Faltaba poco para que termine el verano cuando el distrito 14 recibía a quien sería el último bebé oriundo de allí. Hijo de Seth y Sophia Niniadis, el pequeño fue bautizado en honor a dos personas que habían significado lo suyo en la vida de cada uno de sus padres. A Jared jamás lo conoció, y a Stephen rara vez lo llamó de otra forma que no fuese “abuelo” o cualquiera de sus variantes; sin embargo, le gustaban sus nombres y odiaba los apodos que le ponían los demás (solamente su madre y Delilah se pueden salir con la suya y darle apodos).

Criado entre un grupo de gente particular, Jared tuvo muy en claro desde los primeros años de su vida, que el estatus de sangre no significaba absolutamente nada. Claro, algunos podían hacer magia y otros no, pero eso no impedía que lo quisieran y jugaran con él. Amaba los trucos de varita que su papá le mostraba desde chico, pero disfrutaba en partes iguales cuando su mamá lo arropaba en las noches aunque él le dijese que era un chico grande, o cuando el tío Ben se lo llevaba de paseo y lo dejaba subirse a sus hombros.Tal vez por eso no entendía como la mamá de su papá (esa loca no era su abuela, no, no) los había obligado a mantenerse escondidos solo porque no le gustaba la gente que no podía hacer uso de una varita; tendría diez años de edad, pero hasta él en toda su pequeña sabiduría pensaba que Jamie Niniadis no era más que una caprichosa.

Desde pequeño Jared demostró una innata habilidad para meterse en problemas y en especial, para romper cosas. Cuando creció y dio sus primeras muestras de magia, hizo tal uso de esa habilidad que le podía dar un nuevo significado a la Ley de Murphy (y no, no hablaba de Murph, Murph, porque ella a duras penas y decía un par de palabras. ¿Cómo crearía una ley?). Siendo una pesadilla casi de manera literal gracias a su insomnio, las grandes cantidades de azúcar y la falta de sueño lo volvieron un pequeño terror hiperactivo que no-puede-quedarse-quieto.

Hoy en día no es el exeso de azúcar lo que lo moviliza, es la necesidad constante de no quedarse afuera. Odia que su edad sea la excusa para mantenerlo al margen y cree que es muy hipócrita que quieran mantenerlo apartado. Ben había sido más chico que él cuando lo nombraron vencedor. Ken apenas y había sido un año mayor cuando empezó todo su enriedo familiar. Él se considera lo suficientemente mayor como para participar en todo lo que se esté por venir.