The Mighty Fall
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PRIMAVERA de 247521 de Marzo — 20 de Junio


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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Paul Jefferson
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¿Estás bien? ¿No te ha visto nadie?— son las primeras preguntas con las que abrumo a mi hijo al verlo escondido en la sombra de uno de los galpones en ruinas diseminados por el distrito cinco, el más cercano a los lindes de otro distrito al que pueda regresar sin alzar sospechas cuando me despida de él. Cada minuto que tengo para decirle adiós sé que es prestado, corre en mi contra en el tiempo, porque salir de la fábrica de la que hicimos nuestro escondite por meses con los otros miembros de la radio, me expone a los patrulleos cada vez más feroces que se hacen por estos lares. La víspera navideña es el momento en que elegí para aventurarme a una carrera por los distritos que podría durar días, hasta llegar a donde sé que está mi primo, y como confío en la suerte para llegar, pero no para regresar, le pedí a mi hijo que me ayudara con lo que podría ser el equipamiento necesario. No confío en la suerte, pero que no se diga que no intenté volver usando los recursos posibles. No me gusta involucrarlo en esto, pero la conversación con un par de explicaciones ambiguas se dieron cuando le dije que me iba.

Tomo su cara con mis manos, lo acerco para un abrazo que espero lo proteja de todo lo que se viene, palmeo su espalda comprobante que ha crecido demasiado desde que lo dejó como un niño de dos años a cargo de mi amigo. —Vendrá un tiempo mejor— prometo contra su oído, estrechándolo aún más fuerte. —Las familias volverán a reencontrarse— no sé si es un convencimiento o un anhelo. La sangre que nos une como padre e hijo y que nos separa por la carencia de magia en la mía, será el hilo invisible que nos mantendrá ligados sobrepasando todas las fronteras, siempre ha sido así, esa sí es la más grande certeza que tengo. Hago que baje un poco su cabeza para que pueda besar su coronilla como lo hacía de niño y con una palmada en la espalda me aparto de él, para acabar con el arrebato de afecto paterno que a su edad podría incomodarlo. — Ten una buena Navidad, hijo— me despido, rodeando su hombro con mi mano para un último apretón.
Paul Jefferson
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Red moon · Priv. IqWaPzg
Locki W. Rockefeller
Papá me ha dicho que Lawrence está mal, tiene un largo viaje por delante que lo pondrá en gran peligro pero eso no es lo que me preocupa pues no importa qué idea tenga en la cabeza yo iré con él, le guste o no. Lo que me preocupa es decirle que renuncié a mi trabajo. Hasta hace poco era un chico del Capitolio con un buen empleo que aspiraba a una banca en el Wizengamot para cambiar el mundo pero ya no puedo hacerlo. La pequeña tarea que me mandó Ivar, las nuevas leyes de Magnar... Todo me hizo darme cuenta de que ya no puedo seguir ignorando la realidad y aferrarme a la seguridad de mi mundo. No es nada oficial, solo cargué mi mochila y expliqué la situación a Jared y Rodo con todo el sentimiento del mundo, y luego de un poco de llanto lo comprendieron y me hicieron prometer que estaría a salvo. El punto es que ya no quiero mirar atrás, lo que me espera es un viaje con mi papá.

- Creo que no. No puedo asegurarlo porque soy patoso y enorme así que es probable que alguien me haya visto. Pero puse mi mejor empeño en que... - comienzo a responder pero me interrumpo ya que le estoy dando demasiadas vueltas. De habernos visto alguien ya estaríamos muertos, o al menos papá que es quien está en los carteles de se busca - No, no me vio nadie - finalizo con una sonrisa.

Abrazo a papá cuando me acerca hasta él y para eso tengo que agacharme un poco, disfruto el contacto y si bien me perdí unos cuantos abrazos suyos en mi infancia, creo que fueron compensados en tiempos posteriores. Se siente algo amargo que sea con la idea de una despedida, pero de todas formas lo disfruto antes de recibir el inevitable grito por querer acompañarlo. Como dije, no voy a pedir permiso, y yo tengo una varita así que puedo ayudarlo.

- Eso espero porque no quiero que mis últimas palabras hacia Jared sean "Deja de llorar, papá, que también voy a hacerlo yo" - bromeo devolviendo el apretón y luego estirando mi brazo hacia detrás de la columna para tomar la mochila encantada con todo lo que necesitamos para el camino - Voy contigo y más vale que no digas nada al respecto, hombre pequeño - informo con el mentón en alto, para quedar incluso más alto de lo que soy - Necesitarás mi ayuda, el viaje es largo.
Locki W. Rockefeller
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Red moon · Priv. IqWaPzg
Paul Jefferson
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No vendrás conmigo— soy tajante al decirlo, no hay espacio para que lo pongamos en discusión, él se queda, yo me voy. Ya lo hicimos una vez así y fue lo que mejor para él, estuvo veinte años viviendo bajo el cuidado de un hombre que fue mucho mejor padre que yo, dándole todo lo que de haber permanecido conmigo, no habría tenido, como las oportunidades. Toda mi cara se ha desencajado en la poca claridad que hace posible distinguirla, su decisión a acompañarme no me la esperaba y no quiero exponerlo a ese peligro estúpido. —¿En qué demonios estás pensando? ¿Jared lo sabe? ¡¿Jared te dejó venir sabiéndolo?!— pregunto, consternado de quien me esperaba que mantuviera a Locki a salvo, permitiera que tomara sus cosas y su varita para esto.

Me alejo un paso en medio de mi frustración, no es un niño como hace años para decirle qué hacer y con quién quedarse, si está determinado a seguirme, no puedo solo empujarlo. Froto mi cabeza con las manos, exasperado, hasta que lo libero todo con un suspiro entre mis labios. Vuelvo mis pasos hacia él para tomarlo de los hombros y hablarle bajo: —Hijo, irse es siempre lo fácil, volver es lo difícil— trato de hacerlo razonar al respecto, —Tu tío lo hizo una vez y se está muriendo en algún lugar, a veces no podemos volver hacia atrás en los caminos que tomamos…— explico, aunque esto contradiga un poco mi promesa de que al final las familias nos encontraremos otra vez, sí tan solo Mohini… si ella… Pero no sé si no ha quemado la carta, si eligió mentirse y dejar a Lawrence muerto.

¿Estás seguro?— busco que me diga que lo está, que me convenza con su tono, porque sé que estoy haciendo algo de lo que voy a arrepentirme y por eso lo abrazo una vez más, me aferro a él. — Vamos— lo insto a hacerlo, separándome y haciéndome con parte de las cosas que me trajo para ir poniendo distancia con cada zancada veloz, de las ruinas de la fábrica y quedar expuestos a la luz blanca de la luna que cae sobre nosotros con la intensidad de una mirada atenta.
Paul Jefferson
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Red moon · Priv. IqWaPzg
Locki W. Rockefeller
Puede que Jared sea un cabeza dura en muchos sentidos, pero cuando metes la lógica en la conversación y explicas las cosas son detalle, es sencillo hacerlo comprender. Por supuesto que me dio permiso para acompañar al hombre que me dio la vida en una travesía complicada ¿Cómo no iba a hacerlo? Si ambos sabemos que Jefferson solo me dejó porque quería lo mejor para mí, sacrificó lo que más quería en el mundo por mi bienestar... Mi padre adoptivo lloró lo que correspondía y probablemente sigue haciéndolo, pero aceptó cuando todas las cartas estuvieron sobre la mesa. Solo espero poder volver a él en una sola pieza porque no se merece el dolor de perderme.

- Te ayudaré a volver entonces - me apresuro a responder como si no fuera una tarea tan complicada. En realidad solo tiene que decirme dónde me quiere y con qué misión, y yo lo haré - Una vez tomamos caminos separados pero volvimos a encontrarnos ¿No? Y has sido un padre excelente desde entonces, así como lo eras cuando era un niño - continúo con una sonrisa para darle ánimos. Lo he hecho volver una vez y voy a hacerlo de nuevo porque merece su épica historia de amor con Kenny ¿No? Esto no puede ser solo un viaje de ida. Él con Kenny y yo con Synnove, así deben ser las cosas.

- No, papá, no estoy seguro... Nada más estoy aquí porque soy un niño histérico que quiere una aventura - dejo salir con los hombros caídos y ruedo los ojos justo antes de que vuelve a abrazarme. Bien, nuestro camino empieza ahora, en plena noche y tendremos que salvarnos de los dementores de alguna manera. No parece haberlos aquí así que creo que podemos continuar nuestro camino con la seguridad de que nuestras almas se quedarán en su lugar.
Locki W. Rockefeller
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Red moon · Priv. IqWaPzg
The Mighty Fall
Ambientación
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'Criatura' :
Red moon · Priv. OD7AoKw
The Mighty Fall
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Red moon · Priv. NmYcQr3
Invitado
Invitado
El sonido casi imperceptible de unos cascos sobre la nieve que se va amontonando en los caminos se interpone a otro, al de unos pasos humanos de quienes deben ser unos repudiados vagando a deshoras por territorios del distrito cinco en que las arboladas se convirtieron en esqueletos de ramas secas. En las horas oscuras es que salen a deambular todos aquellos que durante el día se encuentran con sus caras en los carteles de búsqueda de la ciudad y por eso insisto en el patrulleo nocturno, son también las horas en que nuestros sentidos están más alertas, vemos y nos movemos mejor en la noche. Mis botas no se escuchan gracias a un encantamiento silenciador cuando me deslizo entre las sombras de los árboles y le hago una seña a Diego y Valery para que me sigan hasta quedar en el cruce del camino. Percibimos que se acercan antes de verlos. El rostro del muchacho se me hace ligeramente conocido, creo haberlo visto en el ministerio en nuestros primeros días como parte del escuadrón de seguridad. Tengo memoria para las caras, demasiado buena memoria, porque en más de una oportunidad vuelves a verlas. No la necesito para reconocer al otro hombre, su rostro está puesto en cada una de las calles de este distrito. Esta no será otra noche perdida.

¿Perdidos, señores? Es un poco tarde y es peligroso avanzar por estos territorios— digo, dando hacia ellos los pasos que necesito para tener una imagen nítida de cada una de sus facciones, quiero ver el momento en que se den cuenta que tomaron el camino equivocado y acabaron en la boca del lobo. Pero esta noche me siento especialmente serena, quizá porque presiento una victoria menor por poder tomar a uno de los criminales de la lista negra y poder llevarlo al ministerio para demostrar que un licántropo hace mejor trabajo que un auror. —Podrían cruzarse con… bestias—. Rodeo al muchacho para quedar de frente al hombre, ni siquiera le respiro cerca. No estoy sola esta noche y como soy la mayor, me aparto para dar lugar a los más jóvenes como debe ser. —Tienen suerte de que seamos nosotros, sabemos cuándo serlo y cuándo no…— murmuro, dando un paso hacia atrás. — Diego, Valery… la ministra Jensen quiere vivos a los squibs…— les recuerdo el mensaje que recibí de la mujer cuando tuve oportunidad de hablar con ella. —Pero no dijo que ilesos…—. No hace falta que les dé la orden de atacar, ellos saben lo que tienen que hacer.
Anonymous
Valerie J. Guerrero
Miembro del Escuadrón Licántropo
De todo lo malo que hay en una transformación a licántropo, hay cosas que me gustan, novedades que estoy considerando positivas. También hay muchas novedades que no lo son tanto, pero últimamente estoy casi apreciando mi condición. Ahora que hemos formado un escuadrón nuevo, que tenemos derechos, que hemos empezado una vida normal... Todo va a mejor. Hasta diría que les he pillado el gusto a las patrullas nocturnas que impulsa Becca. Me siento cómoda moviéndome en la noche, entre los árboles, por los caminos, notando cómo mis sentidos se agudizan y mis instintos afloran. Supongo que es lo más cercano a la libertad que he notado en mucho tiempo y, siendo realistas, se lo debemos al Presidente Aminoff.

Creo que todos escuchamos los pasos antes de llegar al cruce. El caso es que, cuando vemos a los humanos que los causaban, ya estamos más que preparados. Dejamos que sea Becca quien hable y actúe. Al fin y al cabo, es nuestra líder por algo. Me quedo de brazos cruzados al lado de mi hermano, con el semblante serio, sin mostrar ningún tipo de reacción u emoción. No evito, sin embargo, que una media sonrisa divertida ocupe mis labios cuando Becca dice que nosotros sabemos cuando ser bestias y cuando no. Asiento con diligencia cuando nos recuerda que la ministra los quiere vivos, y un hormigueo de satisfacción me recorre ante la aclaración de la loba. Vivos, no ilesos. Esta es la gente que pone en peligro el bienestar de la gente de NeoPanem. Esta es la gente que nos quiere fuera del sistema. Y yo pienso proteger mi posición y la de mis hermanos con garras y dientes si es necesario. Si uno de los pasos para ello es hacer limpieza de gente buscada en NeoPanem, que así sea.

Doy un paso al frente cuando Becca nos da vía libre. Diego y yo solemos coordinarnos a la perfección, no creo que en este caso sea algo distinto —Estate quieto, será lo mejor para ti— le advierto al hombre, con una sonrisa algo sádica, adelantándome a su gesto de tomar algo para protegerse mientras me coloco a sus espaldas y le doy una fuerte patada detrás de las rodillas, queriendo que pierda el equilibrio y caiga al suelo.
Valerie J. Guerrero
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Red moon · Priv. IqWaPzg
Invitado
Invitado
Fuera no había más que oscuridad.
La brisa movía las ramas desnudas de los árboles y los restos de nieve acumulados sobre ellas, caían sobre nosotros. Gracias al regalo adelantado de Val, al menos mantenía mis pies calientes.
Con los hombros ligeramente doblados hacia delante, camino en silencio manteniendo la retaguardia y de vez en cuando, aumento la velocidad de mis pasos, solo para asegurarme de que nadie nos pondrá en una situación de peligro inesperado.
El silencio del bosque y el viento golpeando mi cara, son estímulos para que mis sentidos permanezcan en estado de alerta, pero no mentiré al decir que de vez en cuando, mis pensamientos viajan hasta Europa y algunas excursiones nocturnas me parecen más recuerdos que realidades.

Antes de verlos, nuestros oídos y olfato ya los habían captado. Me quito la capucha del abrigo y aparto de mi rostro algunos mechones molestos de cabello.
Seguir indicaciones u ordenes no se me da nada bien, sin embargo esta vez cierro la boca y sigo a Val de cerca, no la perdería de vista ni siquiera un segundo.

Ver como el hombre mayor cae al suelo no me produce ningún sentimiento de culpa, por gente como esta, aún nos miran de reojo cuando caminamos por las calles o cuando hacemos las compras en el supermercado. Paseos mundanos que en más de una ocasión podrían haber terminado en pelea.
Con la mirada clavada en el rostro lleno de diversión de mi hermana, cierro la mano alrededor del cuello de Jeff y arqueo las cejas. No, esto no me daba gracia y tampoco me entusiasmaba. No importaba quién era el hombre que estaba incumpliendo el toque de queda.
Sin murmurar palabra alguna, presiono un poco más el agarre y estampo mi puño cerrado en los costados de su cabeza. Mientras más rápido perdiera la consciencia, mejor para todos.
Anonymous
Invitado
Invitado
Si presas como estas son las que tenemos que cazar para mantenernos sobre el terreno que Magnar nos concedió, tocará ir uno por uno y no habrá grito de dolor que me conmueva, a la larga el sufrimiento propio y el escarnio de las injusticias sobre la propia piel provocan insensibilidad sobre el martirio ajeno, al punto de que podemos ser quien lo ejerzamos sin que la mirada nos tiemble. Poso mis ojos en el rostro compungido del hombre moreno, nos hemos visto en otras ocasiones, en el mercado o en los suburbios de los distritos. Una mirada de refilón entre un hombre que hace demasiadas preguntas, hubo quien me dijo que recogía información, y una mujer que no quiere que se sepa de sus crímenes. Por esta noche mantengo mis manos lejos de la sangre, pero conozco bien la sensación de tenerlas manchadas. Reconozco también su olor a óxido, nauseabundo para algunos, del que yo inhalo a distancia para llenar mi pecho.    

Sólo squibs— digo alzando mi voz para que se imponga al murmullo de la pelea, porque veo una varita en el puño del muchacho que acompaña al hombre, basta para reconocerlo como un mago. Lo empujo lejos de los otros licántropos con un hechizo de mi propia varita para que no tenga oportunidad de hacerles daños, distraídos como están por el hombre que se retuerce para escapar. El cuerpo del chico vuela por el aire para caer a un lado del sendero, camino hacia allí con mi varita apuntándole al pecho. Su rostro no está entre los buscados, su condición tampoco lo hace necesario para el experimento de la ministro. Será un desconocido para todos que se pudrió bajos las ramas secas de esta arboleda y el invierno tapó de escarcha.—Sólo quieren vivos a los squibs y no eres uno…— musito, me acerco hasta que puedo mirarlo desde arriba y apreciar sus rasgos por la luz pálida que cae sobre su rostro. —Te ha tocado una mala luna, chico— susurro para él, —si fuera otra tendrías una oportunidad— hablo con vaguedad, percibiendo como le late la vena que podríamos morder de ser luna llena y que con un sectum se la corto. —No lo lamento— no diré lo contrario.

Porque al darme la vuelta, veo a un par de chicos que tendrán la oportunidad que le he quitado a él y no me arrepentiré de eso. —Es suyo— les hablo en referencia al hombre que tienen prisionero, —hagan lo que quieran de lo que han atrapado, si luego se lo llevan a la ministra con lo necesario para que pueda tomar su parte— murmuro, escondiendo mis manos limpias en los bolsillos de la chaqueta del uniforme para girarme hacia la oscuridad que se extiende más allá de los árboles, alejándome.
Anonymous
Paul Jefferson
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Sonrío por la confianza que tiene de que podremos volver sobre nuestros pasos, que este es un camino de ida que haremos juntos, sobre el que podremos regresar. Si no fuera porque en la noche emergen otras figuras, criaturas que se identifican con los uniformes del nuevo escuadrón de Magnar Aminoff, marginados que hasta hace poco pisaban la misma mugre que nosotros y conocían otros recovecos exclusivos de las bestias. Reconozco el rostro de la mujer que nos habla, se muestra con la placa de Seguridad cuando no era más que una de las ratas de Magnar hurgando en el mercado y asesinando no sólo en su nombre, sino también de quien le soltara un par de galeones.

Contraigo mis manos en puños cuando indica a discreción a sus secuaces de que puedan atacar, sé que mi hijo y yo somos lo suficientemente fuertes como para ir contra ellos, la muchacha es una estúpida si cree que no me voy a resistir y aceptar su golpe por ser una mujer. Estampo mi puño en la cara del otro chico que se me abalanza, forcejeo cuando los tengo encima, arrojo un par de golpes al aire hasta dar con la carne de alguno de los dos y aprieto con fuerza mi mandíbula cuando me suben espasmos por la garganta que derraman sangre de mi boca.

Grito el nombre de mi hijo al ver que es arrojado por el aire, pero otro golpe me silencia y me hace caer al suelo, desde donde puedo ver los pasos de Hasselbach rondándolo. —¡Déjalo ir! ¡A él no lo buscan!— digo con la garganta ronca, se me va la voz por el dolor de tener el cuerpo recibiendo palizas. Con cada bocanada de aire que logro robar para mis pulmones, no hago más que gritar por mi hijo, repitiendo su nombre. Sigo haciéndolo después de que la mujer se aleja, sigo llamándolo para que se ponga de pie, para que escape y sea quien pueda volver a casa esta noche, y no me rindo, uno de los tiene que volver. Si no seré yo, que sea él. Uno de los dos tiene que volver.
Paul Jefferson
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Red moon · Priv. IqWaPzg
Locki W. Rockefeller
Se me hiela la sangre al escuchar la voz de una desconocida acercándose a nosotros. Porque no importa quien sea, estando papá en la lista de los más buscados todos son una amenaza pues aunque no simpaticen con el gobierno, las personas hacen lo que sea por un poco de dinero. Así que no es alguien de confianza y con sus palabras me confirma que estamos en un lío bárbaro y ni bien escucho nombrar a la nueva ministra sé que no hay marcha atrás de ésto. Al menos no quieren matar a papá y eso es bueno, pero de todas formas tomo la varita de mi bolsillo con fuerza, listo para cualquier cosa. Parecen una manada y tardo en comprender que es porque lo son, es el nuevo escuadrón... Más temible que los aurores porque éstos trabajan en equipo.

Veo como una de las mujeres le da una patada a papá y se me escapa un grito que me hace sentir como un niño de 5 años indefenso. No lo soy, soy un niño grande... ¡Hombre! ¡Soy un hombre! Y soy más grande que los tres lobitos juntos así que algo debería poder hacer ¿No? Al menos meter miedo pues no saben que soy más malo que... Bueno, no lo sé - ¡Aléjense de él! - ordeno levantando la varita - No me hagan repetirlo dos veces- mi voz suena débil y dudo que los convenza pero no se me ocurre nada mejor.

El otro tipo ignora lo que digo y golpea a papá así que aprieto los dientes y lanzo un hechizo que roza la oreja del lobo sin llegar a hacerle daño. En realidad no quiero pensar si quería darle en realidad o solo buscaba asustarlo, quizás por esa indecisión no consigo nada al intentarlo. Pero sí consigo hacer enojar a la líder del grupo que me lleva a un lado de dónde están atacando a mi padre y de una forma muy poética me hace entender que hasta aquí he llegado.

Se me llenan los ojos de lágrimas y me odio por un momento por pensar de forma egoísta, pues solo cruzan por mi mente las cosas que no he podido hacer... Claro que también sufro porque van a hacer quién sabe qué con papá y porque Jared llorará mi muerte, demonios, pobre hombre, es el ser humano más sensible que conozco y no quiero ni saber cómo reaccionará. Ojalá no se entere jamás, que en su mente me haya ido de viaje y esté viviendo aventuras por el mundo. Sí, esa sería una linda forma de recordarme.

Siento el sectum y pronto la sangre comienza a salir a borbotones. Tengo un último aliento y no voy a desperdiciarlo hablando, sino intento ese hechizo que jamás me ha salido pero creo que es un buen momento para intentar... Después de todo, cuando uno muere la vida le pasa en frente de los ojos, así que tengo la cabeza llena de bonitos recuerdos ahora mismo. Cuando me dormía en brazos de papá escuchando la radio, cuando Jared me recibió, las navidades con Rodo, la primera vez que ví a Syv, cuando volví a ver a papá... Expecto Patronum... Kenny, tienen a Jeff. Dile a Jared que logré escapar.
Locki W. Rockefeller
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Red moon · Priv. IqWaPzg
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