The Mighty Fall
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PRIMAVERA de 247521 de Marzo — 20 de Junio


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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Ivar Lackberg
Director del Servicio Social
Las recientes noticias han sido como una patada en el medio del estómago. No sé cómo reaccionar, tampoco que decir, así que opto por buscar información de una fuente un poco mas confiable que las parciales noticias del gobierno. Sin embargo mis intentos por contactar con la Red Neopanem son en vano y no me extraña pues ya deben estar en pleno trabajo para esclarecer un poco lo ocurrido. Si algo me ha enseñado el estar casado con una científica es que nunca es todo ni ninguno, así que no me trago eso de que no hayan habido sobrevivientes ¿Pero dónde puedo conseguir la verdad si no es con ellos? No lo sé... Pero tampoco puedo quedarme en casa a fingir compasión por la familia Niniadis.

Aparezco en el distrito 3 y comienzo a caminar por las calles, con algo de suerte encontraré un rostro conocido que pueda darme su opinión honesta... En realidad debería ir más al norte pero no me atrevo a ello, las cosas están agitadas como para zambullirme de cabeza sin un plan de contingencia. Quizás debería prestar atención a los orfanatos, solo por si acaso, pero eso será mañana, hoy soy incapaz de pensar con claridad.

Me quito el saco del traje y lo dejo en el respaldo de una banca. El calor está comenzando a notarse así que será mejor que mude la ropa de invierno hasta el fondo del closet y saque las telas livianas. Tomo asiento y observo el panorama, ésta calle en particular está desierta lo que me lleva a preguntarme si yo soy el idiota por estar lejos de casa. Un supuesto grupo terrorista ha sido destruido pero ¿Y si no? ¿No sería lógico pensar que podrían buscar venganza?

A lo lejos veo la figura de una joven lo cuál me alegra, al menos no soy el único. La observo por más tiempo del aceptado socialmente y no estoy seguro de por qué, solo es... refrescante poder ver cómo se mueve, las muecas que hace... Extraño.
Ivar Lackberg
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Invitado
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Vale, iré yo. Seré cuidadosa, no te preocupes.— Le dijo a su madrina tomando el control de la misión y no tardó en vestirse para la ocasión con un bonito vestido rosa chicle, tacones y bolso a juego. Nop, no era para nada su estilo real, pero le encantaba probar diferentes opciones.
Un poco de maquillaje por aquí y por allá, un peinado demasiado complicado y con la varita metida en el bolso, cerró los ojos y uso la aparición.

Era impresionante como un buen escote atraía las miradas y con ellas, la información que necesitaba.
Tomó asiento en uno de los taburetes altos junto a la barra y pidió una copa de vino, los bares eran excelentes lugares para escuchar rumores, creencias y testigos ebrios. Claro que había que saber diferenciar entre las verdades y mentiras.
Varios hombres se acercaron para conversar, buscando algo más, tal y como ella hacía, sin embargo todos se fueron con el mismo rostro de decepción, igual que Moira. No había logrado sacar nada bueno de allí.

Acabada la copa, pagó la cuenta y salió en busca de aire fresco.
Estaba muy malhumorada y no quería regresar con Kenny sin al menos llevarle algo verificado y jugoso, así que decidió dar un pequeño paseo para despejar la mente.

El Distrito parecía desierto, ¿Dónde estaba todo el mundo? Tal vez en otro bar o café, tenía que seguir buscando. Tenía que.
Caminó observando las vidrieras de las tiendas y al notar por el rabillo del ojo la mirada de un hombre de traje sobre ella, aprovechó.
Se deslizó un poco más lento e igual de seductora y cuando pasó junto a él sin detenerse, volvió le rostro por encima del hombro y le sonrió. La mejor sonrisa del mundo.

No esperó una respuesta, simplemente ingresó al segundo bar del día. Sabía que la seguiría, todos lo hacían.
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Ivar Lackberg
Director del Servicio Social
La jovencita no camina, se desliza por el suelo como si fuera dueña de todo el maldito distrito. Soy un estúpido por haberme quedado mirándola pues lo ha notado ya que me sonríe y derrite por completo en ese instante, me ha encantado, no hay otra explicación. Estoy familiarizado con el efecto de las veelas y esto se siente similar a ello, pero no exactamente igual ya que queda completamente eliminado todo el efecto sin sentido y mágico, ésto es algo... natural.

La sigo al bar sin pensar mucho más, sin estar seguro de lo que significa. No sé cuáles son sus intenciones, lo único que sé es que debo estar cerca de ella y charlar - Buenos días - saludo al hombre de la entrada e ingreso al sitio que parece estar en plena vida nocturna pese a que el sol se encuentra en lo más alto. Es curioso ya que en mi juventud solía pasar la gran parte de mi día en sitios como éste, hasta que conocí a Amalie, pero ahora me resulta un lugar completamente desconocido, no pertenezco aquí.

Localizo a la joven en la barra y me acerco a ella con una sonrisa, no mi sonrisa seductora sino la que uso para los negocios pero igualmente logra comprar a quien sea - Probablemente se pregunte qué hace un hombre como yo en medio de un bar como éste o si vengo aquí todos los días - comienzo la conversación invirtiendo los roles para que no quede completamente cliché - Le pido disculpas por haberla mirado de esa forma en la calle y por haberla seguido ahora... Simplemente sentí que tenía que conocerla, me llamo Ivar - me presento y pido al barman que sirva dos escoceses. Quizás no sea buena idea beber tan temprano pero ya estoy aquí y no se espera menos.
Ivar Lackberg
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Invitado
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Una vez sentada en el taburete alto junto a la barra, apoyó sus codos sobre la madera y observó los rostros de todos los presentes. La mayoría eran hombres ebrios, seguramente desempleados, pero también había un par de excepciones, como adultos en reuniones fuera del lugar de trabajo, citas con amantes y personas solitarias que ahogaban las penas con alcohol.
Necesitaba la maldita información.

La voz grave del brujo hizo que la morena soltara una pequeña carcajada y arqueo una de las cejas, no seductora, pero si inquisitiva. —No sabía que tenía una mente tan fácil de leer.— Bromeó y levantó la mano para llamar la atención del barman. Ya estaba lista para pedir. —Lamento decepcionarlo, mas ha fallado miserablemente. Lo único que me preguntaba es que tan voluptuoso era su trasero, ya sabe...A mis uñas le gustan los nalgones.— Murmuró en voz baja, inclinándose un poco sobre el desconocido.

No respondió de inmediato porque el empleado por fin se acercó a ambos y tomó la orden de dos escoceses. —Sin hielo para mi.— Agregó después del hombre que se había presentado como Ivar. Su nombre le sonaba de algún lado, estaba segura.
Humedeció sus labios y acomodó su cabello detrás de la oreja, al tiempo que estiraba la mano para estrechar la del brujo. —Encantada de conocerle, Ivar. Me gusta lo directo que es, así que puede llamarme Mary...como mis amigos lo hacen.— Mintió.

Los vasos de whisky aparecieron frente a ambos y la morena no dudo en tomarlo y levantarlo para brindar. —Por las personas que aparecen en el camino y cambian todo.— Volvió a susurra cerca del oído de Ivar y no esperó, bebió un largo sorbo. Le encantaba sentir el ardor atravesando su garganta. Se sentía viva.
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Ivar Lackberg
Director del Servicio Social
He recibido tantos piropos como los he entregado a lo largo de mi vida, pero hace muchísimos años que no me veo en una situación así... Me siento incómodo ¿Indefenso? No, no indefenso ya que puedo manejar a la joven tranquilamente, pero hay algo que me molesta y no puedo disimularlo en mi rostro. Así que opto por lo más sencillo: El anillo mata pasiones. Así que cuando tiende su mano la tomo con la mía y dejo el anillo a la vista antes de depositar un rápido beso en su dorso - Este trasero tiene dueña, pero no me ha impedido charlar con mujeres hermosas con anterioridad - yo y mi bocota... Pero tampoco puedo cortar el ambiente así como así, aún quiero saber sobre ella.

- Es un placer, Mary - me la juego a que es un nombre falso pues no hay una sola mujer en todo el maldito mundo mágico que se llame "Mary" hoy en día. Sería lo mismo que presentarme como "John", un nombre carente de personalidad y ya sin tanto anonimato pues se ha convertido en un nombre extraño... En el último siglo la humanidad ha optado por dar nombres memorables a sus hijos al punto de casi no repetirse. En mi opinión, algo maravilloso.

La joven se acerca demasiado para mi gusto y realiza un brindis curioso... Sí hay personas que lo cambian todo pero ¿Qué espera que cambie en la vida de ella? - Y por los que dicen ser alguien que no son - juego con ella para confirmar mi teoría. Le dedico una nueva sonrisa y bebo todo el escocés de un solo trago. Puede que no beba hace mucho en bares pero debe ser como andar en bicicleta y hubo una época en la que podía estar toda la noche y así y todo ser el último en quebrar.
Ivar Lackberg
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Invitado
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La respuesta del hombre no fue sutil, para nada, y eso le causó un pequeño ataque de risas, que ocultó detrás de su mano libre. —Ya entiendo, eres de esos.— Comentó y retiró la mano para acomodar un poco los mechones de cabello que se habían escapado de su peinado. No era sorpresa, jamás duraban mucho dentro de los moños. —Enciendes el caldero sin intención de preparar la poción. Que pena, dile a tú dueña, que ese trasero necesita unas buenas nalgueadas.— Murmuró sin quitar la sonrisa de su rostro.

No estaba molesta para nada, al fin y al cabo el hombre no le interesaba, sólo quería obtener información.
Soltó un breve suspiro, odiaba ser amable con los demás y aferró el trago entre sus dedos adornados con varios costosos anillos. —Lo mismo digo, Ivar.

El brindis por su parte no fue sorpresa, de nuevo le hizo reír y frunciendo los labios, asintió en respuesta. Un gesto que sólo decía: "Bien jugado".
Volvió a beber un largo sorbo para competir contra él y dos segundos después, también dejó sobre la barra el vaso vacío. No le hizo nada.
He dicho que así me llaman mis amigos, no que ese sea mi nombre.— Volvió a repetir sus propias palabras, esta vez explicándolas.

La televisión del bar muestra las imágenes del Distrito 14 completamente devorado por las llamas. Putas mentiras.
Moira había hablado con su madrina durante las noches de insomnio y sabía exactamente que allí no había terroristas, sabía que sólo eran personas y niños que vivían lejos del gobierno de mierda. Sintió que la sangre le hervía. Tenía que saber si era cierto o si eran puras fotos alteradas.
La chica no solía ser explosiva cuando estaba metida en su papel, pero escuchar las palabras de los periodistas del Ministerio, hicieron que estrujara el vaso hasta reventarlo en miles de pedazos.

Lo siento, debo irme.— Comentó apresurada, apoyó un par de galeones sobre la barra, tomó su bolso y con la mano sangrando culpa de los vidrios, salió del bar.
Que estúpida.
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Ivar Lackberg
Director del Servicio Social
Tengo que contener una carcajada pues es la definición perfecta a lo que ha sido mi vida de casado en los últimos años. Tener que pretender que tengo una familia paralela me ha formado una reputación que debo mantener para que la fachada siga intacta, pero aún así jamás traicionaría mis votos para con mi esposa, esos que hice en voz alta y en voz baja... En primer lugar porque la amo y en segundo porque gracias al juramento inquebrantable moriría en un santiamén de intentar algo más allá de un coqueteo inocente - No lo niego, pero transmitirle el mensaje quizás no sea lo más conveniente para mi rostro... No quiero una bofetada - respondo honestamente encogiéndome de hombros. Amalie no tiene el mejor sentido del humor últimamente.

-Entonces no debes tener muy buenos amigos si tienes que darles un nombre falso - respondo pidiendo otra bebida con mi dedo índice al barman. El escocés no ha sido lo mejor del mundo, pero mezclar bebidas a mi edad sería algo estúpido, ni mi estómago ni mi hígado están preparados para esa clase de aventuras.

Las noticias del 14 vuelven a invadir la televisión y mis ojos se desvían inconscientemente hacia allí. Me muerdo la lengua y casi me hago daño al asustarme cuando Mary rompe el vaso entre sus manos ¿Qué demonios? Frunzo el ceño y la sigo con la mirada. Una rabia tal no puede ser despertada en alguien ignorante al respecto así que puede que sea una buena fuente de información sobre la verdad de los hechos. ¿Sabe que los medios mienten?

Me tardo unos segundos pero finalmente corro detrás de ella hasta alcanzarla - ¿Qué sabes sobre eso? - pregunto sin dar rodeos.
Ivar Lackberg
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Tampoco dije que son buenos amigos, a veces uno necesita conversar con otra personas para no sucumbir ante la locura de la soledad.— Murmuró sonriendo, mientras paseaba la punta de su indice por el borde de su vaso. Como ya no tenía liquido, el sonido fue nulo.
Cuando el desconocido hombre de traje pidió otra ronda, Moira se entretuvo observando las imágenes del Distrito 14 en llamas.

Dos segundos después el cristal se había roto entre sus flacuchos dedos adornados con varios anillos, la sangre manchaba la barra y la morena se despedía apresurada sin beber el tercer vaso de la mañana.

No llegó muy lejos antes de sentir la presencia de Ivar junto a ella y soltando varias carcajadas sin disminuir la rapidez de sus pasos, negó con la cabeza. —¿Qué sé sobre eso? Lo siento, pero no tengo idea de qué está hablando.— Siempre su mejor papel fue el de mujer de alta sociedad...poco inteligente y superficial.
Se detuvo para quedar frente al guapo desconocido, una pena que fuese papa casada, porque si podía imaginarlo bebiendo entre sus piernas algo que no era escoces. —Si me disculpa, tengo turno en la depiladora con tirón de cola incluido, debo arreglar las uñas de mis manos y pies y muchas cosas más que hacer, así que deje de seguirme.
— Claro que al decir eso, se cruzó de brazos y entrecerró los ojos. —¿Qué sabe usted acerca de todo eso?— Lo interrogó y esperó encontrar la información que estaba buscando. Tenía que apresurarse y llegar hasta Kenny.
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Ivar Lackberg
Director del Servicio Social
La última vez que tuve verdaderos amigos, aún no tenía canas y solía sonreír mucho más. Luego de eso mi papel me consumió y comencé a rodearme de los elitistas del ministerio que jamás podría considerar mis verdaderos amigos. Claro que tienen sus cosas buenas y me he reído con ellos en numerosas ocasiones pero cuando llego a casa y recuerdo quiénes son realmente... Deja un sabor amargo en la boca. Culpa quizás por estar divirtiéndome con ellos en lugar de hacerlos pagar por las cosas que hacen.

Pero eso no es algo en lo que deba pensar ahora, mi prioridad es averiguar el por qué de la reacción de la joven y traer un poco de luz a la manga de mentiras que están vendiendo los medios ¿Dónde demonios está la red Neopanem cuando se la necesita? Investigando probablemente - Nadie rompe un vaso y se va dramáticamente de un bar porque solo se le apetece - respondo con las cejas en alto. No se podrá hacer la desentendida conmigo.

Vivo con dos mujeres y jamás he escuchado algo semejante en mi vida. No se si cubrirme los oídos y cantar "lalalala" o simplemente tragarme la mueca confusa por todos los datos innecesarios. De haberse ido nuevamente me habría dejado con la boca abierta y plantado en mi lugar por varios minutos, pero por suerte vuelve al tema lo que me hace reaccionar.

- Sé lo que dice la televisión pero evidentemente, Mary, sabes un poco más que yo - hago énfasis en su nombre pues espero que de una vez por todas me diga el verdadero - Hasta hace poco el 14 no era más que un mito, ahora nos dicen que está lleno de terroristas que se han llevado vidas de Neopanem ¿Estás de acuerdo con eso?
Ivar Lackberg
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La morena observó cómo el hombre siguió sus pasos hasta fuera del bar y esta vez no se lo esperaba. Tal vez debió sentir nervios o miedo, pero para su sorpresa, estaba muy calmada, sólo tenía que continuar en su papel de mujer desatendida por su marido y le iría muy bien. —Bueno Ivar, lamento informarte que has estado con personas muy aburridas y poco interesantes dentro de los bares. Estas son cosas que suceden todo el tiempo y has tenido suerte de que fue sólo un vaso, por lo general me gusta romper botellas.— Comentó sin borrar la enorme y seductora sonrisa de su rostro. Con un delicado movimiento de su mano, apartó los mechones sueltos del moño y empezó a caminar, no le apetecía mantenerse debajo de los rayos del sol.

Sus tacones volvieron a sonar, mas esta vez el golpeteo fue más lento, para que él la acompañara por supuesto.
Yo sé lo mismo que tú.— Respondió y sin previo aviso, empezó a tararear una vieja canción ¿muggle tal vez? —When I'm drivin' in my car, and the man come on the radio...— Humedeció sus labios y detuvo sus pasos frente a una bonita vidriera de ropa interior y trajes de baño. Había una en colores dorados que le atrajo bastante, pero obviamente, no podía permitírselo.—He's tellin' me more and more about some useless information...Supposed to fire my imagination.— Y al cantar las últimas palabras de la estrofa, miró por encima del hombro al desconocido, ofreciéndole una enorme sonrisa de oreja a oreja. —I can't get no.

Cuando las prendas dejaron de interesarle, continuó caminando por la larga, calurosa y abandonada avenida. —Dime Ivar, ¿Estás tú de acuerdo con eso?— Devolvió la pregunta sin responder a la suya, claro que si aquel hombre era inteligente, tal vez había logrado captar las indirectas de su bonito canto. Si no, sólo fue eso, una canción antigua sin sentido.
Una vez más detuvo el golpeteo de sus tacones en las baldosas y estirando los brazos, acomodó el cuello de la camisa masculina. —Quizás debería regresar a su bonita oficina o a casa con su mujer, usted no es de por aquí y se meterá en problemas si sigue cuestionando a desconocidos.— Le advirtió en voz baja y finalmente besó su mejilla, sólo para molestarlo.
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Ivar Lackberg
Director del Servicio Social
El juego ha cambiado, ya no respondo a su sonrisa seductora pues me es difícil disfrutarla cuando tantas mentiras salen de sus labios. Hubo una época hace 20 años en las que me dejaba engañar por una cara bonita, no me importaba realmente su historia pero cuando uno va creciendo las ideas cambian... Sobre todo cuando caes en la cuenta de que una hija tuya podría ser la bella mujer que ves en el bar o que tu hijo que dejaste en Europa podría ser el novio. Mierda. Tengo que conseguir información sobre mis hijos lo antes posible.

La sigo mientras escucho la canción y sonrío pues es algo que una persona muy querida por mí solía cantar. Los rolling stones no sobrevivieron la quema de cultura de los Niniadis así que solo viven en la mente de los que somos lo suficientemente viejos e interesados en música del siglo pasado. Así como ellos también solía disfrutar de bandas como ACDC, Bon Jovi o Kansas pero con el tiempo voy olvidando las letras y ya no tengo chance de volverlas a escuchar.

-That's what i said - respondo a su pregunta siguiendo la canción con media sonrisa. Pero sí, es irresponsable de mi parte estar preguntando a gente desconocida ésta clase de cosas, más allá de que no dije nada que podría ponerme en peligro... las actitudes sospechosas pueden ser captadas por los ojos incorrectos y ponernos en un grave peligro. Ya he hecho jugadas peligrosas éste mes así que debería tranquilizarme y no dejar que la desesperación y enojo nublen mi juicio, así no es como trabajo.

- Esa canción sonaba en el bar cuando conocí a una novia que tuve hace casi 30 años - confieso antes de ponerme a caminar de espaldas en dirección opuesta a la suya - Hermosa mujer, me recuerda un poco a usted ahora que lo pienso - finalizo antes de darme vuelta y partir hacia el Capitolio nuevamente. No ha sido muy productiva mi salida pero creo que sirvió para aclarar mi mente e intentar un enfoque diferente.
Ivar Lackberg
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The call of the wild - Moira Lackberg IqWaPzg
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