The Mighty Fall
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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Enero

Golpeo la espada de madera una y otra vez contra la de mi compañera, con una técnica que no practico desde hace tiempo pero que la memoria muscular me ayuda a desarrollar. Puede que tenga el doble de edad que la mayoría del escuadrón, pero puedo afirmar con total seguridad que no hay ninguno, absolutamente ninguno, que pueda vencerme en éste estilo de batalla... En cuanto a la resistencia, ese ya es otro tema, pues aún sin terminar la pelea tengo que llamar a una tregua levantando mi pseudoarma y dedicándole una sonrisa a Alecto frente a mí. En raras ocasiones pongo ésta expresión en mi trabajo, pero entrenando soy feliz así que es difícil mostrarme como la persona seria que suelo ser.

- Buen trabajo - indico acercándome a la banca para dejar la madera y tomar un par de toallas, una se la arrojo a ella - Sé que quizás resulte algo anticuado pero cuando le pillas el truco a éste estilo de pelea, es mucho más sencillo trasladarse en el campo de batalla - porque he visto a lo lejos como Jensen escapaba de Benedict Franco corriendo como una niña... Y eso no puede pasar, no, los movimientos de escape deben ser justos y precisos, como en el esgrima.

Me seco la transpiración de los brazos y luego tomo mi chaqueta de cuero para colgarla sobre mi hombro... Que en realidad ésto no era un entrenamiento, sino una charla con los reclutas que están por entrar al escuadrón, pero supongo que es fácil entretenerse en el camino cuando hay tantos gimnasios disponibles - Quiero conocer tu opinión, Alecto... De tus compañeros. Hoy tenemos la posibilidad de reemplazar a algunos - digo sin ninguna clase de filtro - Tengo una lista en mente, pero me gustaría ver si los demás coinciden conmigo.
Anonymous
Alecto L. Lancaster
Personal de Defensa
Regresar al dos para una sesión de entrenamiento después de las nefastas vacaciones navideñas que yo no decidí tener, si hubiera sido por mí habría pedido todos los turnos y guardias posibles para no tener que soportar esta época donde no tengo nada que agradecer. Sí puedo agradecer volver a ser un poco más como yo misma, sentirme más realizada que bebiendo alcohol por las noches a modo de celebración individual. Mi cuerpo también lo agradece está claro, aunque tengo que reconocer que no es por mi condición física por lo que destaco en el escuadrón, sino más bien por mi ingenio. Quizá por eso me viene bien entrenar directamente con nuestra jefa, la cual tiene una metodología un poco más distinta a la mía, si voy a ser sincera.

Estoy poniendo todo mi esfuerzo en que no me golpee en la cabeza con la madera que porta y que nada tiene que ver con la finura y elegancia de una varita, pero no es como que pueda criticar los métodos de mi superiora y me atengo a las bases que explica. Parece que me he emocionado un poco más de la cuenta, tal vez porque he imaginado tener a mi madre frente a mí siendo que lo único que tuvimos la última vez fue un combate verbal, de modo que cuando la morena levanta el arma tengo que dar un paso hacia atrás, recomponiéndome. La sigo hasta la banca en silencio a pesar de que no me siento y en su lugar tomo la toalla que me lanza y la paso por mi frente, sin quitarle un ojo de encima. — Sin ánimos de ofender, sigo prefiriendo la varita. Es más ligera, resulta como una extensión de los dedos y para mi gusto es más fácil de manejar. No tiene nada que ver el equilibrio de su madera con la de esta. — elevo un poco el arma para después depositarla en el suelo con cuidado. — Por no mencionar que la siento mucho más fiel a mí que un arma inerte, ¿no cree? — por mucho más sencillo que sea trasladarse, ¿quién es un mago sin su varita? Nada.

Claro que esto no era solo una sesión cualquiera, me huelo sus intenciones mucho antes de que abra la boca para declarar el objetivo principal de esta reunión y, no lo voy a negar, me sorprende que siquiera busque mi opinión. En especial porque no estoy tan segura de que no vaya a ser yo la reemplazada. — ¿Todo esto es por lo que pasó en el nueve? — inquiero en un principio, a pesar de que no está en mi posición el exigir nada, quizá por eso me corrijo. — Lo lamento, no es que quiera excusar nada, ni a mí ni a mis compañeros, pero… se siente algo incorrecto el hablar sobre ellos cuando bien podrían echarlos. — a mí también, por supuesto, que yo también formé parte del escuadrón que enviaron y no es que terminara muy bien parada.
Alecto L. Lancaster
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Honor to us all - Alecto IqWaPzg
Invitado
Invitado
Sonrío mientras habla aún concentrándome en quitar toda la transpiración pues muchos en el escuadrón piensan de esa forma, incluso fuera y en las esferas superiores - Pues ¿cómo ha ido con la varita hasta ahora? - pregunto con una ceja en alto, de verdad no esperaba otra respuesta - Quiero creer que todos, si llegaron a dónde están, es porque saben usar hechizos de defensa y de ataque - agrego más como una profesora a punto de dar un nuevo tema más que la jefa de un ejército - Ésto no es para que cambies la varita por la espada, es para que comprendas qué clase de ataques pueden venir a tí y así encontrar la mejor forma de esquivarlos - ya luego nos ocuparemos de las armas de fuego, lo que es más sencillo pues el manejo es similar al de la magia no verbal - O podemos seguir practicando los mismos hechizos una y otra vez... ¿O acaso van a inventar nuevos? - pregunto sarcásticamente - Yo ofrezco opciones, está en ustedes tomarlas - o ser despedidos.

Meto mi mano libre en el bolsillo del pantalón y comienzo a caminar por los pasillos de la academia. Es un sitio que ha cambiado de ideales pero que sigue con el mismo propósito desde hace años, así que lo siento como el único lugar que realmente no ha cambiado en todo Neopanem - Por lo que pasó en el nueve, por lo que pasó en las minas, en el ministerio, por los escuadrones desaparecidos... ¿Debo seguir? - que los errores de los aurores vienen desde hace tiempo. Sé que es el departamento más atacado porque es cuyos errores se notan más, pero ya no tenemos tiempo para seguir siendo imperfectos - No voy a despedir a alguien porque tú lo digas de esa forma, pero sí podría reconsiderar a personas que hasta ahora creo que no tienen propósito - respondo con tono serio para dejarla tranquila, su opinión no vale tanto, al igual que Percy... Son solo otros puntos de vista - Sí necesitaré tu ayuda para ver quiénes son los mejores de aquí - agrego señalando las paredes de forma simbólica, Alecto es quién hará las audiciones.
Anonymous
Alecto L. Lancaster
Personal de Defensa
Me trago la mueca que se presenta en mis labios haciendo presión con los mismos hacia dentro, pues no considero que nos haya ido especialmente bien. Digamos que la fama que se está llevando el departamento de seguridad está bien secundado por nuestros propios errores, esos que el ministro parece estar teniendo un mal trago en aceptar, porque desde aquí las cosas apenas se han modificado. Así que no puedo hacer más que callar la boca si por fin alguien se decide a hacer algo al respecto. — Supongo que tiene sentido. — murmuro, quizá un poco a regañadientes de verme despojada de mi varita si la situación lo amerita. — Ellos también tienen magos en sus filas, ahora más si contamos con los que se les hayan unido del nueve. No soy partidaria del cambio, pero si hay que sacrificar ciertas horas para entrenar como lo haría un muggle y estar mejor preparados, creo que todos podemos aceptar. — me encojo de hombros, no queriendo hablar por mis compañeros, pero sí como observación general. Que aquí si cae uno caemos todos.

Esos errores que antes mencionaba son los que no se tarda Wu en señalar, enumerándolos como si me hiciera falta el recuerdo de todas las veces que le hemos fallado al país hasta convertirnos en el hazmerreír de la nación. Me llevo la toalla al hombro mientras la sigo por los pasillos de la Academia, puedo hacer un poco de memoria e imaginarme a mí misma no hace tanto tiempo recorriendo estas mismas paredes en mis días de formación. — No tengo problema en señalar quiénes podrían hacer un mejor esfuerzo, no soy conocida por ser precisamente afable y sí es verdad que muchos creen estar sobre terreno seguro solo por llevar tiempo en el escuadrón. — me encojo de hombros. Nunca fui la llama de la sociabilidad y prefiero centrarme en mi trabajo antes que en el de otros, pero si alguien va a pedirme opinión, tampoco tengo problema en ofrecerla. — ¿Y de quién es que tiene dudas con respecto a su trabajo? — pregunto, quizás algo más curiosa de lo que me gustaría aceptar.
Alecto L. Lancaster
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Invitado
Invitado
Asiento pues eso es cierto, pero sigo con lo mismo... Llevamos los últimos casi veinte años usando la magia, haciéndonos expertos con ella, así que no hay forma que un ataque proveniente de una varita vaya a sorprendernos. Y en todo caso, se supone que estamos mejores preparados en ese ámbito pues los salvajes ni siquiera han tenido una educación como corresponde para perfeccionarse - ¿Has leído el informe final? - pregunto con una ceja en alto - Porque en ninguno de los dos cadáveres que recibimos leí "Causa de muerte: avada kedavra" - remarco volviendo mis ojos al frente. Tanto Jack como Rose fueron asesinados por armas muggles, la sangre se escapó de sus cuerpos y no fue por un sectumsempra. Estadísticamente tuvimos un 100% de bajas por causas muggles, así que tomaré ese dato para lo que viene.

Sonrío pues es cierto lo que dice, peor también comprendo que la parte legal nos impide simplemente despedir a aquellos que llevan más tiempo que yo aquí... Esos que creen que el puesto debería haber sido suyo y no para alguien que pasó más tiempo en seguridad privada que trabajando en equipo en un escuadrón - Tendríamos que pagarles muchísimo dinero de despedirlos, en ese sentido tienen un punto - y si hay algo que no hay estos días es dinero. No dinero para nosotros, no para salud... pero sí para un coliseo. Bueno, cada quien gasta las cosas como quiere.

-King, Rowling y Collins - digo con voz firme. Ya hice mi intento de deshacerme de ellos y... bueno, ni siquiera sirvieron de carnada para ver con qué nos enfrentamos en los límites del nueve - Hoy buscaremos a tres chicos para poder reemplazarlos, eso ya es seguro.
Anonymous
Alecto L. Lancaster
Personal de Defensa
No, no he leído el informe final, la verdad es que he preferido no hacerlo, porque puedo hacerme una idea sin la necesidad de que un papel me lo confirme. Respondo con una mueca silenciosa, prefiriendo poner evidencia otro problema con el que cargamos. — Me preocupa más el hecho de tener traidores en nuestras filas. Sé que Weynart no pertenece al escuadrón de aurores, pero es patético que nuestros propios miembros de seguridad se pasen al lado de los fugitivos como si esto fuera un juego del colegio. — bufo. Me siento especialmente molesta por ese detalle, pues tuve a Colin bastante cerca durante el enfrentamiento y, aunque no lo vi con mis propios ojos porque para entonces yo ya había caído, me ha sido imposible ignorar los rumores y comentarios al respecto en los vestuarios o por los mismos pasillos.

Ruedo los ojos sin ocultarlo demasiado, alzando también las cejas en el proceso en lo que dejo clara cuál es mi postura al respecto. — Supongo que las indemnizaciones a las familias de los caídos también están siendo tramitadas como para desperdiciar más dinero en despidos, ¿no? — si no es por ese motivo, no le veo mucha lógica. No sé hasta qué punto podemos sacrificar un par de galeones por tener a personas que ni siquiera hacen el trabajo como se debe y tan solo se aprovechan del sueldo por antigüedad. Tampoco sé por qué me sorprende en una sociedad que cada poco está más corrompida.

Intento hacer recuerdo de mis compañeros, con dos de ellos he coincidido alguna vez y hasta hemos entrenado juntos en los años de formación, el otro no me dice nada en lo absoluto. — ¿Y a quién tiene en mente para eso? Si busca entre los recién salidos de la academia seguro encuentra nuevo talento, pero también pueden resultar torpes en plena actuación por la poca experiencia. — vamos, aun recuerdo mis primeros días bajo dirección de otro auror porque ni siquiera nos dejan armar turno solos por si acaso la cagamos.
Alecto L. Lancaster
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