The Mighty Fall
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PRIMAVERA de 247521 de Marzo — 20 de Junio


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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Invitado
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No hace falta que digas nada más…— detengo a mi padre, comprendo su indicación sin que tenga que forzar su cuerpo herido a seguir encontrando fuerzas para darme una explicación que en realidad no necesito. Obtuve de sus propios labios la dirección que llevo tiempo queriendo conocer, supongo que podré prescindir de los servicios de espía de Charlie Meyer, y este pensamiento que me hace sonreír mentalmente, impide que mi mirada se empañe porque no he podido esconderle a mi padre que recuerda cada cosa de aquella charla en el parque, que si bien ese niño no es mi hermano de sangre, es a quien protegió con tan ahínco todo este tiempo y también me siento responsable de él.

Pero desde su posición en la cama del hospital, mi padre hace poco liberado del secuestro a varios funcionarios del ministerio, me aclara que no iré sola, sino que el hijo de un amigo irá conmigo por cuestiones que supongo son de seguridad, para seguir preservando el secreto, también a mi madre. Me da un nombre que suena un trabalenguas interminable, y no es hasta que estoy checando mi reloj frente a la fachada de una casa de barrio, que me encuentro con un rostro al que reconozco por las clases en el Royal. Y de quien, por cierto creo que recibí una solicitud en Wizzardface hace poco y dejé pendiente. Nos llevábamos una diferencia de años, no es que hayamos coincidido mucho y si su rostro me resulta familiar es porque lo he visto con Dave Meyer algunas veces, claro que ponía gran parte de mi atención en el chico como para notar a alguien más.

¿Rockefeller?— pregunto, para comprobar que no estoy desacertada en su apellido, y es que no creo, no tiene rasgos muy comunes que digamos. Nuestro colegio tampoco es tan grande, cuando definimos nuestras especialidades el círculo se hace aún más reducido y a la larga nos terminamos conociendo entre todos, al menos por los apellidos. Me haré la tonta sobre el hecho de haber dejado pendiente su solicitud en Wizzardface. —Mi padre… no sabía que lo conocías—. En serio, ¿qué se yo de la vida de mi padre? Pero me sorprende de veras que de pronto un chico que tiene casi mi edad sea cercano a mi padre, tanto como para saber que venimos a buscar un niño al que reconoció como su hijo sin serlo. ¿A quiénes elige para contarles sus secretos? —Tú…— ¿Por qué lo sabe? —Supongo que no importa— me hago callar a mí misma, no quiero forzar a nadie a dar respuestas. —¿Conoces a Simon?— pregunto en cambio, es la primera vez que digo este nombre en voz alta porque hasta este día no lo conocía.
Anonymous
Locki W. Rockefeller
Quizás no soy un soldado dentro de la gran revolución, no formo parte de ningún equipo de rescate ni pongo mi vida en riesgo pero cuando me mandan una misión la tomo como si mi vida dependiera de eso, por más pequeña que sea. Así que cuando recibo el mensaje de Ivar me pongo en marcha lo más rápido que puedo, claro que tengo que tomarme mi tiempo para arreglarme pues una de las consignas era ponerme mi mejor ropa, algo formal pero no demasiado, perfume y loción ¿Acaso me pactó una entrevista de trabajo en medio de todo el descontrol? Supongo que ya lo sabré cuando esté ahí.

Llego a la calle indicada y antes de dar vuelta a la esquina leo un nuevo mensaje con las indicaciones. Así que tengo que comprobar que Simon esté bien, no sé mucho de la historia del muchacho pero me hago a la idea... Si Ivar lo ha ayudado como me ha ayudado a mí probablemente tenga un pasado que ocultar y por eso debemos mantenerlo a salvo con todo lo que está ocurriendo ¿Será un pequeño hombre lobo? ¿Un vampirito?

Giro en la esquina y al ver a Synnove, la hija de Ivar, parada allí me da un paro cardíaco. Sé que es imposible porque me desplomaría pero podría jurar sobre el callo del dedo gordo de Merlín que mi corazón se detiene. Para colmo sabe mi apellido ¡Me conoce! Pero aun así no ha aceptado mi solicitud y ya han pasado varios días... Quizás deba cambiar la foto de perfil, la foto en los tribunales quizás no vende tanto como creía.

-S...si - respondo y me relamo los labios para humedecerlos un poco y así hablar con más claridad - Lo conozco desde que era un niño, él arregló mi adopción - comento pues esa parte no es un secreto. No me parezco en absolutamente nada a Jared y nadie se tragaría el cuento de que ha tenido una relación heterosexual de una noche que termino conmigo como resultado.

Niego con la cabeza con la siguiente pregunta y espero que ella pueda iluminarme un poco en el asunto - Solo sé que debemos comprobar como está porque Ivar no ha podido comunicarse con su madre - soy honesto y me guardo las manos en los bolsillos mientras camino en dirección a la chica para acercarme a la casa ¿Cómo es que puedo sentirme intimidado por alguien que es la mitad de mi tamaño? ¡Es muy pequeña! Pero bella... muy bella... Creo que Ivar tiene parientes con sangre de veela así que no me extraña que Synnove sea así - ¿Por qué te envió a ti también?
Locki W. Rockefeller
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Invitado
Invitado
Hay maneras de comenzar una conversación entre dos personas que nunca se han hablado y creo que acabamos de marcar una nueva con Rockefeller. Mis labios se entreabren para decir algo, los cierro, vuelvo a abrirlos y se quedan en la articulación de una media palabra. Se ve tan formal como en su foto de perfil del Wizzardface, eso que estoy acostumbrada a la vestimenta de oficina de los estudiantes de leyes, pero hay algo en su manera de hablar que no es seria más bien calma, que me hace cerrar definitivamente la boca como para ahorrarme la tontería de decir algo como: «No sabía que eras adoptado». Porque bien que me podría decir que si no le he aceptado la solicitud, cómo voy a saber lo que sea. Me pone incómoda estar bordeando ese tema, puede que esté haciendo más drama del que se merece una tonta solicitud, una cosa de adolescentes. Digo, está aquí conmigo por indicación de mi padre y es quien me guía hacia la casa como un amable agente inmobiliario o como lo haría un asistente social llevando a la única familiar que le queda a un niño huérfano. Para que mentirme sobre lo nerviosa que me siento de conocer a Simon, lo disimulo con un andar erguido hacia la puerta que me da unos centímetros de estatura, pero que no se igualan a los del chico.

Tengo que alzar mi barbilla para contestar a su pregunta que inicialmente me desconcierta. —Porque… ¿soy su hermana?—. ¿Cómo es eso de que «a mí también»? Pensé que lo habían mandado para acompañarme, no que estoy siendo la invitada en todo esto, me siento un poco desplazada. —Nunca he visto a Simon, pero si su madre está en problemas con todo lo que pasó, papá quiere que lo llevemos a casa con nosotros… y yo quiero lo mismo—. Todos sabemos algo de leyes como para estudiar de que artículos prendernos para que eso sea posible, le echo una mirada de refilón al chico. —¿Tú estás aquí porque… quieres asistente social?— indago. Cuando estamos delante de la puerta muevo mis dedos en el aire a los lados de mi cuerpo y con un dedo índice tembloroso toco el timbre. Nadie responde al primer llamado, ni al segundo. Por impaciencia me sujeto de la perilla, tengo una varita para usarla y entrar, pero es una falta de educación y busco la mirada del chico para preguntarle qué hacer.
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Locki W. Rockefeller
La joven abre la boca varias veces y espero ansioso su comentario que jamás llega. Es extraño pues cuando comento sobre mi estado la mayoría suele al menos dibujar una expresión de lástima, me da palmadas o me dice palabras sin sentido que en realidad carecen de significado sentimental... Pero ¿Silencio absoluto? Eso sí que es nuevo. Al menos no dura demasiado pues el asunto del niño si logra que las palabras salgan y ahora soy yo quien se queda mudo como una tumba. ¿Cómo que el hermano? Ivar jamás dijo nada de eso y el muchacho es pequeño así que de tenerlo tuvo que ser luego de casarse con Amalie, incluso después de Syv... ¿Cómo es que ella viene sin problemas? ¿Sin siquiera fruncir el ceño? ¿Cómo es que lo quiere en su casa? Bueno, porque es una excelente persona y no soy nadie para meterme en sus asuntos familiares.

Mis hombros se caen más allá de lo que creía posible cuando me pregunta si quiero ser asistente social. Definitivamente mi solicitud pasó tan desapercibida que ni siquiera vio mi foto de perfil - No, soy abogado - respondo rendido y aparto mi vista pues es una tontería siquiera creer que va a fijarse en mí - Trabajo en el Wizengamot, no importa - agrego haciendo un gesto con las manos para dejar atrás el tema - No sabía que Simon era tan cercano a ustedes - comento luego caminando en dirección a la casa y asomándome por una de las ventanas, no se ve a nadie.

- ¿Por qué tu padre nos envió a ambos? - pregunto extrañado al caer en la cuenta de ésto. Para colmo me dijo que me ponga presentable y no veo motivos para eso, dudo mucho que un niño se vaya a fijar en la apariencia para confiar en alguien - No es un trabajo de dos personas y si es tu hermano seguro no le costará confiar en tí.
Locki W. Rockefeller
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Invitado
Invitado
Un momento, ¿acaba de decir «tan cercano a nosotros»? —¿No lo sabías?— pregunto sobresaltada, con mis ojos puestos en él con tal desconcierto que tengo que boquear varias veces para pasar aire al darme cuenta de mi error de suposición, que estaba aquí por la confianza de mi padre de enviar a alguien que sabía que tenía un hijo fuera de su matrimonio, y si bien ahora sé que esa no es toda la verdad, habíamos quedado en que la mentira se debía mantener por la misma seguridad de Simon. —Yo… pensé… que mi padre te había contado todo— aclaro avergonzada, porque acabo de pintarle un bonito cuadro de mi familia a un desconocido (con una solicitud pendiente de aprobación en Wizzardface, en realidad).

No sé por qué te envió a ti— contesto dejándole ver lo extrañada que estoy de contar con alguien más, tal vez eso no sonó demasiado bien, estoy un poco torpe este día en mis interacciones con los demás. —No me quejo, claro, me alegra haber venido con alguien…— me corrijo, echando un vistazo a las ventanas delanteras, me muevo un poco para fijarme si hay movimiento detrás de las cortinas. Parecemos un par de acechadores de una casa en la que nadie responde. Cuando quedo de espalda, aprovecho para responder con un poco de incomodidad y se percibe en mi voz. —No lo sé, puede que sí le cueste confiar en mí. Crecimos en familias separadas, y no sé…. No sé si él sabe la verdad. Es claro…—. Me doy vuelta lentamente para quedar de frente a él y respiro hondo. —¿Se nota que somos hijos de familias paralelas, no? Eso siempre es complicado…— suspiro.
Anonymous
Locki W. Rockefeller
Aquí hay un serio problema de comunicación al que no estoy acostumbrado. Mis padres me criaron para siempre decir las cosas de frente no importa cómo me sienta y me dijeron que siempre puedo confiarles lo que sea así como ellos me lo dicen todo a mí. Por eso Jared y Rodo están al tanto de Jeff y de cada una de mis visitas al distrito 5, tenemos reglas al respecto... Pero el dicho dice que cada familia es un mundo y al parecer aquí hay dos con una persona en común - Tu padre me envió un mensaje de dos partes, uno por la mañana diciéndome que me prepare y otro hace unos minutos diciéndome sobre Simon - respondo más espantado de lo planeado, creo que hasta estoy empezando a hiperventilar. No, no es eso. Solo me late fuerte el corazón.

El que diga que le alegra que haya venido con ella me tranquiliza. En realidad estoy jugando con las palabras en mi cabeza ya que solo dijo que le alegra no haber venido sola pero... subtexto - Si te soy honesto todo parece demasiado y eso que fui adoptado por un hombre soltero que tiene una relación de amigos con derechos desde hace 20 años con su compañero de trabajo al cual llamo papá y mi papá biológico está... por ahí - me interrumpo pues hablar sobre eso ya sería demasiado.

- Seguro comprenderá y si te sirve de consuelo, es imposible que le caigas mal - comento con la sonrisa más amigable que tengo. Dicho eso muevo una de las ventanas y noto que está abierta así que la abro sin hacer ruido y me meto a la casa. Hago señas a Synnove para que me siga y luego doy un vistazo más general a la casa. Es un sitio bonito, no tan grande como la mía pero seguro habrá sido agradable crecer aquí - ¿Simon? Me llamo Locki y estoy con Synnove, nos envía tu padre - digo en voz alta pero no se escucha ni una mosca volar.
Locki W. Rockefeller
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Invitado
Invitado
Porque mi padre es… ¿tan complicado? ¿Un mensaje en dos partes? ¿En serio? ¿En serio? Lo amo, pero es un hombre complicado. Y si tenemos que hablar de cosas que son enrevesadas por sí mismas, en la descripción que hace Rockefeller de su propio grupo familiar me pierdo en algún punto, que me tardo en entender que tiene tres padres y ninguna madre. Tengo la pregunta en mis labios, hasta ahora, por mucho que haya avanzado la ciencia, lo tradicional suele ser que un niño tenga madre. Pero, uno, es grosero preguntar si es algo que pueda dañar su sensibilidad, y dos, podría ser uno de esos niños de frascos, ¿no? Los que hay en los laboratorios. —Tu familia es… como la mía—. Supongo. —No estamos hechos con el molde básico de todas las familias…— aclaro, y otra vez, me alegra que sea quien me acompaña, esto quiere decir que me entiende.

Tengo que confiar en quien al menos sí conoce a Simon para relajarme un poco, pese a que la emoción de conocerlo se impone al miedo de la impresión que le puedo causar, el temor está ahí, contenido. No sé, ¿de qué me odie? ¿Por ser… su hermana? Bajo por un instante la mirada al suelo, la levanto de inmediato al escuchar que se entreabre una de las ventanas. —¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! — chillo. —¿Por qué entramos a la casa como ladrones? ¡Me dijiste que eras abogado!—. Tengo que tomar profundas respiraciones para calmar mis nervios, pero no dudo en seguirlo al interior, pasando una pierna y luego la otra por el alfeizar de la ventana. Si nos metemos en problemas, tengo amigos aurores a los que llamar, y por supuesto, Rockefeller tendrá que salirme de abogado en el juicio sin cobrarme honorarios. Y si me pongo en problemas en serio, en serio, siempre puedo huir a buscar a Mimi.

¿Hola?— pregunto detrás de su espalda. La casa está tan, tan silenciosa, que puedo escuchar nuestros pasos como si fuéramos hipogrifos en una fiesta. Me asomo al pasillo que conduce a un par de habitaciones más, una supongo que es la cocina, luego hay una escalera que lleva al piso superior. Hay una puerta vidriada al final del corredor, a través del cual puedo ver un amplio patio. Camino hacia ahí como siguiendo un presentimiento, por el camino me encuentro con fotografías que pasan con recuerdos de un hermano que no es hijo de mi madre, pero sí de mi padre… y también hay otra mujer. Aunque sé que todo es una mentira, me duele un poco. En el patio descubro un árbol con una estructura curiosa de una casa de madera, me quedo observándolo detrás del cristal. —Parece una casa… de verdad. De una familia de verdad—. Y pienso en la obsesión por el orden de mi madre, en la decoración impecable, en una alfombra tan blanca como las baldosas mismas, me da una puntada.
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Locki W. Rockefeller
Sonrío pues tiene razón en eso, no seguimos ningún molde aunque de haberlo para mi familia seguro Jared lo querría en su cocina para hacer las galletas más extrañas que haya visto la humanidad. Serían galletas interesantes, sin duda, pero no todos se atreverían a comerlas - Quizás por eso tu padre me envió - caigo en la cuenta con el ceño fruncido - Se necesita un niño de familia extraña para charlar con otro niño de familia extraña - bromeo aunque claramente ella no es una niña... O quizás sí y por eso no me aceptó, no está lista para que alguien mayor como yo... ¡Basta de darle vueltas, Locki! No le gustas y punto.

Ni bien comienzo a entrar sus gritos llegan a mis oídos y casi hacen que me de con el borde de la ventana en la cabeza - Sí, soy abogado pero esto parece estar vacío ¿Qué tal si le pasó algo? - dejo salir mis dudas sin anestesia. Quizás decirle que su hermanito podría estar tirado en el suelo de su habitación no es la mejor idea pero no se me ocurre nada mejor para que deje de gritar - Y con más razón, trabajo para Arianne Brawn, es una buena mujer y de seguro no nos meterá a prisión por esto - agrego encogiéndome de hombros.

Frunzo el ceño confundido cuando dice que parece la casa de una familia de verdad pues no sé a qué se refiere, es una casa... No tan loca como la de los Meyer, no tan grande como la mía pero todas las casas de familia tiene el mismo aire. Miro las fotos y guardo el rostro de Simon en mi cabeza por si tenemos que salir a buscarlo por las calles - ¿Revisamos arriba? - pregunto acercándome a las escaleras pero en realidad dudo encontrar algo también - Simon, vamos a subir - advierto por las dudas. Ya veo que es como esa película en la que el niño le lanza toda clase de hechizos básicos a los ladrones y terminamos afuera con la cabeza llena de espuma y los calzones puestos de remeras.
Locki W. Rockefeller
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Invitado
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Mis ojos lo siguen al oír esa expresión curiosa de que somos niños de familias extrañas, me hace mirarlo una segunda vez, de pies a cabeza, porque estamos aquí frente a una casa que nunca esperé conocer que es como un territorio hasta ahora escondido por mi padre. ¿Un lugar... donde los niños de familias extrañas se encuentran? Porque Simon también lo es. -...Y venir a buscar a otro niño asi- digo lo que está pasando por mi mente, con el tono de asombro de quien hace una revelación. Es raro, que mi padre haya concretado este encuentro, lo siento en parte como si me estuviera abriendo una de las muchas puertas cerradas a siete llaves y hechizos en estos años. Lastima que no mandó a Rockefeller con una llave de verdad, que aquí estamos, allanando una propiedad que creo que es la suya. Estas cosas se podrían hacer más limpiamente...

Sí me preocupa que algo haya pasado, el silencio es una mala señal si lo pienso como él lo hace. ¿Por qué Simon no atendió el timbre en primer lugar? Y puede ser porque no está aquí, se ha ido. Tal vez está buscando a mi padre quien sabe dónde, ¿si nos desencontramos? Me asaltan tantas dudas y lo último en lo que quiero pensar es que pueda haberle pasado algo a mi hermano. Retiro mi mirada del paisaje que hay detrás de la puerta vidriada, para alzar mis ojos a la escalera. -De acuerdo...- murmuro, alejándome de la puerta para seguirlo. Siento una opresión en mi pecho, creo que es la ansiedad que me provoca dar cada paso. Estoy a la espalda del chico y me prendo de su codo para que sienta que voy detrás, asi me espera. -¿Trabajas con la jueza Brawn, entonces?- pregunto. -Trabajas en serio en los tribunales- es una reconfirmación, creo que estaba más que claro. -Yo... estoy estudiando leyes también- lo digo, más datos innecesarios, supongo que lo sabe.
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Locki W. Rockefeller
Se me erizan los vellos de la nuca cuando siento que toma mi codo mientras subo la escalera. Aún así me mantengo calmado y llego hasta el segundo piso en pocos segundos. Veo tres puertas, supongo que una corresponde a la habitación de Simon, la otra a la de sus padres y la tercera quizás es el baño - Así es, desde que terminé la escuela... Aún no me creo que me hayan aceptado tan fácil - respondo con media sonrisa y contengo las ganas de decir "Ya lo sé" cuando dice que es estudiante de leyes. Me siento estúpido, yo conozco las cosas básicas de ella pero ella nada de mí ¡Y no puedo decírselo para no quedar obvio!

-Quizás algún día podamos trabajar juntos y hacer esta clase de cosas de forma legal - bromeo mientras abro una de las puertas y me encuentro con absolutamente todo vacío, es la habitación del niño y me causa gracia notar que es muy parecida a lo que era la mía a su edad.

Camino hacia la ventana que da al patio trasero y veo como hay un gran árbol con una bonita casa de madera adornándolo. Es espaciosa y se ve fuerte, me hubiese encantado tener una así pero Jared y Rodo tienen menos habilidades para la carpintería que yo mismo así que habría sido complicado. Sin embargo la casa pasa a segundo plano cuando noto movimiento en el interior - Simon, está en la casa del árbol - informo a mi compañera del crimen. Claro que es él, se nota por el tamaño y ¿Por qué habría de haber un niño desconocido aquí? - Vamos.
Locki W. Rockefeller
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Simon Lackberg
Mamá se fue hace ya varios días. En la tele dice que los rebeldes se llevaron a papá. La comida se está acabando y temo que no me quedará más remedio que salir de la casa para comprar algo y enfrentarme a la realidad. No soy estúpido, sé que Robin estaba en el ministerio cuando todo se vino abajo y sé que es probable que maten a Ivar en el norte pero hasta que alguien no me lo diga en voz alta me niego a creerlo y por eso es que no quiero salir. Si no lo escucho puedo vivir en esta pequeña burbuja en donde viví tantos momentos felices. Quizás estoy solo pero al menos es un sitio conocido en dónde puedo sentirme a gusto.

Mis padres son asistentes sociales así que sé cómo funciona. En algún momento vendrán a la casa y me dirán que tengo que ir con ellos, preguntarán por mis familiares y yo tendré que decir que los fallecidos eran todo lo que tenía... Entonces me llevarán a un orfanato, uno en dónde tendré que compartir habitación con otros muchachos como yo y en dónde morirán mis sueños pues ni bien sea mayor de edad me darán una patada en el culo. Podría volver aquí pero tendría que elegir una carrera que me permita trabajar y estudiar al mismo tiempo, difícil considerando lo exigentes que son todos, tendría que conformarme con algo fácil, por debajo de mis capacidades.

Siendo honesto creí que pasarían unos días más antes de que los asistentes llegaran, pero veo a uno caminar por mi habitación y logro esconderme justo cuando se acerca a la ventana. Se han colado en mi casa, lo que no puede ser muy legal, pero aún así sé que sería peor oponerme a ellos así que solo bajo la cabeza y cuando nadie está viendo bajo de la casa del árbol y me quedo sentado en el césped, de piernas cruzadas.

Mamá me regañaría por estar ensuciando el uniforme del colegio, que por cierto es la última ropa limpia que me queda, me niego a lavar. Pero mamá no está aquí para regañarme así que ¿Por qué estoy preocupándome por eso? Debería estar preocupándome por las terribles noticias que escucharé ahora, que mi mamá no volverá y que mi papá ha pasado a ser una víctima de la guerra.
Simon Lackberg
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Invitado
Invitado
¡Vaya! Eso es genial— lo digo en serio, ¿cuántos chicos se egresan por año de la especialidad en leyes para aspirar a ser secretarios de secretarios de los tribunales? No soy una chica que arme sus relaciones por la conveniencia de tener contactos influyentes, si lo fuera hubiera aceptado su solicitud de Wizzardface de entrada, pero tendré que esperar a estar en mi casa para no ser tan obvia cuando lo haga, es lo mínimo después de tomarse el trabajo de allanar una casa conmigo para ver si mi hermano está bien. Lo que me dice después me halaga, en serio. —¡Eso también sería muy genial!— exclamo, ¿yo en los tribunales algún día? Mi madre se sentiría muy orgullosa, puedo verlo, me emociona creo que por eso. Porque en el fondo siento un vacío que me dice que no sabría que hacer de llegar ahí y casi pierdo pie en medio del pasillo, me recompongo como para seguirlo al interior de una de las primeras habitaciones —Todavía no lo sé, a decir verdad. Lo que haré después del colegio, lo estoy pensando…— murmuro.

No digo más porque me abruma estar dentro del dormitorio de Simon, con todos los muebles y los objetos que hacen a su espacio personal, una decoración en la que seguramente mi padre ha tomado sus decisiones. Me tambaleo hacia una de las repisas, donde distingo una fotografía dentro de un marco y al acercarme me encuentro con el rostro de mi padre, la punzada en mi pecho es tan fuerte que la voz de Rockefeller me llega como si viniera de otra habitación. Miro más allá de su hombro al patio que se ve desde la ventana, es el mismo árbol, la misma casa que vi desde la puerta de la cocina. Me coloco detrás de su hombro para hablarle en un susurro, tengo que mirar hacia arriba por la distancia entre nuestras cabezas. —¿Vamos por la escalera o por la ventana?— pregunto, tal vez sea una duda boba, pero si me acerco al alfeizar, creo que Simon podría escucharme. Doy un paso saliendo de detrás de la espalda del muchacho para arrimarme a la ventana y más allá de la duda, alzo la voz. —¿Simon? Soy Synnove, papá me pidió que venga a verte— espero, con el corazón en el puño, a que sepa como yo, que somos hermanos.
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Simon Lackberg
Tengo los ojos clavados en el suelo pues me niego a ver cuando los asistentes sociales aparezcan por la puerta que da al patio, el césped es más reconfortante y además quizás si me ven con rostro de pobrecito quizás no me molesten de inmediato y me den tiempo para procesar las cosas a mi manera. Pero los tipos no llegan, en cambio una voz conocida me hace levantar la cabeza para ver la ventana. No es conocida porque haya hablado con ella, sino porque me la ingenié para poder escucharla en los pasillos y así tener su voz grabada en mi mente, la de mi hermana, y así poder imaginar las conversaciones que tendría con ella de poder.

La forma en la que se dirige a mí me sorprende pues parece bastante cómoda con la idea de que compartimos padre, lo sabe y no le molesta. Sin embargo el significado de sus palabras es lo que me hace sonreír y mirar esperanzado con seguridad la ventana que da a mi habitación - ¿Papá está vivo? - pregunto con una sonrisa y me paro de un salto. Hablo fuerte para que ambos me escuchen, al otro chico sí que no lo conozco - ¿Por qué no vino él? ¿Está bien? ¿Saben algo de mi mamá? - pregunto dando algunos pasos en esa dirección, quedo tan cerca que tengo que tirar mi cuello hacia atrás para mantener el contacto visual.

Esas preguntas podrían tener respuestas poco agradables, papá nunca ha faltado a una promesa de venir a verme y si bien no ha dicho nada acerca de venir a verme pues estaba secuestrado, me resulta extraño que no venga el mismo - Salgan de mi habitación y vengan aquí - pido pues no quiero que anden hurgando entre mis cosas, mi diario está allí y no tengo interés en que mi hermana lea sobre lo bien que funcionaba mi familia.
Simon Lackberg
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Invitado
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Su rostro queda a la vista cuando al preguntar por nuestro padre, que si no fuera porque estoy sujeta al alfeizar con mis nudillos a punto de tornarse blancos, la debilidad de mis rodillas me habría hecho caer porque el rostro de Simon se revela por fin para mí. Y todo este tiempo que lo he buscado en niños rubios como yo o morenos como mi padre, mucho más pequeños en edad, para encontrarme con un chico de cejas serias y una expresión tan, tan parecida a la de quien lo adoptó, que no queda dudas de que la genética no lo define todo. Es el hijo de mi padre en muchos sentidos, que me estremece la emoción de saber que tengo un hermano, la sonrisa no me cabe en la cara y cuando dice que salgamos de su habitación para ir a donde está, lo lamento por Rockefeller que me tiene que seguir el paso, porque me arrojo escaleras abajo con una prisa mayor a la que tenía cuando subí.

En tres minutos estoy fuera, en un patio como el que jamás soñé con tener en mi infancia, un árbol tan grande como el que no cabría jamás en nuestro departamento. En el centro de todo, Simon. En mi prisa por venir hacia él, dejé sin responder las preguntas que me hizo, y es cuando estoy a unos pocos pasos, esperando su permiso para acercarme, que me concentro en responderlas. —Papá está en el hospital, estuvo unos días… lejos— ¿Qué tanto puedo decirle? Decido ser honesta, de principio a fin, incluso en las cosas más difíciles, también son las más importantes. —Lo secuestraron unos rebeldes el día del festival. ¿Viste la transmisión de esa noche? Tu madre… tu madre falleció— se me atora la voz al contarlo. No conocí a esa mujer, la habré visto quizás de pasada en la oficina de mi padre, sin llegar a identificarla. Pero no me siento bien por darle una noticia así a un chico. —Papá quiere que vengas con nosotros, quiere tenerte cerca… por favor, Simon, ven a casa con nosotros, papá te necesita…
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Simon Lackberg
Largo un gruñido cuando mi hermana deja mis preguntas sin responder y sale del marco de la ventana. El otro chico me hace unas señas como de disculpa y se apresura a seguirla, pronto tengo a ambos frente a mí. El moreno guarda su distancia pero me mira como si fuese alguna especie de cachorrito perdido, curioso pues él me lo parece a mí también, aunque en todo caso sería un cachorro de grandanés pues debe andar en sus 20 años seguro - ¿Y tú quién eres? - pregunto inclinándome hacia un costado para ver más allá del cuerpo de mi hermana. Se llama Locki, con ese dato ya me conformo pues al menos puedo ponerle un nombre al rostro.

Synnove comienza a responder mis preguntas al fin y las escucho con las manos entrelazadas detrás de mi espalda. Claro que sé que mi padre estuvo lejos, salió en las noticias y en la transmisiones, pero no digo nada pues no quiero interrumpir su relato. Mala decisión pues si bien me había preparado para escuchar esas palabras mis ojos se llenan de lágrimas de un segundo a otro ¿Cómo es posible? Imaginé todos los escenarios para que llegado el momento poder manejar las emociones pero... algo se rompe dentro de mí.

Mamá no está, ya no la volveré a ver. Papá quiere que vaya con ellos y me una a su otra familia ¿Sabe lo de mamá? ¿Cómo puede pedirme que abandone la casa? ¿El único recuerdo que nos queda de ella? - No - respondo con la voz cortada y ya no puedo mantenerme de pie, me dejo caer en el suelo y puedo ver como una mancha de pasto arruina todo mi uniforme, pero mamá no me regañará... Nunca más - No quiero que esté muerta - agrego sin ver nada en absoluto pues las lágrimas me lo impiden - Quiero a mi mamá, la quiero ahora... No quiero una nueva, no quiero una hermana, quiero... quiero mi familia. ¡Tráela de nuevo!
Simon Lackberg
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Invitado
Invitado
Siento mis ojos llenarse de lágrimas en reflejo a las suyas, llevo mis dedos a mi nariz para presionarla y así contener el llanto, porque me parte un poco el alma que no quiera venir con nosotros, que no somos ni seremos algo que pueda reemplazar a su madre. No sé qué pensé al creer que aceptaría venir, creo que fue más la emoción de conocerlo por fin que entender en toda regla de qué se trataba esta visita que me encomendó mi padre. Estaba ansiosa por presentarme como su hermana, que me olvidé que tendría que decirle que perdió a su madre. Y jamás, nunca, tener una hermana podrá compensar la falta de una madre. —Lo siento, Simon. En serio, lo siento… lamento mucho lo de tu madre…— lo digo de corazón, no culpo a esa mujer por nada, no culpo a nadie por nada, no está en mi tener ese tipo de sentimientos. Nunca he sentido resentimiento hacia nadie, en cambio una profunda angustia de que las circunstancias se hubieran dado así.  

Camino un paso hacia él por instinto, buscándolo en un abrazo que contengo para no sufrir su rechazo. Mis manos caídas a los lados de mi cuerpo esperan a una indicación de su parte que me permita acercarme, rodearlo. Lo dudo demasiado y al final me expongo a que reaccione empujándome si así lo quiere, lo tomo por los hombros, acercándolo a mí. —No puedes quedarte aquí solo— murmuro, —No voy a dejarte aquí solo— articulo las palabras con dificultad por el nudo en mi garganta, por las lágrimas que están rodando por mis mejillas que enrojecieron rápidamente en grandes manchones. —Nos quedaremos aquí contigo un rato más, unas horas, si quieres... pero tienes que venir con nosotros— sueno un poco más firme, no le doy lugar a que se niegue, saco fuerzas de no sé de dónde. Pero no lo obligo a hacerlo ya, no sería capaz. Necesita llorar.
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Simon Lackberg
No le creo una sola palabra ¿Cómo podría sentirlo si ni siquiera la conoce? De seguro está feliz porque ahora papá no tendrá más remedio que quedarse en casa con ella pues no tendrá que repartir su tiempo conmigo y de seguro no sabe lo que es perder una mamá cómo la mía... Claro que ella tiene a Amalie pero no es lo mismo, por algo mi papá la engañó con Robin hace tantos años y por algo parecía tan triste cada vez que venía de esa casa, su familia no es como la mía, la mía era mejor y ahora no existe ¿Y encima tengo que ir hacia allá? No creí que llegaría a sentir éste enojo, un enojo que jamás había sentido antes pero lo hago.

Para colmo me abraza y presiono fuertes los puños, estuve bien solo todos éstos días, estoy seguro de que podría hacerlo por años de tener un buen plan y conseguir dinero de alguna forma ¡Eso es! Papá podría enviarme dinero y yo me quedaría aquí... Aunque no fue bueno estar solo y aunque me duela admitirlo, por algo no empujé a Synnove hacia el otro lado del patio.

No devuelvo el abrazo y por suerte el chico Locki se acerca a mi hermana para apartarla un poco de mí. Quizás tiene mirada de cachorro perdido porque sabe lo que se siente, comprende que ahora mismo necesito mi espacio. No puedo ir inmediatamente con ellos, necesito calmarme y pensar unas cosas... ¡No quiero ir y punto! Pero también debo admitir que cualquier otro plan sería ilógico, poco plausible para un niño de 12 años y muy poco conveniente para mi futuro.

-Esperen afuera, debo recoger mis cosas - respondo finalmente de mala gana y salgo corriendo escaleras arriba. Me tomaré mi tiempo, quizás horas... Necesito hablar con mamá donde quiera que esté, me gustaría saber si ésto le parece bien, si puedo ir con ellos sin que ella se enoje. Por supuesto que estaría de acuerdo, siempre ha querido lo mejor para mí y ahora convertirme en un Lackberg es lo mejor.
Simon Lackberg
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Invitado
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Siento el peso de las manos de Rockefeller sobre mis hombros para apartarme de Simon a quien mantengo atrapado en un abrazo al que no responder, está tieso entre mis brazos y sé que lo mejor es darle la distancia que necesita. Hago un paso hacia atrás, llevo las manos a mi pecho para esconderlas ahí, las percibo frías y temblorosas, por más firme que quiera mostrarme delante de mi hermano menor. Asiento con mi barbilla cuando dice que irá a buscar sus cosas, que lo esperemos, hay un nudo en mi garganta que no me deja hablar. Miro hacia atrás buscando la mirada del otro chico para que me diga si lo hice bien, aunque sé que hay cosas que puedan estar bien en medio de todo el enredo que es mi familia, el cual espero que mi padre logre resolver, y mientras tanto, solo mantenerme a su lado, acompañarlo.

Cuando quedamos solos en el patio, echo una mirada más detenida a la casa del árbol. Me remuerde el pensamiento de que estoy llevándome a Simon a lo que yo llamo un hogar, cuando él aquí tiene mucho más que eso, tiene una casa que por todos lados habla de la idea de una familia y de una convivencia más colorida de la que jamás podrá verse en el departamento decorado a los gustos y exigencias de mi madre. No sé si ella sabrá lo verdad o cómo la convencerá papá, pero me apena estar llevando a un chico a un sitio que a veces me ha dado sensación de claustrofobia, tal vez porque soy yo la que está demasiado empeñada en hacer de ese sitio un hogar y acaricio la idea de tener una familia, un hermano, aunque ese hermano no quiere siquiera que lo abrace. No importa, me digo. Todo es cuestión de tiempo. Todas las cosas se acomodan con el tiempo, todo sucede cuando tiene que suceder, y si hoy estoy aquí por algo es. Me volteo hacia Rockefeller para darle las gracias por acompañarme, porque por algo también, me ha acompañado hasta aquí.
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Locki W. Rockefeller
Dejo que los hermanos hablen apretando fuertemente la mandíbula pues comprendo lo que es estar en el lugar de ambos. Yo era solo un niño pequeño cuando me apartaron de Jeff, no recuerdo como fue pero estoy seguro de que en ese momento todo mi mundo de vino abajo. Pero Jared supo como compensar esas cosas, se encargó de darme un hogar armado y repleto de amor, sanó la herida hasta que al final no quedó ni siquiera una cicatriz. Ese será el trabajo de Syv ahora, hacer que Simon se sienta cómodo y sobre todo... no como un extraño.

-Estará bien, solo necesita tiempo y sentirse bienvenido - comento a la rubia a quien rodeo por los hombros con mi brazo para darle algo de apoyo. Nos dirijo a ambos al interior de la casa en donde esperaremos a Simon hasta que esté listo, podrían pasar horas así que será mejor ponernos cómodos - Como consejo... Mira su habitación, busca las cosas que le gustan y aférrate a ellas hasta que la relación comience a fluir - explico encogiéndome de hombros - Puedes traerlo a mi casa cuando quieras si necesitan salir, pueden venir a merendar, cenar, lo que gusten - y ese soy yo aferrándome del pobre niño para conseguir más tiempo con ella.

Espero que Simon baje rápido.
Locki W. Rockefeller
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Invitado
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Tiempo, me gusta creer que es algo que tenemos. Me cuento entre las pocas personas que creen que los episodios malos que se vienen sucediendo no son tan terribles, que tendrán consecuencias tan graves, son momentos que superamos y quedan atrás. Mi optimismo aún no se ha agotado. —Gracias— murmuro al chico, con una sonrisa débil en los labios, y sentir que me rodea con un brazo me da la estabilidad en mis piernas que no sabía que necesitaba, porque cuando me sujeta es que mis rodillas tiemblan y creo que mi cuerpo entero está sosteniéndose como puede, que arrastro mis pies cuando me lleva al interior. Nunca he sido una persona fuerte, pero de alguna manera y con una fuerza que desconozco, pude lograr que mi hermano nos acompañe.

No creo que me dé permiso y será como invadir su territorio— murmuro, subiendo con mi mirada por la escalera, se escucha muy por lo bajo el movimiento en la habitación del chico, de la cual trato de recrear en mi mente con los detalles que pude observar y que eso sea lo que me sirva para el propósito que me marca Rockefeller. Me sorprende su ofrecimiento, que quiera seguir ayudándonos con Simon más allá de esta visita, y supongo que debe ser cosa de mi padre, algún tipo de relación estrecha lo une con este muchacho. Vuelvo a lamentarme de no haber aceptado su solicitud en Wizardface a la primera, pero supongo que si lo hago al llegar a casa, podrá entender que no lo hice en su momento por no conocerla y que ahora sí quiero ser su amiga.

Gracias, en serio. Eres muy amable por querer ayudarme… a mí y a mi padre, también a Simon— digo, volteándome hacia él para quedar de frente y un poco nerviosa como para echar un mechón de pelo rubio detrás de mi oreja, —Son circunstancias extrañas para conocernos, pero si necesitas ayuda alguna vez, con lo que sea… cuenta conmigo— prometo con mis labios curvándose y todo en mi semblante diciéndole que estoy hablando en serio. Puede pensar en ello después, por el momento esperamos a que Simon baje y podamos desaparecernos para llevarlo a casa.
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