar un poco el tono de mi voz — Sé que empezar en un sitio nuevo puede ser vertiginoso e incómodo pero, como te he dicho, puedes contar con nosotros. No somos tantos como nos gustaría y muchos recién nos estamos acostumbrando a la idea de estar aquí, pero si te sientes sola o necesitas ayuda… Sabes dónde encontrarme. Nadie va a negarte una mano.
Me tomo un momento de silencio en el cual tipeo algunas palabras con rapidez y bajo el aparato, empujándolo lejos de mí para poder volver a inclinarme hacia delante, recargando mis brazos en el escritorio — Con tus estudios, sería una pena desperdiciarte. Tengo dos empleos para ofrecerte y ambos están relacionados al uso de la tecnología — comienzo, tratando de repasar mis palabras de manera mental antes de soltarlas por la boca — En primer lugar, tenemos la seguridad del distrito. Cámaras, defensas, desarrollo de artefactos que puedan servirnos para luchar contra el gobierno. En segundo, pero no menos importante, están todas las actividades relacionadas a la importación y exportación de alimentos. Tenemos todo un sistema de computadoras que nos ayuda a mantener las máquinas en funcionamiento y el rastreo de los paquetes. En ambos casos, trabajarías para el área tecnológica, aunque son diferentes ramas dentro de la misma. ¿Hay alguna que te interese más? — aunque algo me dice que va a tirarse por la primera. Casi todos los que vienen aquí, lo hacen porque desean hacer algo al respecto, no solo por vidas más tranquilas.
Lo dudo un momento. Incluso miro por encima de su cabeza hacia la puerta, como si alguien pudiera decirme algo en caso de que nos interrumpan. ¿Quién podría hacerlo, de todos modos? En este espacio, casi que puedo hacer lo que se me dé la gana. Inclino mi cabeza hacia delante, así puedo bajar un poco el tono de mi voz — Sé que empezar en un sitio nuevo puede ser vertiginoso e incómodo pero, como te he dicho, puedes contar con nosotros. No somos tantos como nos gustaría y muchos recién nos estamos acostumbrando a la idea de estar aquí, pero si te sientes sola o necesitas ayuda… Sabes dónde encontrarme. Nadie va a negarte una mano.
Me tenso en el asiento cuando su primera pregunta va dirigida a lo que he comentado sobre la muerte de mi amiga, en vez de centrarse en mis estudios o en cómo puedo colaborar con la gente del nueve con las habilidades que tengo. Trago saliva, dudando por unos segundos — Lea. Eh... Ileana Jensen — me doy cuenta que hacía mucho que no decía su nombre en voz alta, y que las sílabas se me atragantan y dejan un regusto amargo en mi boca — Nos conocíamos desde pequeñas, estudiamos juntas... Bueno, casi pasamos la vida juntas, hasta que se fue — aclaro. Y me duele, me duele en el alma cada vez que la menciono, la recuerdo, o alguna cosa de la cotidianidad me transporta a cualquier tontería o recuerdo que vivimos juntas. Me atrevo a levantar la mirada hacia él y preguntar lo que me ronda la mente — ¿Os conocisteis? — pregunto, aunque algo me dice que es obvio que sí. Si Lea vino aquí... Seguro que sí. No era una chica que pasara desapercibida, precisamente.
Consigo apartar un poco eso de mi mente cuando empieza a hablar de los posibles empleos que podría ofrecerme. Porque que ninguno implique llenarse de tierra hasta los codos para arrancar zanahorias del suelo es música para mis oídos. Escucho atentamente ambas opciones, pero mi mente se decanta rápidamente por una. Si me dan la opción de elegir, prefiero centrarme en la que tenga más incidencia, sin duda alguna. Y transportar alimentos está muy bien y es necesario... Pero está mejor proteger el distrito del Gobierno, creo yo. Y cuando me pregunta si hay alguna que me interese más, mi cabeza asiente incluso antes de que yo planee responder — La verdad es que sí — digo, tratando de mantener un tono seguro en todo momento. Porque sé de qué estoy hablando, y quiero que se note — No solo porque me interese más, sino también porque creo que puedo ser más útil. He trabajado con temas de tecnología del Gobierno, sé cómo funcionan ciertas cosas ahí y cómo se usa la tecnología y la magia en beneficio de sus sistemas. Creo que puedo ayudar con la primera posición... O intentarlo, por lo menos. No soy una gran experta todavía, pero puedo aportar información — declaro, firme.
Sus palabras de después son relajantes y esperanzadoras. He aprendido en este sitio que la gente es muy acogedora, no me he topado con nadie que me haya tratado mal o como una intrusa (todavía), pero viniendo de él, que es como el líder de todo esto... Es agradable. Asiento con la cabeza, sonriendo un poco — Muchas gracias. De verdad, significa mucho. Llevo desde que llegué con una sensación rara de estar flotando sin hacer nada, y no es la primera vez que me tienden una mano amiga. Creo que estoy más a gusto aquí sin conocer a casi nadie que en el sitio donde había vivido toda mi vida antes — digo, con una sonrisa amable y una sensación de alivio creciente dentro de mí.
Consigo apartar un poco eso de mi mente cuando empieza a hablar de los posibles empleos que podría ofrecerme. Porque que ninguno implique llenarse de tierra hasta los codos para arrancar zanahorias del suelo es música para mis oídos. Escucho atentamente ambas opciones, pero mi mente se decanta rápidamente por una. Si me dan la opción de elegir, prefiero centrarme en la que tenga más incidencia, sin duda alguna. Y transportar alimentos está muy bien y es necesario... Pero está mejor proteger el distrito del Gobierno, creo yo. Y cuando me pregunta si hay alguna que me interese más, mi cabeza asiente incluso antes de que yo planee responder — La verdad es que sí — digo, tratando de mantener un tono seguro en todo momento. Porque sé de qué estoy hablando, y quiero que se note — No solo porque me interese más, sino también porque creo que puedo ser más útil. He trabajado con temas de tecnología del Gobierno, sé cómo funcionan ciertas cosas ahí y cómo se usa la tecnología y la magia en beneficio de sus sistemas. Creo que puedo ayudar con la primera posición... O intentarlo, por lo menos. No soy una gran experta todavía, pero puedo aportar información — declaro, firme.
Sus palabras de después son relajantes y esperanzadoras. He aprendido en este sitio que la gente es muy acogedora, no me he topado con nadie que me haya tratado mal o como una intrusa (todavía), pero viniendo de él, que es como el líder de todo esto... Es agradable. Asiento con la cabeza, sonriendo un poco — Muchas gracias. De verdad, significa mucho. Llevo desde que llegué con una sensación rara de estar flotando sin hacer nada, y no es la primera vez que me tienden una mano amiga. Creo que estoy más a gusto aquí sin conocer a casi nadie que en el sitio donde había vivido toda mi vida antes — digo, con una sonrisa amable y una sensación de alivio creciente dentro de mí.
Tengo que cerrar los ojos por un momento. Hay temas que prefiero no tocar, pero también existen verdades que duelen, en lo más profundo del alma — Sí… — contesto, parpadeando para tratar de mirarla. Digo “tratar” porque no lo hago, no del todo, no cuando me avergüenza cómo se han dado las cosas que incluyen a Lea Jensen — Fuimos amigos, o me gusta pensar que lo fuimos. Ella… Lea me ayudó cuando más lo necesité. Tengo intenciones de que la gente recuerde que es una de las personas que perdió la vida tratando de conseguir la libertad que nos ha dado este sitio — porque no se me ocurre otra manera de pedirle disculpas por toda la mierda que llevé a su vida, incluso sin quererlo. Vamos, ella no era una paria social hasta que su madre la encontró conmigo. No voy a contar los detalles íntimos de esa relación. Me avergüenza ir hacia los detalles que me valieron su destrato. Solo sé que cargo una enorme culpa, como con otras personas. Empezando por Arleth…
Al menos, hablar de empleo me ayuda a recuperar la compostura y carraspeo con un asentimiento. Aprovecho a toquetear la tablet, picando allí donde la información la catalogará como una voluntaria para la seguridad del distrito. Mimi podrá luego chequearlo por su cuenta — Un poco de mano ministerial jamás nos viene mal cuando se trata de poner sus propias armas en su contra — aseguro con una vaga sonrisa, esa que intenta recobrar el punto de la conversación después de habernos ido a temas más delicados — Le pasaré tus datos a Mimi Johnson y ella te contactará para darte todas las instrucciones necesarias. De seguro ella también te hará alguna entrevista y te preparará para desarrollar el empleo desde lo vea más conveniente — toda una parte que yo ignoro y la que, en verdad, no tengo idea de cómo funciona con exactitud.
Para ser sincero, no es la primera vez que escucho palabras como esas. Muchas personas vienen aquí, gustan de estrechar manos y murmurar palabras de agradecimiento. Lo que se siente diferente, quizá, es que viene de alguien que no estaba tan lejos de mis conocidos y que, por lo visto, estaba teniendo una vida muy diferente a ellos — Bueno, es lo que estamos tratando de lograr… — confieso. Hay cierta timidez en mis labios, que no quiero pecar de egocéntrico cuando sé que ha sido un trabajo en equipo — Sé que estamos muy lejos de ser una sociedad completa, pero mientras nos tengamos los unos a los otros… Es importante para todos que todavía existan personas que crean en lo que queremos conseguir, incluso cuando no tenemos todos los medios para hacerlo. Yo no soy un político — creo que ni hace falta aclararlo, no tengo siquiera pinta de serlo — Y el consejo se encarga de casi todas las decisiones importantes, porque creo que es mucho mejor el poder debatir que ordenar. Así que… las gracias te las tengo que dar a ti. Por creer que aquí hay una posibilidad, por más difícil que sea verla al principio.
Al menos, hablar de empleo me ayuda a recuperar la compostura y carraspeo con un asentimiento. Aprovecho a toquetear la tablet, picando allí donde la información la catalogará como una voluntaria para la seguridad del distrito. Mimi podrá luego chequearlo por su cuenta — Un poco de mano ministerial jamás nos viene mal cuando se trata de poner sus propias armas en su contra — aseguro con una vaga sonrisa, esa que intenta recobrar el punto de la conversación después de habernos ido a temas más delicados — Le pasaré tus datos a Mimi Johnson y ella te contactará para darte todas las instrucciones necesarias. De seguro ella también te hará alguna entrevista y te preparará para desarrollar el empleo desde lo vea más conveniente — toda una parte que yo ignoro y la que, en verdad, no tengo idea de cómo funciona con exactitud.
Para ser sincero, no es la primera vez que escucho palabras como esas. Muchas personas vienen aquí, gustan de estrechar manos y murmurar palabras de agradecimiento. Lo que se siente diferente, quizá, es que viene de alguien que no estaba tan lejos de mis conocidos y que, por lo visto, estaba teniendo una vida muy diferente a ellos — Bueno, es lo que estamos tratando de lograr… — confieso. Hay cierta timidez en mis labios, que no quiero pecar de egocéntrico cuando sé que ha sido un trabajo en equipo — Sé que estamos muy lejos de ser una sociedad completa, pero mientras nos tengamos los unos a los otros… Es importante para todos que todavía existan personas que crean en lo que queremos conseguir, incluso cuando no tenemos todos los medios para hacerlo. Yo no soy un político — creo que ni hace falta aclararlo, no tengo siquiera pinta de serlo — Y el consejo se encarga de casi todas las decisiones importantes, porque creo que es mucho mejor el poder debatir que ordenar. Así que… las gracias te las tengo que dar a ti. Por creer que aquí hay una posibilidad, por más difícil que sea verla al principio.
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