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Despedida, otra vez. Levanto mis palmas en resignación, que así sea, espero a que el hombre se voltee para ir a la casa, entonces puedo girar una de mis manos y enseñarle el dedo del medio a su espalda. Ni que fuera la única granja que está buscando empleados en este distrito, bien, al parecer las otras fueron tomando gente que llegó con esa migración que hubo al saberse que el distrito nuevo era un distrito más libre en derechos y puesto que esa gente sí cumplió con sus tareas, tienen sus trabajos asegurados. Básicamente, sí era una de las pocas granjas que buscaba gente y tampoco tengo buenas referencias para que me acepten en otras, al parecer tengo cierta tendencia a hacerme la sorda cuando me dan órdenes y a poner excusas para aligerar mi carga de trabajo. Hombre, solo no quiero que me exploten, es un distrito libre, no voy a negrear.
Eso me deja pocas posibilidades, en parte me veo obligada a darme otra vuelta por los locales del centro del distrito y hago una mueca de solo imaginarlo, no me irá bien en nada que tenga que ver con atención al cliente, tiendo más a ser la chica que se queda en el fondo, así que dejaré restaurantes y cafeterías como mi última opción, a la que me arrastraré si llego a caer tan bajo. Porque algo tengo que hacer, fueron un par de meses de “adaptación” y creo que Chloe decorando las paredes de su habitación se ve tres veces más cómoda que yo en este distrito que abunda en cosas buenas, lo que no se explica por qué mi humor sigue siendo bastante sombrío y mejor no hablemos de mis habilidades de sociabilización. Únicas, de eso no hay duda.
Sigo el camino de la luz que va a salvarme cuando llego a la puerta de la casa de quien me han dicho que será el encargado de la escuela en este distrito, sí, esa que han dicho que también incorporará estudiantes muggles, lo que poco tiene que ver conmigo porque hace mucho pasé la edad de la escolaridad obligatoria y los Overstrand me educaron lo suficiente como para que no me comparte como una niña que creció entre lobos. Pero las posibilidades nulas me llevan a buscar la educación, así que nada más se abre la puerta, le muestro mi mejor cara al hombre que está detrás, al que por cierto ya le eché un ojo y algunas cosas sé, así como conozco a un par en este distrito. —Hola, vine para postularme al puesto de ayudante que me dijeron que anda buscando— una mentira, pero no pierdo nada con intentarlo.

La computadora está abierta a mi lado y la observo en silencio por un momento. Es la primera vez en años que tengo una nueva, sin remendar y con una pantalla que no titila... De hecho puedo tener abiertas varias pestañas a la vez, lo cual es un alivio considerando la cantidad de cosas que debo buscar sobre el programa educacional mágico. Ya me gustaría poder llamar a Eloise Leblanc para pedirle algunos consejos, pero eso no va a pasar.
Frunzo el ceño cuando alguien golpea la puerta y me levando tranquilamente para ir a ver de quién se trata. No llego a decir "Hola" que la joven ya lanza una propuesta a la que solo sonrío y asiento - ¿Acaso todo el distrito sabe dónde vivo? - pregunto retóricamente antes de hacer pasar a la chica. No tengo idea de qué demonios está hablando, pero no puedo pincharle el globo a alguien que parece estar buscando un trabajo... Al menos no sin divertirme un poco primero.
-Los demás postulantes fueron un fracaso ¿Puedes creer que ninguno de ellos sabía usar planillas de cálculos y texto? De verdad... Las habilidades tecnológicas en educación no solo se limitan a encender y apagar un proyector - parloteo mientras camino hacia la mesa que está repleta de papeles. Señalo la silla frente a mí para que tome asiento y luego entrelazo mis dedos sobre los papeles desparramados - De acuerdo... Dime cómo te llamas y por qué debería seguir fingiendo que sí pedí un asistente.

¿Qué otros postulantes? Un momento, ¿dije una verdad sin saber que lo era? Esta es mi suerte que va cambiando, de pronto me sonríe. —¡Novatos! ¿Cómo pueden no saber lo básico?— resoplo para unirme a sus quejas, lo que él menciona como proyector, asumo que es de esos aparatos de los cines, encontré uno alguna vez en el mercado con Pete y solíamos proyectar videos bizarros, hasta que alguien nos lo robó. Cosas que pasan en el distrito norte, lo volvimos a encontrar dos días después a la venta en el mismo mercado. Con las hojas de cálculo estoy muerta, espero que me deje armarlo en papel simple, se lo puedo sugerir ahora que nos ponemos en plan de ser honestos y me pregunta sin vueltas por qué estoy aquí. —¿No la necesita? ¿Está tratando de cambiar todo el sistema educativo de un distrito y no tiene una ayudante?— pregunto, casi como si lo estuviera juzgando a él, así le hago ver su falta y me considera. —Soy Agatha Overstrand, vivo aquí cerca…— al otro lado del distrito, —y la verdad es que acaban de despedirme de mi último trabajo, así que decidí volver a las bases. La educación te da un rumbo en la vida, me han dicho, así que he venido a eso— me planto con firmeza y las manos en los bolsillos traseros de mi vaquero. —Y no es que quiera ponerme en plan chantajista, pero también sé que está soltero así que seguro debe cocinarse a sí mismo, no tiene magia así que debe lavar su ropa por su cuenta, y tiene un perro al que debe sacar a pasear, no lo sé, se me hace mucho trabajo para un solo hombre, solo le estoy señalando la conveniencia de tener alguien que lo ayude.

No sé cómo se las ingenia para tomar la riendas en la conversación siendo que la arrancó con una mentira descubierta pero lo hace, así que solo pego mi espalda contra el respaldo de la silla y alzo las palmas de mis manos en su dirección para que se calme - Tengo personas que me dan consejos, de momento eso es suficiente - intento defenderme mirándola de lado ¿Por qué me siento ofendido por alguien que no tiene ni voz ni voto en el asunto? - Un placer, Agatha, soy el profesor Moon - intento presentarme serio pero se me termina escapando una sonrisa al escucharme decir lo último... ¿A quién quiero engañar? Suena fantástico.
Escucho lo que dice y para el final tengo los ojos tan abiertos que temo que mis cejas se hayan unido con la entrada de mi cabello ¿Que cómo sabe que tengo un perro? Si Scott lleva poco conmigo ¿O lo ha visto dando vueltas por afuera? - Así que lo que sugieres es que consiga una esposa, interesante - bromeo con ella para quitar un poco de presión por el resumen bastante concreto de lo que es mi vida éstos días - De acuerdo, de acuerdo... Puedo intentar ayudarte ¿Sí? Pero primero debes decirme por qué te despidieron de tu último empleo, así buscamos algo que sea completamente distinto y sí te guste ¿Ok? Y ya no analices mi vida, da miedo.

Mis cejas se alzan tanto que se pierden entre los rizos que caen sobre mi frente. —Yo no sugerí eso, es muy machista de su parte asumir que esa lista de tareas se ajusten a una esposa. Es trabajo, lo puede realizar tanto una mujer como un hombre si vamos al caso… sin la necesidad de, iugh, matrimonio— aclaro con la mano en alto, la cual bajo lentamente y le lanzo un vistazo. —Además, sé que está o estuvo casado…— dejo caer, así que no es esposa lo que le falta, porque ya la tuvo. —También sé escribir y leer, detesto las matemáticas para me las apaño, y puedo contarle algunas historias morbosas que no hablan en los manuales oficiales, la parte entretenida de la historia— amplio mi oferta de habilidades para convencerlo, si bien claudica fácil y casi que puedo decir que este trabajo es mío. —Me disperso con las tareas de campo, supongo. Camino lento cuando me dicen que corra, me aburro, me tomo mi tiempo para hacer cosas simples, es que… no me entretenía. Y no analizo su vida,— bueno, sí, —lo que pasa es que soy observadora, cuando me aburro presto atención a todo lo que pasa a mi alrededor.

En un punto de la conversación siento que deja de intentar de conseguir el inexistente puesto así que me confunde, quizás solo está siendo honesta
o ¿busca marcar un punto de por qué no pertenece al campo? Ya no lo sé - Sabes que aquí también tendrías que hacer tareas sencillas ¿Cierto? De hecho, probablemente eso sería todo lo que hagas - porque ni de chiste dejaría tareas importantes o información en manos de una joven inexperta de la que no tengo referencia alguna.
-Así que... En resumen... Sabes leer, escribir y eres una metiche - recopilo dándome cuenta de que todo el resto de la cháchara no ha sido más que eso, palabras sin importancia - No puedo tomarte como mi secretaria, Agatha - soy honesto también - Y soy muy capaz de cocinar y mantener mi casa limpia, así que tampoco te preocupes por eso - que no quiero que ande por ahí sugiriendo que busco alguien con quien acostarme y que de paso limpie las cosas - Pero ¿Qué tal esto? Aquí hay un montón de niños que tendrán que ir a la escuela, muchos nunca lo han hecho y... No los conozco a todos... ¿Crees que podrías reunir información de forma no oficial? ¿Contarme sus dramas? - una especie de espía, o asistente social sin título - De esa forma, llegado el momento, me será más sencillo convencerlos de que estudiar es una gran idea.

Entrecierro mis ojos al tratar de estudiar lo que me propone en vez de ser una simple secretaria que le ordena los libros de los estantes, me lo pienso unos momentos con mi mano frotando la línea de mi mandíbula. —Hecho— digo finalmente, tampoco lo he pensado demasiado. —Si me lo pidiera cualquier otra persona me negaría, pero es el maestro del distrito así que puedo hacer ese trabajo— no se sale de mis hábitos cotidianos, así que no me supondrá un problema, lo malo es que no cuenta como trabajo legal, si le cobrara por esto me sentiría en falta, así que tocará ir a los comercios del centro a ver si quedan vacantes. —No hace falta que me entregue ninguna lista, daré vueltas por los barrios y tratare de acercarle la información que consiga. ¿Cuándo comenzará a funcionar la escuela? Así trato de que tenga una idea de cada alumnos antes de esa fecha y… una consulta, hay humanos que ya pasamos la edad de escolaridad y no quiero tener a niños de once años como compañeros, ¿también se nos tendrá en cuenta?— y hablo de humanos porque fuimos los expulsados de privilegios como este. —La verdad es que como secretaria esperaba poder aprender sin tener que ir estrictamente a clases, pero es un hecho que no podrá ser— meneo la cabeza, —descuide, sé que es cosa mía, soy a la que despidieron de varios sitios.

Acomodo algunos papeles en el escritorio mientras escucho sus preguntas y me rasco la cabeza organizando las fechas en mi cabeza - En junio comenzarán algunos cursos nivelatorios para aquellos que nunca han ido a la escuela y en septiembre el ciclo escolar normal - o al menos lo tan normal que podamos hacerlo con un rejunte de alumnos de distintas realidades - Y no te preocupes... Estamos diseñando el sistema para que cada alumno pueda estudiar en un ambiente en el que se sienta cómodo - le aseguro acercándome un poco a ella para darle unas palmadas en la espalda - Pero si te sirve de consuelo, aquí al lado hay una joven de tu misma edad que también tiene que empezar de cero, quizás puedan armar un grupo de estudio para los cursos y avanzar más rápido - le propongo encogiéndome de hombros. Además, Sammy me ha dicho que quiere un millón de amigos así que ayudo cada vez que puedo.
-¿Qué te parece un nuevo trato? - pregunto cuando revela sus verdaderas intenciones - No serás mi secretaria, pero estudiarás aquí conmigo para sacar mejor provecho a tus habilidades natas de metiche... Solo necesito que sepas leer y escribir para eso.

Acepto la información que me da sobre las clases como el folleto con el que me voy a casa, di una vuelta rebuscada para llevármelo. Tengo un par de meses para pensarlo bien y el presentimiento de que llegado el día desistiré, muy fácil me entrego a la resignación de que lo pasado me ha traído a este punto y no tiene caso echar marcha atrás para compensar cosas, si esto es lo que soy, debería simplemente seguir caminando hacia adelante. Sin embargo, me permito escuchar lo que me propone, quizá este distrito sí nos de la oportunidad de recuperar pendientes y hablar con la chica de al lado, que también sé que es una humana, podría ser algo bueno. Las clases me dan una excusa, las hago o no, es al menos un puente para poder acercarme a alguien que está en mis mismas condiciones.
Mi sonrisa dobla mi boca al darme cuenta que cobarde fuga a la idea de comenzar la escuela se ve truncada por la oferte que me hace el profesor Moon. —Me parece la mejor opción de todas las que barajamos hasta ahora— admito, así como soy, también tengo mi orgullo como para haberlo pedido después de decirle hola. —También le serviré como conejillo de indias, como soy una humana que nunca pasó por la escuela pero algunos conocimientos tengo, aprenderá cómo armar sus clases para cuando le toque incluir alumnos así…— apunto, quiero sentir que también estoy aportando algo. —Gracias— murmuro, clavo mis codos en las rodillas para sostener mi cabeza con las manos. —Ya que estamos en confianza, ¿puedo chismear entre sus libros?— mis rulos acompañan el movimiento de sacudir mi barbilla en dirección al estante y muevo mis cejas de arriba abajo como si acabara de hacer una pregunta atrevida, que más allá de todo lo que pude haberme entrometido en su vida, su biblioteca era el objetivo final.

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