Con quién: Benedicto

Era hambre, cansancio y estrés acumulado, defendería aquello hasta el día del juicio final, no cabría otra opción más que aquellas tres. Carraspeó un poco, algo más nerviosa de lo que era propio de ella. Tenía paciencia y una paz interior que otros muchos quisieran, y por ello no entendía los nuevos nervios presionando su estómago. Se hizo algo más pequeña en el sitio, acabando por estirar el brazo en dirección a sus libros pero quedándose a medio camino cuando se acercó demasiado a ella. Siempre le recriminaba cuando se tomaba la confianza de acercarse demasiado a ella pero, en aquella ocasión, se quedó completamente, viéndose atacada por un ataque de tos. —Claro que somos amigos, no te confundas por las tonterías que he dicho— trató de defenderse, colocando una mano en su hombro y alejándolo de ella con un suave empujón.

Rodó los ojos y resopló, frustrada. Cruzó los brazos y asintió con la cabeza en relación al disfraz, bajando la mirada de forma automática pero gritando, de súbito, cuando regresó y estampó un beso en su mejilla. —¡Eh, tú!— lo acusó viéndolo marcharse. Tanteó la mesa, queriendo lanzarle algo pero teniendo solo a mano los libros y la rana de chocolate. Bufó volviendo a dejarse caer en el banco y mirando a su alrededor para cerciorarse de que nadie hubiera cerca… cosa que no era exactamente así.

Con Viktor y James

Al parecer había entrado en alguna competencía de egos, mamá me dijo que la mejor manera de salir de ellos era dejar a la otra persona "ganar" y solo ignorarlos, pero algo dentro de mí deseaba callar a aquel maleducado.

- Pues deberían, siendo que son mayores y parte de su responsabilidad es cuidar de los menores, no palo de escoba? - le respondo con la misma sonrisa y un apodo medio despectivo de su físico.

Por su caricia a James veo que en realidad no era una pelea de egos sino de atención, aunque no entendía que celos podría tener de mí, o sea si que soy linda y adorable, pero tampoco creo que lo fuera a enamorar con solo sentarme a su lado, tal vez en un par de semanas caeria bajo mi encanto natural pero tampoco lo llamaría amor.

- La verdad ni enterada de quien eres - le respondo con sinceridad - Y en Gryffindor estan Benedict Franco, Colin Weynart y Kendrick Black, aunque esta Hans Powell en Slytherin asi que tu casa tiene un punto.

Una de las primeras cosas que había hecho al llegar a Howarts era aprenderme los nombres de todos los chicos más guapos, incluso en mi casa había tres.

Con Phoebe Powell

¿Hans Powell con mejores calificaciones en los TIMO's que yo? ¿Hay alguna persona con mejores calificaciones? Bien podría aceptar que haya un imbécil que haya estudiado lo suficiente como para igualarme pero simplemente no se puede superar la perfección, lo cual habla del poco conocimiento que tiene la loca sobre mi propia libreta de calificaciones - Solo tengo extraordinarios, Powell, así es como consigues ésto - me burlo de ella señalando la insignia en mi pecho - Y no niego que él es un poco más inteligente que tú, está en mi casa después de todo. - los slytherines seamos unidos, siempre y cuando no nos interpongamos en el camino del otro, ahí sí se justifica cualquier acción.

- Sabes que esto es una escuela de magia y no biología muggle 101 ¿No? - pregunto con una ceja en alto cruzada de brazos - Personas como tú harán que nos terminemos extinguiendo, son abominaciones, un fallo en la cadena que los convierte en más débiles - la corrijo con la pura verdad - Y somos fuertes para sobrevivir la viruela de dragón ¿De verdad crees que podría morir de una neumonía? ¡Por favor! No me ando codeando con muggles como para contagiarme sus inmundicias.

- ¿Me ves lanzándote mocomurciélagos? - pregunto con media sonrisa - Eso es lo que hacen los de primero y no, no necesito una varita para demostrarte cuan insignificante eres, Powell- agrego - Y si te ven conmigo lo único que pueden pensar es que por fin comienzas a codearte con la gente adecuada... Aunque eres libre de levantarte e irte, yo estoy muy cómoda aquí, si hay algo que les reconozco es que tienen la mejor comida. - por eso la mayoría están tan gordos, supongo.

Con Silas

Si sus comentarios despectivos me molestan, no le dejo demostrar en mi rostro. Bueno, quizás un poco, porque mi nariz se arruga en desagrado, aunque estoy lejos de sentirme ofendida al respecto. De acuerdo, soy mestiza, ¿pero por qué eso debería quitarme derechos o hacerme sentir mal conmigo misma? Hasta donde yo sé, las dos somos capaces de hacer magia, eso tendría que ser suficiente. — Es por personas como tú que el mundo seguirá estereotipando a la raza mestiza, o a la muggle, ¿y cual es tu problema exactamente? — que me llame estúpida si quiere, pero no entiendo qué es lo que les ocurre a los magos de sangre pura para creer que solo ellos tienen derecho a practicar magia. — Saber de biología muggle no me hace más inferior a ti, es más, me hace mucho más inteligente y tolerante a ver las cosas desde todas las perspectivas, ¿o es que crees que por ser bruja no debes conocer sobre otros aspectos? — por algo teníamos una asignatura sobre muggles, y que yo me he criado por los primeros once años de mi vida entre ellos, es lo lógico que sepa acerca de su estilo de vida.

Quizás debería ofenderme un poco más con sus insultos, que me llame insignificante me hace mirarla con algo más de desprecio que antes, si es que acaso eso es posible, pero no me voy a poner a la defensiva por ello. Lo cierto es que soy una persona bastante paciente, sé que la gente que se dedica a infravalorar al resto es porque es inseguro consigo mismo, así que en cierto modo me da pena. No, en realidad, no. — ¿Qué es lo que te dieron a ti de comer para que seas tan engreída y petulante? Toma, toma, come algo de eso a ver si se te pega un poco el carisma de mi casa. — le alcanzo algo de la comida como si de verdad estuviera preocupada por ella, cuando lo único que quiero es que se marche y me deje en paz.