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  • The Mighty Fall
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    OTOÑO de 247421 de Septiembre — 20 de Diciembre


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    Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

    Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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    Invitado
    Invitado
    Recuerdo del primer mensaje :

    Saco una captura con mi teléfono para enviarle la fotografía de la sonrisa de Ophelia al grupo que tenemos todos los Meyer para los mensajes más urgentes, como que la cena está lista o alguien dejó su taza sucia en el lavabo de la cocina. «¡¿VEN?! ¡Les digo que se ríe!», les escribo. Papá es el primero en responder con una cara de sorpresa que es una réplica idéntica a su cara, pero hecho caricatura. Uso la misma fotografía para subirla a Wizzardface como una instantánea que se eliminará en una hora, por las dudas, tengo bloqueada a Patricia Lollis, lo último que me falta es que vaya a contarle a mi jefe que subo fotos de su perra. «Ophelia en la gran ciudad», es la tontería que escribo para explicar que está sentada en el césped de una plaza, con un fondo de edificios detrás.

    Juraré sobre mi vida que la plaza quedaba de camino al veterinario, el que se supone que es nuestro destino final, porque tiene que ponerse al día con sus vacunas y este es el tipo de trabajos sucios que me acostumbré a hacer en el departamento de Justicia, así como llevar una bolsa de harina dentro de un cangurito que me coloco en el pecho para ir practicando cuando nazca la bebé. ¡Sí, la bebé! No mía, claro. Pero si lo hago es porque sé que esto es lo que me asegura mi permanencia dentro de una oficina que de ratos se torna asfixiante, por eso necesito darme estas escapadas con Ophelia, es el momento que tengo para echar mi cabeza hacia atrás y cerrar los ojos por diez contados segundos, imaginando que estoy en otro lugar.

    Cuando los vuelvo a abrir no encuentro a la perra, ¡ah, demonios! Salto de la banca de madera para echar un vistazo a mi alrededor, a los otros perros que corren todo lo largo de la extensión de verde que hay como un campo despejado, detrás de mi asiento comienza la arboleda. Veo al montón de pelos blancos destacar entre el montón, persiguiendo con especial interés a uno, creo que es un border collie que atrapa todas las veces que se le lanza la pelota de tenis. Me fijo en la chica que recibe la pelota para repetir el proceso, su cabello es tan blanco como el de la misma Ophelia. Pocas personas tienen ese tono albino, puedo fingir que no la conozco, pero sé quién es Synnove Lackberg. Y también sé quién es su perro.

    Para confirmarlo, me fijo en cómo Ophelia lo acecha, recibiendo una absoluta indiferencia por parte del perro, ¿qué clase de perro osaría despreciar un saludo de olida de rabos con una señorita tan elegante como mi Ophelia? ¡Por favor! ¡Ese no es un perro! La pelota de tenis cruza el aire en un arco tan pronunciado que no acaba demasiado lejos de mi banca y aprovecho que Synnove avanza con la lectura de su novela en tanto deja que el border collie se lance en su búsqueda, para adueñarme de la pelota y lanzarlo hacía los árboles que se amontonan tanto que tengo que agachar mi cabeza para pasar debajo de una rama, esperando que el perro me siga. Tiro de su oreja peluda apenas lo hace. —¡¿Qué carajos haces en el Capitolio, perro tonto?!
    Anonymous
    Invitado
    Invitado
    Nadie puede prometerme que mi hermana se mantendrá lejos de los problemas, si ella tiene un talento natural y heredado de encontrarlos por su cuenta, así que me limito a un suspiro que da por concluido ese tema. Me interesa más saber qué se te trae entre manos si necesita de alguien ejerciendo como abogado en el ministerio, por si lo que quiere es una consulta respecto a las leyes, apuesto a que Synnove podrá contestársela, ¿no estudia lo mismo? Se me arquea una ceja de un modo muy pronunciado por si inesperado discurso político, supongo que tan sorpresivo como lo fue mi romanticismo puro sobre lo que mi familia significa para mí, y lo suyo suena tan decisivo que por un momento tengo miedo de que se escuchado por fuera de los árboles. Giro mi rostro sobre mi hombro para comprobar que no hay ningún oído cerca y de que Ophelia no irá a contarle nada a su dueño. ¡Joder! ¡Si la perra hablara nos matarían mañana mismo! —Vamos a calmarnos, no hace falta que digas tu nombre completo…— pido en un susurro que llega tarde, —nos estamos emocionando un poco con esto— carraspeo para aclararme la garganta.

    Porque, en serio, ¿estamos planeando esto en medio de un parque del Capitolio? Somos un par de idiotas atolondrados los dos. Y lo que me propone hace que reafirme que estamos en el lugar más inadecuado del mundo, si hay alguno, sería el mismo ministerio. Tengo que respirar muy hondo y me contengo de tapar las orejas de Ophelia con mis manos. Limpio mis palmas entre sí por las ramitas que se clavaron en mi carne y la mugre que fue quedando, a la tercera inspiración de aire puedo contestarle. —El ministerio es tu enemigo, todo lo que está mal sale de ahí— concuerdo, —pero en el ministerio hay personas y chicos como nosotros—, creo conveniente apuntar. —Los ayudaré desde ahí si lo necesitan—, acepto, —pero no considero enemigas a todas las personas que están ahí—. Algunas sólo… es el trabajo que hacen, nada en lo que estén metidos con fe ciega, quizás si se les da otra alternativa la sigan, si bien no me arriesgaría a ofrecérsela a nadie en medio de un café. A Patricia Lollis sí que no me importaría que se la llevaran si hay que tomar por asalto el ministerio, pero tengo mis reparos todavía. Precisamente, estar dentro del ministerio te hace ver muchas cosas, muchas personas, más allá del monstruo gigante que siempre fue para nosotros haciendo sombra sobre el norte. —Ken, me pone un poco incómodo hablar de todo esto contigo aquí, ¿crees que a Synnove le importará si un día voy a visitarlos? ¿Podremos hablar ahí? Si me dices que Ivar lo sabe…— propongo, que tengo ramitas hasta pinchándome las nalgas, que la tela del traje es muy fina.
    Anonymous
    Kendrick O. Black
    Fugitivo
    Hay una lógica que ya he debatido con Synnove y es que no comprendo muy bien a las personas que creen que trabajando en el ministerio están haciendo algún bien a la sociedad, cuando está claro las ideas en las cuales trabajan en ese lugar. También admito que ellos fueron criados en esta burbuja, tal y como a mí me han enseñado que las leyes de NeoPanem son injustas y que existe otra manera de vivir — Pero de allí salen todas las ideas — insisto — Con buenas o malas intenciones, el ministerio tiene tanta importancia como la tiene la isla ministerial. Si estamos por delante de ellos aunque sea solo en ese aspecto, tal vez podamos ganarles. Aún no sé qué es lo que opina el resto, no he hablado con ellos desde… — que me fui, básicamente. No hace falta decirlo, mi expresión incómoda lo deja bien en claro — Tendré que ir con ellos, tarde o temprano.

    Retomo lo infantil que puedo ser cuando tengo que evitar reírme de sus dudas, porque estoy seguro de que a Synnove le gustará bastante el verlo en su casa — oh, ella no tendrá problema, eso puedes darlo por asegurado — se me va la expresión traviesa, pero también me percato del pequeño detalle de que ella está a unos pocos metros y busco verla desde donde nos encontramos, fallando en mi tarea. ¿Ya estará buscándome por el parque? — Deberás arreglarlo con ella, para evitar una reunión en algún horario inadecuado. Podríamos encontrar el modo de traer a Mimi con nosotros y así tener una juntada más… seria. ¿Crees que Kyle, Lea y Delilah quieran participar? — ya, ya, me estoy yendo por las ramas, pero la idea de tener un team power dispuesto a hacer algo es más motivante de lo que pensé.

    Me obligo a concentrarme en el aquí y ahora, algo que se me facilita por suerte cuando Ophelia me trae a la realidad dándome un lenguetazo en la mano — Entonces… ¿Tenemos un trato? — como si hiciera falta, le tiendo la mano para sellarlo, aunque mi sonrisa le quita toda formalidad — Valdrá la pena, David. Y, algún día, alguien dirá que nosotros dos hablamos sobre la libertad de NeoPanem bajo este mismo árbol. Haremos cosas grandes — porque si nos quedamos pequeños, será el mundo el que nos lleve por delante a nosotros. Valdrá la pena el riesgo.
    Kendrick O. Black
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    Over the castle on the hill · Ken - Página 2 2PHIgQq
    https://www.themightyfall.net/t8223-black-kendrick-orion
    Invitado
    Invitado
    Primero escuchemos las opiniones del resto— lo secundo, porque me parece que es la manera de empezar con lo que sea que estamos emprendiendo, hasta donde tengo entendido somos pocos los involucrados por el momento y me lo hace saber cuándo tira otros nombres al azar, tengo que reprimir la risa de que quiera incluir a Lea y claro que también a Delilah, si no hago ningún comentario inapropiado es porque me lo tomo tal como debe ser y son las chicas que también me gustaría hacer parte. Kyle lo tengo de vista y sí, me agrada que haya nombres en los que pueda pensar para ir contando más personas. Yo sé que hubiera contado con Locki para esto de haber sido otra su suerte, así que no digo nada, no ofrezco a nadie. Me queda ordenar los detalles con su actual dueña, a quien trato de ubicar en el paisaje cuando espío entre los troncos de los árboles. — Creo que nos conviene ir con Synnove y contigo a la frontera de alguno de los distritos que choca con el norte, ahí vernos con el resto. Yo puedo ir a hablar con Mimi— propongo y ahora sí que le muestro una sonrisa, —y veamos si tengo una segunda oportunidad de hacerlo bien, de paso— bromeo.

    Sujeto a la perra de su correa al ponerme de pie y sacudirme las hojas pegadas a la tela del pantalón. Detengo mis manos para reírme en su cara. —¿Y cómo demonios sabrían eso? Agarrarían el árbol que sea, nunca podrían precisar cuál fue en verdad— contesto, que si lo miramos desde otra perspectiva no tan heroica, este chico no ha hecho más que proponerme tratos indecorosos entre los árboles y se nos está pasando el tiempo que teníamos para escondernos sin que nadie note nuestra ausencia. —Deberías transformarte en perro y mostrarte a tu dueña que debe estar preocupada— se lo indico, y no la veo enloquecida llamándolo por su nombre en medio del parque, pero los aurores rondando es parte del escenario. —Yo te seguiré detrás con tu pelotita así puedo hablar con ella— especifico, y tengo que respirar hondo para lanzarme a tal misión, que por un momento temo que Synnove sea de las que se lanzan a olerle a uno por la emoción, espero que no que para eso ya tenemos a Ophelia acosando a Ken.
    Anonymous
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