The Mighty Fall
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PRIMAVERA de 247521 de Marzo — 20 de Junio
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Arianne L. Brawn
Consejo 9 ¾
Abril

Había conseguido esconderse, guarecerse durante unos días, o puede que quizás hubieran sido semanas o meses. Estaba perdida en todos los sentidos. Algo dentro de su cabeza tintineaba y la molestaba, casi no la dejaba pegar ojo por las noches y durante el día intentaba entender de dónde provenía pero, sobre todo, trataba de entender lo que había sucedido. Querer rememorar una serie de momentos no era del todo complicado, pero se tornaba de aquel modo cuando el cerebro no quería que la persona accediera a los mismos. ¿Razones? Recuerdos dañados o demasiado dolorosos. Casi estaba segura de que se trataba de la segunda opción y era por ello que seguía hurgando en la herida; estaba cansada de que su mente le escondiera cosas, la apartara de la realidad más de lo que ya se sentía.

Recordaba estar en la base de seguridad, recordaba el rostro del joven que la sacó de su celda y allí quedaba todo. Despertarse en un basurero dos semanas después era su siguiente recuerdo. No podía regresar a casa por obvias razones pero, además, algo dentro de ella la prevenía con más fuerza de hacerlo. La joven con la que se había encontrado días atrás solo la dejó quedarse allí y prometió volver unos días después con ‘respuestas’. ¿Respuestas? No había preguntado nada, no creía tener nada que ver con ella.

Se golpeó, en un par de ocasiones, la frente con la diestra. Queriendo acallar el zumbido que volvía al ataque. Estaba en el distrito once, lugar al que solo había ido en contadas ocasiones por razones laborales, escondida en un pequeño ‘apartamento’, por llamarlo de algún modo, y del que tenía prohibido salir sin unas medidas de protección previas. Necesitaba volver a casa y obtener su varita, probablemente seguiría en el lugar que la dejó antes de salir arrastras de allí. Por ello abrió lentamente la puerta, asomándose con cautela al exterior y, cuando se percató de que nadie había en aquel callejón salió del mismo, acurrucándose mejor con las desgastadas ropas que le habían sido prestadas, subiendo la bufanda tanto que casi alcanzaba a cubrir la mitad de su rostro.

Solo había alcanzado a dar un par de pasos cuando un fuerte dolor la hizo tambalear, sus rodillas fallaron y solo alcanzó a sujetarse contra la pared antes de acabar cayendo al suelo. Se sentía estúpida e inútil por alguna razón que desconocía, pero ello la enfadaba de sobremanera y retorcía su interior con violencia. Arianne, quiso llamarse mentalmente mientras frotaba con dos dedos sus sienes. Quería, no, tenía que encontrar el modo de regresar a casa a por sus cosas y, quizás, tratar de entender que demonios estaba ocurriendo con su cabeza.
Arianne L. Brawn
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Episode VII - D.M. IqWaPzg
Invitado
Invitado
El análisis del terreno del distrito 9 para planear el robo a una de las granjas no me llevó tanto tiempo como esperaba. De hecho creo que ya tengo todo lo necesario para hacerlo y lo único que necesito es un aliado de confianza que me ayude. El pago será bueno, estoy seguro de que Adam valorará el generador que le prometí y sabrá compensarme por ello ¿Qué más quiere de mí ese hombre? Le consigo absolutamente todo lo que me pide, incluso lo que es imposible. No comprendo la motivación que tengo por satisfacerlo pero se siente bien su palmada en la espalda cuando el trabajo está hecho y esta vez conseguiré una muy grande, de eso estoy seguro.

Pero el distrito 9 y tres cuartos no es parte de mi querido norte, así que no puedo quedarme allí más de un día sin arriesgarme a que me atrapen las patrullas de aurores, dementores, lobos o alimaña de turno. Por lo que tras realizar el trabajo voy hasta el distrito 11, dónde tengo un departamento casi exclusivamente para mí pues logré ponerle llave que solo los magos y sus hechizos logran vulnerar. Nada es perfecto y desgraciadamente me veo en una gran desventaja por no haber nacido con poderes... Todo sería tan distinto, estaría con Jen y Brian para empezar.

Entro al edificio jugueteando con el llavero de mis llaves y estoy a punto de abrir la puerta cuando un bulto en el suelo me hace mirar dos veces. No, no es un bulto, es una persona. Una que debería dejar tirada en el suelo porque no es asunto mío, pero si algo me enseñó mi reciente encuentro con la rubia rebelde es que a veces hay que darle una mano a los heridos que te encuentras por la calle. Así que doy zancadas rápidas hasta su posición y tomo su muñeca para medirle el pulso, está viva lo cual no sé si es decepcionante o tranquilizante.

No parece haber sufrido lesiones traumáticas así que con cuidado la doy vuelta con mis brazos para poder verla de frente y lo que me encuentro es bastante chocante. La conozco, es una jueza del Wizengamot... Creo que Arianne Brawn, solo que luce diferente. Me pierdo por un momento en su rostro, es hermosa y tengo que obligarme a parpadear para dejar de verla y recordarme a mi mismo que estoy para brindarle asistencia y no para comportarme como un adolescente hormonado - Brawn, reacciona, Brawn - la llamo tomando su mentón con mi pulgar en índice - ¿Puedes escucharme?
Anonymous
Arianne L. Brawn
Consejo 9 ¾
Era complicado adaptarse a todo ello. No sabía la razón pero sentía como si el mundo hubiera cambiado para ella; todo se había tornado de un color completamente diferente y no terminaba de adaptarse a ello. El constante tintineo en su cabeza, el aumento de las sensaciones y el vacío que se había instaurado en el hueco del estómago desde hacía algún tiempo. Pero, sobre todo, reinaba en su mente la incertidumbre de no saber qué había ocurrido exactamente, no poder rellenar los huecos que su mente quería esconderle. Cerró los ojos con fuerza, apoyando ambas manos contra la pared en busca de estabilizarse antes de acabar cayendo redonda al suelo. Ni siquiera entendía por qué se encontraba tan mal.

Acabó deslizándose por el suelo, quedando sentada en el mismo con el lateral del cuerpo apoyado contra la pared. Buscando con la frente un frío punto de apoyo que la ayudara a recobrar el sentido. Quizás no tendría que haber salido, puede que se tratara de una advertencia que la alertara de no regresar al distrito cuatro. Prensó los labios y trató de levantarse cuando un movimiento cercano la alertó; ni siquiera fue un golpe, una voz o unos ruidosos pasos, simplemente algo se activó en su mente con un sonoro click. Aun así no se movió, al contrario, trató de esconder su rostro cuanto pudo, queriendo esconderse tras su desordenado y rubio cabello.

Quiso alejarse, pero se vió atraída hacia él antes de poder evitarlo. Sus ojos se encontraron con los contrarios durante apenas unos instantes en los que no pudo evitar expresar cierta sorpresa cuando la reconoció de inmediato. No había sido una persona mediática, podían haberla conocido por su joven pasado pero poco más, hasta el día del juicio, en aquel momento, con su apoyo a la condena se echó sobre sí misma más de una mirada del país. Su mano se cernió automáticamente en torno a la muñeca ajena, permaneciendo con su mirada fija en él hasta que un guiño apareció en sus ojos y tuvo que retirarla. Aquel constante chirrido solo le daba dolores de cabeza y estaba a punto de acabar con ella. —Por favor, no…— comenzó a hablar, meneando la cabeza hacia los lados como si quisiera sacar algo de dentro de su cabeza —no hables tan fuerte— acabó por completar en apenas un susurro, soltando la muñeca contraria al percatarse de que estaba tomando la misma con más fuerza de la pretendida.

Trató de levantarse, queriendo alejarse de él lo máximo posible, volver dentro del apartamento y hacer como si nunca hubiera estado allí… pero obviamente lo había estado y él la había visto. —Y creo que estás equivocándote de persona— trató de convencerlo, volviendo su mirada hacia él apenas unos instantes.
Arianne L. Brawn
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Episode VII - D.M. IqWaPzg
Invitado
Invitado
Aguanto cuanto puedo su agarre hasta que inevitablemente una mueca se forma en mi rostro a causa del dolor. Sé que no hay que subestimar a nadie, pero no hay forma que un cuerpo tan menudo guarde la fuerza que está demostrando... Eso me deja en claro que no es una simple bruja, porque ni siquiera podemos justificarlo con una descarga de adrenalina pues acaba de despertarse de una inconsciencia de quien sabe cuánto. Eso me deja con una jueza del Wizengamot en brazos que podría partirme la mano de solo proponérselo, genial. Estoy siendo un idiota, debería dejarla aquí y correr en dirección opuesta lo antes posible pues no estoy de ánimos para enfrentar un juicio por no estar registrado como ciudadano de Neopanem. No, no estoy listo para abandonar el anonimato.

- No lo hago - respondo extrañado con el mismo tono que antes. De por sí tengo una voz muy tranquila y de querer gritar tengo que hacer un gran esfuerzo. Creo que ese sigilo me ha ayudado a lo largo de los años pero ahora, pareciera inexistente. Debe tener una contusión en la cabeza o algo similar, por eso tiene ese sentido en particular alterado ¿Debería llevarla con Adam? No, eso lo pondría en peligro a él también... Pero no puedo acercarme a los hospitales ya que quedaría mi rostro en las cámaras... ¿Qué tal de esos puestos móviles? Sí, uno de esos es la mejor opción.

La sujeto con cuidado cuando intenta moverse para que no se haga daño y sonrío de lado cuando intenta convencerme de que no es quien creo que es - Me dedico a husmear en la vida de la gente, sé que eres tú - respondo con el tono más bajo que tengo disponible, para que no sienta la molestia de antes - ¿Cómo llegaste aquí? Te ves lastimada pero aquí se sobrevive siendo egoísta así que debo preguntar... ¿Puedo quedarme ayudándote o me meteré en problemas? - sé que no tiene por qué decirme la verdad, más bien en lo que la conozco lo esperable sería que me mienta y prenda fuego luego pero no me parece la rubia que ví en la tele. Es el mismo rostro, pero parece otra persona.

- Soy Robbie Koch - me presento con el primer nombre que se me viene a la cabeza.
Anonymous
Arianne L. Brawn
Consejo 9 ¾
Cerró los ojos con fuerza. Sentirse desorientada no era lo suyo. Quizás no había sido la persona con más seguridad en sí misma, había cometido muchos errores debido a sus debilidades, pero nunca se encontró de tal manera, no al menos con tanta frecuencia y un espacio de tiempo tan prolongado. Meneó la cabeza, buscando con sus ojos la mirada contraria cuando consiguió, a duras penas, concentrar su atención durante unos instantes. No prestó atención al hecho de que, según él, no hubiera estado alzando la voz. A ella le había parecido lo suficientemente fuerte y, además, la había nombrado por su nombre, cosa que la preocupaba en gran medida a oídos ajenos.

Trató de alejarse de él, levantarse y volver al interior del apartamento, pero su cuerpo quedó paralizado cuando volvió a hablar, no solo porque le llevara la contraria, sino porque sabía perfectamente quien era por lo que no parecía tener margen de error, y ella no podía defenderse ante ello. Su ceño se frunció, profundo, inspeccionándolo con la mirada antes de alejarla hacia ambos lados del pasillo. Sabía de su mala suerte, se podría decir que encajaba a la perfección en el perfil de los que la suerte nunca estaba de su parte. Nunca jamás lo había estado. Guiñó un poco los ojos, agotada y algo saturada tras sus preguntas. —Tendrías que saber contestar a esa pregunta tú mismo si te dedicas a husmear en la vida de la gente, ¿no crees?— respondió, dejando que su voz denotara algo de ironía. Si lo sabía quizás lo mejor era que ni se acercara a ella, o quizás…

—Robbie Koch— repitió más para sí misma que para darle razón o concederle aquel nombre. —De acuerdo— agregó, alcanzando a levantarse y tomándolo nuevamente por la muñeca en aras de tirar de él en dirección al apartamento que había abandonado instantes antes. No pidió permiso, tampoco se esforzó demasiado en tirar de él hasta llevarlo dentro y cerrar la puerta tras él. —¿Cómo he llegado hasta el distrito once?— preguntó de regreso, manteniendo su muñeca sujeta en todo momento. Recordaba lo sucedido en su casa del distrito cuatro, lo que le sucedió a su hermana, pero después despertó allí. Tres meses en los que había estado atrapada en el distrito once sin poder volver a su hogar por la incertidumbre de no saber. —Y por qué has husmeado en mi vida— agregó algo cortante. No le gustaba, lo odiaba.
Arianne L. Brawn
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Episode VII - D.M. IqWaPzg
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Se me escapa una risa con lo que dice pues un comentario como ese solo quiere decir que ya está bien despierta y va por el buen camino. Alzo mi dedo índice y lo muevo una y otra vez en señal de que ahí tiene un punto y luego de eso me alejo un poco para darle su espacio -  Mis conocimientos tiene un límite, estudio la historia, la actualidad me excede - claro que tuve que cambiar mi concepto de "Historia" pues lo que vale es aquello que pasó en los últimos meses... Hasta ahí puedo llegar pero lo suyo es algo mucho más reciente.

Tira de mí para meterme en uno de los departamentos y de repente esa adoración que sentía por ella se convierte en miedo. Porque no tengo varita y ella sí tiene una, y porque me está demostrando que es mucho más fuerte de lo que jamás podría llegar a ser. Me siento indefenso, estoy indefenso y para colmo piensa que tengo más información de la que en realidad poseo ¡Si solo la conozco porque la ví en el último juicio! Pero no puedo decirle eso ya que no se la ve muy estable y quien sabe si me descarta o qué cuando vea que soy inútil.

Busco cómo soltarme de su agarre y respiro profundo mientras pongo las ideas en orden - Tengo un departamento en éste mismo piso, estaba haciendo un trabajo y te encontré de casualidad... No tengo idea de cómo has llegado, lo lamento - tengo que decir la verdad pues una mentira puede llevar a otra y así terminaré en un espiral del que no podré salir ni siquiera gritando fuerte para pedir ayuda - Soy un ladrón, no solo consigo objetos, sino también robo información - explico para que entienda el por qué de mi entrometimiento - Pero contigo no fue un gran esfuerzo, saliste en la tele - y antes también... Cuando era más joven, pero eso sí que parece otra vida - Si buscas averiguar lo que te pasó podría ayudarte, solo necesitas decirme qué es lo último que recuerdas.
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Arianne L. Brawn
Consejo 9 ¾
En los últimos meses había tenido que soportar demasiados cambios, demasiadas cosas nuevas que estaban sucediendo con ella y que no alcanzaba a entender del todo. Como aquel zumbido pero, sobre todo, la sensación de resquemor. Aquella que comenzaba en un pequeño espacio de su pecho pero se extendía con rapidez, como si de un fuego se tratara, y no era capaz de controlar. Sucedía cuando se molestaba o alteraba, como le estaba sucediendo en aquel preciso instante. Obviamente era diferente romper un par de cosas a pagarlas con alguien que no tenía nada que ver con los problemas que estaba teniendo, pero no podía controlarlo del todo.

Su atención bajó hasta su mano, la cual aún sostenía con la propia, cuando trató de deshacerse del agarre, soltándolo automáticamente como si una descarga acabara de atravesarla. Alejó su mano de él, escondiéndola, algo temblorosa, tras su cuerpo. Puede que aquella fuera una de las razones por las que Holly le dijo que mejor no se molestara o acercara a nadie hasta que pudieran hablar con tranquilidad, pero aquella joven parecía siempre estar demasiado ocupada en el Capitolio. Volvió la mirada hacia él, entrecerrando los ojos, examinándolo con detenimiento conforme hablaba. Sabía leer a las personas, ¿verdad? No podía haber olvidado una costumbre de años en solo unos meses. Tragó saliva, regresando sus claros ojos hacia los contrarios. —¿Salí en la televisión?— fue lo primero que alcanzó a preguntar, arrepintiéndose al instante de lo mismo ya que recordaba la razón por la que hubo salido allí. Negó con la cabeza, queriendo que obviara la pregunta. O, ¿puede que hubiera salido otra vez? Lo dudaba. Se mordió la punta de la lengua, alejándose apenas un paso de él, no queriendo parecer demasiado agresiva, o al menos para controlar la parte que quería serlo.

—¿Tuve un juicio propio?— preguntó. Recordaba todo lo que sucedió con Richards, la prisión y a Wright. Pero después solo despertar en el distrito once. —Desperté a las afueras— agregó como algo de información. Quería unir hilos dentro de su cabeza ya que sus recuerdos parecían dañados o queriendo esconder algo de ella misma. —Y… lo siento, yo…— movió la mano, señalando la muñeca contraria, con una muequita culpable en los labios.
Arianne L. Brawn
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Episode VII - D.M. IqWaPzg
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Se mueve de manera extraña y de repente el agarre que tan segura la tenía parece incomodarla. Esconde la mano y yo hago algo similar con la mía, pero solo para que no vuelva a estrujarla entre sus dedos. De verdad no sé como comportamente con ella pues lo único que me viene a la mente es esa explicación rara que Jen me dio una vez sobre cómo comportarse frente a un hipogrifo, pero de verdad dudo que hacer una reverencia y acariciarle la nariz funcione... ¡Y no quiero montarla! Bueno, si luego ella quiere es otro asunto porque la verdad es que es una mujer muy hermosa pero... ¡Concéntrate Dressler!

Asiento con cuidado ante la primera pregunta y luego frunzo el ceño respecto a la segunda pues si tuvo un juicio la verdad es que me lo perdí. Aunque no lo creo ya que se trata de una figura pública - ¿Haz hecho algo que merezca un juicio? - pregunto dando un paso hacia atrás pues cada vez me deja más en claro que por el solo hecho de estar hablando con ella me estoy metiendo en problemas.

Recién cuando se disculpa puedo notar un poco de humanidad en ella y eso me da coraje para sacar la mano de mi escondite y pararme como algo más que un mísero cobarde - No recuerdas lo que pasó... Tienes más fuerza de la razonable y eres tan hermosa que los ojos me arden - pongo los datos en voz alta para encontrarle sentido a toda ésta locura - Eres una veela - llego a la conclusión final luego de pensarlo por unos segundos. Y no solo eso, es una veela que acaba de despertarse, por lo tanto - Moriste hace poco - continúo verbalizando mis deducciones - Eso... Apesta - de acuerdo, quizás no es tan profesional decirlo de esa forma - ¿Estoy en lo correcto?
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Arianne L. Brawn
Consejo 9 ¾
Todo era demasiado confuso. Un nuevo rompecabezas al que le faltaban la mitad de las piezas por lo que no podía encajar nada en su lugar, no sin ver aparecer un nuevo hueco que no tenía ningún sentido allí, o que no podía rellenar por más que se lo propusiera. Su pregunta la sorprendió. Bueno, había hecho cosas, obviamente no la encerraron por nada, pero… no era si merecía un juicio o no, la realidad era que todo el mundo debía tener uno, estaba establecido que todos tendrían uno para tratar de defenderse, aunque la decisión estuviera sobradamente escrita en determinados procesos. —He hecho cosas que merecían un juicio, uno con pena de muerte— reconoció —Pero no recuerdo haberlo tenido— agregó al instante. No, estaba segura de que no lo había tenido por lo que, a partir de ahí, todo lo demás carecía de un sentido lógico que pudiera encuadrar en situación.

Mantuvo la mano tras su cuerpo, dejando que la otra colgara presionándola contra su pierna. Al menos el sentimiento de ardor había desaparecido, o al menos diluido. O puede que hubiera sacado conclusiones demasiado rápido. Arqueó ambas cejas, observándolo en completo silencio, pero acabando por entrecerrar los ojos. Su corazón se aceleró. —No soy una veela—. El mero hecho de mencionarlo era una estupidez, ni siquiera era una de las opciones que había barajado durante el tiempo que llevaba en el distrito once. —No he muerto— volvió a negar, en aquella ocasión usando un tono de voz más cortante. —Tu explicación no tiene sentido, recordaría algo. Solo desperté aquí, eso no quiere decir que sea… eso— presionó los dientes con fuerza, molesta. Negó nuevamente con la cabeza, retrocediendo un paso.

El zumbido volvió a hacer acto de presencia, consiguiendo que acabara por presionar sus sienes en un intento de hacerlo desaparecer; incluso sintió un fuerte latido en la zona interior de su muslo, allí donde lucía una desconocida cicatriz. —No ha pasado, ¿verdad?— preguntó casi en un susurro. Ella no lo sabía, era obvio que él tampoco lo hacía. Ni siquiera sabía por qué se lo estaba preguntando a él, porque estaba hablando de aquello con él cuando no tenía ni la menor idea de quién era, y solo lo había arrastrado a la fuerza hasta allí.
Arianne L. Brawn
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Lo dice tan así como así que temo estar charlando con una psicópata. Tengo que correr, ahora mismo, pero no puedo hacerlo. Si sobreviví tanto hasta ahora fue por mantenerme lejos de personas que se meten en problemas serios... Aunque, en su defensa, hay muchas cosas en el país que te dan pena de muerte y en realidad no son tan graves vistas desde un punto de vista lógico y humano - ¿Vas a matarme? Solo dímelo de una vez para ir preparándome psicológicamente... No me gustaría volver como un fantasma solo por haber sido tomado por sorpresa - pido con una sonrisa nerviosa.

Pero lo niega... ¿Es que no se da cuenta? Es una mujer bastante menuda así que no hay forma de que la fuerza que acaba de mostrar moviéndome de un sitio a otro como si fuera poco más que un muñeco entre en ese cuerpito. Aunque tengo que ponerme en sus zapatos por un momento, no hay forma de que acepte con rapidez que ha muerto solo porque un extraño está haciendo deducciones estúpidas ¿No?

- La justificación que tengo carece por completo de fundamento científico pero... - comienzo intentando alejarme un poco de ella pero no lo logro, estoy atrapado por algo - Me considero un hombre respetable, estuve enamorado una vez y ya estoy grande como para tener las hormonas alborotadas - es importante remarcar éstas cosas - Y aún así me tienes atrapado como a un idiota, no tengo control sobre mis pensamientos... Eres una veela, claramente -  explico con una risita nerviosa, intentando no mirarla directamente. Intentando. Eso sin poner en voz alta el contenido de éstos, todo tiene su límite.

Respiro profundo y por fin logro alejarme para tomar asiento en el primer sitio que encuentro ¿Cómo debo proceder? Si es una veela ahora forma parte de los marginados ¿O ya no? Este Magnar ha hecho algunas cosas extrañas así que ya me perdí un poco sobre cómo están las cosas - ¿Debo darte la bienvenida al submundo? ¿De verdad ya no puedes volver?
Anonymous
Arianne L. Brawn
Consejo 9 ¾
El serio rostro de la rubia cambió en un instante. El comentario del hombre consiguió que arqueara ambas cejas, sorprendida a la par que, ¿divertida? No, sentir algo divertido en aquella situación solo podía significar que había acabado volviéndose, finalmente, completamente loca. Lo cual era un adjetivo que podía emparejar consigo misma con gran facilidad. —No voy a matarte— su voz sonó, incluso, con cierta molesta ante la mera insinuación de que ella pudiera hacer algo como aquello. No negaría que lo había hecho, sí, cuando con quince años se vió encerrada en Los Juegos. Aun recordaba los instintos que la acompañaron durante los siguientes años.

Si cerraba los ojos podía ver algún rostro, con algo de dificultad pero allí estaban,  que parecían algo difusos. No era la primera vez que su cerebro la trataba de aquel modo; escondiéndole información en un intento de ‘protegerla’ pero que, al fin y al cabo, lo que conseguía era desprotegerla. No podía focalizarlo, encontrar una solución o buscar una respuesta si tenía solo el cincuenta por cien de lo ocurrido.

Frunció el ceño mientras hablaba tratando de justificar sus conclusiones. Sus rápidas conclusiones. Sus brazos acabaron deslizándose hasta acabar cruzadas bajo su pecho, incluso sus pies se clavaron algo más en el suelo. Permaneciendo en silencio, escuchando con interés, pero escepticismo, lo que decía. —Creo que tienes el suficiente control sobre ti mismo; incluso sacas tus propias conclusiones— comentó, arqueando entonces una ceja. ¿Hormonas alborotadas? ¿A qué se estaba refiriendo? Arrugó, leve, los labios, relacionando finalmente algunas de sus palabras. —¿En qué estás pensando exactamente? No estoy haciendo nada como para provocar… algo— sonó incluso algo ofendida. Antes se hubiera mostrado así, pero teniendo en cuenta la cantidad de sentimientos, pensamientos y sensaciones que la recorrían, estaba conteniéndose en gran medida.

—¿Al submundo?— preguntó girándose en su dirección, encontrándolo sentado en el borde de la cama. Pocas cosas habían en aquella habitación, y ninguna era suya. —No puedo volver al distrito cuatro, pero no creo que… seamos iguales—, o sí. Ya no estaba segura de nada; ni de lo que era, ni de lo que haría, ni de lo que hacía allí. —Es temporal—.
Arianne L. Brawn
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Invitado
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Que horrible es el mundo en el que vivimos que cuando conocemos a alguien nuevo necesitamos confirmación en voz alta de que no van a acabar con nuestra vida. Me alegro cuando lo escucho y largo el aire que estaba conteniendo. Al menos eso me quita un peso de encima pues noto en su voz que lo dice de manera honesta... Quizás estoy siendo un estúpido por bajar la guardia demasiado rápido pero, siendo honesto, resulta agotador estar en lucha todo el tiempo. En esta ocasión, elijo confiar y que le destino me de una bofetada si me estoy equivocando.

Inclino la cabeza hacia un costado porque tiene razón en eso. Sí estoy sacando mis propias conclusiones sobre las ideas que aparecen silenciadas en mi cerebro, lo que no quiere decir que no estén. Y si tengo control creo que es porque ella no está intentando hacer nada, tal y como lo explica, pero de todas maneras no tiene control aún para apagar lo que sea que se activa en las veelas que las hace tan frustrantemente irresistibles. Me hace sentir débil y no me gusta para nada.

-No voy a decir lo que estoy pensando, soy un caballero - comento un poco ofendido con una mueca pero al final termino sonriendo al caer en la cuenta del rumbo extraño que ha tomado nuestra conversación ¿Cómo llegamos a ésto? - Y a eso me refiero... No estás haciendo nada y de todas formas generas algo ¿No es extraño? - y aquí es cuando digo "Un gran poder viene con una gran responsabilidad" y ella no entiende la referencia, así que me lo guardo.

Esta vez soy yo quien cruza los brazos y hace una mueca al escuchar sus palabras - Aquí nos gusta pensar que somos todos iguales, ya sabes... Por respeto y demás - remarco apoyándome sobre uno de mis codos en la cama para estar más cómodo - Si estás tan segura de que es algo temporal quiere decir que tienes contactos para ganar un perdón por lo que sea que hayas hecho - sigo sacando conclusiones - Un muy buen abogado o muy buenos amigos - otra señal más de que debería alejarme de ella - Aunque la situación no parece estar para andar perdonando a la gente así que mantengo la bienvenida al mundo de los repudiados, olvidados y pobres almas en desgracia como yo.
Anonymous
Arianne L. Brawn
Consejo 9 ¾
¿Cómo había podido sobrevivir en el norte siendo tan confiado con otras personas? Quizás el mundo allí era así, se convertían en una especie de comunidad para sobrevivir a las adversidades; no como en el lado del Gobierno. Allí era todo una especie de guerra abierta; todos querían ser superiores a los demás, escalar en aquella maldita cadena de poder que solo los reconcomía. Y por un segundo pensó en Kobe, cómo estaría, cómo habría reaccionado a… su muerte. Porque aún no se creía que hubiera podido ocurrir. La diestra de la rubia agarró una parte de la tela de su pantalón, apretándola con fuerza entre sus dedos, con una frustración que se había hecho excesivamente cotidiana en su vida desde que despertó en el once.

Sus rasgos se suavizaron para dar paso a la incredulidad, arqueando una ceja. Lo escudriño con la mirada, recorriendo lentamente hasta que sus azules ojos volvieron a acabar fijos en los contrarios. Manteniéndose impasible aunque por dentro fuera un hervidero sin control alguno. —Con tus palabras me das una idea bastante concreta de lo que estás pensando— contestó con una leve mueca en los labios. Un sonoro suspiro escapó de sus labios, cruzando los brazos bajo el pecho. —¿No crees que tú eres el extraño? Verás, no nos conocemos de nada, dices que eres un caballero pero tus pensamientos distan bastante de serlo—. Sí, era cierto que no los había exteriorizado, pero le bastaba con tener un liviana idea de lo que podía estar pasando por su cabeza. —Siento comunicarte que, sí, te he arrastrado hasta aquí pero, no, no voy a acostarme contigo— comunicó con seriedad, y no despegando su mirar del de él.

Prensó los labios, incómoda. Pasó la lengua por sus labios, manteniéndose en el lugar. —Es temporal porque no voy a estar mucho más tiempo aquí— contestó —. Aun así… ¿crees que una persona a la que, supuestamente, han asesinado podría ser defendida por un abogado? ¿Y perdonada? — siguió hablando, dejando escapar el aire entre sus dientes. No tenía sentido alguno, así que no era tan buen deductivo como creía. —Aminoff no está siendo clemente con aquellos que no siguen a rajatabla sus directrices, quizás el mundo al que me estás dando la bienvenida le queda poco— agregó, caminando hacia él y parándose solo cuando sus pies chocaron con los contrarios.
Arianne L. Brawn
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Pongo los ojos en blanco pues de verdad creo que estoy siendo bastante educado al no poner en palabras lo que pasa por mi cabeza, simplemente estoy compartiendo la información de manera indirecta para que comprenda mi punto ¿Es que no puedo verlo? No porque mi misión en la conversación sea llevarla a la cama - Mis preocupaciones van desde que me aplastes la garganta hasta meterme en problemas por el simple hecho de que me encuentren contigo... Créeme que el que no quieras acostarte conmigo no es un problema - respondo un poco divertido. Extraño cuando esos eran mis problemas más grandes, de verdad, allá por mi adolescencia.

Mi ceño se va frunciendo lentamente con cada una de sus palabras hasta que mi expresión solo guarda desconfianza. Así que no va a quedarse en éste mundo, pero tampoco va a volver al anterior... Sé que las cosas están cambiando y "El invierno se acerca" como le gusta decir a algunos pero... ¿Cómo está enterada ella de éstas cosas? ¿Acaso no era una jueza hasta hace poco? - ¿Nos van a lanzar una bomba atómica y asesinar a todos? ¿O en lo que llevas aquí ya te has codeado con quienes no debías? - pregunto volviendo a incorporarme pues no me hace ni pizca de gracia estar hablándole desde abajo.
Anonymous
Arianne L. Brawn
Consejo 9 ¾
—Entonces no existe ningún problema, ya que no voy a aplastarte la garganta— incluso pronunciar aquello le causaba cierta gracia. Ella aplastando la garganta de alguien, ¿de verdad lucía de aquel modo? O… quizás no fuera su parte humana la que la pudiera empujar a ello, sino la que la mantenía constantemente ansiosa y no conocía qué era. Aún era complicado creer sus palabras, sus conexiones, aunque estuviera dándoselas por buena frente a él. —, y no creo que nadie tire abajo esa puerta— agregó mirando de soslayo la vieja y roída puerta del apartamento.

El ceño de la rubia se frunció, leve, tras sus palabras. Nunca se había interesado demasiado en todo lo que rodeaba a los distritos del norte; solo lo que tuvo que ver con su sobrino o Ben y, a veces, tener que ver con cualquiera de los dos suponía un círculo más amplio del que hubiera deseado. —¿Te sorprendería una bomba atómica? Niniadis quemó hasta los cimientos el…— su lengua se paralizó, no podía hablar del distrito catorce, ¿o sí? Masticó el borde apenas un instante. —quemaba hasta los cimientos todo lo que la molestaba, ¿qué crees que hará Aminoff?— cuestionó. Por favor, era un psicópata con poder; sus primeras órdenes ya habían dejado claro como serían las cosas con él sentado en aquella estúpida silla. —Y eres la segunda persona con la que me ‘codeo’ desde que estoy aquí y, siendo sincera, eres el que más encaja en esa descripción—. Alguien que jugaba con la información de los demás, que regateaba con la misma, era un claro generador de desconfianza.

Retrocedió un par de pasos cuando se puso en pie, queriendo establecer cierto espacio entre ambos. Chasqueó la lengua, molesta. Molesta de nuevo. Tomó una profunda bocanada de aire y cerró los ojos un instante mientras se giraba en dirección a la ventana. —No voy a hacerte nada, así que puedes… ya sabes— comentó moviendo la diestra en dirección a la puerta. —pero no nos conocemos— apostilló.
Arianne L. Brawn
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Episode VII - D.M. IqWaPzg
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Recuerdo que guerras han sido declaradas sin que los soldados pisen el campo de batalla. Los misiles volaron sobre continentes destruyendo miles de vidas inocentes sin que nadie tenga la posibilidad de luchar por su vida. Fue terrible, una parte de la historia que no me gusta para nada, pero es una posibilidad... La tecnología no ha involucionado, simplemente se ha agregado a la magia al tremendo arsenal que los psicópatas ya poseían. En nuestra era fueron los Black, luego Niniadis y ahora Aminoff, psicópata tras psicópata intentando destruir todo lo que conocemos.

- Distrito 14 - completo la oración que dejó en la nada con una mueca y me cruzo de brazos. No voy a ponerme a hablar en detalle de política porque terminaría insultando a diestra y siniestra sin importarme la lógica, estoy cansado de buscarle sentido porque no lo tiene. Somos humanos privados de nuestra libertad mientras los magos gozan de los derechos que todos deberíamos tener - Por favor... Si yo te parezco de desconfianza, espera a conocer el 99% de la población del norte - respondo rodando los ojos.

Ni bien me da paso libre, camino hacia la puerta decidido a abandonar la habitación sin decir una sola palabra más, pero su comentario hace que me de media vuelta con el picaporte en la mano y le dedique una sonrisa - Y con suerte nunca nos conoceremos - dejo salir antes de abrir la puerta de par en par y correr por el pasillo. Al parecer aquí muere otro de mis escondites... Tengo que formar nuevos.
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