VERANO de 247521 de Junio — 20 de Septiembre
Registro General
Erik Haywood
Cierre de Temas
S. Calliope Aminoff
It's a matter of blood [0.4]
Laurence B. Dickens
The Langdons [0.2]
Phoenix D. Langdon
Band of Blood [2.4]
Phoenix D. Langdon
Family with no name — 0-4
Birdie É. Barlowe
Little bróðir — 0.1
Syver A. Nygaard
Williams, Ezra Avery
The Mighty Fall
Gallagher, Cillian Brennan
The Mighty Fall
ÚLTIMOS
TEMAS
TEMAS
Muggles & Squibs
5000 G
5000 G
Extranjeros
4000 G
4000 G
Miembros de Defensa
5000 G
5000 G
Estudiantes
4000 G
4000 G
Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
01.09¿Quieren crearse un nuevo personaje? Aquí pueden encontrar las búsquedas de nuestros usuarios.
31.03No olviden revisar sus MP y pasar por el boletín oficial para ponerse al día con los sucesos de Neopanem.
31.03¡Hay nuevas habilidades disponibles! Podrán leer más sobre ellas aquí.
31.03Estudiantes, ¡los estamos buscando! Pasen a revisar nuestra nueva búsqueda Aquí.
Un rato antes de the wild youth
De todas las cosas en las que podría gastar dinero ajeno, ¿qué mejor que un par de flores? No las compro para mí, mis obsequios de amor propio suelen ser de otro tipo, regalos más prácticos como los que puedo armar en el taller. Nada que se marchite al cabo de unos días. Si me salgo de mi camino para desviarme hacia el puesto de las flores, es porque el rostro joven de la chica que está a cargo me lleva hacia ahí. Me falta la excusa de decir que me recuerda a mí a esa edad, no creo que alguna vez me haya visto así. Este puesto es literalmente la flor en el pantano de este mercado ilegal, y de las cosas que podría estar ofreciendo, los galeones que pueda darle son la recompensa por su elección. Se puede ser generosa cuando hay dinero incómodo en los bolsillos.
Doblo las rodillas para acuclillarme y poder ver de cerca las coronas de pétalos de cada flor dentro de la caja, reconozco algunas de haberlas visto crecer en los bordes de los caminos. Sonrío al rozar algunas margaritas con mi mano derecha y entonces noto el brillo opaco del anillo en mi dedo anular, donde lo llevo para poder tenerlo presente. Lo pongo en ese dedo por reflejo a la acción que vi muchas veces en mi madre, que cuando está nerviosa se saca y se coloca la sortija de matrimonio que la unía a mi padre, que todavía conserva un tono dorado, diferente a este tan gastado. Tal vez no tuvieron un destino tan distinto, al final todas las historias de promesas se rompen y no mentía cuando le decía a Ken que solo quedan estos anillos para guardar las memorias de todos esos amantes que acabaron mal.
Elijo entre las flores las que creo que podrían gustarle a mi padre, en el fondo era un romántico, y sé con pleno convencimiento, de que él tampoco habría pasado de largo al lado de una chica con una caja de flores sin comprar algo. Extraigo un ramo púrpura y toqueteo los pétalos con las yemas de mis dedos. —¿Sólo vendes las flores?— pregunto, y a pesar de mis pensamientos pesimistas al respecto, no desestimo su negocio. —¿No escribes tarjetas? ¿Cartas?— sigo y saco los galeones para tendérselos sobre mi palma, la misma que tiene el anillo prestado. —Si también te ofreces a escribir cartas podrías cobrar un par de galeones más. Hay personas a las que les cuesta expresar sus sentimientos—. No es que sea una experta en la materia, pero…
Desde mi gran exito como vendedora nuestro primer día en esta bella y romantica ciudad, he sentido como mi carisma y encanto volvian a surgir después de pasar aquellas semanas vagabundeando por el desierto. Mi piel volvía a brillar, mis ropas nuevas, hechas por mi obviamente, me daban una imagen más profesional que la de una mendiga y mi estomago se sentía lleno y satisfecho.
Después de mi gran exito juntando dinero y sorprender a Ken con mis habilidades de comerciante, decidí que era un buen ingreso para dejarlo pasar, por lo que con mis nuevos poderes y algunas de las semillas que tenía cree un pequeño jardin en nuestro refugio temporal y conseguí que las plantas florecieran en unos pocos días, también gracias a mi preciosa voz claro.
Mientras tanto nos alimentamos con lo que Ken y yo conseguimos, pero también compre telas con las que les hice un atuendo a cada uno de mis compañeros de viaje, fue muy interesante la parte de medir cada centimetro de las figuras paternas, dandoles a todos una imagen más de ciudad que las de medio-muertos campecinos salidos de una pelicula distópica.
También recolecte un poco más de flores de los alrededores, al igual que Ken y Kyle me trajeron del bosque, e hice pequeños bouquet para al menos aparentar una venta legal, los cuales se encontraba sobre las otras flores.
Asi que hoy era el día que volvía a salir, esta vez sola porque había vuelto a pelear con Link por criticar mis pociones y no quería arrastrar a Jared cuando Ken también había salido y podía ser que tuvieramos una cita romantica. Me sonrojaba de solo imaginarla.
Había estado ahorrando por una tela blanca que me quitaba el aire cada vez que la veía, de solo pensar en lo que haría con ella para mi vestido de novia...Y en eso pensaba cuando una chica muy simpática selecciono uno de los ramos.
- La verdad que he tenido la mente en tantos lugares que no se me había ocurrido - le digo mostrando mi más humilde sonrisa - Claro que si quieres puedo pensar en algo en nada - chasqueo los dedos para ejemplificar mi velocidad - Si algo se que se me da bien son las palabras y estoy segura que podré cumplir con tus expectativas, ¿Son para tu prometido? - no puedo no notar el anillo en su mano cuando me da los galeones, me quedo mirandolo fijamente, yo lo he visto en algun lado...
Después de mi gran exito juntando dinero y sorprender a Ken con mis habilidades de comerciante, decidí que era un buen ingreso para dejarlo pasar, por lo que con mis nuevos poderes y algunas de las semillas que tenía cree un pequeño jardin en nuestro refugio temporal y conseguí que las plantas florecieran en unos pocos días, también gracias a mi preciosa voz claro.
Mientras tanto nos alimentamos con lo que Ken y yo conseguimos, pero también compre telas con las que les hice un atuendo a cada uno de mis compañeros de viaje, fue muy interesante la parte de medir cada centimetro de las figuras paternas, dandoles a todos una imagen más de ciudad que las de medio-muertos campecinos salidos de una pelicula distópica.
También recolecte un poco más de flores de los alrededores, al igual que Ken y Kyle me trajeron del bosque, e hice pequeños bouquet para al menos aparentar una venta legal, los cuales se encontraba sobre las otras flores.
Asi que hoy era el día que volvía a salir, esta vez sola porque había vuelto a pelear con Link por criticar mis pociones y no quería arrastrar a Jared cuando Ken también había salido y podía ser que tuvieramos una cita romantica. Me sonrojaba de solo imaginarla.
Había estado ahorrando por una tela blanca que me quitaba el aire cada vez que la veía, de solo pensar en lo que haría con ella para mi vestido de novia...Y en eso pensaba cuando una chica muy simpática selecciono uno de los ramos.
- La verdad que he tenido la mente en tantos lugares que no se me había ocurrido - le digo mostrando mi más humilde sonrisa - Claro que si quieres puedo pensar en algo en nada - chasqueo los dedos para ejemplificar mi velocidad - Si algo se que se me da bien son las palabras y estoy segura que podré cumplir con tus expectativas, ¿Son para tu prometido? - no puedo no notar el anillo en su mano cuando me da los galeones, me quedo mirandolo fijamente, yo lo he visto en algun lado...
Deslizo mis ojos hacia el anillo, una sonrisa va tirando mis labios hacia arriba. Estoy a nada de sacarla de su error, a fuerza de costumbre, esa aclaración siempre necesaria de que no estoy hecha para algo así. Pero su convencimiento en que podrá cumplir con lo que le propuse, me hace querer ponerla a prueba. ¿Ah, sí? ¿Qué tan bien puede hacerlo? Me da curiosidad cómo funcionan las mentes románticas y lo que puede llegar a crear para alguien como yo, que nunca unió dos oraciones para escribir ninguna carta y que en mi cuaderno lo que tengo son medidas, cálculos y algunos bocetos al vuelo. Coloco mis brazos sobre mis rodillas, todavía en cuclillas, y una de mis manos sostiene el ramo de flores que queda colgando a un lado. —Intentémoslo— acepto, mi sonrisa ocupándome todo el rostro.
»¿Tengo que decirte cómo es mi prometido?— pregunto para que pueda empezar a hilvanar ideas en su mente y alzo mi mano con la sortija, es una mentira piadosa. He dicho peores. Contengo una mueca al pensar en lo raro que sería describir al chico que me dio este anillo, al que espero ver en un rato, y para no dar lugar a esos pensamientos que involucran a un chico de dieciséis años, sacudo la cabeza. Tengo que hacer un esfuerzo mental para configurar una imagen que sirva y lo que surge es una quimera, una criatura hecha de muchas partes dispares. No soy buena en esto. No se me viene un único rostro a la mente que usar de modelo y es que creo que nunca tuve un patrón, partiendo de que los recuerdos difusos que tengo sobre haber creído que estaba enamorada una primera vez se relacionan con un chico de rasgos asiáticos que usaba gafas y estaba demasiado nervioso para un primer beso y con una chica de cabello corto violeta, mucho más decidida, que me dio un segundo primer beso mucho más memorable. —¿Qué necesitas para que puedas escribir la carta?— mejor planteárselo a quien es la profesional aquí.
»¿Tengo que decirte cómo es mi prometido?— pregunto para que pueda empezar a hilvanar ideas en su mente y alzo mi mano con la sortija, es una mentira piadosa. He dicho peores. Contengo una mueca al pensar en lo raro que sería describir al chico que me dio este anillo, al que espero ver en un rato, y para no dar lugar a esos pensamientos que involucran a un chico de dieciséis años, sacudo la cabeza. Tengo que hacer un esfuerzo mental para configurar una imagen que sirva y lo que surge es una quimera, una criatura hecha de muchas partes dispares. No soy buena en esto. No se me viene un único rostro a la mente que usar de modelo y es que creo que nunca tuve un patrón, partiendo de que los recuerdos difusos que tengo sobre haber creído que estaba enamorada una primera vez se relacionan con un chico de rasgos asiáticos que usaba gafas y estaba demasiado nervioso para un primer beso y con una chica de cabello corto violeta, mucho más decidida, que me dio un segundo primer beso mucho más memorable. —¿Qué necesitas para que puedas escribir la carta?— mejor planteárselo a quien es la profesional aquí.
Desde que Ken se me declaro, he estado más conciente que nunca de todo aquello que esta relacionado con bodas, desde las flores que puedo usar en el ramo, las decoraciones de mesa, vestidos y claro, anillos. Pero el anillo que tiene esa chica me llama mucho la atención porque uno no se daría cuenta que es de compromiso si no lo mira con detalle, ya que la piedra que deberia llevar no esta y podría pasar por una alianza.
- Entonces si es tu prometido, por un segundo crei que me dirias "esposo" - le digo con media sonrisa, aunque en mi mente este gritando, ya recordaba donde había visto ese anillo - Uno podría confundirlo con una alianza - solte una risita un poco histerica, por que tosi un poco y procure controlarme, ahora era una vendedora y seguro que había una explicación razional a todo esto.
¡DEBIA HABER UNA! Control, respira, adentro y afuera, adentro y afuera.
- Podría darte uno simple claro, pero mejor sería un poema personal ¿no crees? Uno especial para tan importante persona en tu vida - hundí las uñas en las palmas de las manos mientras mantenía mi sonrisa - Asi que, cuentame sobre él, ¿Cómo se conocieron? ¿Qué los conecto? ¿De qué color son sus ojos? ¿Qué le gusta? - Podía pasar que se parecieran, al fin y al cabo solo había visto el anillo una vez nada más, todo podía ser producto de mi gran imaginanción.
- Entonces si es tu prometido, por un segundo crei que me dirias "esposo" - le digo con media sonrisa, aunque en mi mente este gritando, ya recordaba donde había visto ese anillo - Uno podría confundirlo con una alianza - solte una risita un poco histerica, por que tosi un poco y procure controlarme, ahora era una vendedora y seguro que había una explicación razional a todo esto.
¡DEBIA HABER UNA! Control, respira, adentro y afuera, adentro y afuera.
- Podría darte uno simple claro, pero mejor sería un poema personal ¿no crees? Uno especial para tan importante persona en tu vida - hundí las uñas en las palmas de las manos mientras mantenía mi sonrisa - Asi que, cuentame sobre él, ¿Cómo se conocieron? ¿Qué los conecto? ¿De qué color son sus ojos? ¿Qué le gusta? - Podía pasar que se parecieran, al fin y al cabo solo había visto el anillo una vez nada más, todo podía ser producto de mi gran imaginanción.
Mentir sobre un esposo sería algo que me trabaría la lengua, sin dudas. No sé si fallo en lograr que mi rostro siga imperturbable, la reacción inmediata que me provoca esa palabra es hacer una mueca, que no se verá bien en mi mentira sobre un supuesto compromiso. Nadie que se muestre tan reacio al matrimonio, aceptaría que una niña escriba en su nombre una carta de amor. Su entusiasmo, de pronto un poco histérico por las risas, hace que compare esto con alguna escena de película de terror, en la que me veo atrapada por la alianza que me rodea el dedo anular y por mucho que lo intente, no puedo quitármela. —No sé bien que es— balbuceo. —Me la dieron, no la elegí. Y es tan vieja que parece reliquia familiar…— inspecciono a la sortija gastada.
Retomo el humor en esta conversación, es lo que me será de utilidad para formar una idea en mi mente que funcione como un falso prometido. Algo especial para alguien que de ninguna manera lo será, echo mano a mi evocación de los rasgos más clásicos de un hombre para formar esta imagen a quien encasillamos de entrada dentro del sexo masculino. —Sus ojos son castaños, igual que su cabello. Su mandíbula es cuadrada. Es más alto que yo— ¿Quién no? Es más fácil mentir en esto, para lo otro tengo que inventarme una historia más elaborada. En un impulso de simpatía hacia el romanticismo de la chica, le doy la historia que siempre gusta oír. —La verdad es que… no debíamos enamorarnos, lo tenemos todo en contra. Sé que las personas nos juzgarán, dirán que es incorrecto. Sus amigos tratan de hacerlo desistir y los míos me dicen que es un error. Vivimos distanciados, nuestras realidades son muy distintas, y es sólo en lugares como éste donde podemos encontrarnos— relato, sin poder encontrar una razón que me convenza para explicar el por qué de la imposibilidad de esta historia de amor.
Retomo el humor en esta conversación, es lo que me será de utilidad para formar una idea en mi mente que funcione como un falso prometido. Algo especial para alguien que de ninguna manera lo será, echo mano a mi evocación de los rasgos más clásicos de un hombre para formar esta imagen a quien encasillamos de entrada dentro del sexo masculino. —Sus ojos son castaños, igual que su cabello. Su mandíbula es cuadrada. Es más alto que yo— ¿Quién no? Es más fácil mentir en esto, para lo otro tengo que inventarme una historia más elaborada. En un impulso de simpatía hacia el romanticismo de la chica, le doy la historia que siempre gusta oír. —La verdad es que… no debíamos enamorarnos, lo tenemos todo en contra. Sé que las personas nos juzgarán, dirán que es incorrecto. Sus amigos tratan de hacerlo desistir y los míos me dicen que es un error. Vivimos distanciados, nuestras realidades son muy distintas, y es sólo en lugares como éste donde podemos encontrarnos— relato, sin poder encontrar una razón que me convenza para explicar el por qué de la imposibilidad de esta historia de amor.
- Claro que te la dieron, ¿quien sacaría a la fuerza un anillo? Pff - ejemplifique mi desdeño a la idea moviendo mi mano de arriba hacía abajo, mientras unas imagenes algo violentas pasaban por mi mente, una en específico donde yo arrancaba los pelos de alguien, aun no me decidía entre cual de los dos.
Su frase sobre que sea una reliquia me hace pensar por un sengundo si el anillo no se lo habría dado Echo a Ken, ¿y para que tenía un anillo así Echo? ¿O sería algo que los padres de Ken le dejaron cuando lo abandonaron en el bosque como un pequeño Tarzan? Para estos momentos extrañaba mucho a mamá, ella seguro me contaría sobre un romance perdido de Echo...
Vuelvo al presente rápido y parece que no se haya dado cuenta de mi desvio algo meláncolico ya que sigue con la descripción de su NOVIO. Mi ira vuelve. Aunque me confunde con lo de Ken siendo más alto que ella, digo es alto, pero comparados con otros es bajito.
En otras circunstancias su historia de amor desecontrados ganaría toda mi empatía y haría hasta lo imposible para ayudarlos, ya que además de vivir mi propía aventura uno de mis sueños era ayudar a una pareja de hermosas personas a conseguir su felices para siempre. Pero, en este caso su historia estaba arruinando la mía, y cada cual por su cuenta hermana.
- Ya veo, pobrecita - le dije tomando su mano entre las mías y poniendo mi mejor cara de preocupación - Tal vez más que un poema necesites una ayuda a encontrar una respuesta a todo este dilema, veras además de ser una bella vendedora también soy una entendida entre los problemas del amor, tengo muchas cualidades realmente - trate de mostrar mi humilidad - Dame un segundo - le pedí mientras liberaba su mano y recojía de mi canasto una botella con un té que había preparado esa mañana, preferiría tener un juego de tazas como cuando estaba en casa pero había que conformarse con lo que había - Se que esta frío, pero es un exelente té que preparé con mis hierbas y servirá para relajarnos y hablar como se debe.
Su frase sobre que sea una reliquia me hace pensar por un sengundo si el anillo no se lo habría dado Echo a Ken, ¿y para que tenía un anillo así Echo? ¿O sería algo que los padres de Ken le dejaron cuando lo abandonaron en el bosque como un pequeño Tarzan? Para estos momentos extrañaba mucho a mamá, ella seguro me contaría sobre un romance perdido de Echo...
Vuelvo al presente rápido y parece que no se haya dado cuenta de mi desvio algo meláncolico ya que sigue con la descripción de su NOVIO. Mi ira vuelve. Aunque me confunde con lo de Ken siendo más alto que ella, digo es alto, pero comparados con otros es bajito.
En otras circunstancias su historia de amor desecontrados ganaría toda mi empatía y haría hasta lo imposible para ayudarlos, ya que además de vivir mi propía aventura uno de mis sueños era ayudar a una pareja de hermosas personas a conseguir su felices para siempre. Pero, en este caso su historia estaba arruinando la mía, y cada cual por su cuenta hermana.
- Ya veo, pobrecita - le dije tomando su mano entre las mías y poniendo mi mejor cara de preocupación - Tal vez más que un poema necesites una ayuda a encontrar una respuesta a todo este dilema, veras además de ser una bella vendedora también soy una entendida entre los problemas del amor, tengo muchas cualidades realmente - trate de mostrar mi humilidad - Dame un segundo - le pedí mientras liberaba su mano y recojía de mi canasto una botella con un té que había preparado esa mañana, preferiría tener un juego de tazas como cuando estaba en casa pero había que conformarse con lo que había - Se que esta frío, pero es un exelente té que preparé con mis hierbas y servirá para relajarnos y hablar como se debe.
Estoy convencida de que más de uno cortaría un dedo por conseguir este anillo, si el afán por encontrar a Coco motiva a un par a medidas extremas. ¿No estoy aquí por esas mismas medidas desesperadas de encontrarla? Mi fidelidad a esa causa no es tal, y por tanto, estoy aquí perdiendo el tiempo contándole a una chica una historia de mentira sobre amores imposibles, alimentando el romanticismo y colaborando también con un par de galeones, porque el amor por bonito que sea para los más ingenuos, no llena el estómago como lo hace un pedazo de pan. —Tienes una mente de empresaria— la felicito, en serio me sorprende su inventiva, y tengo que dejar de lado por un segundo el personaje de enamorada trágica para volver a mi manera de pensar más práctica. —Amplias los servicios de tu negocio al interpretar las demandas de tus clientes— asiento con mi barbilla en aprobación, es una chica lista.
Y también tiene una taza de té para ofrecerme, tengo que reconocer que está en los detalles. Recibo la botella que me tiende, inspecciono su contenido con la vista y es poco lo que sé sobre infusiones, así como descuidada es mi confianza hacia la chica porque la estoy juzgando por su apariencia. ¿Y quién desconfiaría de una chica que vende flores, escribe poemas de amor y da consejos gratuitos? Doy un trago tentativo a la bebida y por lo frío que está, el sabor es un poco amargo. Reprimo la mueca porque no quiero ofenderla, y paso el mal trago con saliva. Disimulo una tos y cuando me recompongo, recupero la palabra. —¿Y cómo crees que podríamos resolver este problema?— consulto. —Todo parece indicar que lo único que nos queda es fugarnos a Europa. Tendremos que abandonarlo todo, y no estoy segura de ello, hay personas a las que decepcionaríamos profundamente—. Así de imposible, trágico, todo.
Y también tiene una taza de té para ofrecerme, tengo que reconocer que está en los detalles. Recibo la botella que me tiende, inspecciono su contenido con la vista y es poco lo que sé sobre infusiones, así como descuidada es mi confianza hacia la chica porque la estoy juzgando por su apariencia. ¿Y quién desconfiaría de una chica que vende flores, escribe poemas de amor y da consejos gratuitos? Doy un trago tentativo a la bebida y por lo frío que está, el sabor es un poco amargo. Reprimo la mueca porque no quiero ofenderla, y paso el mal trago con saliva. Disimulo una tos y cuando me recompongo, recupero la palabra. —¿Y cómo crees que podríamos resolver este problema?— consulto. —Todo parece indicar que lo único que nos queda es fugarnos a Europa. Tendremos que abandonarlo todo, y no estoy segura de ello, hay personas a las que decepcionaríamos profundamente—. Así de imposible, trágico, todo.
No puedo evitar sonrojarme por su alago y sonreír como tonta, maldita sea mi ego y sus dulces palabras. Aunque tenía razón. Concentrate.
Toma un trago de mi te y puedo ver una especie de mueca, tomo un trago yo para mostrarle que se lo que hice.
- Se que su sabor no es el mejor, pero es bueno para el estres - le digo relajada y luego me doy cuenta que no se su nombre - ¿ Por qué no nos sentamos ...? - le dejo un momento para que me diga su nombre, asi sabre a quien maldecir en las noches de soledad.
Detras mió hay un pequeño escaloncito de la entrada de un edificio, pero no parece que nadie vaya a salir o entrar por lo que me siento y le señalo el espacio a mi lado.
- Mi nombre es... Soa - a último momento recuerdo que debiamos evitar decir nuestros verdaderos nombres, aunque acabo de decirle mi segundo nadie realmente lo usa - Bueno ciertamente suena complicado, pero antes de hacer algo tan apurado, debes pensar si realmente lo vale. Digo, no estarias solo dejando tu vida atras, sino también todo lo que conoces y las personas en tu vida por una sola que no sabes si realmente no te dejara cuando las cosas se compliquen - quería vomitar, estaba dando un consejo que iba encontra de todo lo que mamá y yo defendiamos, todo lo que me había enseñado sobre seguir al corazón. Pero ahora no era una Redford, era Soa, una joven empresaría con una vida difícil, la cabeza sobre sus hombros y que necesitaba que Ken no se fuera con una señora cualquiera por un capricho. Ugh x2 - ¿Realmente es tan dificil trabajar juntos para superar los prejuicios de quienes los rodean? - siempre podía pasar como en "Deseo de una noche", donde ambos protagonistas pasaron por algo parecido y las tensiones terminaron haciendolos pelear ymseparandolos, para luego reecontrarse y superarlo juntos, solo que en este caso sin el reecuentro tan esperado.
Toma un trago de mi te y puedo ver una especie de mueca, tomo un trago yo para mostrarle que se lo que hice.
- Se que su sabor no es el mejor, pero es bueno para el estres - le digo relajada y luego me doy cuenta que no se su nombre - ¿ Por qué no nos sentamos ...? - le dejo un momento para que me diga su nombre, asi sabre a quien maldecir en las noches de soledad.
Detras mió hay un pequeño escaloncito de la entrada de un edificio, pero no parece que nadie vaya a salir o entrar por lo que me siento y le señalo el espacio a mi lado.
- Mi nombre es... Soa - a último momento recuerdo que debiamos evitar decir nuestros verdaderos nombres, aunque acabo de decirle mi segundo nadie realmente lo usa - Bueno ciertamente suena complicado, pero antes de hacer algo tan apurado, debes pensar si realmente lo vale. Digo, no estarias solo dejando tu vida atras, sino también todo lo que conoces y las personas en tu vida por una sola que no sabes si realmente no te dejara cuando las cosas se compliquen - quería vomitar, estaba dando un consejo que iba encontra de todo lo que mamá y yo defendiamos, todo lo que me había enseñado sobre seguir al corazón. Pero ahora no era una Redford, era Soa, una joven empresaría con una vida difícil, la cabeza sobre sus hombros y que necesitaba que Ken no se fuera con una señora cualquiera por un capricho. Ugh x2 - ¿Realmente es tan dificil trabajar juntos para superar los prejuicios de quienes los rodean? - siempre podía pasar como en "Deseo de una noche", donde ambos protagonistas pasaron por algo parecido y las tensiones terminaron haciendolos pelear ymseparandolos, para luego reecontrarse y superarlo juntos, solo que en este caso sin el reecuentro tan esperado.
¿Bueno para el estres? Tal vez deberia llevarme tres botellas. La fatiga por el trabajo es algo con lo que puedo lidiar, pero son otras cosas las que últimamente me perturban el sueño. Hay mañanas en las que despierto con la espalda tensa, la nuca doliéndome y la cabeza hecha un lío. Al mal gusto del té podré acostumbrarme si los beneficios son reales. Me vendría bien poder tomar este té y usar el escalón sucio del edificio como un diván para una conversación terapeútica que podría estar necesitando, y nada tiene que ver con el enredo amoroso que le comparto. -¿Soa? Nunca había escuchado ese nombre. Es muy bonito- lo medito y creo que va acorde a su imagen de "chica de las flores", romántica y dulce, al tiempo que muestra un carácter firme como para envestirse de autoridad para dar consejos en lo que es su materia, ante una persona de treinta años que no tiene idea de lo que está hablando. Admito que desvariar con una historia imposible me aparta de los verdaderos problemas. Una historia tan propia de novela, que no creo que a las personas normales nos ocurra.
Al menos no a las escépticas, y tengo que contenerme fuertemente para no darle toda la razón con la lógica de su consejo. ¿Por qué demonios un par de personas lo abandonarían todo por su amor cuando ese sentimiento bien podría un día acabarse? ¿Y entonces qué se hace? Es apostar todo en una partida donde perder es una probabilidad muy grande. Si uno lo piensa bien, es una pésima decisión, nadie puede tomar una decisión de vida en un sentimiento tan voluble. Con la mente despejada, este panorama debería ser tangible. -Es lo que siempre me dije- pongo en voz alta mis pensamientos antes de darme cuenta que lo hago y contradice lo anterior. Me recupero rápidamente. -Pero cuando uno se enamora, no puede pensar con claridad. Es algo más fuerte que la propia voluntad...- digo lo que me parece una buena excusa, ¿no es la que le sirve a todo mundo? -Él no me abandonaría-. Eso, lealtad al falso novio para sonar convincente. -Tiene un gran sentido del honor...-. Extrema idealización romántica, bien. ¿Si menciono a un posible bebé llego muy lejos? Eso ya es pasarme cinco distritos. Dejémoslo en "gran sentido del honor". -Y me ama, de verdad. Lo sé. Es de las personas más honestas que conozco en la vida-. No conozco ninguna. -Hay prejuicios que están desde antes que nosotros, de mi nacimiento, del suyo. No podemos vencerlos nosotros...- Pienso en alguno que sirva, ¿edad? ¿sangre? ¿clase social? ¿creencias? ¿distritos? Empiezo a darme cuenta que hay más de una razón por la que las personas no deberían estar juntas y me sorprende que la excepción siga siendo el elegir estar solos. Vaya.
Al menos no a las escépticas, y tengo que contenerme fuertemente para no darle toda la razón con la lógica de su consejo. ¿Por qué demonios un par de personas lo abandonarían todo por su amor cuando ese sentimiento bien podría un día acabarse? ¿Y entonces qué se hace? Es apostar todo en una partida donde perder es una probabilidad muy grande. Si uno lo piensa bien, es una pésima decisión, nadie puede tomar una decisión de vida en un sentimiento tan voluble. Con la mente despejada, este panorama debería ser tangible. -Es lo que siempre me dije- pongo en voz alta mis pensamientos antes de darme cuenta que lo hago y contradice lo anterior. Me recupero rápidamente. -Pero cuando uno se enamora, no puede pensar con claridad. Es algo más fuerte que la propia voluntad...- digo lo que me parece una buena excusa, ¿no es la que le sirve a todo mundo? -Él no me abandonaría-. Eso, lealtad al falso novio para sonar convincente. -Tiene un gran sentido del honor...-. Extrema idealización romántica, bien. ¿Si menciono a un posible bebé llego muy lejos? Eso ya es pasarme cinco distritos. Dejémoslo en "gran sentido del honor". -Y me ama, de verdad. Lo sé. Es de las personas más honestas que conozco en la vida-. No conozco ninguna. -Hay prejuicios que están desde antes que nosotros, de mi nacimiento, del suyo. No podemos vencerlos nosotros...- Pienso en alguno que sirva, ¿edad? ¿sangre? ¿clase social? ¿creencias? ¿distritos? Empiezo a darme cuenta que hay más de una razón por la que las personas no deberían estar juntas y me sorprende que la excepción siga siendo el elegir estar solos. Vaya.
En otras circunstancias esta mujer me caeria bien, incluso podría llegar a llamarla amiga. ¿Por qué el mundo era tan cruel?
Trate de mantenerme lo más sería posible a su alago porque no podía encariñarme con la razón de todo mi mal...¿o ese era Ken? Era todo tan confunso, maldigo el ser tan buena persona y ofrecerle mi consejo a esta señora.
Entonces se sento y me dío la razón afirme con la cabeza y sonreí con satisfacción, esto no iba a costar tanto. Y de pronto se fue para el lado que no quería, maldito poder del amor. Cuando empezó a describir a Ken como una persona honorable ya sabía con quien estaba enojada, desgraciado bastardo, ¡Nos estaba jugando a las dos! Unas semanas en la ciudad y ya estaba corrompido hasta engañar a una mujer para sacarle todo su dinero.
Ahora el problema era si le decía o la guiaba hacía el camino que yo quería. Ella sonaba enamorada, y como defensora del amor como poder supremo, no podía romper un corazón profundamente, solo pequeños enamoramientos. Tuve que tomar otro trago de mi te, esta vez un poco más largo.
Me puse en pose de cocentración cruzando los brazos y cerrando los ojos para enfocarme. Debía darle un consejo que no corrompiera mis ideales pero tampoco que la guiara hacía el engaño.
- El encontrar un amor como el que estas describiendo suena que vale la pena - que bueno que solo tenía el té en el estomago - Pero si lo vale, ¿Por qué huir? - Ahi estaba, o gran espíritu de la Madre Tierra sigue guiandome con tu sabiduría - Si quieren ir juntos en busca de aventuras es un buen plan el viajar e irse descubriendo como nuevas personas, pero si huyen de sus problemas usando de excusa el estar juntos ¿no terminaran resentidos contra el otro? - abrí mis ojos y le dedique una sonrisa honesta - El amor crece cuando uno es honesto, los prejuicios siempre los correran hacía donde vayan, ¿Por qué no enfrentarlos ahora?
Wow, podía sentir a mi madre conmigo, se que estaría orgullosa de mí. Sobretodo porque con los prejuicios me aseguraría de arruinarlos y separarlos, y si seguía viniendo tal vez encaminarla hacía otro amor, uno bien lejos de este distrito.
Trate de mantenerme lo más sería posible a su alago porque no podía encariñarme con la razón de todo mi mal...¿o ese era Ken? Era todo tan confunso, maldigo el ser tan buena persona y ofrecerle mi consejo a esta señora.
Entonces se sento y me dío la razón afirme con la cabeza y sonreí con satisfacción, esto no iba a costar tanto. Y de pronto se fue para el lado que no quería, maldito poder del amor. Cuando empezó a describir a Ken como una persona honorable ya sabía con quien estaba enojada, desgraciado bastardo, ¡Nos estaba jugando a las dos! Unas semanas en la ciudad y ya estaba corrompido hasta engañar a una mujer para sacarle todo su dinero.
Ahora el problema era si le decía o la guiaba hacía el camino que yo quería. Ella sonaba enamorada, y como defensora del amor como poder supremo, no podía romper un corazón profundamente, solo pequeños enamoramientos. Tuve que tomar otro trago de mi te, esta vez un poco más largo.
Me puse en pose de cocentración cruzando los brazos y cerrando los ojos para enfocarme. Debía darle un consejo que no corrompiera mis ideales pero tampoco que la guiara hacía el engaño.
- El encontrar un amor como el que estas describiendo suena que vale la pena - que bueno que solo tenía el té en el estomago - Pero si lo vale, ¿Por qué huir? - Ahi estaba, o gran espíritu de la Madre Tierra sigue guiandome con tu sabiduría - Si quieren ir juntos en busca de aventuras es un buen plan el viajar e irse descubriendo como nuevas personas, pero si huyen de sus problemas usando de excusa el estar juntos ¿no terminaran resentidos contra el otro? - abrí mis ojos y le dedique una sonrisa honesta - El amor crece cuando uno es honesto, los prejuicios siempre los correran hacía donde vayan, ¿Por qué no enfrentarlos ahora?
Wow, podía sentir a mi madre conmigo, se que estaría orgullosa de mí. Sobretodo porque con los prejuicios me aseguraría de arruinarlos y separarlos, y si seguía viniendo tal vez encaminarla hacía otro amor, uno bien lejos de este distrito.
Sí, supongo que los amores del tipo imposible por su exagerada idealización son los que valen la pena, lástima que no sean reales. Siendo adolescente estaba lejos de imaginar a alguien que me jurara amor eterno como toda expectativa romántica, desde entonces mis intereses estaban puestos en algo ligeramente diferente. Tengo poco conocimiento sobre el tema de enfrentar adversidades, evité toda mi vida las relaciones que son complicadas de por sí, como para entender el por qué hay gente que abandona lo conocido. Sí he considerado abandonarlo todo por mí misma, lo que creo que es muy distinto. Me haría cargo de mis propios actos, no arrastro a nadie y nadie me arrastra a mí. Las consecuencias correrían a cuenta mía, ¿no? Sacando todo el drama de novela, me siento tocada cuando plantea lo incorrecto de huir. ¿Perdón?
Trasladando sus reflexiones sobre este tema, lo que puedo tomar para mí es que si decido irme para escapar de los problemas, estos acabarán encontrándome. Si lo hiciera como experiencia, porque en verdad lo quiero, podría servirme para crecer. La pregunta de mierda es: ¿qué quiero? Estoy cuestionándome el hecho de que lo que quiero parece estar atravesado por lo que otras personas querían, no logro encontrar mi eje ahora que lo sacudieron. La única verdad que tengo ahora es que cargo con un anillo que planeo devolver a un chico que merece saber quién es, si es que quiere descubrirlo. Porque también es su decisión si quiere saberlo o no.
Me quedo pasmada, mirando a Soa como si fuera una gurú a la que me entrego con absoluta fe. —Eres muy madura para tu edad— le digo, y me muero en la vergüenza de que tenga madurez de la que yo supe juntar en treinta años. —Tal vez debería hablarlo con él…—. Debería tener una charla honesta conmigo misma, sobria y lúcida en el día. Decirme todas las cosas que no quiero escuchar. ¿A quién engaño? No lo haré. — Soy demasiado cobarde, no hago frente a las situaciones, o me escondo en una coraza o me escapo…—. Me encuentro siendo honesta con una adolescente extraña, siempre siendo tan adulta. Mi mirada cae y ensimismada en mis propias ideas, redescubro el anillo en mi mano y recuerdo la historia inventada. —Quizás no lo merezco, siendo jóvenes, podría dejarlo ir y que encuentre a alguien más a quien amar. Si un amor tiene tantos conflictos puede que esté condenado a fracasar, enamorarse debería hacernos más felices, mejores personas, no llevarnos a cometer un error tras otro y tener que dejar todo atrás…— esta historia se va a acercando a su final, puedo empezar a despedirme del novio imaginario.
Trasladando sus reflexiones sobre este tema, lo que puedo tomar para mí es que si decido irme para escapar de los problemas, estos acabarán encontrándome. Si lo hiciera como experiencia, porque en verdad lo quiero, podría servirme para crecer. La pregunta de mierda es: ¿qué quiero? Estoy cuestionándome el hecho de que lo que quiero parece estar atravesado por lo que otras personas querían, no logro encontrar mi eje ahora que lo sacudieron. La única verdad que tengo ahora es que cargo con un anillo que planeo devolver a un chico que merece saber quién es, si es que quiere descubrirlo. Porque también es su decisión si quiere saberlo o no.
Me quedo pasmada, mirando a Soa como si fuera una gurú a la que me entrego con absoluta fe. —Eres muy madura para tu edad— le digo, y me muero en la vergüenza de que tenga madurez de la que yo supe juntar en treinta años. —Tal vez debería hablarlo con él…—. Debería tener una charla honesta conmigo misma, sobria y lúcida en el día. Decirme todas las cosas que no quiero escuchar. ¿A quién engaño? No lo haré. — Soy demasiado cobarde, no hago frente a las situaciones, o me escondo en una coraza o me escapo…—. Me encuentro siendo honesta con una adolescente extraña, siempre siendo tan adulta. Mi mirada cae y ensimismada en mis propias ideas, redescubro el anillo en mi mano y recuerdo la historia inventada. —Quizás no lo merezco, siendo jóvenes, podría dejarlo ir y que encuentre a alguien más a quien amar. Si un amor tiene tantos conflictos puede que esté condenado a fracasar, enamorarse debería hacernos más felices, mejores personas, no llevarnos a cometer un error tras otro y tener que dejar todo atrás…— esta historia se va a acercando a su final, puedo empezar a despedirme del novio imaginario.
No puedo evitar el rubor en mis mejillas y la sonrisa de orgullo cuando me alaba, una chica puede hacerse la difícil hasta cierto punto.
- Lo se, gracias - al menos trato de mostrar algo de humildad.
Cuando empieza a divagar sobre si debe seguir la relación ahora si debo controlar que mi sonrisa de satisfacción no salga, eso eso rompele el corazón al joven adonis y yo me encargaré de pisarlo luego.
- Bueno si esto demuestra algo es que tal vez debas trabajar en ti misma, ser honesta contigo primero - trato de mantener el acto de sabia, aunque quiero bailar y celebrar mi victoria. Y solo tuve que torcer mis creencias un poco - Puedo ayudar un poco con eso - para evitar sentir pena lo mejor sería darle un regalo, me estiro hasta la cajita que se encuentra debajo de un bouquet y saco un pequeño atado de las hojas de las flores especiales - Aquí, te serviran para relajarte y pensar - le ofrezco, esperando que la edad de las hojas le hagan un poco mal, me debía un poco de venganza por robarme a mi prometido, también por si se arreglaban al final.
- Lo se, gracias - al menos trato de mostrar algo de humildad.
Cuando empieza a divagar sobre si debe seguir la relación ahora si debo controlar que mi sonrisa de satisfacción no salga, eso eso rompele el corazón al joven adonis y yo me encargaré de pisarlo luego.
- Bueno si esto demuestra algo es que tal vez debas trabajar en ti misma, ser honesta contigo primero - trato de mantener el acto de sabia, aunque quiero bailar y celebrar mi victoria. Y solo tuve que torcer mis creencias un poco - Puedo ayudar un poco con eso - para evitar sentir pena lo mejor sería darle un regalo, me estiro hasta la cajita que se encuentra debajo de un bouquet y saco un pequeño atado de las hojas de las flores especiales - Aquí, te serviran para relajarte y pensar - le ofrezco, esperando que la edad de las hojas le hagan un poco mal, me debía un poco de venganza por robarme a mi prometido, también por si se arreglaban al final.
Si una adolescente me da como consejo final que sea honesta conmigo misma, poniendo en palabras lo que dicen mis pensamientos, me impide hacerme la desentendida y negarlo todo. Tengo un par de cosas sobre las que pensar cuando vuelva a casa, después de conversar con quien tal vez también necesite un par de verdades dichas y no sé cómo desenredar este lío de engaños, esta manía de mentirme a mí que se ha extendido a mentir a otros. No quiero verme tan abatida como me siento, así que me recompongo en apariencia y aclaro mi garganta, para hacer que mi voz de adulta dé la impresión de que puedo resolver esto. —Es lo que haré— le digo. —Porque el amor crece cuando es honesto, ¿no?— repito sus palabras, para bordear un poco el final.
Recibo su regalo, conmovida de que tenga un gesto tan generoso, trato de pensar que mi relato no fuera una mentira, sino una historia para alimentar su alma romántica y si la suerte está de su lado, tal vez sea de esas personas qué si encuentran el amor porque deciden creer en él. —Gracias, Soa— digo, guardando la bolsa de hierbas en uno de mis bolsillos después de echarle un vistazo muy por arriba como para notar la particularidad de las hojas. Recojo el ramo de flores que compré de ella, la razón por la que comenzamos esta conversación. —Y gracias por los consejos, los voy a tener en cuenta— a mi manera. Estoy a punto de marcharme cuando le echo un último vistazo, mi boca se curva en una sonrisa que renueva el optimismo en mi mirada, porque el día es largo y recién empieza. —Si volvemos a vernos te contaré como me fue—. Y de verdad, espero volver a verla.
Recibo su regalo, conmovida de que tenga un gesto tan generoso, trato de pensar que mi relato no fuera una mentira, sino una historia para alimentar su alma romántica y si la suerte está de su lado, tal vez sea de esas personas qué si encuentran el amor porque deciden creer en él. —Gracias, Soa— digo, guardando la bolsa de hierbas en uno de mis bolsillos después de echarle un vistazo muy por arriba como para notar la particularidad de las hojas. Recojo el ramo de flores que compré de ella, la razón por la que comenzamos esta conversación. —Y gracias por los consejos, los voy a tener en cuenta— a mi manera. Estoy a punto de marcharme cuando le echo un último vistazo, mi boca se curva en una sonrisa que renueva el optimismo en mi mirada, porque el día es largo y recién empieza. —Si volvemos a vernos te contaré como me fue—. Y de verdad, espero volver a verla.
No puedes responder a temas en este foro.
|
|