Los primeros años de vida de Isaac casi que no vale la pena contarlos. Nació en una pequeña colonia de Gran Bretaña y pasó su tiempo allí como aprendiz de su padre quien, a fines prácticos, era uno de esos científicos locos que trataba de ayudar a mejorar la calidad de vida de la población. La electrónica fue su hobby desde muy pequeño, pero a su vez, se interesó en la medicina gracias a su madre. Remedios caseros y no tan caseros, recetas viejas y tratamientos que trató de combinar junto con las enseñanzas de su padre. Era muy raro que Ike no estviera aplicado aunque, si vamos al caso, no había muchas personas de su edad con las que compartir nada.

La llegada de su hermano menor lo tomó por sorpresa, Ya era todo un adolescente en ese entonces y ni siquiera pensaba que sus padres todavía tuviesen la capacidad para procrear, mucho menos las intenciones. Lo resintió un poco, solo porque naturalmente, era la niñera oficial del mocoso que no hacía más que llorar y patalear. Sí, era adorable cuando quería, pero Isaac decidió que los hijos no iban a estar en sus planes en un largo, largo tiempo.

El bombardeo en Londres, es lo que motivó a sus padres a escapar al otro continente. Habían estado mucho tiempo allí, pero si querían prosperar, sabían que no podrían hacerlo en una colonia aislada que nada tenía para ofrecerles. Claro, en Neopanem correrían el riesgo de exponer a sus hijos a los juegos, pero Isaac ya no tenía la edad, y al más pequeño le quedaban años y años por delante. Se suponía que estarían bien, ¿verdad? pues habrían estado mejor si su hijo mayor les hubiera comentado acerca de un pequeño, pequeñísimo detalle: Isaac era mago. Nunca supo cómo, ni por qué, pero había descubierto sus capacidades mágicas a los diez años, y había hecho un gran esfuerzo desde entonces por mantenerlo en secreto.

Ya asentado en Neopanem, ni siquiera pasó un año hasta que se produjo el cambio de gobierno que cambió por completo el panorama que los Williams querían para sus hijos. Los magos estaban al poder y los humanos habían sido reducido a esclavos. Ellos ya estaban viejos y, para cuando su hijo mayor les contó lo que les había estado ocultando, decidieron que lo mejor sería separarse. No contaron con que su hijo menor también tendría las mismas capacidades de su hermano y, sin un mínimo aviso, Isaac quedó a cargo del pequeño de cuatro años. Nunca se enteró de si sus padres huyeron o, por el contrario, acabaron en el mercado. Tampoco le interesa saberlo.

Consiguió trabajo en una empresa de innovación gracias a su mente aguda y a sus ideas novedosas. El dinero era suficiente para mantenerlos a él y a su hermano y por un año pudieron vivir una vida que, si bien no era sencilla ni lujosa, les era relativamente cómoda. Fue con la muerte de la CEO de la empresa que, al ser hijo de muggles tuvo que aventurarse por otros caminos cuando la junta directiva hizo más diferencias salariales. Eso es lo que lo puso en el camino de Magnar Aminoff con quien sí supo generar una excelente relación de negocios. Las pociones y artefactos tecnológicos que circulaban por el Norte provenían de su propia mano; a cambio, el actual presidente le daba los recursos necesarios para poder avanzar con una investigación que estaba llevando en paralelo desde su llegada al país. Es esa relación profesional lo que hoy en día lo llevó a ocupar el cargo de Ministro de Tecnología.