VERANO de 247521 de Junio — 20 de Septiembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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Abril
De tener que reconstruir mis últimos pasos no podría hacerlo. Una serie de apariciones y un corto viaje en tren terminaron trayéndome al distrito doce y ahora vago como si fuese un autómata por los pasillos del mercado que conozco como la palma de mi mano gracias a mis compras desde que tengo quince años. Varias personas me chocan y no se molestan en pedir perdón, yo también lo hago y solo sigo mi camino hasta que la tienda que tantas veces visité aparece frente a mis ojos, cerca en distancia pero lejos a la vista, como si mis ojos estuviesen siendo manipulados por una de esas cámaras extrañas que usan en las películas.
El dealer me saluda con un movimiento de cabeza y una sonrisa orgullosa, una que me causa desagrado y me hace dar unos cuántos pasos hacia atrás. Quizás solo lo estoy imaginando, pero tiene toda la apariencia de alguien que acaba de ganar una apuesta por verme por aquí, como si mi sobriedad fuese un juego para los demás, uno en el que aquellos que conocen mi peor lado no tenían confianza en que podría ganar.
Dicen que las adicciones nunca se superan, sino que se reemplazan la una con la otra ¿Acaso eso fue Kenna? ¿Un reemplazo de las drogas y por eso al primer momento en que las cosas empiezan a salir mal vuelvo a los viejos hábitos? Quiero creer que no, de hecho no lo siento así, pero de todas formas aquí me encuentro con el dinero en el bolsillo y los ojos clavados en las cajas escondidas detrás del mostrador que sé que contienen eso que es capaz de gobernar mi cerebro con solo una probada.
No me acerco, solo espero con los pies clavados en el suelo, las manos en los bolsillos y la capucha de mi abrigo cubriendo al menos la mitad de mi rostro. En mi cabeza empiezo a ver los rostros de aquellos que se sentirían decepcionados si vuelvo a consumir... Lo que me resulta interesante es que la persona más vívida es una que no creí que tuviese aún tanto poder sobre mí pues ahora es un enemigo del gobierno y... digamos que está peor que yo ¿De verdad voy a dejar que un comentario aislado hace años me diga qué hacer y que no? Pero no es así, pues en realidad no lo estoy imaginando sino que Colin sí está a unos metros de mí - Mi falso compañero - saludo en voz alta.
De tener que reconstruir mis últimos pasos no podría hacerlo. Una serie de apariciones y un corto viaje en tren terminaron trayéndome al distrito doce y ahora vago como si fuese un autómata por los pasillos del mercado que conozco como la palma de mi mano gracias a mis compras desde que tengo quince años. Varias personas me chocan y no se molestan en pedir perdón, yo también lo hago y solo sigo mi camino hasta que la tienda que tantas veces visité aparece frente a mis ojos, cerca en distancia pero lejos a la vista, como si mis ojos estuviesen siendo manipulados por una de esas cámaras extrañas que usan en las películas.
El dealer me saluda con un movimiento de cabeza y una sonrisa orgullosa, una que me causa desagrado y me hace dar unos cuántos pasos hacia atrás. Quizás solo lo estoy imaginando, pero tiene toda la apariencia de alguien que acaba de ganar una apuesta por verme por aquí, como si mi sobriedad fuese un juego para los demás, uno en el que aquellos que conocen mi peor lado no tenían confianza en que podría ganar.
Dicen que las adicciones nunca se superan, sino que se reemplazan la una con la otra ¿Acaso eso fue Kenna? ¿Un reemplazo de las drogas y por eso al primer momento en que las cosas empiezan a salir mal vuelvo a los viejos hábitos? Quiero creer que no, de hecho no lo siento así, pero de todas formas aquí me encuentro con el dinero en el bolsillo y los ojos clavados en las cajas escondidas detrás del mostrador que sé que contienen eso que es capaz de gobernar mi cerebro con solo una probada.
No me acerco, solo espero con los pies clavados en el suelo, las manos en los bolsillos y la capucha de mi abrigo cubriendo al menos la mitad de mi rostro. En mi cabeza empiezo a ver los rostros de aquellos que se sentirían decepcionados si vuelvo a consumir... Lo que me resulta interesante es que la persona más vívida es una que no creí que tuviese aún tanto poder sobre mí pues ahora es un enemigo del gobierno y... digamos que está peor que yo ¿De verdad voy a dejar que un comentario aislado hace años me diga qué hacer y que no? Pero no es así, pues en realidad no lo estoy imaginando sino que Colin sí está a unos metros de mí - Mi falso compañero - saludo en voz alta.
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Hay pocos lugares a los que podría ir para seguir buscando la respuesta a una promesa que hice, de muchos me sacarían a patadas y otros no me abrirían la puerta. Conozco el mercado negro por las veces que me tocó hacer rondas con otros miembros de seguridad, entonces el uniforme me colocaba a una distancia de recelo con los comerciantes y los clientes de este sitio, esta vez con una chaqueta marrón paso tan desapercibido como cualquiera de los hombres que se amontonan para pasar entre los corredores estrechos que quedan entre un puesto y otro. Estoy en cuclillas, revisando la etiqueta de un frasco que tengo en mano, sabiendo que todo lo que estoy leyendo son valores que no se corresponden con el contenido adulterado del interior y desisto en tratar de hacer esto por mi cuenta, no puedo fiar en lo que puedan decirme estos vendedores. Devuelvo el frasco de pastilla al sitio en el que se encontraba y froto mi nuca al hacer chocar mi mentón con mi pecho, así puedo cerrar los ojos los segundos que necesito para reconocer que esto es una pérdida de tiempo.
Lo irónico de todo es que podría preguntarle a Dressler por su ex esposa, esa mujer tenía una farmacia, hablamos con ella. ¿Cómo demonios preguntarle sin que sea la peor mención posible a quien he llegado a considerar un amigo? No gozo de tener buen tacto con la gente y presiento que este sería de los temas que no se tocan, así que mejor no hacerlo. ¿A quién quiero engañar? Seguro que voy a verlo apenas vuelva al distrito nueve y se lo pregunto antes siquiera de anestesiarlo con alcohol. Es el contacto que me queda o eso creo, no me espero que alguien, quien sea, me salude en un sitio como este con una familiaridad de… ¿cuándo le he dado a Kavalier la confianza como para que me salude así? Solo pensarlo me hace sonreír mentalmente, por fuera mi cara no muestra más que desconcierto. —¿Qué haces aquí?— susurro, me incorporo rápidamente para poder tomarlo del brazo, es un civil del Capitolio y este mercado es ilegal. Que la ingenuidad me valga… Miro sobre su hombro, sobre el mío, entonces echo a andar llevándolo conmigo con mi mano sosteniéndolo por encimad el codo. —¿Estás en problemas, Kavalier?— pregunto y no puede decir que no lo hago con un dejo de preocupación, ¡vamos! No te metas en un par de líos estúpidos con un sujeto sin que eso de ser un falso compañero sea un poco cierto.
Lo irónico de todo es que podría preguntarle a Dressler por su ex esposa, esa mujer tenía una farmacia, hablamos con ella. ¿Cómo demonios preguntarle sin que sea la peor mención posible a quien he llegado a considerar un amigo? No gozo de tener buen tacto con la gente y presiento que este sería de los temas que no se tocan, así que mejor no hacerlo. ¿A quién quiero engañar? Seguro que voy a verlo apenas vuelva al distrito nueve y se lo pregunto antes siquiera de anestesiarlo con alcohol. Es el contacto que me queda o eso creo, no me espero que alguien, quien sea, me salude en un sitio como este con una familiaridad de… ¿cuándo le he dado a Kavalier la confianza como para que me salude así? Solo pensarlo me hace sonreír mentalmente, por fuera mi cara no muestra más que desconcierto. —¿Qué haces aquí?— susurro, me incorporo rápidamente para poder tomarlo del brazo, es un civil del Capitolio y este mercado es ilegal. Que la ingenuidad me valga… Miro sobre su hombro, sobre el mío, entonces echo a andar llevándolo conmigo con mi mano sosteniéndolo por encimad el codo. —¿Estás en problemas, Kavalier?— pregunto y no puede decir que no lo hago con un dejo de preocupación, ¡vamos! No te metas en un par de líos estúpidos con un sujeto sin que eso de ser un falso compañero sea un poco cierto.
No esperaba un saludo amable de su parte, nunca lo fue así que sería ingenuo de mi parte esperar que luego de convertirse en delincuente fuese alguien más sencillo de tratar. Pero tampoco esperaba que me arrastrara como si fuese un niño de cinco años a un sitio menos poblado del mercado ¿Acaso no debería ser él quien se esconda? - Dice el que tiene su rostro pegado en todos los postes de Neopanem - respondo dando un tirón para soltarme del agarre - ¿Qué hago aquí? Vengo desde que tengo quince años, Weynart - aunque hace dos años que no piso el doce y eso si es algo que debería remarcar, muchas cosas han cambiado desde ese entonces.
-Me peleé con mi novia ¿Eso cuenta como problemas? - pregunto con el ceño fruncido y cruzándome de brazos ¿Por qué demonios le cuento ésto? No es de su incumbencia y hay cosas más importantes de las qué hablar, como por ejemplo por qué abandonó su puesto seguro en el nuevo distrito rebelde para venir a un lugar en dónde los licántropos o dementores podrían atraparlo - Estás en peligro aquí, Colin, las patrullas no son un chiste y me temo que tú corres más riesgo que yo- yo solo puedo apelar a mi antigua adicción... ¿Cuánto me tomará? ¿Una noche en prisión hasta pagar mi fianza? A él podría costarle la vida.
Miro en ambas direcciones para controlar que no haya nadie y me acerco para acomodar su capucha y ocultar un poco mejor su rostro. No sé si servirá de algo pues no hay muchos en el norte con su tamaño y estado físico, cuando te mueres de hambre sueles optar por la apariencia delgaducha que parece romperse si la aprietas muy fuerte - ¿Necesitas algo del mercado? ¿Conoces como moverte por aquí, siquiera? - que no debo olvidar que hasta hace poco era un tipo dedicado a los animales.
-Me peleé con mi novia ¿Eso cuenta como problemas? - pregunto con el ceño fruncido y cruzándome de brazos ¿Por qué demonios le cuento ésto? No es de su incumbencia y hay cosas más importantes de las qué hablar, como por ejemplo por qué abandonó su puesto seguro en el nuevo distrito rebelde para venir a un lugar en dónde los licántropos o dementores podrían atraparlo - Estás en peligro aquí, Colin, las patrullas no son un chiste y me temo que tú corres más riesgo que yo- yo solo puedo apelar a mi antigua adicción... ¿Cuánto me tomará? ¿Una noche en prisión hasta pagar mi fianza? A él podría costarle la vida.
Miro en ambas direcciones para controlar que no haya nadie y me acerco para acomodar su capucha y ocultar un poco mejor su rostro. No sé si servirá de algo pues no hay muchos en el norte con su tamaño y estado físico, cuando te mueres de hambre sueles optar por la apariencia delgaducha que parece romperse si la aprietas muy fuerte - ¿Necesitas algo del mercado? ¿Conoces como moverte por aquí, siquiera? - que no debo olvidar que hasta hace poco era un tipo dedicado a los animales.
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Por estas cosas es que nunca me he metido demasiado en la vida de la gente, te responden con comentarios irónicos que te mandan guardar lo que bien podrían haber tomado como preocupación y respondido con un comentario más acorde, tampoco tengo expectativas tan altas como para esperar un mínimo agradecimiento. Así que lo suelto de mala manera cuando creo que estamos fuera de la vista de personas que por un par de knuts darían mi nombre y harían un precisa descripción de él mismo, que tiene rasgos como para destacar entre el montón, para empezar una estatura que compite con la mía, por lo que ninguno de los dos puede esperar que pase desapercibido incluso en una multitud. —Puesto que soy quien tiene la cara en carteles de buscado, te diría que lo que yo llamo problemas no es del tipo que pueda considerar una pelea así como uno… ¿esos no son del tipo que resuelves en un bar del Capitolio sin tomarte la molestia de venir al doce?— consulto, relajo mi tono al oír una preocupación similar a la mía en su voz, por encontrarnos donde estamos.
Froto mi nuca al cerrar los ojos por unos segundos y dejar que un suspiro se lleve toda esta paranoia estúpida y tan real de que pueden pillarnos los aurores en cualquier momento, así que avanzo para que me siga al laberinto de atajos que se forman entre los callejones del mercado negro, los que llegué a conocer cuando hacia mis propias patrullas. —Estoy buscando algo— contesto, me dejo caer en un peldaño de concreto, contra el marco endeble de una puerta de madera vieja con un par de hendiduras que no revelan demasiado sobre su interior. — Asumo que si venías desde los quince años no eran por excursiones del Royal…— murmuro para mí, por su segunda pregunta puedo entender que es posible que conozca este lugar mejor que yo, de la manera en que solo los que están acostumbrados a estos negocios ilegales pueden conocerlo.
—¿Qué pasó con tu novia? No soy el mejor en consejos sobre estos temas, pero sé lo que es tener algo en la cabeza que te molesta y andar sin rumbo simplemente por no hablarlo con alguien— digo, además de que tengo la ligera sospecha de que venir aquí quizá sea una reacción exagerada de su parte y cuando mis propios problemas no me nublan el juicio, suelo ver las cosas bastante claras. —Estoy buscando una pócima, una que… permita a una persona recordar cosas que no puede, porque alguien le quitó esos recuerdos. ¿Crees que eso es realmente posible? ¿Qué no queda nada en nuestra mente, ni un residuo, ni un eco, de cosas que fueron realmente importantes? ¿Qué hay del subsconciente?— inquiero, es un científico, tiene respuestas para estas cosas, ¿no?
Froto mi nuca al cerrar los ojos por unos segundos y dejar que un suspiro se lleve toda esta paranoia estúpida y tan real de que pueden pillarnos los aurores en cualquier momento, así que avanzo para que me siga al laberinto de atajos que se forman entre los callejones del mercado negro, los que llegué a conocer cuando hacia mis propias patrullas. —Estoy buscando algo— contesto, me dejo caer en un peldaño de concreto, contra el marco endeble de una puerta de madera vieja con un par de hendiduras que no revelan demasiado sobre su interior. — Asumo que si venías desde los quince años no eran por excursiones del Royal…— murmuro para mí, por su segunda pregunta puedo entender que es posible que conozca este lugar mejor que yo, de la manera en que solo los que están acostumbrados a estos negocios ilegales pueden conocerlo.
—¿Qué pasó con tu novia? No soy el mejor en consejos sobre estos temas, pero sé lo que es tener algo en la cabeza que te molesta y andar sin rumbo simplemente por no hablarlo con alguien— digo, además de que tengo la ligera sospecha de que venir aquí quizá sea una reacción exagerada de su parte y cuando mis propios problemas no me nublan el juicio, suelo ver las cosas bastante claras. —Estoy buscando una pócima, una que… permita a una persona recordar cosas que no puede, porque alguien le quitó esos recuerdos. ¿Crees que eso es realmente posible? ¿Qué no queda nada en nuestra mente, ni un residuo, ni un eco, de cosas que fueron realmente importantes? ¿Qué hay del subsconciente?— inquiero, es un científico, tiene respuestas para estas cosas, ¿no?
Alzo las cejas pues lo cierto es que no tengo idea de cómo se solucionan éste tipo de problemas. Llevamos casi un año juntos, conviviendo y todo, y es la primera pelea que tenemos en todo éste tiempo... Y no ha sido por haber dejado los platos sin lavar. Así que supongo que es esperable de alguien como yo el volver al punto en dónde sí sabía cómo funcionaban las cosas, aquí en el doce en dónde por un poco de dinero podía llevarme una reserva para algunas semanas de viajes por el universo - Lo tendré en cuenta para la próxima vez - digo en voz baja con el ceño fruncido, pensando en que tener una conversación con alguien del bando opuesto no ayudaría para nada a recomponer mi relación con Kenna.
Lo sigo por le laberinto con las manos en los bolsillos hasta que se detiene y comienza a hablar sobre sus propósitos, aunque en principio no dice más que una idea general. Así que decido ser honesto con él con la esperanza de que eso le de ánimos para ser honesto conmigo - Drogas - respondo simplemente encogiéndome de hombros - Aquí es dónde vienen los adolescentes malcriados a gastar su mesada de cuatro cifras - completo avergonzado de mi pasado. Tenía mis razones o en su momento creía tenerlas pero... las drogas no eran la respuesta, ni tampoco ahora, creo.
Apoyo mi espalda contra la pared opuesta y me muerdo la lengua pensando qué demonios responder a lo que dice pues no estoy seguro de que sea del todo conveniente. Conozco a Colin pero ¿Qué me dice que no podría secuestrarme ahora mismo para usarme en contra de la nueva jefa de aurores? ¿Estoy siendo demasiado paranoico? - No aprueba ciertas amistades que tengo - decido decir al final aunque eso la hace sonar como una persona bastante tóxica y no es el caso así que me apresuro a agregar - Digamos que indirectamente ayudé a su competencia - aunque, en mi defensa, conozco a Arianne desde mucho antes que a ella.
Por suerte lo siguiente es más sencillo de responder. Solo frunzo el ceño pensando en la cantidad de pociones que podríamos utilizar e incluso algunas drogas que se consiguen aquí mismo - Hipnosis - propongo con los ojos clavados en un punto del suelo - Con la ayuda de una poción básica adormecedora, algún algún hongo alucinógeno y un terapeuta competente no debería ser tan complicado - se me ocurre - ¿Alguien borró tus recuerdos? - a veces desearía no recordar muchas cosas pero, a fin de cuentas, los recuerdos forman nuestra personalidad así que no recordar por qué somos así debe ser bastante frustrante - Podría ayudarte con eso.
Lo sigo por le laberinto con las manos en los bolsillos hasta que se detiene y comienza a hablar sobre sus propósitos, aunque en principio no dice más que una idea general. Así que decido ser honesto con él con la esperanza de que eso le de ánimos para ser honesto conmigo - Drogas - respondo simplemente encogiéndome de hombros - Aquí es dónde vienen los adolescentes malcriados a gastar su mesada de cuatro cifras - completo avergonzado de mi pasado. Tenía mis razones o en su momento creía tenerlas pero... las drogas no eran la respuesta, ni tampoco ahora, creo.
Apoyo mi espalda contra la pared opuesta y me muerdo la lengua pensando qué demonios responder a lo que dice pues no estoy seguro de que sea del todo conveniente. Conozco a Colin pero ¿Qué me dice que no podría secuestrarme ahora mismo para usarme en contra de la nueva jefa de aurores? ¿Estoy siendo demasiado paranoico? - No aprueba ciertas amistades que tengo - decido decir al final aunque eso la hace sonar como una persona bastante tóxica y no es el caso así que me apresuro a agregar - Digamos que indirectamente ayudé a su competencia - aunque, en mi defensa, conozco a Arianne desde mucho antes que a ella.
Por suerte lo siguiente es más sencillo de responder. Solo frunzo el ceño pensando en la cantidad de pociones que podríamos utilizar e incluso algunas drogas que se consiguen aquí mismo - Hipnosis - propongo con los ojos clavados en un punto del suelo - Con la ayuda de una poción básica adormecedora, algún algún hongo alucinógeno y un terapeuta competente no debería ser tan complicado - se me ocurre - ¿Alguien borró tus recuerdos? - a veces desearía no recordar muchas cosas pero, a fin de cuentas, los recuerdos forman nuestra personalidad así que no recordar por qué somos así debe ser bastante frustrante - Podría ayudarte con eso.
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No estoy para juzgar a la gente por sus hábitos, cuando nunca he sido un ejemplo con los míos, que librándome de todo lo que en cualquier familia normal se podría haber encontrado reprobable, en mi caso les he dado una lista muy personal de cosas que les hubiera gustado que no fuera o hiciera, desde mi carácter huraño, presentarles una hija de la nada, nacida en distrito de repudiados, hasta el hecho mismo de seguir a los rebeldes para asentarme en el distrito 9 ¾. —Buena aclaración esa… diría que eres tú quien decide sobre tus relaciones, ¿pero su competencia? ¿En serio?—. Sé lo grave que es esto, no por haberlo visto, sino por haberlo hecho, la gente tomamos bandos, nos movemos de casilleros blancos o casilleros negros. —¿Qué tan importante es esa otra persona para ti? Porque tal vez lo que molestó a tu novia es que al ayudar a su competencia, lo que le demuestras es que las tienes a un mismo grado de importancia. ¿Y no se supone que la persona a la que eliges como compañera la colocas por delante de muchas cosas y muchas otras personas?— pregunto, meras suposiciones, culpa de mi manera de pensar un poco radical.
Darle mi impresión de la situación es una manera de compensar el consejo que él mismo me da sobre el asunto que a mí me preocupa, por mi propia cuenta no hubiera llegado a las alternativas que me ofrece y entre esas la hinopsis, que a la primera, diría que no. —No, no es para mí, es para…— lo pienso dos veces cuando lo digo, —aunque lo usaría en mí. No le daré nada que no esté seguro que vaya a funcionar, sino no haré más que exponerla a situaciones que la angustiarán, cuando de por sí es bastante angustiante tratar de recordar algo importante y no conseguirlo…— cuento con un suspiro al acabar. Echo mi cabeza hacia atrás para apoyarla en el marco y parpadeo un par de veces al cielo que se va cubriendo de nubes. —Tal vez no debería meterme en su cabeza, es el intento de compensar el haberlo hecho una vez, pero no sé si arreglará algo todo esto…—. Esto debería estar preguntándoselo a Dressler, no a Kavalier, pero es el oído más cercano que tengo. —¿Qué haces cuando todo lo que haces es insuficiente?
Darle mi impresión de la situación es una manera de compensar el consejo que él mismo me da sobre el asunto que a mí me preocupa, por mi propia cuenta no hubiera llegado a las alternativas que me ofrece y entre esas la hinopsis, que a la primera, diría que no. —No, no es para mí, es para…— lo pienso dos veces cuando lo digo, —aunque lo usaría en mí. No le daré nada que no esté seguro que vaya a funcionar, sino no haré más que exponerla a situaciones que la angustiarán, cuando de por sí es bastante angustiante tratar de recordar algo importante y no conseguirlo…— cuento con un suspiro al acabar. Echo mi cabeza hacia atrás para apoyarla en el marco y parpadeo un par de veces al cielo que se va cubriendo de nubes. —Tal vez no debería meterme en su cabeza, es el intento de compensar el haberlo hecho una vez, pero no sé si arreglará algo todo esto…—. Esto debería estar preguntándoselo a Dressler, no a Kavalier, pero es el oído más cercano que tengo. —¿Qué haces cuando todo lo que haces es insuficiente?
Me muerdo el labio inferior en una mueca extraña pues sí es cierto lo que dice pero creo de todas formas no puedo encajarme a mí mismo en ese pensamiento. Sí que quiero a Kenna por sobre todas las cosas, pero no puedo ponerme en sus líneas de batalla porque justamente eso es todo de lo que me quiero apartar, por eso dejé mi empleo y estoy viviendo bajos mis propias normas... No veo bandos, veo personas y quiero ayudarlos a que salgan de éste conflicto político enteros o con la menor cantidad de cicatrices posibles - Diseñé el traje para protegerla a ella... Que se haya comercializado es otro asunto - respondo de mala gana ¡Claro que haría cualquier cosa por ella! Siempre y cuando no ponga en daño a los demás - Es complicado... ¿Dónde está el botón de apagado de ésta guerra? Me gustaría presionarlo y si no existe lo crearé.
Frunzo el ceño pues su explicación no hace más que confundirme. Así que hay una mujer con cuya mente ha jugado y ha quedado secuelada... Ahora intentará arreglarlo ¡Eso es motivo de enojo! ¡No lo que yo he hecho o dejado de hacer! - Ve con cuidado, las personas tienden a arruinar las cosas cuando intentan arreglar sus propios errores - aunque ahora lo está haciendo pidiendo ayuda así que eso debería marcar la diferencia - Cargas una jeringa de opiáceos y te los clavas en el brazo - respondo a su pregunta rascándome la nuca y luego suspiro - ¿Que tal si armas un plan con ésto y luego se lo propones como alternativa indirectamente? Déjaselo saber... Pero que lo resuelva por su cuenta - así quizás le resulte más sencillo aceptarlo, siempre respondemos de mejor manera cuando creemos que la idea viene de nuestra propia cabeza.
Frunzo el ceño pues su explicación no hace más que confundirme. Así que hay una mujer con cuya mente ha jugado y ha quedado secuelada... Ahora intentará arreglarlo ¡Eso es motivo de enojo! ¡No lo que yo he hecho o dejado de hacer! - Ve con cuidado, las personas tienden a arruinar las cosas cuando intentan arreglar sus propios errores - aunque ahora lo está haciendo pidiendo ayuda así que eso debería marcar la diferencia - Cargas una jeringa de opiáceos y te los clavas en el brazo - respondo a su pregunta rascándome la nuca y luego suspiro - ¿Que tal si armas un plan con ésto y luego se lo propones como alternativa indirectamente? Déjaselo saber... Pero que lo resuelva por su cuenta - así quizás le resulte más sencillo aceptarlo, siempre respondemos de mejor manera cuando creemos que la idea viene de nuestra propia cabeza.
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Trato de seguir el hilo de la historia con sus explicaciones en los momentos que se dan, por lo que dice al final queda claro que no lo ve todo en blanco y negro como hacemos la mayoría. Estaba pensando en enemistades más personales, yo solía molestarme con mi hermana si se mostraba a favor de mis primos en alguna discusión, ¡es mi melliza! ¿Por qué me traicionaría así? Son seguridades que en ocasiones necesitamos, en especial de las personas que nos importan, necesitamos que estén de nuestro lado, incluso cuando nos equivocamos, sobre todo cuando se trata de lidiar con personas que detestamos. El jodido «elígeme a mí» que nunca quise decir ante nadie, porque reconozco para mí lo bajo que es, nunca deberíamos pedirle a nadie que nos elija, ni tampoco enfadarnos si no lo hace. Controlamos nuestras acciones, nunca las de otros. Nuestras elecciones, no las de otros.
Y eso me lleva a… ¿qué demonios estoy haciendo? Eso que dice, puedo romper algo al tratar de arreglarlo, nunca he tenido tacto para nada ¿y en serio creo que podría ayudar a alguien? Lo más importante de todo, ¿a alguien que me importa? —Algún día sabré cómo hacer las cosas bien— susurro con los párpados cerrados por el cansancio que siento hundiéndome en este rincón del mundo. Su respuesta no atienda puntualmente a la pregunta que le hago, se mantiene en la superficie de todo lo que le he contado, así que me queda seguir buscándola por mi lado o rebuscar entre sus palabras para decirme que tal vez solo tengo que dejar que la otra persona decida y elija qué es lo que quiere. No, no creo que eso sea lo que Kavalier haya querido decirme. —Me quedaré con el consejo de la jeringa de opiáceos— porque es lo único concreto en todo lo que me ha dicho. —Gracias por la recomendación y…— esta es la más rara, confusa y errática charla de consejos que pueda haber. —Espero que lo tuyo no sea tan complicado como crees. Están pasando muchas cosas en el mundo, la guerra no va a detenerse con un botón, así que si ella te importa y tú le importas, quédate con eso, con lo real que tienes.
Y eso me lleva a… ¿qué demonios estoy haciendo? Eso que dice, puedo romper algo al tratar de arreglarlo, nunca he tenido tacto para nada ¿y en serio creo que podría ayudar a alguien? Lo más importante de todo, ¿a alguien que me importa? —Algún día sabré cómo hacer las cosas bien— susurro con los párpados cerrados por el cansancio que siento hundiéndome en este rincón del mundo. Su respuesta no atienda puntualmente a la pregunta que le hago, se mantiene en la superficie de todo lo que le he contado, así que me queda seguir buscándola por mi lado o rebuscar entre sus palabras para decirme que tal vez solo tengo que dejar que la otra persona decida y elija qué es lo que quiere. No, no creo que eso sea lo que Kavalier haya querido decirme. —Me quedaré con el consejo de la jeringa de opiáceos— porque es lo único concreto en todo lo que me ha dicho. —Gracias por la recomendación y…— esta es la más rara, confusa y errática charla de consejos que pueda haber. —Espero que lo tuyo no sea tan complicado como crees. Están pasando muchas cosas en el mundo, la guerra no va a detenerse con un botón, así que si ella te importa y tú le importas, quédate con eso, con lo real que tienes.
Me encojo de hombros pues dudo que alguna persona sepa en realidad cómo hacer las cosas o resolver los problemas, no viviríamos en un mundo tan de mierda si existiese esa persona. Pero lo que sí podemos hacer es aprender a hacerlo un poco mejor la siguiente vez... Por eso cuando dice lo de la jeringa solo niego con la cabeza y sonrío de lado pues probablemente es el peor modo en el que he manejado un problema en mi vida - Solo para estar seguro... ¿Sabes que es una broma, no? No quiero ser quien cargue con la culpa luego - le digo con las cejas en alto. Pensar que la discusión que tuve con él hace ya años fue una de las disparadoras que me llevó a hacer lo que hice... Consciente o inconscientemente.
- Al parecer es la única forma de poder sobrevivir y vivir al mismo tiempo... Aferrarse a lo bueno e ignorar el resto - le digo con una mueca un poco desanimada. No debo ser el único que sueña con ponerle fin pero el sacrificio es demasiado grande y no estoy dispuesto a sacrificarlo - Solo... No te inyectes nada sin supervisión y si necesitas algo... Tengo mi negocio en el tres - digo al rebelde llevando mis manos a los bolsillos de la chaqueta nuevamente.
Por algo pasan las cosas. Estaba aquí frente al negocio de mi dealer, a punto de comprar algo para caer en viejos hábitos y aquí estoy ahora intentando dar consejos a un tipo con el que tengo de las relaciones más extrañas que tuve en mi vida - Cuídate, Colin - pido dándole un apretón en el hombro y luego una palmanda antes de desaparecer.
- Al parecer es la única forma de poder sobrevivir y vivir al mismo tiempo... Aferrarse a lo bueno e ignorar el resto - le digo con una mueca un poco desanimada. No debo ser el único que sueña con ponerle fin pero el sacrificio es demasiado grande y no estoy dispuesto a sacrificarlo - Solo... No te inyectes nada sin supervisión y si necesitas algo... Tengo mi negocio en el tres - digo al rebelde llevando mis manos a los bolsillos de la chaqueta nuevamente.
Por algo pasan las cosas. Estaba aquí frente al negocio de mi dealer, a punto de comprar algo para caer en viejos hábitos y aquí estoy ahora intentando dar consejos a un tipo con el que tengo de las relaciones más extrañas que tuve en mi vida - Cuídate, Colin - pido dándole un apretón en el hombro y luego una palmanda antes de desaparecer.
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