Octubre

Llevo más de un día dándole vueltas a Magnar Aminoff en mi cabeza y hay una sola cosa que puedo sentir: miedo. No me gusta cómo están las cosas, me da mala espina y todo mi instinto me dice que tome a mi familia y corra de nuevo a Europa... Aunque eso sería un problema ya que dudo que Moira quiera venir y de verdad no quiero dejarla atrás, no voy a hacer eso de nuevo con un hijo, y sacar a Simon será un problema ya que al más mínimo movimiento sospechoso podría complicarlo y mucho, no habría margen de error y ningún plan es perfecto.

El día de hoy no había muchas cosas para hacer así que me tomé el día libre, estoy como un auténtico vago sentado frente a la televisión y aprovecho a que no hay nadie en casa para andar con mi pijama bordó y pantuflas. Hago zapping pero todos los canales hablan de lo mismo, veo el rostro de Moira en cada comercial y no es la idea de mi día des estresante así que termino enganchado viendo una maratón de las películas de Sunset, creo que Syv las ha visto en algún momento porque los diálogos me suenan y es justo lo que necesito ahora, algo para no pensar.

Voy a la mitad de la tercera cuando escucho el timbre de la casa y frunzo el ceño pues el horario escolar aún no ha terminado y mucho menos la jornada laboral de Amalie. Pongo pausa a la televisión y voy arrastrando los pies hasta la puerta en dónde me encuentro con Solberg y Simon paradito a su lado con esa sonrisa que pone cuando intenta que no lo regañen. No hace falta ni que me lo digan, se ha escapado de la escuela y tuve la mala suerte de que lo encuentre el tipo más molesto de todo el ministerio... pero debo decirle gracias.

- Tú, a tu cuarto, luego hablaremos de ésto - digo con tono severo pero sin elevar la voz - Solberg - saludo de mala gana una vez que Simon ha salido corriendo escaleras arriba - ¿Qué ha ocurrido?

No tenía pensamientos de ir a aquel lugar. Ni siquiera se me había pasado por la cabeza. Las redadas no son algo a lo que esté familiarizado pues mi trabajo es más de campo que otra cosa. Pero las cosas se han torcido. El gobierno sigue patas arriba y estoy casi seguro de que mis huevos tienen precio. Y no porque quieran violarme en mitad de un callejón o algo por el estilo. Sino porque sé lo que conlleva que Aminoff sea el ministro de magia y yo haya atentado casi con su propia credibilidad. Tengo un don demasiado oportunista. Pero me resultaría mucho peor callarme lo que pienso. Sin embargo estoy convencido de que, en aquella ocasión, debí haber supuesto algo y haber jugado mis cartas de otra manera.

Ahora no soy más que una puta marioneta.

Es por ello que el revuelo instaurado en una casa de apuestas tuvo que despertar mi interés. Criaturas mágicas y magos, hasta charcos de sangre en el suelo. Mi labio se siente hinchado por un golpe de una de ellas. Mi cabeza dió tantas vueltas en aquel momento que ni siquiera estoy convencido de que haya salido vivo de ese lugar. Magnar está usándome y no hay que ser muy listo para darse cuenta. Pero si había algo, o alguien, por el que mereciera la pena meterse en todo aquello, ahora anda justo a mi lado. El pequeño Simon. La sorpresa al saber que era el hijo adoptivo de mi padre... sacudo la cabeza. No he abierto la boca en todo el trayecto al traslador. Nunca he viajado ni he visto la mansión de Ivar.

Al llamar, el semblante serio en el que casi puedo verme reflejado aparece con su bastón y nos observa. Simon no tarda en desaparecer, y yo me cruzo de brazos observando al tipo que me dió la vida hace ya treinta y cuatro años. —Deberías prestar más atención al cuidado que le das a tus... ¿hijos? —Frunzo el ceño, conteniéndome pues sé que todo puede salir mal si me voy más de la lengua—. No me preguntes por qué porque no ha querido decírmelo, pero si no lo has visto en el noticiario es porque lo he mantenido apartado de la redada en la casa de apuestas —Me encojo de hombros, quejándome casi al instante y maldiciendo por lo bajo.

—No es la primera vez que lo hace. Quiero creer que ya lo sabías. Nadie, por imbécil que sea, se despreocuparía de un crío de su edad —comento, sabiendo que mi rabia crece internamente. Porque conmigo no tuvo problemas en desapegarse.

Casi me da un paro al corazón cuando escucho dónde ha estado ¿Cómo que apuestas? Hablamos luego de la muerte de Robin, sacamos juntos todo lo que teníamos adentro e incluso le comenté sobre la existencia de Moira... Estoy intentando ser honesto para que ya no haya problemas y el niño aún así sigue con su hobby de escaparse de la escuela. Entiendo que no le divierte mucho pero debo hacerle saber que ya se está yendo al demonio. De verdad espero que su relación con Amalie comience pronto porque no puedo hacer ésto solo, tenemos que convertir esta casa en su hogar definitivo.

Hago un ademán para invitarlo a pasar y comienzo a caminar con ayuda del bastón en dirección a la cocina... Si no me sale darle las gracias con palabras al menos se la daré con un poco de bebida o comida - Cuando comenzó sus estudios a los 6 ya sabía leer y pronunciar cada uno de los hechizos básicos - explico con media sonrisa pues es algo de lo que me siento muy orgulloso - A principios de éste año armó una multijugos él solito - agrego llegando por fin al lugar y tomando una de las botellas de la heladera - Y arma estrategias en los videojuegos que podrían ganar una guerra en la vida real - lo he visto en directo. Una vez intenté jugar con él pero al final terminamos desistiendo porque yo era muy malo y él se aburría con un rival tan fácil - Así que sí, estoy al tanto de que se aburre en la escuela - finalizo con las cejas en alto.

Tengo que buscarle un pasatiempo un poco más sano que andar por las calles urgentemente, pero es difícil sin saber qué quiere hacer en el futuro con su vida- Solo que sus escapadas se han vuelto peores desde que su mamá nació - admito con los ojos clavados en el suelo antes de tenderle la botella de cerveza.

Escucho sin prestar mucha atención a todo lo que tiene que decir Ivar. Piensa que sus explicaciones me son necesarias, quizás porque en parte las estoy buscando para cerciorarme de que, en efecto, controla la vida del niño al que ha adoptado sin miedo a decirlo en voz alta. Capaz encuentra la forma de recordar todo lo que ha dejado atrás y pone fin a un capítulo, pero sé que eso es más tarea imposible que el hecho de que Simon acuda al colegio cuando todavía está en edad de aprender. En una larga lista de estupideces, Ivar encabeza por su poco remedio de las cosas.

—Y si tan al tanto estás, ¿por qué demonios no pones remedio? Da más problemas fuera que dentro, ¿o es que no te das cuenta de eso? —comento, sonando demasiado preocupado. No debería importarme tanto y, sin embargo, lo hace. La misma idea corre en mi cabeza cuando se trata de Synnove. La esposa de Ivar me resulta irrelevante, es como si esa arpía no existiera—. Está muy bien que sepa hacer todas esas cosas, tenemos un superdotado en la familia, ¡ya iba siendo hora! Porque si tuvieran que haber dependido de tí... —Ruedo los ojos, impasible, recibiendo la cerveza que muy amablemente he decido que me merezco. No acepto su educación ni su cortesía, sólo acepto que tenga cerveza fría en la nevera. Al cuerno estar de servicio.

Siento alivio en mi labio tan pronto el vidrio frío de la botella se posa en él. Doy un largo trago, sintiendo correr el alcohol por mi garganta y acomodarse, lentamente, en mis venas.

—¿Nació? ¿O murió? Porque qué desgracia saber que tu hijo está destinado a ser un problema desde que tu madre te dió a luz, eso sí que es un proyecto a futuro y no todo lo que tú tienes armado en tu cabeza —replico, acabando el contenido de la cerveza y dejándola sobre la encimera que tengo más cercana a mi diestra—. Como sea, ¿cuál es la excusa? ¿Vas a usar eso toda la vida? Si piensas que el niño tiene problemas, búscale un tutor a su altura y contrata a una niñera. Yo ya estoy cansado de ofrecerte servicios desinteresadamente —sentencio, acomodando mis palabras.

Asiento con una mueca pues tiene razón, debería hacer algo antes de que nos cause un problema el que no podamos salir. Con él en casa estamos en una situación complicada, todos, pero al menos ahora Amalie sabe toda la verdad así que en caso de que las cosas se nos vayan de las manos no tendré que pensar una respuesta solo, es confortante y bastante egoísta de mi parte pero se siente bien... ya no tengo que ocultar cosas. Somos un equipo contra el gobierno, la familia unida, me siento como el padre de esa familia de dibujos animados que luchaban contra los malos en la isla.

- Lo sé, Solberg, pero no es sencillo - no han sido semanas sencillas para mí. Entre estar en el hospital y luego el juicio, la cantidad de huérfanos que dejó el atentado... Quizás debería estar haciendo algo ahora en lugar de ver películas en pijamas pero también necesitaba este tiempo de descanso para volver a mi eje - Lo resolveré lo antes posible - no es que tenga que darle una garantía ni nada, es mi hijo y espero saber cómo controlarlo sin la ayuda de Robin, de verdad lo espero.

Largo una carcajada y tomo un sorbo de la botella que tomé para mí - ¿Celoso, Solberg? - bromeo con media sonrisa. Estoy seguro de que cualquier persona en el mundo querría tener la mente de Simon, ya me gustaría a mí - Es mi deber cómo padre alardear sobre mis hijos, luego podemos charlar sobre el hermoso corazón que tiene Synnove y lo orgulloso que estoy de ella - agrego encogiéndome de hombros. En realidad esas cosas son mis temas favoritos de conversación... Me gustaría poder añadir a Moira pero no es un buen momento.

Quedo un poco confundido con la respuesta hasta que repaso mis palabras y noto el error - Murió - me corrijo entrecerrando los ojos pues creo que se sobreentendía, no hacía falta hacer tanto énfasis sobre mi error. Aunque parece que de eso se alimenta este chico, de mis errores y de cómo puede burlarse de ellos - Estuvo solo durante semanas así que creo que le daré un poco más de tiempo para acomodarse - tampoco puedo ponerme como padre autoritario con todo lo que ha pasado - Supongo que volveremos a nuestros viejos proyectos juntos - esas cosas solían mantenerlo entretenido y la pasábamos de maravilla, ahora será incluso mejor porque podremos incluir a su hermana - Pero estoy abierto a buscar ideas, ¿Qué te gustaba hacer con tu padre a esas edad? Y no te preocupes, si recomiendas algo bueno te pagaré con más cerveza- agrego rodando los ojos.

Soy consciente de que este hombre no entiende absolutamente nada ni sabe siquiera un poco sobre mi vida. Sobre dónde me muevo, sobre mis movimientos diarios y sobre la forma en la que llevo mis cuentas. Si algo he hecho bien durante todo este tiempo es pasar desapercibido aunque haya sido su lacra diaria desde que entré al departamento de aurores. Y si algo he hecho extremadamente bien es relacionarme con sus propios hijos sin que él, apenas, tenga una o dos noticias. No hace falta que me diga nada sobre Synnove, ya lo sé por mí mismo.

—Quizás debieras guardarte un poco de ese gran corazón que dices que tiene para tí mismo, ¿no Lackberg? No sólo enseñamos a los niños, también aprendemos de ellos —rezongo, aun cuando Syvv no es una niña ya. Tras sus explicaciones, que en parte no me interesaban pero he fingido que sí, mi rostro se torna más serio de lo habitual y mi sonrisa desvergonzada desaparece. —Proyectos juntos, ¿eh? ¿Construiréis una maravilla del mundo? Lo tenéis fácil, desaparecieron todas —aclaro, en un tono jocoso y sarcástico. Es cuando hace su última pregunta que soy consciente de lo olvidado que tiene sus raíces. Para él Noruega no parece haber existido nunca. Ni pretende fingirlo. Si te he visto, no me acuerdo. Y precisamente yo sí me acuerdo de muchas cosas.

—Mi padre nos abandonó cuando apenas tenía cinco años —miento, a sabiendas de que darle más pistas podría significar descubrirme y no es lo que quiero. No después de nuestra última charla. —Un desgraciado más, ya lo tengo superado —Vuelvo a mentir, repasando con mi mirada el conjunto de muebles que adornan la cocina y que distan de ser austeros y de familia poco acomodada. Es impensable creer que mi padre viviría en una chabola de mala muerte. O en un ático que hacía las veces de ratonera como el mío. —Si lo que quieres es evitar que ese pequeño diablo siga paseándose por las calles de NeoPanem a todas horas, no necesitas construir un proyecto junto a él —recrimino, entonces, y aunque no suenan los celos sí puedo sentirlos dentro de mi estómago—. Lo que necesitas es preguntarle qué es lo que verdaderamente quiere. Y no esperar a que se acomode. Será demasiado tarde cuando así sea —sentencio, apartándome de la cocina para, descaradamente, pasearme por la casa como si nada.

—¿En serio te da el sueldo para pagar todo ésto? —pregunto entonces, acallando las mil y una cosa que podría decirle pero que no vienen al caso. Tomo un pequeño adorno que amenaza con caerse al suelo, pero soy más rápido y evito que se estrelle—. Mala mía, no estoy acostumbrado a tanta pomposidad —exagero, rodando los ojos. ¿Qué pasaría si Synnove estuviera en la casa en ese momento?

Hago una mueca pues me gusta creer que más allá del daño que le he generado a mi familia soy dentro de todo una buena persona. Es curioso que siendo lo más importante para mí es en lo que más he fallado a lo largo de los años pero estoy en proceso de arreglarlo y creo que voy por buen camino - Bueno, alguien ha tenido que enseñarle cuando era pequeña ¿No? - respondo con media sonrisa. Así como siempre he intentado inculcarle las mejores costumbres a Simon, solo que él tiene su propia forma de ver al mundo. Al menos quiero creer que lo básico está cubierto.

Sonrío pues con lo que dice una vez más me recuerda a Moira. Me gustaría decirle que puede decir lo que quiera pues ya estoy inmunizado pero no puedo hablar de una persona de la lista de los más buscados, es desesperante, definitivamente lo próximo a solucionar pero no tengo idea de cómo - Conociéndolo querrá construir una maravilla del universo ¿Por qué limitarse al mundo? - ya me veo haciendo una especie de base espacial que lanza rayos láser o algo así. Todo con cartón, por supuesto, pues no tengo esos conocimientos de ingeniería como para hacer algo mejor.

Me rostro cambia por completo cuando dice que su padre lo abandonó. Siento una punzada de culpa, me ocurre cada vez que escucho una historia similar pues, a fin de cuentas, eso es exactamente lo que yo he hecho con Viggo, dejarlo es mi mayor arrepentimiento - Lo siento mucho - respondo en voz baja - Aunque los desgraciados maduran con el tiempo, quizás puedas darle una oportunidad algún día - sé que no es el mismo caso ya que Jakobe no necesita de su padre, pero no puedo evitar pensar en Hanna y cómo ese bastardo es todo lo que tiene.

Quedo tan absorto en mis pensamientos que se me pasa por completo todo el consejo que me da sobre cómo manejar a Simon. En realidad el chico no tiene ni idea, creo que no tiene hijos y creo que conozco al pequeño mejor que él... Sumado a que mi trabajo es literalmente comprender la mente de los niños y lo que es mejor para ellos así que tampoco me preocupo por retomar esa parte de la conversación - Amalie también trabaja - comento encogiéndome de hombros. Tampoco tenemos una gran casa, es grande y cubre lo básico para que vivamos cómodos. Además no tenemos gastos extras como vacaciones, pasatiempos extra currícula ni nada de eso - Y le gusta mantener el orden de todo así que siempre sacamos ventaja con las cuentas. - agrego entre risas. Desgraciadamente no es suficiente para montar una casa hogar.

—Porque así la caída será menor cuando pase, ¿o no eres consciente del mundo en el que vivimos? —sonrío, divertido. Pero internamente siento que acabo de decir una verdad como un templo. Nadie nos asegura nada de lo que estamos viviendo, ni siquiera podemos pararnos a pensar en qué pasará mañana. —Vivir en el futuro no te enfoca en el presente, y si no vives el ahora, nadie te asegura poder seguir estando después —Me encojo de hombros, con la mirada perdida en un par de estatuillas que adornan, a cada lado, un marco que muestra una fotografía de la familia al completo. Desestructurada, así parece, y sin embargo yo sonrío porque es lo que he querido durante mucho tiempo.

Hasta que lo conocí a él.

—Lackberg, no busco el consuelo de nadie —aseguro, regodeándome en mi propia miseria, algo que no suelo hacer continuamente—. Si mi padre hubiese querido arreglar las cosas, hace tiempo que lo hubiéramos hecho —tercio, guardando las distancias con el tipo que todavía no sabe el daño que ha hecho a la que, en principio, nunca había dejado de ser su famimia. —Sin embargo decidió cortar por lo que, para él, era lo más sano. No es un cobarde porque nos abandonara, lo es porque ha sido capaz de rearmar su vida haciéndonos pensar que volvería al resto —finalizo, y entonces me remuevo en mi sitio.

—¿Y es Amalie una buena madre para los que ahora son sus hijos? —pregunto. Si la inconsciencia de haberlo unido a esa mujer lo ha llevado a desestructurar aún más su nueva familia, entonces no veo por ningún lado que Ivar haya madurado por mucho que parezca haberlo intentado. —Deberías hablar más con tus hijos —reconozco, sin decir nada más. La casa cada vez se me hace más grande.

Pienso en lo que dice y hago una mueca pues todos los días en el trabajo me topo con niños que no tienen la oportunidad de vivir el presente porque han tenido un pasado horrendo y por culpa de eso el futuro es algo tan incierto que ni siquiera se atreven a tantearlo en sus fantasías por miedo a forjarse de falsas expectativas - Mi trabajo es conseguir un futuro a los niños, tengo que mirar más allá para levantarme cada día sino sería trabajar en la frustración y eso no es saludable - respondo encogiéndome de hombros. Comprendo su punto de vista, pero es auror... Él no sabe si habrá un mañana y para él cada día es una aventura.

- ¿Has hablado con él, entonces? - pregunto con las cejas en alto pues eso es un tema completamente diferente. Me gustaría decirle que hablo desde la experiencia, que cuando vi a Moira no sentí más que puro amor por saber que está bien y que probablemente sentiría lo mismo de encontrar a Viggo... Pero ir a Europa es otro tema - Quizás la vida lo obligó... No estoy defendiéndolo pero cada uno tiene sus razones. Si haz hablado con él, no digo más nada.

Me sorprende la siguiente pregunta por la forma en la que está formulada ¿Los que ahora son sus hijos? Solo hemos traído a Simon, aún no he podido presentarle a Moira así que no cuenta y mucho menos al mayor - Bueno, solo tenemos a Simon - respondo un poco desconfiado ¿Por qué habla en plural si no le dije nada de los otros dos? - Y Synnove es su hija - agrego sin apartar mis ojos - Hablo con ambos... ¿A qué demonios te refieres?