VERANO de 247521 de Junio — 20 de Septiembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
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Diciembre del '68/ Enero del '69
Parece ridículo festejar año nuevo cuando tenemos dementores y hombres lobo patrullando por "nuestra seguridad", es una lástima que las cosas sean tan complicadas pues tenía la esperanza de ir a la plaza del Capitolio, hacer la cuenta atrás con toda la ciudad y quizás ¿Quién sabe? Besar a alguien a media noche. Pero es una de las experiencias de la vida que me tendré que perder por haber tardado mucho en reaccionar, ahora ya no es posible y tengo que conformarme con una cena y esperar con la tele prendida hasta que den las doce, o una fiesta de dos que en realidad tampoco suena muy estimulante. El silencio hace que me de cuenta que llevo demasiado jugueteando con los fideos y pensando en éstas cosas, no quiero amargar la noche de Kenna.
- Tengo un regalo de fin de año para ti - me hago reaccionar y le dedico una sonrisa. De mi bolsillo saco un pequeño robot de unos centímetros que hice en el descanso del trabajo, en realidad no hace nada más que bailar al ritmo de la música que se ponga pero es divertido para ponerlo en algún escritorio. Lo dejo sobre la mesa y el pequeño comienza a sacudirse pues no hay música así que debería estar quieto - Genial, ya se rompió - agrego decepcionado y toco algunas cosas de su base pero nada, sigue bailando - Se supone que solo baila cuando hay música - explico algo confundido. A no ser que... La música esté, solo que nosotros no la escuchamos. Y considerando que tenemos de vecinos a los jueces, ya me estaba resultando raro que no haya ninguna fiesta de año nuevo alrededor.
Me levanto de la mesa y voy hasta la ventana que da a la calle. No escucho nada, pero puedo ver las luces salir de las ventanas y algunas personas bailando en la terraza del tercer piso. Creo que es la casa de Carstairs, unos vecinos me habían advertido de sus costumbres cuando compré la casa pero hasta ahora no había hecho nada del otro mundo - ¡Hay una fiesta del otro lado! - exclamo quizás más entusiasmado de lo que debería. Mi idea era una cuenta atrás tranquila en público, no meternos de cabeza al descontrol que probablemente hay ahí dentro.
Miro el reloj y veo que quedan unos minutos antes del toque de queda ¿Qué querrá hacer Kenna?
Parece ridículo festejar año nuevo cuando tenemos dementores y hombres lobo patrullando por "nuestra seguridad", es una lástima que las cosas sean tan complicadas pues tenía la esperanza de ir a la plaza del Capitolio, hacer la cuenta atrás con toda la ciudad y quizás ¿Quién sabe? Besar a alguien a media noche. Pero es una de las experiencias de la vida que me tendré que perder por haber tardado mucho en reaccionar, ahora ya no es posible y tengo que conformarme con una cena y esperar con la tele prendida hasta que den las doce, o una fiesta de dos que en realidad tampoco suena muy estimulante. El silencio hace que me de cuenta que llevo demasiado jugueteando con los fideos y pensando en éstas cosas, no quiero amargar la noche de Kenna.
- Tengo un regalo de fin de año para ti - me hago reaccionar y le dedico una sonrisa. De mi bolsillo saco un pequeño robot de unos centímetros que hice en el descanso del trabajo, en realidad no hace nada más que bailar al ritmo de la música que se ponga pero es divertido para ponerlo en algún escritorio. Lo dejo sobre la mesa y el pequeño comienza a sacudirse pues no hay música así que debería estar quieto - Genial, ya se rompió - agrego decepcionado y toco algunas cosas de su base pero nada, sigue bailando - Se supone que solo baila cuando hay música - explico algo confundido. A no ser que... La música esté, solo que nosotros no la escuchamos. Y considerando que tenemos de vecinos a los jueces, ya me estaba resultando raro que no haya ninguna fiesta de año nuevo alrededor.
Me levanto de la mesa y voy hasta la ventana que da a la calle. No escucho nada, pero puedo ver las luces salir de las ventanas y algunas personas bailando en la terraza del tercer piso. Creo que es la casa de Carstairs, unos vecinos me habían advertido de sus costumbres cuando compré la casa pero hasta ahora no había hecho nada del otro mundo - ¡Hay una fiesta del otro lado! - exclamo quizás más entusiasmado de lo que debería. Mi idea era una cuenta atrás tranquila en público, no meternos de cabeza al descontrol que probablemente hay ahí dentro.
Miro el reloj y veo que quedan unos minutos antes del toque de queda ¿Qué querrá hacer Kenna?
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Este año nuevo va a ser distinto, claramente. Papá no ha querido celebrarlo, igual que el año pasado. Probablemente se haya pasado la tarde bebiendo, haya tomado un par de pastillas para dormir y lleve en brazos de Morfeo desde las ocho de la tarde. En este estado, tampoco me sabe mal dejarle solo. El año pasado salí de fiesta, me emborraché hasta límites insospechados y terminé en la cama con un total desconocido que decía vivir en el distrito seis, ¿o era el siete?, cuyo nombre no recuerdo y a quién no he vuelto a ver desde entonces. Pero recuerdo que me lo pasé genial bailando, bebiendo, dándole la bienvenida al año nuevo. Este año, sin embargo, todo apunta a que voy a estar sobria cuando le demos la bienvenida al año nuevo. Porque las patrullas de dementores y el toque de queda no invitan para nada a salir a la calle. Me han invitado a un par de fiestas en antros de la ciudad pero he renunciado a todas, creyendo que no cumplían lo suficiente las normas de seguridad de ahora, consciente de que, como auror, tengo que respetar ciertas cosas. Aunque signifique quedarme en casa en año nuevo.
Por lo menos estoy con Riley. Aunque parece que los dos estamos igual de callados, sabiendo que no es el mejor fin de año que podríamos desear. Levanto la mirada hacia él cuando dice que tiene un regalo para mí, y observo con una sonrisa tierna el robot, que empieza a bailar. Pero Riley dice que ya se rompió y le miro, sin entender, hasta que explica que solamente baila cuando hay música. Sigo a mi compañero de piso con la mirada, algo confusa, cuando se levanta y va hacia la ventana —¿Qué ocurre?— pregunto, dudosa. Estiro la mano y cojo el pequeño robot, que sigue bailando cuando lo coloco al lado de mi vaso de agua.
Pero entonces Riley dice que hay una fiesta. Y solamente esa palabra hace que mi cuerpo se despierte del todo y me levanto de la silla como un resorte. Miro el reloj de la pared al mismo tiempo que él también chequea la hora, y cuando nuestras miradas se encuentran me muerdo el labio inferior, nerviosa pero algo emocionada por la posibilidad —¿Lo hacemos?— pregunto —. Es decir, yo también tenía una sorpresa preparada, pero creo que nos vendrá de perlas cuando volvamos de la fiesta— le digo, con un toque de duda en la voz, sin saber si va a estar animado con la idea —Pero... ¡No puedo ir así! Si vamos tengo que cambiarme. Y maquillarme. O puedo maquillarme ahí entrando un momento en el baño. ¡Me apetece ponerme guapa para una fiesta, hace siglos que no lo hago!— digo, nerviosa. Porque antes lo hacía más a menudo. Y se me daba bastante bien. Y no quiero perder la ocasión de un fin de año maquillada con brillantes y purpurina y con algo de ropa que quite la respiración. Por Merlín, es una celebración a lo grande, y me apetece hacerlo —¿Cómo lo ves? Si nos cambiamos en cinco minutos, llegamos— le digo, alzando ambas cejas.
Por lo menos estoy con Riley. Aunque parece que los dos estamos igual de callados, sabiendo que no es el mejor fin de año que podríamos desear. Levanto la mirada hacia él cuando dice que tiene un regalo para mí, y observo con una sonrisa tierna el robot, que empieza a bailar. Pero Riley dice que ya se rompió y le miro, sin entender, hasta que explica que solamente baila cuando hay música. Sigo a mi compañero de piso con la mirada, algo confusa, cuando se levanta y va hacia la ventana —¿Qué ocurre?— pregunto, dudosa. Estiro la mano y cojo el pequeño robot, que sigue bailando cuando lo coloco al lado de mi vaso de agua.
Pero entonces Riley dice que hay una fiesta. Y solamente esa palabra hace que mi cuerpo se despierte del todo y me levanto de la silla como un resorte. Miro el reloj de la pared al mismo tiempo que él también chequea la hora, y cuando nuestras miradas se encuentran me muerdo el labio inferior, nerviosa pero algo emocionada por la posibilidad —¿Lo hacemos?— pregunto —. Es decir, yo también tenía una sorpresa preparada, pero creo que nos vendrá de perlas cuando volvamos de la fiesta— le digo, con un toque de duda en la voz, sin saber si va a estar animado con la idea —Pero... ¡No puedo ir así! Si vamos tengo que cambiarme. Y maquillarme. O puedo maquillarme ahí entrando un momento en el baño. ¡Me apetece ponerme guapa para una fiesta, hace siglos que no lo hago!— digo, nerviosa. Porque antes lo hacía más a menudo. Y se me daba bastante bien. Y no quiero perder la ocasión de un fin de año maquillada con brillantes y purpurina y con algo de ropa que quite la respiración. Por Merlín, es una celebración a lo grande, y me apetece hacerlo —¿Cómo lo ves? Si nos cambiamos en cinco minutos, llegamos— le digo, alzando ambas cejas.
Si bien Kenna solo hace una pregunta, montones de otras llegan a mi mente ¿Debemos hacerlo? ¿Es lo más correcto? ¿No nos arrepentiremos? ¿Es lo más apropiado para nuestros procesos de recuperación? En realidad es una alternativa más divertida a quedarnos en casa en año nuevo viendo bailar a un robot de no más de 5 centímetros - Sí - respondo relajando mis hombros. Aunque sí quiero saber qué clase de sorpresa tiene preparada y si nos viene bien que sea al volver imagino que tendrá que ver con el desayuno pues hasta esa hora no podremos volver a salir a la calle.
- Kenna, tu siempre estás hermosa - le reprocho pero no hay tiempo para estar haciéndome el galante ¡Yo también debo cambiarme! Y tenemos poco minutos para estar listos y correr, literalmente, hacia el otro lado de la calle antes de que los dementores comiencen su patrulla. Quiero un beso de año nuevo, pero no de ese tipo - ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! Tenemos solo unos minutos - exclamo mientras corro hacia las escaleras y empiezo a subirlas de dos en dos. Desgraciadamente me tropiezo con el último escalón y entro a mi habitación dando tumbos.
Rápido voy hasta el armario y tomo unos pantalones blancos, una camisa negra y zapatos del mismo color. Tardo solo un minuto en hacer el cambio y acomodo los últimos detalles frente al espejo. Luego de eso me acomodo el cabello para que esté despeinado pero al menos en la misma dirección y desisto de afeitar la barba incipiente que ya tengo en mi rostro, de todas formas se usa así ¿No? Que he visto a muchos tipos pinchudos y les queda bien.
Sin dar más vueltas pongo el celular en mi bolsillo trasero y salgo al pasillo. No veo a mi compañera así que supongo que debe estar en su habitación todavía - ¿Necesitas ayuda con algo? No sé maquillar ni peinar ni... Bueno ¡Solo apresúrate! - ofrezco pero desisto en el camino con una sonrisa - ¡Tenemos dos minutos!
- Kenna, tu siempre estás hermosa - le reprocho pero no hay tiempo para estar haciéndome el galante ¡Yo también debo cambiarme! Y tenemos poco minutos para estar listos y correr, literalmente, hacia el otro lado de la calle antes de que los dementores comiencen su patrulla. Quiero un beso de año nuevo, pero no de ese tipo - ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos! Tenemos solo unos minutos - exclamo mientras corro hacia las escaleras y empiezo a subirlas de dos en dos. Desgraciadamente me tropiezo con el último escalón y entro a mi habitación dando tumbos.
Rápido voy hasta el armario y tomo unos pantalones blancos, una camisa negra y zapatos del mismo color. Tardo solo un minuto en hacer el cambio y acomodo los últimos detalles frente al espejo. Luego de eso me acomodo el cabello para que esté despeinado pero al menos en la misma dirección y desisto de afeitar la barba incipiente que ya tengo en mi rostro, de todas formas se usa así ¿No? Que he visto a muchos tipos pinchudos y les queda bien.
Sin dar más vueltas pongo el celular en mi bolsillo trasero y salgo al pasillo. No veo a mi compañera así que supongo que debe estar en su habitación todavía - ¿Necesitas ayuda con algo? No sé maquillar ni peinar ni... Bueno ¡Solo apresúrate! - ofrezco pero desisto en el camino con una sonrisa - ¡Tenemos dos minutos!
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Aunque su frase me hace sonreír un poco, porque es un piropo agradable, hago un gesto de negación con la mano, porque no quiero estar hermosa. Es fin de año. Eso no me sirve —No quiero estar hermosa, quiero estar impresionante— le digo, con una sonrisa traviesa, alzando ambas cejas. Él pone prisa a nuestra conversación y yo asiento rápidamente con la cabeza, corriendo hacia las escaleras, con una sensación de adrenalina recorriéndome de pies a cabeza y dándome la energía que necesito para, cuando llego a mi habitación, cerrar la puerta y ponerme manos a la obra.
Me desvisto de la ropa que llevaba y saco de mi armario un vestido de color negro. Me lo pongo rápidamente, sin sostén, porque es de esos que deja toda la espalda al descubierto y es algo demasiado elegante como para dejar que se me vea el sujetador, y me lo aliso en las caderas, mirándome al espejo. Realmente me queda muy bien. Se termina a media pantorrilla, dejando a la vista mis piernas. Opto por unos zapatos de tacón también negros, estilo sandalia. Seguro que en esa casa habrá calefacción, y si no es el caso siempre habrá la magia para evitar que muera congelada. O el alcohol. Me pongo unos pendientes plateados y un collar a juego, un anillo que era de mi madre y un reloj también plateado. El pelo me lo dejo suelto, pues siempre me han dicho que me favorece, y opto por dejar el maquillaje para cuando lleguemos, por miedo a que a Riley le de un ataque si no me apuro. En mi bolso, hechizado para poder llevar mucho más de lo que parecería por su reducido tamaño, pongo mi varita, mi celular, mi maquillaje y una chaqueta.
—¡LISTA!— grito, yendo hacia la puerta. La abro y salgo. Tengo el corazón a mil por hora, lo juro, y unas ganas de fiesta que no era consciente de que existían. Cuando veo a mi compañero le sonrío, divertida —Vas muy guapo, Riley. Venga, ¿vamos? Cuando lleguemos me pienso encerrar en el baño y no saldré hasta que mi iluminador de más luz que los focos de una discoteca— bromeo, agarrándole del brazo para caminar hacia la salida de la casa.
Me desvisto de la ropa que llevaba y saco de mi armario un vestido de color negro. Me lo pongo rápidamente, sin sostén, porque es de esos que deja toda la espalda al descubierto y es algo demasiado elegante como para dejar que se me vea el sujetador, y me lo aliso en las caderas, mirándome al espejo. Realmente me queda muy bien. Se termina a media pantorrilla, dejando a la vista mis piernas. Opto por unos zapatos de tacón también negros, estilo sandalia. Seguro que en esa casa habrá calefacción, y si no es el caso siempre habrá la magia para evitar que muera congelada. O el alcohol. Me pongo unos pendientes plateados y un collar a juego, un anillo que era de mi madre y un reloj también plateado. El pelo me lo dejo suelto, pues siempre me han dicho que me favorece, y opto por dejar el maquillaje para cuando lleguemos, por miedo a que a Riley le de un ataque si no me apuro. En mi bolso, hechizado para poder llevar mucho más de lo que parecería por su reducido tamaño, pongo mi varita, mi celular, mi maquillaje y una chaqueta.
—¡LISTA!— grito, yendo hacia la puerta. La abro y salgo. Tengo el corazón a mil por hora, lo juro, y unas ganas de fiesta que no era consciente de que existían. Cuando veo a mi compañero le sonrío, divertida —Vas muy guapo, Riley. Venga, ¿vamos? Cuando lleguemos me pienso encerrar en el baño y no saldré hasta que mi iluminador de más luz que los focos de una discoteca— bromeo, agarrándole del brazo para caminar hacia la salida de la casa.
Tengo que recordarme a mí mismo que no hay tiempo que perder para quedarme boquiabierto por el vestido que lleva puesto. La conocí en una discoteca, sí, pero ya me acostumbré a verla con ropa de entre casa o de trabajo y el cambio es sorprendente... No, como dijo ella, impresionante - ¿No vas a tener frío? - pregunto en lugar de darle un cumplido y me llevo la mano a la frente por lo ridículo que suena. El tipo ese tiene una casa de tres pisos y vive solo, debe tener el sistema de calefacción más sofisticado del Capitolio, seguro ese que sale del piso y hace que sea muy agradable caminar descalzo.
Camino con ella del brazo hasta la salida de la casa y si bien voy rápido intento no ir demasiado pues lleva tacones y no queremos que todo termine en un horrible accidente por llevarla al vuelo - ¡Amanita, cierra todo que nos vamos! ¡Y feliz año nuevo! - exclamo antes de cerrar la puerta detrás de nosotros. Me da algo de pena dejarla sola pero no puedo llevar una elfina a casa ajena... Le traeré algo de comida y se lo compensaré mañana con algún regalo. Tantos le he hecho ya que de no ser porque le pago ya me habría abandonado para vivir su vida ne libertad.
Cruzamos la calle a toda velocidad y entramos por la puerta abierta de par en par, ya a salvo de los dementores. Saco el teléfono de mi bolsillo y justo dan las once, con lo cual largo el aire que tenía contenido en los pulmones - No es la cuenta atrás que tenía planeada para fin de año pero lo logramos - digo a Kenna con una sonrisa, en voz alta, pues al entrar al perímetro ya se escucha la música a todo lo que da.
Veo a un par de personas bailar en la sala, otros beber en la escalera y no encuentro a simple vista el baño para que Kenna pueda maquillarse y quedar incluso más brillante que el sol - Como seguro deducirás... Es mi primera fiesta en una casa - admito rascándome la nuca - ¿Qué procede aquí? - pregunto entre risas... El 68 sí que ha sido un año de experiencias, espero que el próximo se desarrolle de manera más natural.
Camino con ella del brazo hasta la salida de la casa y si bien voy rápido intento no ir demasiado pues lleva tacones y no queremos que todo termine en un horrible accidente por llevarla al vuelo - ¡Amanita, cierra todo que nos vamos! ¡Y feliz año nuevo! - exclamo antes de cerrar la puerta detrás de nosotros. Me da algo de pena dejarla sola pero no puedo llevar una elfina a casa ajena... Le traeré algo de comida y se lo compensaré mañana con algún regalo. Tantos le he hecho ya que de no ser porque le pago ya me habría abandonado para vivir su vida ne libertad.
Cruzamos la calle a toda velocidad y entramos por la puerta abierta de par en par, ya a salvo de los dementores. Saco el teléfono de mi bolsillo y justo dan las once, con lo cual largo el aire que tenía contenido en los pulmones - No es la cuenta atrás que tenía planeada para fin de año pero lo logramos - digo a Kenna con una sonrisa, en voz alta, pues al entrar al perímetro ya se escucha la música a todo lo que da.
Veo a un par de personas bailar en la sala, otros beber en la escalera y no encuentro a simple vista el baño para que Kenna pueda maquillarse y quedar incluso más brillante que el sol - Como seguro deducirás... Es mi primera fiesta en una casa - admito rascándome la nuca - ¿Qué procede aquí? - pregunto entre risas... El 68 sí que ha sido un año de experiencias, espero que el próximo se desarrolle de manera más natural.
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Le dedico una sonrisa divertida cuando su pregunta es si no voy a tener frío y sacudo la cabeza en gesto de negación. Lo tengo todo controlado. Y seguro que en esa casa hay alcohol de sobra, y calefacción. Y tal vez hasta tengo suerte y hay un beso a medianoche que también me ayuda a tener algo de calor. Quién sabe. Lo único que sé es que me encantan las fiestas y estamos a punto de presenciar una que puede ser bastante impresionante, a juzgar por el tamaño y el aspecto de la casa en la que se está llevando a cabo —¡Adiós Amanita, feliz año!— logro gritar, antes de que Riley cierre la puerta. He estado a punto de decir "nos vemos el año que viene, Amanita", pero tenía miedo a que Riley me encerrara en casa como castigo por el chiste terrible, así que me lo ahorro.
Atravesar la calle me sirve como práctica en tacones. Mi experiencia saliendo de fiesta me ha dado cierto control sobre este tipo de zapatos, mas también es cierto que en mi día a día no suelo llevarlos. Pero si he sido capaz de cruzar la calle a toda prisa con tacones, voy a ser capaz de aguantar con todo el alcohol. Así que genial. Logramos llegar al perímetro y miro la hora que marca el celular de Riley. Levanto el puño al aire, en señal de victoria —¡Lo conseguimos!— exclamo, contenta. Sin duda no ha sido la cuenta atrás que esperaba experimentar hoy, pero ha sido emocionante y divertida, y hemos hecho una locura que repetiría mil veces sin dudarlo.
El ambiente ya se adivina antes de entrar del todo. La música, las luces, la gente. Sonrío, emocionada, y le dirijo una mirada divertida a Riley, porque dice que es su primera fiesta en una casa —Pues... Primero de todo vas a acompañarme a buscar un baño, ¿qué te parece?— le digo, sonriendo —Y de camino al baño vamos a localizar los puntos que nos pueden interesar de la casa. Es decir, los baños por si necesitamos ir, el sitio donde haya la comida, el sitio donde haya alcohol, el sitio donde haya música buena y gente bailando, el sitio donde haya una pantalla donde seguir la cuenta atrás y... Bueno, no sé qué tienes en mente hacer hoy o con qué plan vas, pero yo siempre suelo buscar dónde hay habitaciones de invitados. Nunca se sabe— le digo, encogiéndome de hombros.
Empiezo a andar por la casa. Localizo lo que parece ser un baño y tiro de Riley para que me siga, señalándolo —Mira, ahí hay un baño, creo— le digo —¿Quieres entrar, esperarme fuera o ir a dar una vuelta por la casa?— le pregunto, consciente de que voy a tardar más de un cuarto de hora en maquillarme como quiero hacerlo.
Atravesar la calle me sirve como práctica en tacones. Mi experiencia saliendo de fiesta me ha dado cierto control sobre este tipo de zapatos, mas también es cierto que en mi día a día no suelo llevarlos. Pero si he sido capaz de cruzar la calle a toda prisa con tacones, voy a ser capaz de aguantar con todo el alcohol. Así que genial. Logramos llegar al perímetro y miro la hora que marca el celular de Riley. Levanto el puño al aire, en señal de victoria —¡Lo conseguimos!— exclamo, contenta. Sin duda no ha sido la cuenta atrás que esperaba experimentar hoy, pero ha sido emocionante y divertida, y hemos hecho una locura que repetiría mil veces sin dudarlo.
El ambiente ya se adivina antes de entrar del todo. La música, las luces, la gente. Sonrío, emocionada, y le dirijo una mirada divertida a Riley, porque dice que es su primera fiesta en una casa —Pues... Primero de todo vas a acompañarme a buscar un baño, ¿qué te parece?— le digo, sonriendo —Y de camino al baño vamos a localizar los puntos que nos pueden interesar de la casa. Es decir, los baños por si necesitamos ir, el sitio donde haya la comida, el sitio donde haya alcohol, el sitio donde haya música buena y gente bailando, el sitio donde haya una pantalla donde seguir la cuenta atrás y... Bueno, no sé qué tienes en mente hacer hoy o con qué plan vas, pero yo siempre suelo buscar dónde hay habitaciones de invitados. Nunca se sabe— le digo, encogiéndome de hombros.
Empiezo a andar por la casa. Localizo lo que parece ser un baño y tiro de Riley para que me siga, señalándolo —Mira, ahí hay un baño, creo— le digo —¿Quieres entrar, esperarme fuera o ir a dar una vuelta por la casa?— le pregunto, consciente de que voy a tardar más de un cuarto de hora en maquillarme como quiero hacerlo.
Asiento cuando menciona lo del baño pues es justo lo que estaba pensando hace un momento. A medida que va mencionando el resto de las cosas voy repasando pues, si la arquitectura de la casa es similar a la mía, la cocina estará abajo a la izquierda. No veo alcohol de inmediato así que debe estar en la cocina o en los pisos superiores, y el baile está en la sala y en la terraza por lo que pude ver antes de venir aquí. Creo que eso no deja con un segundo piso misterioso quizás con las habitaciones de huéspedes que menciona Kenna - No me abandones por una habitación de invitados, por favor - pido con un tono que suena más desesperado de lo que pretendo. Con su sangre de veela tendrá alguien en el plato a los dos segundos ¿Qué voy a hacer solo por aquí? Quizás con suerte encuentro algún rostro conocido pero de todas formas... sería raro - Y creo que no voy con ese rollo hoy - admito con una mueca. Me gustaría, sí, pero no sería raro en la casa de un extraño estando todo lleno de gente encerrada.
Sigo a Kenna hasta que encontramos el baño y decido darle su tiempo hasta que termine con el maquillaje - Iré a localizar los puntos estratégicos, vuelvo en un rato - digo alzando los pulgares y luego de eso me pongo a recorrer la casa. Me encuentro con una habitación completamente cerrada, una biblioteca en donde ya hay gente besándose de una forma interesante, otra habitación completamente cerrada y nada más en la planta baja.
Al subir las escaleras me encuentro con un gran pasillo, más baños, una habitación tan grande como la de Kenna y la mía, sumado a una gran sala de juegos que me resulta envidiable. Aquí hay pantallas por casi todos lados pero la verdadera diversión está en el último piso que conecta con la gran terraza. Hay una enorme barra, con todos los tragos que uno pueda imaginarse, también un jacuzzi y un microcine ¡Un microcine! ¿Por qué no tenemos todas estas cosas en la casa? ¡Es fantástico!
Creo que ya han pasado varios minutos así que decido bajar pero el anfitrión me detiene y me da la bienvenida con un gran beso que me deja estampado contra la pared por unos segundos. Ni siquiera llego a decir nada que el tipo se va, no huele a alcohol así que me alarma saber que va repartiendo besos entre desconocidos estando en todas sus luces. Supongo que es su idea de ser un buen anfitrión... Aunque aún no quería mi beso, se suponía que sería a media noche.
Una vez de vuelta en la primera planta veo como Kenna sale del baño y yo aún tengo la mirada algo perdida - Ese Carstairs me ha besado - le confieso con algo de pánico en el rostro - Ya no hay respeto por el espacio personal de uno... - agrego medio en broma pues si así comenzó la noche, será una velada interesante.
Sigo a Kenna hasta que encontramos el baño y decido darle su tiempo hasta que termine con el maquillaje - Iré a localizar los puntos estratégicos, vuelvo en un rato - digo alzando los pulgares y luego de eso me pongo a recorrer la casa. Me encuentro con una habitación completamente cerrada, una biblioteca en donde ya hay gente besándose de una forma interesante, otra habitación completamente cerrada y nada más en la planta baja.
Al subir las escaleras me encuentro con un gran pasillo, más baños, una habitación tan grande como la de Kenna y la mía, sumado a una gran sala de juegos que me resulta envidiable. Aquí hay pantallas por casi todos lados pero la verdadera diversión está en el último piso que conecta con la gran terraza. Hay una enorme barra, con todos los tragos que uno pueda imaginarse, también un jacuzzi y un microcine ¡Un microcine! ¿Por qué no tenemos todas estas cosas en la casa? ¡Es fantástico!
Creo que ya han pasado varios minutos así que decido bajar pero el anfitrión me detiene y me da la bienvenida con un gran beso que me deja estampado contra la pared por unos segundos. Ni siquiera llego a decir nada que el tipo se va, no huele a alcohol así que me alarma saber que va repartiendo besos entre desconocidos estando en todas sus luces. Supongo que es su idea de ser un buen anfitrión... Aunque aún no quería mi beso, se suponía que sería a media noche.
Una vez de vuelta en la primera planta veo como Kenna sale del baño y yo aún tengo la mirada algo perdida - Ese Carstairs me ha besado - le confieso con algo de pánico en el rostro - Ya no hay respeto por el espacio personal de uno... - agrego medio en broma pues si así comenzó la noche, será una velada interesante.
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Su petición se me hace adorable y niego con la cabeza, dándole un pequeño abrazo —No te preocupes, no tenía eso en mente para esta noche. Además, tampoco creo que fuera a ocurrir, estoy... Bueno, no estoy teniendo muy buena racha encontrando experiencias así en fiestas, últimamente, puedes estar tranquilo— le digo, con una pequeña sonrisa. Aunque resulta algo frustrante. Es decir, mi sangre de veela tendría que ayudarme a encontrar buenas experiencias facilmente, y ya llevo casi dos meses sin tener nada. Nada de nada. El cuerpo me pide actividad, pero me sabría mal dejar solo a Riley esta noche. Al fin y al cabo, la idea ha sido suya, y no quiero ser una mala amiga.
Me despido de él y me encierro en el baño. De mi bolso saco todo mi maquillaje y lo dejo encima del mueble que hay bajo el espejo. Me recojo el pelo y empiezo a maquillarme. Aplico la prebase, la base, todo lo que me enseñaron que tenía que utilizar. Luego me centro en mis ojos, queriendo hacer un maquillaje bonito. Impresionante, a juego con mi look de esta noche. Me hago la raya encima del ojo, acabándola en punta pero sin ser demasiado grande, y aplico sombra de ojos negra para crear un efecto ombré. Luego empiezo a jugar con los brillos. Aplico también sombra de ojos plateada brillante, dándole un toque intenso a mi mirada, un poco de iluminador en mis pómulos y saco, entonces, el brillo. Son pequeños trozos brillantes de distintos tamaños que voy colocando alrededor de mis ojos, con gracia, pegándolos uno a uno hasta conseguir una imagen bastante espectacular. Termino aplicándome algo de rímel y me pinto los labios de color rojo oscuro, mate, para terminar el look.
Cuando salgo del baño veo a Riley viniendo hacia mí, con la cara rara. Le miro, dudosa —¿Estás bien?— le pregunto. Entonces me dice que Carstairs le ha besado. Sonrío, divertida. ¿Viktor Carstairs del Wizengamot? Por lo que veo en esta casa, tiene pinta que es él el anfitrión —Oh, pues llévame a donde está, yo también quiero— bromeo. Aunque entre broma y broma la verdad asoma, y mi verdad es que yo no diría que no a pasar por lo que acaba de pasar Riley. Me coloco un mechón de pelo detrás de la oreja y sonrío, ahora ya sintiéndome preparada para la fiesta —Va, ¿quieres que vayamos a por algo de beber?— le propongo, sonriendo.
Me despido de él y me encierro en el baño. De mi bolso saco todo mi maquillaje y lo dejo encima del mueble que hay bajo el espejo. Me recojo el pelo y empiezo a maquillarme. Aplico la prebase, la base, todo lo que me enseñaron que tenía que utilizar. Luego me centro en mis ojos, queriendo hacer un maquillaje bonito. Impresionante, a juego con mi look de esta noche. Me hago la raya encima del ojo, acabándola en punta pero sin ser demasiado grande, y aplico sombra de ojos negra para crear un efecto ombré. Luego empiezo a jugar con los brillos. Aplico también sombra de ojos plateada brillante, dándole un toque intenso a mi mirada, un poco de iluminador en mis pómulos y saco, entonces, el brillo. Son pequeños trozos brillantes de distintos tamaños que voy colocando alrededor de mis ojos, con gracia, pegándolos uno a uno hasta conseguir una imagen bastante espectacular. Termino aplicándome algo de rímel y me pinto los labios de color rojo oscuro, mate, para terminar el look.
Cuando salgo del baño veo a Riley viniendo hacia mí, con la cara rara. Le miro, dudosa —¿Estás bien?— le pregunto. Entonces me dice que Carstairs le ha besado. Sonrío, divertida. ¿Viktor Carstairs del Wizengamot? Por lo que veo en esta casa, tiene pinta que es él el anfitrión —Oh, pues llévame a donde está, yo también quiero— bromeo. Aunque entre broma y broma la verdad asoma, y mi verdad es que yo no diría que no a pasar por lo que acaba de pasar Riley. Me coloco un mechón de pelo detrás de la oreja y sonrío, ahora ya sintiéndome preparada para la fiesta —Va, ¿quieres que vayamos a por algo de beber?— le propongo, sonriendo.
Me resulta raro que alguien tan maravillosa, no, impresionante, como Kenna no consiga una buena experiencia en ese tiempo. Bueno, no quiero que me deje solo en la casa pero si llegamos a la mañana podría ayudarla a conseguir a alguien para llevar a la nuestra. Puedo ponerme auriculares y dormir, no tengo problema, así que lo tomaré como la misión de la noche... No será sencillo pues ella se merece lo mejor, tiene que ser alguien grande, con cara amigable y no de esos que parecen que solo quieren sexo y nada más ¡Que la haga reír! Sí, todo eso. Tenemos unas cuantas horas por delante y hay mucha concurrencia, así que debo encontrar a alguien que cumpla con esas características.
Mi primera vuelta por la casa termina de forma tan inesperada que olvido mi misión por un momento. En realidad olvido hasta dónde estoy y las palabras de Kenna me hacen reaccionar - Por lo que pude ver hay mucha gente más que predispuesta - respondo con las cejas en alto. Me pregunto si los chicos de la biblioteca seguirán hasta ahora, probablemente sí.
Su propuesta me hace dudar, es solo un poco de alcohol y eso no le hace mal a nadie... No es como las drogas, inyectarse media jeringa está tan mal como inyectarse una entera, pero media copa es más aceptable que una botella - De acuerdo, vamos - accedo tomándola del brazo para guiarnos a la barra del tercer piso - Y estoy concediendo tus deseos, porque el beso ha sido aquí mismo - comento cuando alcanzamos el tercer piso. La música suena más fuerte aquí y las personas bailan como si no hubiese mañana. Pero no hay señal de Carstairs.
Me acerco a la barra y pido unas cervezas, es algo con lo que podemos comenzar y que no nos hará perder la conciencia. Ye luego evaluaré si es conveniente o no subir el tono - Pero nada de embriagarnos hasta perder la conciencia ¿De acuerdo? Solo para desinhibirnos y que pueda recibir otro beso sin ponerme rojo como tomate - bromeo con lo último para no sonar tan controlador.
Mi primera vuelta por la casa termina de forma tan inesperada que olvido mi misión por un momento. En realidad olvido hasta dónde estoy y las palabras de Kenna me hacen reaccionar - Por lo que pude ver hay mucha gente más que predispuesta - respondo con las cejas en alto. Me pregunto si los chicos de la biblioteca seguirán hasta ahora, probablemente sí.
Su propuesta me hace dudar, es solo un poco de alcohol y eso no le hace mal a nadie... No es como las drogas, inyectarse media jeringa está tan mal como inyectarse una entera, pero media copa es más aceptable que una botella - De acuerdo, vamos - accedo tomándola del brazo para guiarnos a la barra del tercer piso - Y estoy concediendo tus deseos, porque el beso ha sido aquí mismo - comento cuando alcanzamos el tercer piso. La música suena más fuerte aquí y las personas bailan como si no hubiese mañana. Pero no hay señal de Carstairs.
Me acerco a la barra y pido unas cervezas, es algo con lo que podemos comenzar y que no nos hará perder la conciencia. Ye luego evaluaré si es conveniente o no subir el tono - Pero nada de embriagarnos hasta perder la conciencia ¿De acuerdo? Solo para desinhibirnos y que pueda recibir otro beso sin ponerme rojo como tomate - bromeo con lo último para no sonar tan controlador.
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"Mucha gente más que predispuesta". Eso suena bien. No es que sea una de esas personas que no pueden divertirse en una fiesta si no terminan en la cama de alguien, o en la cama con alguien. Pero tantas semanas de sequía me llevan a tener ganas de una experiencia divertida. Ya no pido cama, con algún beso me conformo. Aunque cuando llegamoas al tercer piso y Riley me indica que es ahí donde le han besado, no hay ni rastro de Carstairs. Chasqueo la lengua, en señal de desaprobación —Qué mala suerte— digo, pensando que, con suerte, le encontraremos en otro momento, y tal vez mi maquillaje brillante hace que se fije en mí y quiera darme la misma bienvenida que a Riley.
Me apoyo en la barra cuando llegamos y dejo que Riley pida un par de cervezas. Cuando nos las sirven le dedico una sonrisa de agradecimiento al barman y miro a Riley a los ojos, queriendo tranquilizarle —No te preocupes. Esta noche no beberé mucho. Es decir, quiero estar... Contenta, pero no beberé hasta perder la consciencia. Quiero pasarlo bien contigo, bailar y recibir el año nuevo, y recordarlo todo mañana— le digo, con tono de broma, queriendo de verdad que no se preocupe. Si se tratara de otra situación, probablemente me bebería esta cerveza de golpe y con la segunda ya buscaría alguien con quién hablar, bailar o conocernos. Pero esta situación es distinta, porque no he venido sola, y hacía mucho que no llegaba a una fiesta en compañía de alguien. Riley y yo estamos empezando a ser compañeros de piso, y salir de fiesta juntos puede ser una buena experiencia. Quién sabe, tal vez convertirse en algo que nos gusta hacer juntos, si la noche termina bien.
Levanto mi botellín de cerveza y lo hago chocar suavemente contra el suyo, sin borrar la sonrisa de mi rostro —Brindemos, ¿vale? Por haber conseguido llegar a una fiesta que tiene muy buena pinta a última hora. Por... Por haber improvisado un plan. Por el beso de Carstairs. Por Amanita. Por nuestra casa. Por los proyectos. Por el año que termina y por el que empieza— empiezo a decir, alegre —¡Tenemos mucho por lo que brindar! Por nosotros— concluyo, antes de levantar levemente el botellín y darle un trago. Uno bastante largo, a decir verdad, pero qué le vamos a hacer. Es cerveza buena, y su sabor me gusta demasiado. Me veo reflejada en algunas botellas, veo como las luces de la fiesta hacen que los brillos de mi cara reluzcan todavía más. Tiene que ser una buena noche. Para ambos.
Me apoyo en la barra cuando llegamos y dejo que Riley pida un par de cervezas. Cuando nos las sirven le dedico una sonrisa de agradecimiento al barman y miro a Riley a los ojos, queriendo tranquilizarle —No te preocupes. Esta noche no beberé mucho. Es decir, quiero estar... Contenta, pero no beberé hasta perder la consciencia. Quiero pasarlo bien contigo, bailar y recibir el año nuevo, y recordarlo todo mañana— le digo, con tono de broma, queriendo de verdad que no se preocupe. Si se tratara de otra situación, probablemente me bebería esta cerveza de golpe y con la segunda ya buscaría alguien con quién hablar, bailar o conocernos. Pero esta situación es distinta, porque no he venido sola, y hacía mucho que no llegaba a una fiesta en compañía de alguien. Riley y yo estamos empezando a ser compañeros de piso, y salir de fiesta juntos puede ser una buena experiencia. Quién sabe, tal vez convertirse en algo que nos gusta hacer juntos, si la noche termina bien.
Levanto mi botellín de cerveza y lo hago chocar suavemente contra el suyo, sin borrar la sonrisa de mi rostro —Brindemos, ¿vale? Por haber conseguido llegar a una fiesta que tiene muy buena pinta a última hora. Por... Por haber improvisado un plan. Por el beso de Carstairs. Por Amanita. Por nuestra casa. Por los proyectos. Por el año que termina y por el que empieza— empiezo a decir, alegre —¡Tenemos mucho por lo que brindar! Por nosotros— concluyo, antes de levantar levemente el botellín y darle un trago. Uno bastante largo, a decir verdad, pero qué le vamos a hacer. Es cerveza buena, y su sabor me gusta demasiado. Me veo reflejada en algunas botellas, veo como las luces de la fiesta hacen que los brillos de mi cara reluzcan todavía más. Tiene que ser una buena noche. Para ambos.
Sus palabras me tranquilizan y me agrada que estemos en la misma página. Solo hemos pasado una noche de fiesta pero fue de lo más agradable y de hecho me hizo darme cuenta que ésta clase de vida, de forma controlada, no es tan mala. Muchos lo pintan como algo vacío, como una excusa que mete la gente para salir de casa cuando las cosas no están bien en la vida pero ¿Por qué tiene que ser así? La verdad es que una noche de fiesta y un poco de alcohol con Kenna no me parece desabrido para nada, lo pasaremos bien como lo hemos hecho antes y, tal y como dice, lo recordaremos mañana.
- Si meto la pata me arrepentiré de decir que no quiero olvidarlo - respondo con una sonrisa un poco avergonzado. Intentaré no hacerlo aunque si quiero buscar a alguien para Kenna tendré que hacer una caza indirecta, una amigable para tantear el terreno. Levanto la botella y me detengo a medio camino cuando comienza el brindis. Me causa gracia que brinde por Amanita pues tener así en cuenta a los elfos domésticos no es algo que abunde en el Capitolio. Así sé que hice bien en invitarla a casa, la elfina es muy importante para mí y me alegro de que Kenna pueda aceptarla.
- ¡Por nosotros! - repito y ahora sí, comienzo a vaciar la botella en mi garganta. Pronto el calor empieza a correr por mi cuello y siento que empieza a invadir mis mejillas, creo que es más por la idea de estar bebiendo que por el alcohol en sí. Sonrío pues la sensación me agrada, pero la sonrisa desaparece al ver como un muchacho intercambia dinero por unas pastillas en un rincón y, casi de inmediato, se las lleva a la boca. No debería sorprenderme, es una fiesta, pero sabe mal.
- Kenna... Creo que también hay drogas aquí - explico acercándome a ella con la expresión algo triste - No voy a hacer nada ¿De acuerdo? Pero deberías saberlo, por las dudas - advierto. Quiero creer que mi recuperación está en su mejor momento y tal vez pueda tomar ésto como la prueba final - Si terminamos la noche conscientes, será un éxito para ambos. Quiero brindar por eso también... Y ahora, vamos a buscar a alguien a quién besar cuando den las 12 que falta menos que antes.
- Si meto la pata me arrepentiré de decir que no quiero olvidarlo - respondo con una sonrisa un poco avergonzado. Intentaré no hacerlo aunque si quiero buscar a alguien para Kenna tendré que hacer una caza indirecta, una amigable para tantear el terreno. Levanto la botella y me detengo a medio camino cuando comienza el brindis. Me causa gracia que brinde por Amanita pues tener así en cuenta a los elfos domésticos no es algo que abunde en el Capitolio. Así sé que hice bien en invitarla a casa, la elfina es muy importante para mí y me alegro de que Kenna pueda aceptarla.
- ¡Por nosotros! - repito y ahora sí, comienzo a vaciar la botella en mi garganta. Pronto el calor empieza a correr por mi cuello y siento que empieza a invadir mis mejillas, creo que es más por la idea de estar bebiendo que por el alcohol en sí. Sonrío pues la sensación me agrada, pero la sonrisa desaparece al ver como un muchacho intercambia dinero por unas pastillas en un rincón y, casi de inmediato, se las lleva a la boca. No debería sorprenderme, es una fiesta, pero sabe mal.
- Kenna... Creo que también hay drogas aquí - explico acercándome a ella con la expresión algo triste - No voy a hacer nada ¿De acuerdo? Pero deberías saberlo, por las dudas - advierto. Quiero creer que mi recuperación está en su mejor momento y tal vez pueda tomar ésto como la prueba final - Si terminamos la noche conscientes, será un éxito para ambos. Quiero brindar por eso también... Y ahora, vamos a buscar a alguien a quién besar cuando den las 12 que falta menos que antes.
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Tomo un par de tragos más de mi cerveza al ver la velocidad con la que él parece estar bebiendo, contenta de ver que no está asustado por la situación. Apoyo la botella en la barra y le dirijo una mirada divertida —Venga, no digas eso. Haremos que esta noche sea genial y que no tengas absolutamente nada de lo que arrepentirte, ¿de acuerdo?— le digo, con una sonrisa, antes de acercar la botella a mis labios de nuevo. Bebo un par de tragos, sonriendo interiormente. Esta fiesta es bastante espectacular. Se nota que el anfitrión sabe cómo montar una buena. Tal vez tendríamos que estar más atentos a esta casa y autoinvitarnos a todas las fiestas que monte este señor.
Echo un vistazo rápido a mi alrededor, dudando, buscando evaluar el panorama. Si queremos haber conocido a alguien para besarle a la media noche tenemos que actuar rápido, creo, porque todo el mundo parece bastante emparejado y tampoco queda mucho rato para las doce. Y Carstairs sigue sin aparecer, así que me parece a mí que me voy a quedar sin beso. Una lástima, me apetecía mucho. Centro la mirada en Riley de nuevo cuando dice haber visto drogas. Hago una mueca, olvidándome de Carstrairs y de los besos y de la cerveza que me espera apoyada en la barra, y le pongo una mano en el brazo a Riley, preocupada —Eh, ¿estás bien?— le freno, sin querer que nos vayamos a buscar gente sin haber hablado de esto.
Le acaricio el brazo, queriendo que vea que me preocupa la situación —Si... Si en algún momento te incomodan las drogas, o sientes... Ganas, o lo que sea, me lo dices, ¿vale? Quiero que terminemos esta noche conscientes y sin arrepentirnos de nada. Y me tienes aquí si necesitas apoyo. Y si en algún momento te supera, me lo dices y volvemos a casa. Sé que no podemos ir por la calle, pero siempre podemos aparecernos. No tendría que ser un problema— le digo, sonriendo un poco, amable. Supongo que encuentro, en eso, un motivo para mantenerme sobria. O consciente, por lo menos, para no perder el control. Porque sé que es un tema delicado para él, y quiero poder responder correctamente si en algún momento de la noche necesita apoyo, alejarse un poco o hablar con alguien del tema.
Le suelto y recupero mi botella. Bebo un poco más y ladeo la cabeza, mirándole —Busquemos a alguien, sí... ¿Has localizado ya algo que sea de tu agrado?— le pregunto, paseando la mirada por los asistentes. Siempre me cuesta hacerlo a distancia, soy más de ir hasta la pista de baile y ver qué sucede ahí —¿O quieres que nos acerquemos un poco a ver si de cerca vemos algo mejor?— pregunto, divertida, pero con algo de miedo de no encontrar nada a estas horas ya para media noche.
Echo un vistazo rápido a mi alrededor, dudando, buscando evaluar el panorama. Si queremos haber conocido a alguien para besarle a la media noche tenemos que actuar rápido, creo, porque todo el mundo parece bastante emparejado y tampoco queda mucho rato para las doce. Y Carstairs sigue sin aparecer, así que me parece a mí que me voy a quedar sin beso. Una lástima, me apetecía mucho. Centro la mirada en Riley de nuevo cuando dice haber visto drogas. Hago una mueca, olvidándome de Carstrairs y de los besos y de la cerveza que me espera apoyada en la barra, y le pongo una mano en el brazo a Riley, preocupada —Eh, ¿estás bien?— le freno, sin querer que nos vayamos a buscar gente sin haber hablado de esto.
Le acaricio el brazo, queriendo que vea que me preocupa la situación —Si... Si en algún momento te incomodan las drogas, o sientes... Ganas, o lo que sea, me lo dices, ¿vale? Quiero que terminemos esta noche conscientes y sin arrepentirnos de nada. Y me tienes aquí si necesitas apoyo. Y si en algún momento te supera, me lo dices y volvemos a casa. Sé que no podemos ir por la calle, pero siempre podemos aparecernos. No tendría que ser un problema— le digo, sonriendo un poco, amable. Supongo que encuentro, en eso, un motivo para mantenerme sobria. O consciente, por lo menos, para no perder el control. Porque sé que es un tema delicado para él, y quiero poder responder correctamente si en algún momento de la noche necesita apoyo, alejarse un poco o hablar con alguien del tema.
Le suelto y recupero mi botella. Bebo un poco más y ladeo la cabeza, mirándole —Busquemos a alguien, sí... ¿Has localizado ya algo que sea de tu agrado?— le pregunto, paseando la mirada por los asistentes. Siempre me cuesta hacerlo a distancia, soy más de ir hasta la pista de baile y ver qué sucede ahí —¿O quieres que nos acerquemos un poco a ver si de cerca vemos algo mejor?— pregunto, divertida, pero con algo de miedo de no encontrar nada a estas horas ya para media noche.
Quizás se me ha ido momentáneamente el entusiasmo de antes pero sí, creo que puedo afirmar que estoy bien. No siento ganas de ir por esas pastillas, tampoco empiezo a sentirme nervioso... Más bien siento pena por el muchacho que acaba de comprarlas y me preocupa que haya otras personas siguiendo su ejemplo. Es una fiesta, sí, pero es una de año nuevo, una en la que todos hacemos lista de propósitos y nos convencemos de que lo haremos mejor el año entrante ¿Por qué comenzarlo en un mundo ajeno a éste? Porque conozco esas pastillas y sé de qué van... Son similares a lo que generaban mis hongos, pero peor y sintético.
La envuelvo en un abrazo y sonrío pues de estar en peligro sé que ella me ayudaría a superarlo, así como yo no dejaré que se ponga ebria hoy. Ojalá hubiese tenido esta clase de apoyo antes, quizás no habría llegado tan lejos y no habría desperdiciado tantos años de mi vida - Gracias - murmuro en su oído para finalmente romper el abrazo. Pero la fiesta no termina aquí, me siento bien y así seguiré así que será mejor volver a lo que nos compete.
Cuando pregunta aquello respiro profundo y deslizo mis ojos por todos los que bailan en la terraza. Hay mucha gente guapa pero todos ya parecen estar destinados a alguien más, creo que hemos venido demasiado tarde o quizás deberíamos haber invitado a otras personas... Debería haber invitado a Ariadna y pedir perdón con un beso o a Jakobe y aprovechar a robarle uno que parezca inocente - Vamos a ver si hay alguien - respondo tomando su mano para que caminemos sin perdernos.
Me muerdo el labio inferior pues no parece haber nadie más que un chico que no parece de más de 20 que baila como loco con todo el que se le cruza, está solo, sí, pero loco de remate o demasiado feliz - ¿Tú ves a alguien? A este paso mejor nos lanzamos de la terraza y buscamos el beso del dementor - bromeo despeinándome el cabello un poco. Aparece un fuego artificial aislado en el cielo lo cuál solo indica que la hora se acerca. Saco mi teléfono y me sorprendo al ver que solo faltan diez minutos ¿De verdad? ¿Tan rápido ha pasado?
La envuelvo en un abrazo y sonrío pues de estar en peligro sé que ella me ayudaría a superarlo, así como yo no dejaré que se ponga ebria hoy. Ojalá hubiese tenido esta clase de apoyo antes, quizás no habría llegado tan lejos y no habría desperdiciado tantos años de mi vida - Gracias - murmuro en su oído para finalmente romper el abrazo. Pero la fiesta no termina aquí, me siento bien y así seguiré así que será mejor volver a lo que nos compete.
Cuando pregunta aquello respiro profundo y deslizo mis ojos por todos los que bailan en la terraza. Hay mucha gente guapa pero todos ya parecen estar destinados a alguien más, creo que hemos venido demasiado tarde o quizás deberíamos haber invitado a otras personas... Debería haber invitado a Ariadna y pedir perdón con un beso o a Jakobe y aprovechar a robarle uno que parezca inocente - Vamos a ver si hay alguien - respondo tomando su mano para que caminemos sin perdernos.
Me muerdo el labio inferior pues no parece haber nadie más que un chico que no parece de más de 20 que baila como loco con todo el que se le cruza, está solo, sí, pero loco de remate o demasiado feliz - ¿Tú ves a alguien? A este paso mejor nos lanzamos de la terraza y buscamos el beso del dementor - bromeo despeinándome el cabello un poco. Aparece un fuego artificial aislado en el cielo lo cuál solo indica que la hora se acerca. Saco mi teléfono y me sorprendo al ver que solo faltan diez minutos ¿De verdad? ¿Tan rápido ha pasado?
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Su abrazo me llena de una ternura que hace que esté todavía más segura de que no pienso dejar que lo pase mal esta noche. Le acaricio la espalda con suavidad cuando rompe el abrazo y le dedico una sonrisa sincera —De nada. Para eso estoy— le aseguro. Casi me he terminado el botellín de cerveza. Normalmente tendría el reflejo de terminármelo rápido y coger otro, en un gesto de ansiedad de quedarme sin alcohol. Sin embrago, con la situación actual, me da igual. Solamente quiero asegurarme de que Riley está bien de verdad, y... Bueno, cuando encuentre a alguien para la medianoche, siempre puedo pedirle que me acompañe a la barra.
De la mano de Riley me acerco a la muchedumbre. Una vez llegamos donde se encuentra la mayoría de la gente, le suelto, porque si vamos cogidos de la mano tenemos todavía menos posibilidades de encontrar a alguien. Paseo la mirada a mi alrededor, ignorando a un crío que tendrá unos veinte años que se mueve demasiado para mi gusto. Mi mirada termina posándose en un hombre de unos cuarenta años, trajeado y atractivo, que sostiene una copa mientras charla con otro. Él me devuelve la mirada y me sonríe, luego levanta la copa y le da un trago. Yo bebo un poco de la escasa cerveza que queda en mi botellín, respondiendo a ese gesto, y él me indica con la cabeza que me acerque. Y estoy a punto de hacerlo. A punto.
Pero Riley hace un comentario, hablando de besos de dementores, que me indica que el panorama realmente está mal. Me giro, dándole la espalda al hombre —No, no veo a nadie— miento, porque no pienso dejar solo a Riley mientras me voy a conocer a un cuarentón. Además, probablemente era demasiado mayor para mí de todos modos. Es mejor así. En el cielo, una explosión de color. Indicando que se acerca el nuevo año, que estamos a punto de dejar atrás el que ya ha pasado. Miro a Riley y me encojo de hombros —Bueno, ya aprendimos la lección. El año que viene tenemos que pensar con más tiempo a qué fiesta ir y empezar la caza más temprano— bromeo, asumiendo que lo único que voy a besar esta noche es la botella.
De la mano de Riley me acerco a la muchedumbre. Una vez llegamos donde se encuentra la mayoría de la gente, le suelto, porque si vamos cogidos de la mano tenemos todavía menos posibilidades de encontrar a alguien. Paseo la mirada a mi alrededor, ignorando a un crío que tendrá unos veinte años que se mueve demasiado para mi gusto. Mi mirada termina posándose en un hombre de unos cuarenta años, trajeado y atractivo, que sostiene una copa mientras charla con otro. Él me devuelve la mirada y me sonríe, luego levanta la copa y le da un trago. Yo bebo un poco de la escasa cerveza que queda en mi botellín, respondiendo a ese gesto, y él me indica con la cabeza que me acerque. Y estoy a punto de hacerlo. A punto.
Pero Riley hace un comentario, hablando de besos de dementores, que me indica que el panorama realmente está mal. Me giro, dándole la espalda al hombre —No, no veo a nadie— miento, porque no pienso dejar solo a Riley mientras me voy a conocer a un cuarentón. Además, probablemente era demasiado mayor para mí de todos modos. Es mejor así. En el cielo, una explosión de color. Indicando que se acerca el nuevo año, que estamos a punto de dejar atrás el que ya ha pasado. Miro a Riley y me encojo de hombros —Bueno, ya aprendimos la lección. El año que viene tenemos que pensar con más tiempo a qué fiesta ir y empezar la caza más temprano— bromeo, asumiendo que lo único que voy a besar esta noche es la botella.
Me siento como un total fracaso, no por mí, sino porque de verdad quiero que Kenna tenga su beso de año nuevo y todo lo que quiera luego de eso. Entonces se me ocurre algo que probablemente es una mala idea pero ¿Por qué no? Es solo un beso y ya luego tendré toda la noche para buscarle la persona ideal sin tener el reloj mordiéndome los talones. Así que tomo el último trago de la botella que queda y la dejo en la bandeja de un mozo que justo pasa a nuestro lado ¿Los mozos cuentan? Porque definitivamente podría besar a ese... En fin.
Vuelvo a morderme el labio inferior pues estoy a punto de meter la pata otra vez. Lo charlé con Lara y creí que había quedado bien en claro en mi cabeza que debía preservar las amistades sin comportarme como un terrible idiota pero creo que ésta situación es diferente. Kenna no es Ariadna y la situación es completamente distinta. Esto no tiene nada de malo y aunque busco escenarios en los que la cosa se pueda poner fea, no los encuentro. Como mucho me llevaré un rechazo pero no sería el primero. Pasan los minutos... Hora de decidir.
Abro los brazos con una mueca y espero cualquier reacción de su parte que no incluya una carcajada - Lo siento, pero soy todo lo que hay en el catálogo - bromeo y, para mi sorpresa, soy yo quien ríe un poco - Sé que no soy mucho pero al menos sirvo para salir el apuro ¿No? Luego tienes toda la noche para buscar a alguien un poco más apropiado - agrego encogiéndome de hombros. No voy a fingir que le estoy haciendo un favor, un beso de ella sería una hermosa manera de comenzar el año nuevo, como tocar el cielo con las manos ¡Y con el vestido que tiene!
Carstairs hace llegar una pantalla a la terraza y pronto la multitud comienza a abrirse para que todos puedan verla. La cuenta atrás comienza y todos corean los números - ¿Qué dices? Sin compromisos - dejo en claro, al menos aprendí la lección a medias.
Vuelvo a morderme el labio inferior pues estoy a punto de meter la pata otra vez. Lo charlé con Lara y creí que había quedado bien en claro en mi cabeza que debía preservar las amistades sin comportarme como un terrible idiota pero creo que ésta situación es diferente. Kenna no es Ariadna y la situación es completamente distinta. Esto no tiene nada de malo y aunque busco escenarios en los que la cosa se pueda poner fea, no los encuentro. Como mucho me llevaré un rechazo pero no sería el primero. Pasan los minutos... Hora de decidir.
Abro los brazos con una mueca y espero cualquier reacción de su parte que no incluya una carcajada - Lo siento, pero soy todo lo que hay en el catálogo - bromeo y, para mi sorpresa, soy yo quien ríe un poco - Sé que no soy mucho pero al menos sirvo para salir el apuro ¿No? Luego tienes toda la noche para buscar a alguien un poco más apropiado - agrego encogiéndome de hombros. No voy a fingir que le estoy haciendo un favor, un beso de ella sería una hermosa manera de comenzar el año nuevo, como tocar el cielo con las manos ¡Y con el vestido que tiene!
Carstairs hace llegar una pantalla a la terraza y pronto la multitud comienza a abrirse para que todos puedan verla. La cuenta atrás comienza y todos corean los números - ¿Qué dices? Sin compromisos - dejo en claro, al menos aprendí la lección a medias.
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Sigo mirando a mi alrededor, buscando a alguien que pueda ser apropiado para Riley. Sin éxito. Mi cuarentón y su amigo, que parecen ser de las pocas personas libres en la sala, parece que lleven “heterosexual” escrito en la frente, así que de poco le va a servir. Y antes que irme y dejarle solo, prefiero pasar la entrada de este año nuevo a su lado. Al fin y al cabo, el año que entra será una nueva etapa para ambos. Yo me estoy terminando de mudar y dentro de poco será cien por cien oficial y ya viviré siempre con él. No me parece mala idea que este cambio lo vivamos como amigos, como compañeros.
Claro que luego él habla, y ofrece algo. Se ofrece a él. Levanto ambas cejas, con una sonrisa divertida, escuchando sus palabras. No me lo había planteado, porque no creía que él fuera a querer algo así. Pero lo está planteando como algo sin compromiso, algo que puede ser divertido para ambos... Y a mí no me gusta decir que no a cosas divertidas.
—Eh, Riley— le pongo una mano en el hombro y le dedico una sonrisa más que sincera —Como vuelvas a decir que no eres mucho y que sirves para salir del apuro, te quedas sin beso a medianoche, ¿me oyes?— le advierto, con gesto divertido, queriendo dejar claro que lo digo en broma pero que el mensaje es serio, y a la vez respondiéndole afirmativamente a la propuesta. Le acaricio el hombro, suavemente —Créeme, ojalá hubiera más hombres como tú en el catálogo— le aseguro. Ya se lo dije en su día, me parece uno de los hombres más genuinamente buenos que he encontrado, y tenerle a mi lado es toda una bendición.
Sigo la pantalla con la mirada y sonrío, con diversión. Siempre me ha gustado celebrar esto, y este año estoy celebrando nuevas personas en mi vida, también. Es bonito. Todo el mundo empieza a corear los número y yo miro Riley con una sonrisa torcida —Cuidado, no vaya a ser que te guste demasiado— le advierto, en broma, colocándome el pelo detrás de las orejas.
Y los números llegan a cero. El año nuevo ha llegado y yo le dirijo una mirada divertida a mi compañero —Sin compromisos— repito, alegre, antes de darle la espalda a la pantalla para quedarme de cara a él. Los fuegos artificiales iluminan el cielo mientras yo rodeo el cuello de Riley con ambos brazos y dejo que mis labios se junten con los suyos en un beso. No un pico, ni un beso corto. Un buen beso. Es decir, si vamos a hacer esto, vamos a hacerlo bien.
Claro que luego él habla, y ofrece algo. Se ofrece a él. Levanto ambas cejas, con una sonrisa divertida, escuchando sus palabras. No me lo había planteado, porque no creía que él fuera a querer algo así. Pero lo está planteando como algo sin compromiso, algo que puede ser divertido para ambos... Y a mí no me gusta decir que no a cosas divertidas.
—Eh, Riley— le pongo una mano en el hombro y le dedico una sonrisa más que sincera —Como vuelvas a decir que no eres mucho y que sirves para salir del apuro, te quedas sin beso a medianoche, ¿me oyes?— le advierto, con gesto divertido, queriendo dejar claro que lo digo en broma pero que el mensaje es serio, y a la vez respondiéndole afirmativamente a la propuesta. Le acaricio el hombro, suavemente —Créeme, ojalá hubiera más hombres como tú en el catálogo— le aseguro. Ya se lo dije en su día, me parece uno de los hombres más genuinamente buenos que he encontrado, y tenerle a mi lado es toda una bendición.
Sigo la pantalla con la mirada y sonrío, con diversión. Siempre me ha gustado celebrar esto, y este año estoy celebrando nuevas personas en mi vida, también. Es bonito. Todo el mundo empieza a corear los número y yo miro Riley con una sonrisa torcida —Cuidado, no vaya a ser que te guste demasiado— le advierto, en broma, colocándome el pelo detrás de las orejas.
Y los números llegan a cero. El año nuevo ha llegado y yo le dirijo una mirada divertida a mi compañero —Sin compromisos— repito, alegre, antes de darle la espalda a la pantalla para quedarme de cara a él. Los fuegos artificiales iluminan el cielo mientras yo rodeo el cuello de Riley con ambos brazos y dejo que mis labios se junten con los suyos en un beso. No un pico, ni un beso corto. Un buen beso. Es decir, si vamos a hacer esto, vamos a hacerlo bien.
Se me escapa una casi carcajada y asiento con su regaño. Podría tomarlo como un propósito de año nuevo, a partir del 69 ya no me menospreciaré. Sé que tengo cosas buenas y poco a poco voy dejando las malas atrás. Quizás no soy el más guapo de todos pero creo que la televisión da bonitos mensajes sobre que lo que importa es lo de adentro y la sociedad ha aprendido de eso. Además... A Kenna no le parece horrible la idea de arrancar el año besándome y ella es una semiveela que podría tener a cualquier persona a su disposición, con un poco más de tiempo que el que tenemos ahora, por supuesto - Sí, debería haberlos - respondo al final inflando el pecho ¿Por qué esperar a las doce? Comenzaré ahora.
- Eso no se vale ¡Mírate! - reprocho poniendo los ojos en blanco. Si yo tengo todas para bajarme el autoestima, ella lo contrario. Pero me he propuesto algo así que ella también debería sentir que le va a gustar el mío. En realidad no espero más que un beso corto, algo para salir del apuro tal y como le dije así que no hay nada de lo que preocuparse.
Pero me sorprende cuando me rodea el cuello y ni tiempo me da a desearle un buen año. Tardo un segundo en reaccionar pero finalmente pongo mis manos en su espalda y el tacto ayuda a darme el ánimo y confianza que necesito. No tengo muchos besos para comparar pero tal y como lo pensaba, se siente como tocar el cielo con las manos. La euforia del ambiente y los fuegos artificiales de fondo ayudan bastante, tanto que me sumerjo en el momento y me dejo llevar con no solo uno, sino varios besos que de no ser porque la música vuelve a sonar y los fuegos artificiales se cortan, habría seguido profundizando.
-Feliz año nuevo - digo al fin separándome unos centímetros. Eso... ha estado muy bien. Debo decir algo más, sé que debo hacerlo, una broma o algo. Por suerte el mesero vuelve a aparecer pero ésta vez con dos copas de champagne que tomo sin dudar. Le entrego una a Kenna y bajo la mía de un trago para calmar los nervios.
- Eso no se vale ¡Mírate! - reprocho poniendo los ojos en blanco. Si yo tengo todas para bajarme el autoestima, ella lo contrario. Pero me he propuesto algo así que ella también debería sentir que le va a gustar el mío. En realidad no espero más que un beso corto, algo para salir del apuro tal y como le dije así que no hay nada de lo que preocuparse.
Pero me sorprende cuando me rodea el cuello y ni tiempo me da a desearle un buen año. Tardo un segundo en reaccionar pero finalmente pongo mis manos en su espalda y el tacto ayuda a darme el ánimo y confianza que necesito. No tengo muchos besos para comparar pero tal y como lo pensaba, se siente como tocar el cielo con las manos. La euforia del ambiente y los fuegos artificiales de fondo ayudan bastante, tanto que me sumerjo en el momento y me dejo llevar con no solo uno, sino varios besos que de no ser porque la música vuelve a sonar y los fuegos artificiales se cortan, habría seguido profundizando.
-Feliz año nuevo - digo al fin separándome unos centímetros. Eso... ha estado muy bien. Debo decir algo más, sé que debo hacerlo, una broma o algo. Por suerte el mesero vuelve a aparecer pero ésta vez con dos copas de champagne que tomo sin dudar. Le entrego una a Kenna y bajo la mía de un trago para calmar los nervios.
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Supongo que es uno de esos momentos que uno se esperaría ver en una película. Los fuegos artificiales estallan en el cielo creando explosiones de luz y de color, la gente celebra el año nuevo, pero yo estoy centrada solamente en Riley y en el beso que estamos compartiendo. Un beso sin compromiso, pero un buen beso. O besos, porque parece que ninguno de los dos queremos conformarnos con uno solo, y la verdad es que sus labios están sentando demasiado bien. Hay algo maravilloso en los besos con alguien de confianza que jamás podré encontrar en besos con personas que conozco una sola noche sin la intención de volverles a ver jamás.
Cuando vuelve a soñar la música cortamos el beso. Es como salir de una catarsis profunda, de un sueño, de una... Bueno, de una escena de película. El ambiente, la música, los fuegos artificiales, todo ayudaba a crear muy buen ambiente —Feliz año nuevo— le digo yo también, sonriendo. Tomo la copa que me da y bebo yo también, dejando unos segundos de silencio para que acabemos de procesar lo que acaba de pasar.
Termino soltando una risa musical y tomándole del brazo, con cariño —No te voy a mentir... Tenía las expectativas altas, porque siempre disfruto más de los besos cuando son con gente conocida, pero... Pero las has superado con creces. De verdad, besas muy bien— le aseguro, con una sonrisa. No se lo estaría diciendo si hubiera sido un beso mediocre, pero realmente he visto el cielo. Y todo lo que sirva para animarle y subirle la autoestima... Bienvenido sea.
Miro a nuestro alrededor y me termino la copa, pensando en lo que podemos hacer ahora —Bueno... Supongo que ahora tenemos dos opciones— empiezo a hablar, reflexionando en voz alta —La primera es que busquemos a alguien con quien empezar el año nuevo, cada uno por nuestro lado, y nos divirtamos con algo de sexo casual con completos desconocidos que no volveremos a ver, probablemente— digo, pensando que es una opción que no suena nada mal. Es más que viable —La segunda es que pasemos la fiesta juntos, bailemos hasta que no nos notemos los pies, y cuando nos cansemos volvamos a casa y nos comamos mi sorpresa de año nuevo— alzo ambas cejas con una sonrisa traviesa —Porque he cocinado una tarta de chocolate enorme. Pero... Pero también he preparado dedos de pescado con crema, para que empieces el año descubriendo qué te parecen— a mí me sigue pareciendo una guarrada, pero la crema me ha quedado muy rica, y siempre puedo tomar solo eso y tarta —¿Qué te apetece más?— le pregunto, amable. Yo tengo muy clara la opción que prefiero.
Cuando vuelve a soñar la música cortamos el beso. Es como salir de una catarsis profunda, de un sueño, de una... Bueno, de una escena de película. El ambiente, la música, los fuegos artificiales, todo ayudaba a crear muy buen ambiente —Feliz año nuevo— le digo yo también, sonriendo. Tomo la copa que me da y bebo yo también, dejando unos segundos de silencio para que acabemos de procesar lo que acaba de pasar.
Termino soltando una risa musical y tomándole del brazo, con cariño —No te voy a mentir... Tenía las expectativas altas, porque siempre disfruto más de los besos cuando son con gente conocida, pero... Pero las has superado con creces. De verdad, besas muy bien— le aseguro, con una sonrisa. No se lo estaría diciendo si hubiera sido un beso mediocre, pero realmente he visto el cielo. Y todo lo que sirva para animarle y subirle la autoestima... Bienvenido sea.
Miro a nuestro alrededor y me termino la copa, pensando en lo que podemos hacer ahora —Bueno... Supongo que ahora tenemos dos opciones— empiezo a hablar, reflexionando en voz alta —La primera es que busquemos a alguien con quien empezar el año nuevo, cada uno por nuestro lado, y nos divirtamos con algo de sexo casual con completos desconocidos que no volveremos a ver, probablemente— digo, pensando que es una opción que no suena nada mal. Es más que viable —La segunda es que pasemos la fiesta juntos, bailemos hasta que no nos notemos los pies, y cuando nos cansemos volvamos a casa y nos comamos mi sorpresa de año nuevo— alzo ambas cejas con una sonrisa traviesa —Porque he cocinado una tarta de chocolate enorme. Pero... Pero también he preparado dedos de pescado con crema, para que empieces el año descubriendo qué te parecen— a mí me sigue pareciendo una guarrada, pero la crema me ha quedado muy rica, y siempre puedo tomar solo eso y tarta —¿Qué te apetece más?— le pregunto, amable. Yo tengo muy clara la opción que prefiero.
Largo una nueva carcajada y la envuelvo en un abrazo de lado para que podamos ver el gran panorama que se monta frente a nuestros ojos. De saber que tenía las expectativas altas jamás lo habría propuesto, pero es un alivio saber que he estado a la altura ¿Qué tal? Ahora algún día puedo usar la frase "Me han dicho que beso muy bien", así en plural y todo. Creo que va muy bien con la nueva autoconfinza que me espera éste año. En realidad es ridículo creer que podré cambiar algo solo porque dimos una vuelta alrededor del sol pero... Nah, en realidad sí. Si una maravilla de la física como ésa ocurre todos los años, yo puedo hacer un cambio como éste.
- Al parecer a alguien más le ha gustado demasiado - bromeo con ella entre risas - A mi también me ha gustado mucho - agrego de forma más seria y acaricio su hombro. Sigo sin creer que no tenga frío con ese vestido... las maravillas de la magia.
Escucho su propuesta y la primera se desvanece casi tan rápido como llega la segunda. La idea de pasar la noche bailando con ella, a mi ritmo patoso, suena fantástica pero más aún saber que hay una torta de chocolate esperando en casa... Y no solo eso - ¡Dedos de pescado! - exclamo abrazándola una vez más pero ésta vez con más ganas. Lo ha recordado y no se me ocurre mejor plato para comenzar un año nuevo, suena perfecto y sin duda la opción elegida.
Me aparto y acomodo mi ropa pues no quiero parecer un niño entusiasmado, primero quiero bromear un poco con ella - Bueno, sin duda la primera opción... He visto a una pareja en la barra que tiene toda la pinta de tener relaciones abiertas y no me costará convencerlos de hacer un triplete - improviso aunque no estoy seguro de si así se dice, creo que no pues es una palabra que dudo haber escuchado alguna vez en la vida. De todas formas no me preocupo porque la falsa seriedad no dura demasiado, se me escapa una risa y al final voy con la respuesta honesta - No se me ocurre mejor manera de empezar que con baile y comida, suena perfecto.
- Al parecer a alguien más le ha gustado demasiado - bromeo con ella entre risas - A mi también me ha gustado mucho - agrego de forma más seria y acaricio su hombro. Sigo sin creer que no tenga frío con ese vestido... las maravillas de la magia.
Escucho su propuesta y la primera se desvanece casi tan rápido como llega la segunda. La idea de pasar la noche bailando con ella, a mi ritmo patoso, suena fantástica pero más aún saber que hay una torta de chocolate esperando en casa... Y no solo eso - ¡Dedos de pescado! - exclamo abrazándola una vez más pero ésta vez con más ganas. Lo ha recordado y no se me ocurre mejor plato para comenzar un año nuevo, suena perfecto y sin duda la opción elegida.
Me aparto y acomodo mi ropa pues no quiero parecer un niño entusiasmado, primero quiero bromear un poco con ella - Bueno, sin duda la primera opción... He visto a una pareja en la barra que tiene toda la pinta de tener relaciones abiertas y no me costará convencerlos de hacer un triplete - improviso aunque no estoy seguro de si así se dice, creo que no pues es una palabra que dudo haber escuchado alguna vez en la vida. De todas formas no me preocupo porque la falsa seriedad no dura demasiado, se me escapa una risa y al final voy con la respuesta honesta - No se me ocurre mejor manera de empezar que con baile y comida, suena perfecto.
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Le observo, risueña —Oh, pero yo no lo escondo. Afirmo que me ha gustado demasiado— le digo, con una sonrisa divertida ocupando mis labios. Una sonrisa que se expande cuando recibo su reacción al decirle que he hecho dedos de pescado. Correspondo al abrazo, contenta. Antes solía pensar que Riley en ocasiones era como un niño pequeño. Con los meses me he dado cuenta de que lo que es realmente es un adulto con ilusión dentro, y creo que hay pocas cosas más bonitas que eso.
Escucho la historia que empieza a contar sobre la pareja y las relaciones abiertas con una sonrisa burlona en el rostro —Oh, vaya, Riley... No me gustaría ser la razón por la que te pierdes un triplete nada más empezar el año— digo, con tono de guasa, divertida por cómo se a referido a un trío. Es sin duda una persona muy pura para este planeta.
Pero me dice, finalmente, la opción que yo quería escuchar. No dudo en tomarle de la mano y moverme con él hasta la zona donde hay más gente bailando y la música está más fuerte. Pasa otro camarero con copas de champán y cojo una para Riley una para mí. Le tiendo la suya, con una sonrisa, y empiezo a bailar —¡Veamos como te mueves!— le digo, lo suficientemente alto como para que me oiga por encima de la música. Yo me muevo bien. Siempre me he movido bien. Y no voy a desaprovechar esta fiesta, me apetece bailar, darlo todo, lucirme. No me he vestido así para limitarme a balancear el cuerpo al ritmo de la música, así que empiezo a bailar con mi estilo, contorneándome, siguiendo el ritmo y parando de vez en cuando para darle un trago a mi copa de champán. Todo sin perder de vista a Riley e invitándole a mi baile, a mis movimientos. Está siendo la mejor fiesta en la que he estado en mucho tiempo.
Escucho la historia que empieza a contar sobre la pareja y las relaciones abiertas con una sonrisa burlona en el rostro —Oh, vaya, Riley... No me gustaría ser la razón por la que te pierdes un triplete nada más empezar el año— digo, con tono de guasa, divertida por cómo se a referido a un trío. Es sin duda una persona muy pura para este planeta.
Pero me dice, finalmente, la opción que yo quería escuchar. No dudo en tomarle de la mano y moverme con él hasta la zona donde hay más gente bailando y la música está más fuerte. Pasa otro camarero con copas de champán y cojo una para Riley una para mí. Le tiendo la suya, con una sonrisa, y empiezo a bailar —¡Veamos como te mueves!— le digo, lo suficientemente alto como para que me oiga por encima de la música. Yo me muevo bien. Siempre me he movido bien. Y no voy a desaprovechar esta fiesta, me apetece bailar, darlo todo, lucirme. No me he vestido así para limitarme a balancear el cuerpo al ritmo de la música, así que empiezo a bailar con mi estilo, contorneándome, siguiendo el ritmo y parando de vez en cuando para darle un trago a mi copa de champán. Todo sin perder de vista a Riley e invitándole a mi baile, a mis movimientos. Está siendo la mejor fiesta en la que he estado en mucho tiempo.
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