The Mighty Fall
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
PRIMAVERA de 247521 de Marzo — 20 de Junio
Registro de Recompensa
Laurence B. Dickens
It's a matter of blood [0.4]
Laurence B. Dickens
The Langdons [0.2]
Phoenix D. Langdon
Cierre de Temas
The Mighty Fall
Registro General
The Mighty Fall
Little bróðir — 0.1
Syver A. Nygaard
Band of Blood [2.4]
Phoenix D. Langdon
Family with no name — 0-4
Birdie É. Barlowe


ÚLTIMOS
TEMAS
Muggles & Squibs
5000 G
Extranjeros
4000 G
Miembros de Defensa
5000 G
Estudiantes
4000 G
Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

¿Qué ficha moverás?
VISÍTANOS EN TUMBLRREVISA NUESTRAS BÚSQUEDAS Y NUESTRAS PROMOCIONES
31.03¡Estamos de regreso!, no olviden revisar sus MP y pasar por el boletín oficial para ponerse al día con los sucesos de Neopanem.
31.03¡Hay nuevas habilidades disponibles! Podrán leer más sobre ellas aquí.
31.03Estudiantes, ¡los estamos buscando! Pasen a revisar nuestra nueva búsqueda Aquí.
07.11¿Quieren crearse un nuevo personaje? Aquí pueden encontrar las búsquedas de nuestros usuarios.
07.10¡Felices 11 años en línea! Gracias por todos estos años compartidos.
NOTICIAS
IMPORTANTES

Invitado
Invitado
Recuerdo del primer mensaje :

Tengo algo que decirte— le suelto a Mohini desde mi posición cómoda en el sillón en la que me encuentro rodeada de cojines que no son los suficientes, porque me ha traído dos más para colocarlos detrás de mi espalda. Paso mis dedos por el tapiz del sillón en una caricia de nostalgia, es el mismo que trepaba de niña con mi perro imaginario persiguiéndome, lo manché muchas veces con mis dedos sucios de dulce o de grasa del taller. Pese a haberle dicho que debería mudarse con nosotros al distrito cuatro, en momentos como este es que me agrada que conservemos algo que todavía tiene marcas de mi infancia en cada rincón. No se trata sólo de los muebles que recorro con mis ojos, sino del recorte de cielo que se ve desde la ventana de la sala, se ve igual desde aquí tal como se veía cuando tenía nueve años, a pesar de que todo esté cambiando allá fuera una vez más. Trato, pero fracaso, en no pensar en mi padre y cómo el mundo está cambiando en maneras en que todo aquello que predecía se cumple de formas extrañas.

Lo que sucedió hace unos días en el estadio no es algo de lo que quiera hablar y mi paso por el hospital fue tan breve que no hizo falta una nueva reunión familiar, no creo tampoco que los ánimos hubieran estado para ello. La imagen de Hermann Powell hablándole a todo Neopanem, poniendo a todos esos aurores como carnada viva para presionar a un cretino como Magnar Aminoff, que demostró al colocar un dementor en su primera reunión de ministros lo poco que le pesaba la vida de estos en una balanza, esa imagen es de un impacto demasiado fuerte para sus hijos en primer lugar y después para todos los que estamos indirectamente relacionados a él. No pude preguntarle aún a mi madre, y esperaré, para saber cómo se sintió al reconocerlo. Puede que tenga que aclararle un par de cosas, aunque no me gusta meterme en la intimidad de los conflictos familiares ajenos, que cada quien tiene los suyos. Salvo mi contacto con los rebeldes que casi me supuso una condena, como familia no tenemos de esos líos.

Me muevo en el sillón, echado algunos cojines al suelo, al rebuscar en el bolsillo de la chaqueta que me puse sobre el vestido que como prenda hace más sencilla la tarea de tener que ponerme. Saco el sobre blanco doblado en dos y espero que el interior no se haya estropeado. Uso mis manos para alisarlo lo mejor que puedo, escondo mi rostro de Mohini para que no vea el inicio de una sonrisa, y así cuando alzo mis ojos hacia ella, se encuentra con una expresión severa, casi que indica gravedad. —Hay algo escrito aquí que me gustaría compartir contigo— digo, modulando cada palabra con mis labios. No creo que pueda llegar al final de esto sin romperme a reír, porque por loco que sea todo esto, por más que cada día se sumen más motivos para decir que se puede estar peor que ayer, que no sé si es bueno tener esperanza, me vale una única razón entre todas para sentirme bien y algo así como feliz, sí, en este mundo que se rompe y se reconstruye cada día.
Anonymous
Invitado
Invitado
¿Lo eran? ¿Todas ellas? Pienso en mi padre que decía que somos la justificación de nuestros antepasados, la prueba real de su existencia, para que nunca olvidara que pese a ser bruja, hubo muggles que anduvieron el camino que me trajo hasta aquí y que si las familias son árboles, el mundo es una selva en que todos los árboles se cruzan con sus ramas, que los magos así como los muggles y otras criaturas tenemos la sangre mezclada por esos encuentros y desencuentros, no hay genealogías enteramente puras. Sólo descendientes que olvidan, que pierden fragmentos de una memoria que heredan al nacer y se disuelve en esa sangre que para este mundo en el que vivimos nos ordena en categorías. Pero si la sangre no fuera lo importante, si lo que importara fuera algo así como la fuerza que ha sido parte de la esencia de las mujeres de mi familia que estuvieron antes de mi madre, de mí y de mi hija, un pensamiento se impone de pronto en mi mente.  —¿Crees que podríamos hacer a Meerah una miembro honoraria de esta línea de mujeres? Ella fue quien me hizo parte honoraria de su familia, me gustaría hacerla parte de esta…— murmuro. También podría serlo Phoebe, eso me lleva a pensar inmediatamente en Rose. Pero es a una chica de trece años que tiene tanta determinación en su menudo cuerpo, ambición real en su espíritu y que ha pasado por la ausencia de un padre primero, de una madre después, es un juego caprichoso del destino de dar y quitar, lo que me hace querer hacerla parte.

A menos que luego, con su hermana a quien creo que también marcamos cierto destino al elegirle Victorie como nombre, decidan que no hubo nada antes, ni nada después que las defina. Si tan sólo se miran entre ellas, encuentran fuerzas en estar juntas, como para enfrentarse a las adversidades ineludibles del mismo vivir y los castigos que no le corresponden por el apellido que les toca llevar, me daré por satisfecha. No insisto en pedirle a Mohini que cuide de ellas, el ruego queda tácito entre nosotras, sé lo que hará aunque se niegue a aceptar que pueda ser así, y es que no sé si estaremos con Hans para verlas convertirse en las mujeres que pueden llegar a ser, si no serán ellas la justificación que quede de que alguna vez existimos. Siento que las lágrimas vuelven a agolparse en mis ojos en una advertencia de mi marcada sensibilidad, que para detenerlas me obligo a callar el miedo que se hunde con todo su filo en mi pecho, de perder a Hans y todo lo que podríamos tener, si la aparición repentina de su padre echando amenazas a Magnar Aminoff los vuelve a él y a Phoebe un nuevo espectáculo de escarmiento público.

Me aterrorizara, como sabía que pasaría, razón por la que me había negado a todo esto, perder no sólo a mi madre que es el pilar firme que me sostiene, sino también a las personas que se han vuelto importantes para mí y necesarias en mi vida. Porque sé lo que es tener algo que amas con toda tu vida, amar a alguien con tal admiración que se vuelve un dios entre los hombres, que sus palabras marcan una ruta y si era saltar al abismo, lo hubiera saltado. Me salvó la mano firme de mi madre aferrándome. Sé lo que es perder algo así. Sé el miedo que viene después a amar algo de la misma manera, a la rabia ciega que lleva a tomar elecciones erradas, porque no queremos las correctas. Porque todo a nuestro alrededor se ha destruido, que sólo falta destruirnos a nosotros mismos. Sufrí lo que es perder algo así como para que se presente, inoportuna y maldita, la esperanza de recuperarlo. —¿Y si es posible?— pregunto con mi voz quebrada, siento las lágrimas ardientes cayendo por mi rostro. —¿Y si es posible que esté en algún lugar? ¿Dónde está, Mo?— sigo dándole la espalda y me giro lentamente hacia ella, a su figura sentada en el sillón, en esta misma sala de la cual mi padre fue parte de la imagen alguna vez, y se fue desvaneciendo. Se desvaneció dejando sola a mi madre, firme en esta casa, inamovible al paso del tiempo, sosteniendo su dolor y el mío con sus manos. Las mías tiemblan hasta posarse encima de mi vientre, ese que Mohini ha besado con la emoción de conocer a su nieta, y puedo sentir en carne el rechazo de mi padre a esta bebe, que es hija del hombre que ha firmado las leyes que niegan todo lo que trató de inculcar en mí. Hice mi elección, aunque eso suponga destruir el pedestal de lo único en lo que alguna vez tuve fe. No quiero saber a dónde debo correr para encontrar a ese padre que murió para mí hace quince años, lo que hago es ir hacia Mo que estuvo conmigo todo este tiempo, abrazarme a ella. —No puede ser cierto que esté vivo, son mentiras. Tratan de engañarnos— me digo a mí misma para convencerme. —Él está muerto, lloramos su muerte— y lo hago por una segunda vez, si es lo que necesito para dejarlo ir. Sostengo el rostro de Mo con mis manos para besar sus mejillas, su frente, como lo hacía tan torpemente de niña. —Pero estoy aquí para ti, y tú estás aquí para mí, para cuidar lo que tenemos—, porque me niego a perder esto.
Anonymous
Mohini R. Khan
Pues claro. — respondo con simpleza, pues no hay mucho más que pueda decir cuando la mirada de mi hija se me presenta sincera por ese sentimiento de inclusión a esta familia, que una vez se apareció como pequeña en contraste con la imagen que empieza a hacerse completa con los nuevos integrantes, en primer lugar por aquel que lleva en su vientre. Meerah siempre ha tenido un espacio en mi corazón, no pretendo moverla de ahí en ningún tiempo cercano, pero si Lara prefiere hacerlo honorario para darle la seguridad de su protección, que así sea. — ¿Sabes? Por mucho tiempo pensé que nuestra familia terminaría contigo, nunca te vi interesada en ser madre y aunque entendía las razones por ello, me daba mucha tristeza. — confieso, a pesar de que no es secreto que siempre he querido que la familia se extienda, uno o un par de nietos que correteen por mi casa siempre ha estado en mi imagen de futuro. Para la suerte de Mohini hace unos años, ahora cada vez está más cercano de hacerse real. — No tienes idea de lo mucho que me alegra que eso haya cambiado, incluso cuando no lo andabas buscando. Sí pienso que vas a ser una madre maravillosa, Lara, aunque tú no lo creas, y por eso es que creo que tienes derecho a verla crecer, a darte dolores de cabeza y muchas alegrías también. — la sonrisa se me muestra cálida y sensible, esa que me indica que podría ponerme en este mismo instante a llorar, que si no lo hago es por lo que viene a continuación.

Necesito ser la mujer fuerte que siempre he sido para mi hija, cuando ella se desmorona por lo que a mí también me gustaría hacerlo, pero es mi lugar como madre el recordarle que las tormentas, por largas y estruendosas que sean, siempre ceden. No obstante, en este momento, me obligo a apartar la mirada cuando siento una lágrima traicionera recorrer mi mejilla, la cual sacudo de un manotazo para girarme hacia ella con toda la firmeza que soy capaz de sacar. — Si eso es posible… desconozco dónde podría estar. — afirmo, más el tono dudoso de mi voz declara que mis palabras son en parte mentira, porque si hay algo que pude descifrar en el mensaje de Jefferson es que no se encuentra en un lugar idóneo, lo que me llevó a pensar inmediatamente en las afueras poco piadosas del norte. Me odio a mí misma por pensar de esta manera, por hablar de él en presente como si mis recuerdos y la imagen que tengo de mi marido no se vieran difusos entre ellos por no saber como colocar estos acontecimiento de forma que tengan algún sentido. No quiero ponerle esas mismas ideas descabelladas a mi hija, alimentar su delicado estado de embarazada como si no fueran a incordiarle en sus sueños. Lo que menos necesita ahora es andar persiguiendo ecos, que además de absurdos, se conciben como insonoros. Y no hay nada más peligroso que un fantasma que habla sin tener voz.

Al menos, puedo soltar el aire que se acumula en mi pecho y liberar mi espalda de la tensión cuando se acerca para abrazarme, apenas tardando unos segundos en arroparla entre mis brazos. — Son mentiras. — no sé si lo digo con la misma seguridad que ella, pero es mi intención, asegurándolo solo con el beso que doy en su frente en imitación a su gesto. Acaricio el pelo de su cabeza con la tranquilidad que espero el ritmo de mi corazón aprenda cuando la acerco hacia mi pecho, sintiéndola pequeña entre mis brazos a pesar de ser yo la de menor tamaño. — Tendrás una hija preciosa, que te tendrá a ti para cuidarla, como tú me tienes a mí todos los días de tu vida, además de una familia para velar por ella, de eso no tengas duda. — no hay una pizca de duda en mi voz en esta ocasión, lo digo tan firme como lo creo posible. Porque puede que los Powell no sean perfectos, pero nosotras tampoco lo somos, y a veces eso es lo único que se necesita para que las cosas funcionen, mezclar las piezas rotas con el fin de crear algo único y extraordinario, que sirva para darle un nuevo significado a esto que estamos construyendo.
Mohini R. Khan
Icono :
All the promises'll be broken · Mohini - Página 2 IqWaPzg
Invitado
Invitado
Mo…— suspiro, su absoluta resignación que envejeceríamos juntas para que una vida se desvaneciera detrás de la otra, poniendo por mi parte cuál sería el fin mismo de mi familia, porque por años me creí con la voluntad y la potestad para decir cuándo las cosas debían acabar, y que en la mayoría de las veces los finales a tiempo son necesarios, para salvarnos de lo impreciso y que se arrastra en agonía. ¿Para qué tener un hijo en este mundo que me enojaba tanto? ¿Por qué haría tal estupidez? Si no había mañana en que no me levantara y maldijera sobre un par de cabezas, y la ironía de que un mensaje por las mañanas de un tal «El Idiota» me bastaba para arruinarme el humor del día, cuando es el mismo hombre con el que me despierto en estas mañanas. Y así es como todo puede girar para demostrar que los no y los nunca se voltean como una moneda arrojada al aire, en un acto de puro azar caen y enseñan otra cara, para que todo aquello a lo que nos negábamos, se convirtiera en algo que no sabíamos que podíamos querer tanto. —Cambió— repito con ella, porque no es algo que hubiera estado callado y a la espera de descubrirse en mi carácter, hace cinco años, hace diez años, no estaba hecha para ser madre y mucho menos para amar a otras personas de la manera en que lo hago ahora. Cambió incluso la manera en que amo a mi madre. —Y todo seguirá cambiando. Son mis miedos los que hablan, Mo. Mi miedo a todo lo que podría ser…—. Ella lo sabe mejor que nadie, tendrá que lidiar con esto hasta lo último, porque si todo se derrumba —una vez más— será a esta casa, a este sillón, a esta alfombra y a sus brazos a donde vendré a llorar.

Necesito de una fuerza distinta a la que invoco de vez en cuando para que en todo esto que es impreciso, en que caminamos a oscuras tanteando en imprevistos que surgen de la nada y golpean a nuestra puerta, todos esos viejos fantasmas que creímos exiliados de nuestras vidas llegan para ponernos a prueba. Debe ser eso, sólo una prueba. Tengo mi respuesta, la encuentra en mí misma si me hago las preguntas adecuadas. No correré a ojos ciegos hacia lo que creo que es el destello imposible de algo que deseo, de algo que deseo demasiado. Freno ese impulso, me abrazo para contenerme, con tal fuerza que mi vientre queda atrapado y me recuerda que por un par de meses ligué la suerte de una niña a la mía. Si a la larga los impulsos ganarán, si mi carácter seguirá siendo puesto a prueba hasta que claudique, tengo en ella la razón más clara y real que me acompaña a cada minuto para recordarme todo lo que tengo por cuidar. Me veo por primera vez en reflejo a mi madre, la busco a ella en su calor. No porque crea que hay un atisbo de parecido reciente, estoy a años luz de forjar un carácter similar, ese que la sostiene con los pies en la tierra y firme a los vientos inclementes, cuando yo tengo pies inquietos que todavía se echan a volar entre las nubes tormentosas. Me sostengo a ella para no echar a correr, precisamente. Para recordarme qué es lo necesario para que un hogar se mantenga erguido, por más rota que esté una familia, se trata siempre de alguien quedándose, de la elección firme de quedarse y amar, abrazarse a eso que se está sacudiendo por los vientos o que se está resquebrajando, y poder amarlo, como ella lo hizo conmigo.
Anonymous
Contenido patrocinado
No puedes responder a temas en este foro.