OTOÑO de 247421 de Septiembre — 20 de Diciembre
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Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
¿Qué ficha moverás?
Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.
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01.10No olviden pasar por la cronología para enterarse de lo sucedido en el último año. También pasen por la actualización de la normativa.
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Kyle A. Overstrand
Derian Castle
Arleth L. Ballard
Arianne L. Brawn
Amber J. Pearson
Seth K. Niniadis
10 participantes
Recuerdo del primer mensaje :
— Cuidado por dónde pisas — aconsejo, apretando su mano en un intento de que pase por arriba del tronco caído sin tropezar con las raíces — Ya casi llegamos. Espero que hayan cocinado algunos bollos…
El olor de las flores se desparrama por todo el verde que ha florecido después de un invierno demasiado crudo como para sentirnos afortunados por haberlo sobrevivido. El cantar de las aves es lo único que se escucha mientras guío a Arianne por las afueras del distrito catorce, donde le he señalado que se aparezca tras varias indicaciones por medio de nuestro espejo comunicador. ¿Qué le ha hecho cambiar de opinión? No tengo idea, pero una parte de mí está totalmente agradecida de que haya tomado esta decisión. Cuando Derian la vea se morirá de alegría.
En ningún momento pasa por mi cabeza que esto esté mal. Mi padre debería alegrarse de que he reconectado con una vieja amistad y Seth va a entenderlo por completo, a pesar de que por primera vez en nuestra vida no le he contado algo de suma importancia. ¿Y Alice? No tengo idea de cual será su reacción, pero de verdad espero que lo comprenda.
El puente principal se hace ver en pocos pasos y, cuando avanzamos un poco más, sé que el encantamiento se ha roto a ojos de alguien nuevo y que también es capaz de verlo. Me es imposible no echarle un vistazo con un mordisqueo nervioso de los labios, sonriendo de par en par — ¿Y bien? ¿Qué opinas? — le pregunto, como un crío que espera la aprobación de sus padres — Ven, va a encantarte.
Y sin más, la llevo conmigo por encima del puente, desde los sonidos de la vida del catorce se oyen por doquier mientras veo como la señora Robinson pasa cerca de allí con un canasto de agua que ha ido a lavar al arroyo — Es algo rústico, pero debes considerarte bienvenida.
— Cuidado por dónde pisas — aconsejo, apretando su mano en un intento de que pase por arriba del tronco caído sin tropezar con las raíces — Ya casi llegamos. Espero que hayan cocinado algunos bollos…
El olor de las flores se desparrama por todo el verde que ha florecido después de un invierno demasiado crudo como para sentirnos afortunados por haberlo sobrevivido. El cantar de las aves es lo único que se escucha mientras guío a Arianne por las afueras del distrito catorce, donde le he señalado que se aparezca tras varias indicaciones por medio de nuestro espejo comunicador. ¿Qué le ha hecho cambiar de opinión? No tengo idea, pero una parte de mí está totalmente agradecida de que haya tomado esta decisión. Cuando Derian la vea se morirá de alegría.
En ningún momento pasa por mi cabeza que esto esté mal. Mi padre debería alegrarse de que he reconectado con una vieja amistad y Seth va a entenderlo por completo, a pesar de que por primera vez en nuestra vida no le he contado algo de suma importancia. ¿Y Alice? No tengo idea de cual será su reacción, pero de verdad espero que lo comprenda.
El puente principal se hace ver en pocos pasos y, cuando avanzamos un poco más, sé que el encantamiento se ha roto a ojos de alguien nuevo y que también es capaz de verlo. Me es imposible no echarle un vistazo con un mordisqueo nervioso de los labios, sonriendo de par en par — ¿Y bien? ¿Qué opinas? — le pregunto, como un crío que espera la aprobación de sus padres — Ven, va a encantarte.
Y sin más, la llevo conmigo por encima del puente, desde los sonidos de la vida del catorce se oyen por doquier mientras veo como la señora Robinson pasa cerca de allí con un canasto de agua que ha ido a lavar al arroyo — Es algo rústico, pero debes considerarte bienvenida.
Tener una tarde con Ava de visita es algo inesperado pero, que en el fondo, me calienta un poquito el corazón. Extraño mucho a mi hija, especialmente después de la última discusión que hemos tenido y la cual ha abierto un abanico de dudas y posibilidades dentro de mi cabeza. ¿Y qué si tiene razón? Ella no ha estado en mi lugar, no sabe con qué estaba lidiando, pero aún así sé que debo hacer algo con esta información que ha salido a la luz y que tanto me molesté en ocultar. ¿Cómo podría solucionarlo sin armar un revuelo? ¿Había salida posible?
Por suerte, puedo decir que entre nosotras es una tarde pacífica. Al menos queda en ese “entre nosotras”, porque en algún punto tengo que soltar el café y salir disparada a la ventana cuando oigo dos voces demasiado acaloradas y familiares como para no llamar mi atención. ¿Qué haría que Seth y Benedict se anden gritando como dos ciervos chocando sus cornamentas? — Ava… — intento advertirle cuando la veo salir por la puerta, pero no me contengo y voy de inmediato detrás de ella.
Sí, definitivamente la situación es subnormal, porque jamás he visto a estos dos enfrentarse en posturas tan defensivas. Me acerco a Ava y la tomo por un instante del hombro, notando lo mucho que Kendrick, de pie a su lado, ha abierto los ojos — quédate con Ken — le susurro a mi hija en consejo, especialmente porque creo que las dos sabemos que si sucede algo, el niño será el primero en meterse como el cotilla incontrolable que es. Con una palmada que le regala toda mi confianza a mi hija mayor, doy algunos pasos que mantienen la distancia entre la zona de conflicto y mi persona, pero que me permite ver mejor a la mujer que ha llegado junto a mi hijastro. No la reconozco, pero me suena vagamente familiar y no sé de dónde, a pesar de que hay algo en toda la situación que me alarma lo suficiente como para apretar un poco mis puños. Seth jamás le gritaría a Ben si la situación no lo ameritase, lo sé — ¿Qué está pasando? — demando, alzando la voz en un intento de hacerme escuchar. A pesar de que la mujer se encuentra detrás de la espalda de Benedict, ladeo un poco la cabeza tratando de enfocar mis ojos en los suyos, apenas chequeando en cómo ha escondido a Kyle detrás de ella — ¿Quién eres y qué haces aquí? — el tono de mi voz deja bien en claro que la pregunta es más una demanda que una duda.
Por suerte, puedo decir que entre nosotras es una tarde pacífica. Al menos queda en ese “entre nosotras”, porque en algún punto tengo que soltar el café y salir disparada a la ventana cuando oigo dos voces demasiado acaloradas y familiares como para no llamar mi atención. ¿Qué haría que Seth y Benedict se anden gritando como dos ciervos chocando sus cornamentas? — Ava… — intento advertirle cuando la veo salir por la puerta, pero no me contengo y voy de inmediato detrás de ella.
Sí, definitivamente la situación es subnormal, porque jamás he visto a estos dos enfrentarse en posturas tan defensivas. Me acerco a Ava y la tomo por un instante del hombro, notando lo mucho que Kendrick, de pie a su lado, ha abierto los ojos — quédate con Ken — le susurro a mi hija en consejo, especialmente porque creo que las dos sabemos que si sucede algo, el niño será el primero en meterse como el cotilla incontrolable que es. Con una palmada que le regala toda mi confianza a mi hija mayor, doy algunos pasos que mantienen la distancia entre la zona de conflicto y mi persona, pero que me permite ver mejor a la mujer que ha llegado junto a mi hijastro. No la reconozco, pero me suena vagamente familiar y no sé de dónde, a pesar de que hay algo en toda la situación que me alarma lo suficiente como para apretar un poco mis puños. Seth jamás le gritaría a Ben si la situación no lo ameritase, lo sé — ¿Qué está pasando? — demando, alzando la voz en un intento de hacerme escuchar. A pesar de que la mujer se encuentra detrás de la espalda de Benedict, ladeo un poco la cabeza tratando de enfocar mis ojos en los suyos, apenas chequeando en cómo ha escondido a Kyle detrás de ella — ¿Quién eres y qué haces aquí? — el tono de mi voz deja bien en claro que la pregunta es más una demanda que una duda.
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El día estaba yendo bastante tranquilo, a juzgar por la situación con la que estoy lidiando dentro de las paredes de lo que me ha costado su tiempo llamar hogar. No es solo el pésimo estado de la salud de mi hija lo que me tiene dando vueltas por el claro de entrenamiento, tratando de buscar una solución que sé con total seguridad no voy a encontrar aquí, y que si no fuera por el peligro que podrían correr las demás personas que viven aquí, no hubiera dudado en atravesar los límites del catorce sin ni siquiera pensar en las consecuencias que eso conllevaría. Nada me importa más ahora mismo que la salud de mi hija, y como siempre, se presenta el dilema de hasta qué punto estoy dispuesta a sacrificar su vida por la de los demás. No duermo en días, con miedo de despertar y encontrarme lo peor, apenas soy capaz de llevarme nada a la boca, todo como resultado de mi incapacidad para ayudar a mi hija dentro de las limitaciones que este sitio me pone. Siento que estoy perdiendo el tiempo cada día que pasa, cada paso que doy en ese preciso instante siento que no vale para nada.
Apenas ha pasado media hora desde que he salido de casa, pero siento la necesidad de volver como si hubieran pasado horas, cuando ni siquiera he tenido tiempo de poner mis pensamientos en orden. Mis pasos son acelerados en el camino de vuelta, tan ensimismada en mi cabeza que no logro escuchar los gritos que provienen de la entrada principal del catorce hasta que distingo numerosas figuras a lo lejos. Por alguna razón ralentizo la marcha, acercándome con sigilo para ver de qué se trata y a qué se debe tanto alboroto.
Entonces es cuando diferencio a casi medio distrito, entre los que se encuentran Arleth, Ava, Kendrick, Seth... pero mi atención se va hacia la cabellera pelirroja de Ben, y poco después hacia la persona que oculta detrás. - ¿Qué ocurre? - Mi pregunta va hacia Ava, que es la primera con la que me topo mientras continúo acercándome. Mis ojos se fijan con más detenimiento en la melena rubia de la chica, acompañados de un leve fruncimiento de mis cejas en señal de duda. Mi cerebro tarda más de lo que me gustaría en procesar todas las imágenes, así como la información que recibe de cada uno de los presentes, pero al final termina por hilar los puntos y me obligo a avanzar un poco más. - ¿Por qué la has traído aquí, Ben? - Mi tono de voz no es de enfado, o por lo menos no va con esa intención, más bien busca la aclaración de una situación que si bien vista desde fuera no parece muy favorable, puede tomar otro giro distinto si nos explica que narices está haciendo ella aquí.
Apenas ha pasado media hora desde que he salido de casa, pero siento la necesidad de volver como si hubieran pasado horas, cuando ni siquiera he tenido tiempo de poner mis pensamientos en orden. Mis pasos son acelerados en el camino de vuelta, tan ensimismada en mi cabeza que no logro escuchar los gritos que provienen de la entrada principal del catorce hasta que distingo numerosas figuras a lo lejos. Por alguna razón ralentizo la marcha, acercándome con sigilo para ver de qué se trata y a qué se debe tanto alboroto.
Entonces es cuando diferencio a casi medio distrito, entre los que se encuentran Arleth, Ava, Kendrick, Seth... pero mi atención se va hacia la cabellera pelirroja de Ben, y poco después hacia la persona que oculta detrás. - ¿Qué ocurre? - Mi pregunta va hacia Ava, que es la primera con la que me topo mientras continúo acercándome. Mis ojos se fijan con más detenimiento en la melena rubia de la chica, acompañados de un leve fruncimiento de mis cejas en señal de duda. Mi cerebro tarda más de lo que me gustaría en procesar todas las imágenes, así como la información que recibe de cada uno de los presentes, pero al final termina por hilar los puntos y me obligo a avanzar un poco más. - ¿Por qué la has traído aquí, Ben? - Mi tono de voz no es de enfado, o por lo menos no va con esa intención, más bien busca la aclaración de una situación que si bien vista desde fuera no parece muy favorable, puede tomar otro giro distinto si nos explica que narices está haciendo ella aquí.
Pasar tiempo en el 14 se está convirtiendo en algo normal y cómodo, teniendo en cuenta que precisamente si me marché en primer lugar fue porque necesitaba hacer algo útil fuera y no continuar escondiéndome, por mucho que eso suponiera poner mi vida en riesgo. Pero ahora tengo algo más aquí que me ata, por decirlo de alguna manera. Amarïe se ha convertido en alguien importante para mí y, además, a veces echo de menos el que durante años fue mi hogar. Quizá estar acercándome a los treinta me está haciendo ponerme melancólica... Quién sabe.
Mi rutina cada vez que vengo consiste en pasar un tiempo con Amarïe, estar con el resto de los que considero mi familia y ayudarles con las tareas, ya sea algo como las provisiones, o hasta ayudar a entrenar a los más jóvenes. También le echo un vistazo al último crío que llegó, porque no termino de fiarme de que vaya estarse quieto porque precisamente lo conocí en el atentado que hubo en el Distrito 5 hace ya unos meses.
Después de pasar un rato en el lago, aprovechando que se acerca ya el buen tiempo, me encamino de vuelta hacia las viviendas cuando me encuentro de lleno con una escena que me eriza la piel: Ben y Seth discutiendo. Obviamente no es la primera vez que les veo alzar la voz, pues hemos crecido juntos y son mis dos mejores amigos, y como pasa siempre que hay confianza y en todas las "familias", a veces uno se enfada. Sin embargo, esta vez es diferente. Pudo notarlo en la tensión exagerada que se respira en el ambiente, en las miradas de todos... y también en los gestos que realizan y en las posiciones en las que están.
No reconozco a la chica rubia, pero en un primer momento asumo que la culpa es de Kyle, pues está detrás de la mujer, como si le estuviese protegiendo. ¿Pero protegiéndole de qué? No es hasta que Alice le pregunta que por qué la ha traído aquí cuando me doy cuenta de que no, que es el mayor del pelo despeinado quien parece haber metido la pata con algo que no comprendo. — ¿Quién es ella, Ben? — Porque sí, no es la primera vez que acogemos gente, pero nunca había visto llegar a alguien tan mayor, y mucho menos una persona que se la ve en perfecto estado y sin ningún rasguño.
Mi rutina cada vez que vengo consiste en pasar un tiempo con Amarïe, estar con el resto de los que considero mi familia y ayudarles con las tareas, ya sea algo como las provisiones, o hasta ayudar a entrenar a los más jóvenes. También le echo un vistazo al último crío que llegó, porque no termino de fiarme de que vaya estarse quieto porque precisamente lo conocí en el atentado que hubo en el Distrito 5 hace ya unos meses.
Después de pasar un rato en el lago, aprovechando que se acerca ya el buen tiempo, me encamino de vuelta hacia las viviendas cuando me encuentro de lleno con una escena que me eriza la piel: Ben y Seth discutiendo. Obviamente no es la primera vez que les veo alzar la voz, pues hemos crecido juntos y son mis dos mejores amigos, y como pasa siempre que hay confianza y en todas las "familias", a veces uno se enfada. Sin embargo, esta vez es diferente. Pudo notarlo en la tensión exagerada que se respira en el ambiente, en las miradas de todos... y también en los gestos que realizan y en las posiciones en las que están.
No reconozco a la chica rubia, pero en un primer momento asumo que la culpa es de Kyle, pues está detrás de la mujer, como si le estuviese protegiendo. ¿Pero protegiéndole de qué? No es hasta que Alice le pregunta que por qué la ha traído aquí cuando me doy cuenta de que no, que es el mayor del pelo despeinado quien parece haber metido la pata con algo que no comprendo. — ¿Quién es ella, Ben? — Porque sí, no es la primera vez que acogemos gente, pero nunca había visto llegar a alguien tan mayor, y mucho menos una persona que se la ve en perfecto estado y sin ningún rasguño.
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No entiendo nada. No solo porque no comprendo la actitud de mi mejor amigo, sino porque todo a mi alrededor no tiene una pizca de sentido. El muchacho nuevo parece conocer a Arianne, pero ese es el menor de mis problemas cuando todo el mundo parece tener una nueva pregunta en el momento de ir haciendo acto de presencia. Mi postura flaquea, alzando mis ojos ante un montón de miradas cargadas de dudas, pero mi estómago parece pesar como piedra cuando Arleth es quien se aparece, increpando de inmediato a Arianne. Mi atención se la lleva rápidamente Alice, sintiéndome palidecer. Yo se lo he dicho: no todo, pero se lo he dicho, tiene que creerme. Ella sabe que no he podido mentir, al menos no del todo….
— Yo, umh, yo… — no puedo mirar a los ojos de Seth, a quien tengo mucho más cerca que al resto y cuya mirada de desconcierto y desesperación me duele mucho más que el resto. Alzo una mano para demostrar que no he tomado el cuchillo, tratando de mantener las paces — Ella es Arianne, Arianne Brawn. Fuimos amigos cuando yo era un vencedor. Sé que ella se ha quedado en NeoPanem y que… bueno, ha sido de ayuda. ¡Ella consiguió lo que necesitamos para la matalobos! — insisto a mi mejor amigo, tratando de hacerle entender que no estamos frente al enemigo — ¡Tienen que creerme! Arianne jamás sería un problema. De haber querido hacernos daño, podría haberlo hecho hace mucho tiempo. Quiero decir… ¡Vamos! — bufo, tratando de encontrar las palabras adecuadas — ¡Sé que trabaja para las leyes de NeoPanem, pero ella no es como los demás! ¡Yo confío en ella! Tienen que…
Pero no llego a decir que confíen en mí como lo han hecho durante todos estos años porque hay algo que me golpea y me lanza hacia atrás, haciendo que todo mi peso caiga de lleno en el césped. Mi cerebro abombado me deja fuera de juego un instante y temo, en lo más profundo de mi ser, que Seth haya decidido usar la varita. Es el grito de Arleth el que me alerta que no ha sido él y, cuando logro apoyarme en el suelo, veo al mismísimo Kendrick Duane con la varita en mano y una expresión en el rostro que jamás le he visto.
— Yo, umh, yo… — no puedo mirar a los ojos de Seth, a quien tengo mucho más cerca que al resto y cuya mirada de desconcierto y desesperación me duele mucho más que el resto. Alzo una mano para demostrar que no he tomado el cuchillo, tratando de mantener las paces — Ella es Arianne, Arianne Brawn. Fuimos amigos cuando yo era un vencedor. Sé que ella se ha quedado en NeoPanem y que… bueno, ha sido de ayuda. ¡Ella consiguió lo que necesitamos para la matalobos! — insisto a mi mejor amigo, tratando de hacerle entender que no estamos frente al enemigo — ¡Tienen que creerme! Arianne jamás sería un problema. De haber querido hacernos daño, podría haberlo hecho hace mucho tiempo. Quiero decir… ¡Vamos! — bufo, tratando de encontrar las palabras adecuadas — ¡Sé que trabaja para las leyes de NeoPanem, pero ella no es como los demás! ¡Yo confío en ella! Tienen que…
Pero no llego a decir que confíen en mí como lo han hecho durante todos estos años porque hay algo que me golpea y me lanza hacia atrás, haciendo que todo mi peso caiga de lleno en el césped. Mi cerebro abombado me deja fuera de juego un instante y temo, en lo más profundo de mi ser, que Seth haya decidido usar la varita. Es el grito de Arleth el que me alerta que no ha sido él y, cuando logro apoyarme en el suelo, veo al mismísimo Kendrick Duane con la varita en mano y una expresión en el rostro que jamás le he visto.
Me encojo de hombros cuando Ava me habla porque en verdad no sé qué es lo que sucede, pero no puedo sacar los ojos de encima de mis tíos, que parecen dos perros rabiosos a punto de saltar encima del otro a la primera de cambio. Poco a poco, todo el mundo parece ir llegando y hacen las preguntas que se me aglomeran en la garganta, pero que no salen de ella por miedo a oír la respuesta. ¿Por qué el tío Ben traería a una extraña al catorce sin consultarlo antes? ¿Quién es ella? Hemos tenido gente indeseable en los alrededores los últimos meses, todos sabemos que no podemos tener la guardia baja. Este es nuestro hogar. ¡El tío Ben es uno de los que siempre dice que debemos cuidarnos los unos a los otros!
Las voces suben y me marean y yo solo quiero salir corriendo para esconderme en casa, o en el establo, o en las grutas. Donde sea que pueda olvidar que esto está sucediendo y fingir que todo está bien hasta que pase. Miro a Ava con los labios apretados para disimular el temblor de los mismos, tratando de empujar lejos la sensación de que mi corazón late cada vez con más fuerza. Y el tío Ben habla, no deja de gritar y excusarse y de admitir que lo ha arruinado todo y ni siquiera me doy cuenta de que estoy avanzando porque en realidad deseo retroceder. ¡Este es nuestro hogar! ¡Nuestra familia, nuestra gente, nuestro todo! ¡Uno de ellos no puede estar aquí!
Oigo el “¡desmaius!”, pero no reacciono que tengo la varita en mano hasta que veo el rayo de luz golpear al adulto que sale despedido hacia atrás. Sé que mi rostro se debate entre el horror de lo que he hecho y la tensión que me endurece la mandíbula, pero no bajo la varita ni aunque Arleth me grite que lo haga — ¿C-cómo…? — tartamudeo, culpa de la mezcla de miedo y furia que atraganta mi garganta — ¡¿Cómo pudiste hacernos esto?! ¡Y tú! — alzo la varita en dirección a la desconocida, esa tal Arianne Brawn — ¿Cómo te atreves a venir aquí? ¡Este es nuestro hogar y tu gente solo quiere destruirlo! ¡De seguro no eres más que una arpía como TODOS ELLOS! — mi garganta me raspa ante el último grito y estoy por sacudir la varita de nuevo, pero la mano de Arleth me frena al tomarme la muñeca y tironear, por lo que sacudo el brazo — ¡DÉJAME, SUÉLTAME!
Las voces suben y me marean y yo solo quiero salir corriendo para esconderme en casa, o en el establo, o en las grutas. Donde sea que pueda olvidar que esto está sucediendo y fingir que todo está bien hasta que pase. Miro a Ava con los labios apretados para disimular el temblor de los mismos, tratando de empujar lejos la sensación de que mi corazón late cada vez con más fuerza. Y el tío Ben habla, no deja de gritar y excusarse y de admitir que lo ha arruinado todo y ni siquiera me doy cuenta de que estoy avanzando porque en realidad deseo retroceder. ¡Este es nuestro hogar! ¡Nuestra familia, nuestra gente, nuestro todo! ¡Uno de ellos no puede estar aquí!
Oigo el “¡desmaius!”, pero no reacciono que tengo la varita en mano hasta que veo el rayo de luz golpear al adulto que sale despedido hacia atrás. Sé que mi rostro se debate entre el horror de lo que he hecho y la tensión que me endurece la mandíbula, pero no bajo la varita ni aunque Arleth me grite que lo haga — ¿C-cómo…? — tartamudeo, culpa de la mezcla de miedo y furia que atraganta mi garganta — ¡¿Cómo pudiste hacernos esto?! ¡Y tú! — alzo la varita en dirección a la desconocida, esa tal Arianne Brawn — ¿Cómo te atreves a venir aquí? ¡Este es nuestro hogar y tu gente solo quiere destruirlo! ¡De seguro no eres más que una arpía como TODOS ELLOS! — mi garganta me raspa ante el último grito y estoy por sacudir la varita de nuevo, pero la mano de Arleth me frena al tomarme la muñeca y tironear, por lo que sacudo el brazo — ¡DÉJAME, SUÉLTAME!
En cualquier situación de la vida, que mi madre me dijese que hacer cuando no se trataban de cuestiones oficiales del distrito, probablemente me hubiese hecho pegar un grito de protesta y algún que otro mordaz “no soy una niña como para que me digas que hacer”. En este momento, y con Ken de por medio, solo podía darle la razón y quedarme al lado del muchacho mientras que tanto Arleth, como Alice y Amber se encargaban de decir en voz alta las preguntas que se formaban en mi mente al no terminar de entender la situación.
Tengo que admitir que no termino de registrar las justificaciones de Ben, porque logro entender que haya ayudado con la poción matalobos, o que para él sí fuese una persona de confianza pero… ¿por qué traerla al distrito entonces? ¿Se habría metido en algún problema por ayudarlo? No es cómo si necesitásemos otra diana sobre nosotros luego del incidente con los aurores meses atrás como para traer una figura que, si mal no entendía cómo funcionaba el capitolio, posiblemente fuese lo suficientemente reconocible en caso de desaparecer. No es como si quedasen muchos vencedores vivos desde las viejas épocas. Tal vez si no hubiese estado tan metida dentro de mis pensamientos, hubiese podido reconocer la mirada que me dirige Ken antes de adelantarse y complicar todo el asunto de una forma que realmente no me hubiese esperado de él ni en mis más locos sueños.
Por unos segundos me quedo completamente petrificada en lo que veo como el cuerpo de Ben cae de espaldas sobre el césped, pero lo siguiente que capta mi atención, es la expresión del rostro de Kendrick. Nunca, jamás en todos mis años de conocerlo, había visto sus facciones contorsionarse de tal manera. Decir que estaba preocupada sería un eufemismo, pero mis pies se sentían como plomo y es solo cuando veo a mi madre tironear de su brazo que logro apresurarme hasta su posición. - Mamá, suéltalo. Esta no es la manera. - Podía ser un mago y estar preparado para atacar en cualquier momento, pero no dejaba de ser Kendrick, y no había necesidad de ser tan brusca cuando él ya se encontraba en ese estado. Adelantándome hasta estar casi en frente de él, presiono una mano sobre su hombro tratando de llamar su atención. - Ken, vamos. ¿desde cuándo atacas de buenas a primeras? Es Ben… - Y en otros momentos me hubiera dado gracia que esa fuese la justificación que tenía para ofrecerle, sino fuese porque realmente me hallaba inquieta por su estado. -Está tratando de explicar qué es lo que está sucediendo, ninguno sabe toda la historia. - Girándome hasta mirar a Ben mientras se incorpora, trato de apurarlo con la mirada, casi queriéndome disculpar por el ataque del muchacho. - ¿Podrías decirnos que está haciendo aquí así zanjamos este asunto y podemos resolverlos como personas adultas?- Y justo yo era la que había dicho eso...
Tengo que admitir que no termino de registrar las justificaciones de Ben, porque logro entender que haya ayudado con la poción matalobos, o que para él sí fuese una persona de confianza pero… ¿por qué traerla al distrito entonces? ¿Se habría metido en algún problema por ayudarlo? No es cómo si necesitásemos otra diana sobre nosotros luego del incidente con los aurores meses atrás como para traer una figura que, si mal no entendía cómo funcionaba el capitolio, posiblemente fuese lo suficientemente reconocible en caso de desaparecer. No es como si quedasen muchos vencedores vivos desde las viejas épocas. Tal vez si no hubiese estado tan metida dentro de mis pensamientos, hubiese podido reconocer la mirada que me dirige Ken antes de adelantarse y complicar todo el asunto de una forma que realmente no me hubiese esperado de él ni en mis más locos sueños.
Por unos segundos me quedo completamente petrificada en lo que veo como el cuerpo de Ben cae de espaldas sobre el césped, pero lo siguiente que capta mi atención, es la expresión del rostro de Kendrick. Nunca, jamás en todos mis años de conocerlo, había visto sus facciones contorsionarse de tal manera. Decir que estaba preocupada sería un eufemismo, pero mis pies se sentían como plomo y es solo cuando veo a mi madre tironear de su brazo que logro apresurarme hasta su posición. - Mamá, suéltalo. Esta no es la manera. - Podía ser un mago y estar preparado para atacar en cualquier momento, pero no dejaba de ser Kendrick, y no había necesidad de ser tan brusca cuando él ya se encontraba en ese estado. Adelantándome hasta estar casi en frente de él, presiono una mano sobre su hombro tratando de llamar su atención. - Ken, vamos. ¿desde cuándo atacas de buenas a primeras? Es Ben… - Y en otros momentos me hubiera dado gracia que esa fuese la justificación que tenía para ofrecerle, sino fuese porque realmente me hallaba inquieta por su estado. -Está tratando de explicar qué es lo que está sucediendo, ninguno sabe toda la historia. - Girándome hasta mirar a Ben mientras se incorpora, trato de apurarlo con la mirada, casi queriéndome disculpar por el ataque del muchacho. - ¿Podrías decirnos que está haciendo aquí así zanjamos este asunto y podemos resolverlos como personas adultas?- Y justo yo era la que había dicho eso...
Su llegada se estaba convirtiendo en la comidilla del día, reuniendo, quizás a la mayoría de los habitantes del distrito aunque no tenía idea del número concreto, en torno al puente de entrada. Poco a poco las personas se acercaban hacia ellos, murmurando entre ellos u observándolos, especialmente a ella, con desconfianza mientras que las miradas para Ben se tornaban diferentes. Tragó saliva, tirando más de su ahijado, Kyle, para situarlo detrás suya.
La mayor parte de ellos preguntaban lo mismo; la pregunta del siglo. ¿Quién era ella? Pero otros qué hacía allí. Sus azules ojos preferían posarse sobre los que sabían quien era ya que, en realidad, eran los que podían tener alguna información y ser los más ¿peligrosos? Era cierto que trabajaba para el gobierno, lo cual la convertía en una enemiga completa para ellos se mirara por donde se mirara. La mano que tenía libre se acercó hasta el bolsillo de su gabardina, sintiendo el tacto de su varita en el mismo momento que lo hizo. No la usaba más de lo necesario, pero no había sido una decisión descabellada llevarla consigo aquel día; no viendo como se estaban tornando las cosas conforme transcurrían los segundos. Y lo cierto es que no parecía mejorar.
El tiempo de reacción fue mínimo. Tiró de Kyle hacia un lado cuando escuchó el hechizo que hizo volar a Benedict; volviéndose, automáticamente, en dirección a las personas allí presentes en busca de quien lo había conjurado. No tuvo que buscar demasiado. Las acusaciones surgían una tras otra de un joven que no parecía tener mucha edad. Se agachó junto a Ben, percatándose de que estuviera bien, antes de dirigir su mirada hacia el joven (Ken). —¿Cómo todos ellos?— preguntó apretando los dedos en torno a la varita, dispuesta a sacarla de un momento a otro. —¿Cuántos años tienes? ¿14? ¿15? No tienes ni idea de lo que hay ahí fuera como para calificarnos a todos del mismo modo— contestó cortante. ¿Acaso había vivido alguna vez en NeoPanem? No sabía como vivían allí ni como eran sus habitantes, su postura se basaba en lo que dictaba el gobierno, de represión y persecución, pero no en lo que realmente pensaban sus gentes.
Apretó los dientes, sacando las manos de sus bolsillos y dejándolas caer a ambos lados de su cuerpo. Detestaba las situaciones en las que todo el mundo hablaba, acusaba o se agolpaba e un mismo sitio; y la situación en la que se encontraba tenía todas las características mencionadas. Volvió a mirar a Ben tras las pregunta de una de las chicas, la que, al menos, parecía más calmada que los demás. ¿Qué le iba a contestar? Su respuesta podría ser un ‘porque sí’, lo cual no se alejaría demasiado de la realidad. Ella estaba allí porque sí, porque él pensaba que no pertenecía a NeoPanem, y quería mostrarle que había otros modos de vivir que no fueran seguir la corriente.
La mayor parte de ellos preguntaban lo mismo; la pregunta del siglo. ¿Quién era ella? Pero otros qué hacía allí. Sus azules ojos preferían posarse sobre los que sabían quien era ya que, en realidad, eran los que podían tener alguna información y ser los más ¿peligrosos? Era cierto que trabajaba para el gobierno, lo cual la convertía en una enemiga completa para ellos se mirara por donde se mirara. La mano que tenía libre se acercó hasta el bolsillo de su gabardina, sintiendo el tacto de su varita en el mismo momento que lo hizo. No la usaba más de lo necesario, pero no había sido una decisión descabellada llevarla consigo aquel día; no viendo como se estaban tornando las cosas conforme transcurrían los segundos. Y lo cierto es que no parecía mejorar.
El tiempo de reacción fue mínimo. Tiró de Kyle hacia un lado cuando escuchó el hechizo que hizo volar a Benedict; volviéndose, automáticamente, en dirección a las personas allí presentes en busca de quien lo había conjurado. No tuvo que buscar demasiado. Las acusaciones surgían una tras otra de un joven que no parecía tener mucha edad. Se agachó junto a Ben, percatándose de que estuviera bien, antes de dirigir su mirada hacia el joven (Ken). —¿Cómo todos ellos?— preguntó apretando los dedos en torno a la varita, dispuesta a sacarla de un momento a otro. —¿Cuántos años tienes? ¿14? ¿15? No tienes ni idea de lo que hay ahí fuera como para calificarnos a todos del mismo modo— contestó cortante. ¿Acaso había vivido alguna vez en NeoPanem? No sabía como vivían allí ni como eran sus habitantes, su postura se basaba en lo que dictaba el gobierno, de represión y persecución, pero no en lo que realmente pensaban sus gentes.
Apretó los dientes, sacando las manos de sus bolsillos y dejándolas caer a ambos lados de su cuerpo. Detestaba las situaciones en las que todo el mundo hablaba, acusaba o se agolpaba e un mismo sitio; y la situación en la que se encontraba tenía todas las características mencionadas. Volvió a mirar a Ben tras las pregunta de una de las chicas, la que, al menos, parecía más calmada que los demás. ¿Qué le iba a contestar? Su respuesta podría ser un ‘porque sí’, lo cual no se alejaría demasiado de la realidad. Ella estaba allí porque sí, porque él pensaba que no pertenecía a NeoPanem, y quería mostrarle que había otros modos de vivir que no fueran seguir la corriente.
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Doy otro tirón, pero la voz de Ava realiza una petición que su madre no tarda en cumplir y, por mi culpa, me tambaleo en mi lugar en reflejo. ¿Qué desde cuándo…? — Esa no es excusa. ¡Él siempre es el primero en decirnos que no hagamos ese tipo de estupideces y ahora…! — se me escapa un “aagh” de frustración al sacudirme el cabello para todos lados con la mano libre, tratando de calmar la respiración que me ha puesto el rostro colorado y que me grita a los cuatro vientos que aproveche que mi tío está en el suelo para saltarle encima y darle un golpe. ¿Cómo alguien puede ser tan descuidado después de todo lo que ha pasado? ¡Y que sea él es la peor excusa de todas!
La rubita esa desconocida se toma el atrevimiento de hablarme como si fuese un niñato idiota y no puedo hacer otra cosa que tensar la mandíbula, sacando algo de pecho y apretando la varita tan fuerte que siento como los dedos se me ponen blancos allí donde hace presión — ¿Y tú que sabes? — la voz me sale tan aguda que siento que estoy pasando de nuevo por esa pseudo pubertad que no cambió demasiado en mí y doy un paso involuntario hacia ella — ¡No eres la primera persona de NeoPanem que he visto y tampoco necesito conocerlos a todos para saber la clase de mierda que son! ¿O crees que no sé por qué he vivido aquí toda la vida, para variar? — le pongo mi mejor expresión de que se ha saltado ese detalle tan obvio y oigo a Arleth llamándome en tono de advertencia, pero opto por ignorarla — O, si son tan amigos… ¿Él no te ha contado todo lo que le han hecho? ¿O a nosotros? Porque creo que hay varios aquí que pueden dar mil y un motivos por los cuales ya tengo bien en claro por qué no los queremos entre nosotros.
Pero a Ava se le ocurre meterse haciéndose la sensata por primera vez en su vida y me ahorra el insulto, así que resoplo y empiezo a caminar de un lado al otro, sin sacarles los ojos de encima como si fuese un lobo cerca de su presa. A la primera que me den motivos, no tengo problema en volver a apuntar.
La rubita esa desconocida se toma el atrevimiento de hablarme como si fuese un niñato idiota y no puedo hacer otra cosa que tensar la mandíbula, sacando algo de pecho y apretando la varita tan fuerte que siento como los dedos se me ponen blancos allí donde hace presión — ¿Y tú que sabes? — la voz me sale tan aguda que siento que estoy pasando de nuevo por esa pseudo pubertad que no cambió demasiado en mí y doy un paso involuntario hacia ella — ¡No eres la primera persona de NeoPanem que he visto y tampoco necesito conocerlos a todos para saber la clase de mierda que son! ¿O crees que no sé por qué he vivido aquí toda la vida, para variar? — le pongo mi mejor expresión de que se ha saltado ese detalle tan obvio y oigo a Arleth llamándome en tono de advertencia, pero opto por ignorarla — O, si son tan amigos… ¿Él no te ha contado todo lo que le han hecho? ¿O a nosotros? Porque creo que hay varios aquí que pueden dar mil y un motivos por los cuales ya tengo bien en claro por qué no los queremos entre nosotros.
Pero a Ava se le ocurre meterse haciéndose la sensata por primera vez en su vida y me ahorra el insulto, así que resoplo y empiezo a caminar de un lado al otro, sin sacarles los ojos de encima como si fuese un lobo cerca de su presa. A la primera que me den motivos, no tengo problema en volver a apuntar.
Todo se va al demonio en cuestión de segundos y contener a Kendrick se me hace imposible, más cuando Ava se pone en el medio en un intento de defenderlo a pesar de que solo tengo ojos para ver como es que Benedict amaga a ponerse de pie, no muy seguro gracias a que el niño que lo ha atacado todavía tiene la varita en la mano. No lo culpo: ahora mismo siento un extraño calor en el pecho y en el cuello, trepándose por mi cabeza de manera amenazante mientras no tengo idea de cómo se supone que debería reaccionar. Mi hijastro no ha hecho más que traicionarnos, a todos, sea o no de manera voluntaria. Le hemos confiado nuestras expediciones, nuestros terrenos y nuestras necesidades, para que acabe metiendo a uno de ellos en nuestro hogar. Quizá la conoce, pero he aprendido en mis años en servicio de los Black que hasta tu mejor amigo debe ser víctima de desconfianza de vez en cuando.
— Kendrick, silencio. Ava, solo… — suspiro y lo hago de un modo que delata que no quiero decir ni hacer lo que estoy a punto de soltar. No soy muy alta, pero aún así me las arreglo para mostrarme imponente cuando alzo la voz — Si eres de fiar, Arianne Brawn, te ordeno que te marches de aquí junto a uno de los nuestros y aceptes que se te borre la memoria mediante un encantamiento desmemorizante. Y en cuanto a Benedict Franco, exijo una junta para debatir cómo continuaremos con respecto a su posición. De momento, queda relevado de su cargo como parte del consejo y líder de exploración — sé que he dado en la llaga, porque el susodicho se termina de incorporar de un salto y empieza con un montón de peroratas que no me interesa escuchar. Incluso alzo la mano para que se calle y me giro para ver al resto de los presentes — ¿Alguien se opone?
— Kendrick, silencio. Ava, solo… — suspiro y lo hago de un modo que delata que no quiero decir ni hacer lo que estoy a punto de soltar. No soy muy alta, pero aún así me las arreglo para mostrarme imponente cuando alzo la voz — Si eres de fiar, Arianne Brawn, te ordeno que te marches de aquí junto a uno de los nuestros y aceptes que se te borre la memoria mediante un encantamiento desmemorizante. Y en cuanto a Benedict Franco, exijo una junta para debatir cómo continuaremos con respecto a su posición. De momento, queda relevado de su cargo como parte del consejo y líder de exploración — sé que he dado en la llaga, porque el susodicho se termina de incorporar de un salto y empieza con un montón de peroratas que no me interesa escuchar. Incluso alzo la mano para que se calle y me giro para ver al resto de los presentes — ¿Alguien se opone?
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Los gritos me aturden. Jamás he creído que vería a Kendrick con esa expresión en el rostro, tan inestable que por momentos temo que su varita explote entre sus dedos. Es la sorpresa la que me mantiene en el suelo, recargado en mis codos con una expresión de completa estupidez mientras Arianne se inclina a mi lado. Deseo tomar su mano y salir corriendo de aquí, en vista de que parece que nadie, ni siquiera mi familia o mi mejor amigo, vendrán a ayudarme. Cinco minutos. ¿Tanto temen que no son capaces de escucharme por cinco minutos? Yo mismo tengo mis prejuicios, lo sé, pero Arianne es diferente. Si pueden confiar en mí para que los alimente, pueden hacerlo para creerme en un tema como este.
Tomo la mano de Ari para que se calme, pero creo que soy yo el que lo necesita a buenas primeras cuando no llego a responderle a Ava porque Arleth está efectuando un veredicto que me hiela la sangre — ¿Qué? — es lo primero que sale de mi boca, pero pronto me pongo de pie con paso torpe, tratando de dar pasos hacia la mujer de mi padre sin atreverme a hacerlo de todo — ¡Pues claro que yo me opongo! ¿Qué clase de estupidez es esta? — miro a Amber en busca de apoyo, porque es obvio que Seth no va a hacerlo y ella es mi amiga más cercana aquí. Luego a Alice, pero parece tan silenciosa que temo saber qué es lo que está pasando por su cabeza — Después de todo lo que he hecho por ustedes… ¿Se atreven a ponerme en duda de juicio? ¿Van a juzgarme como si fuera un extraño cualquiera? ¡Le he dado mi vida a este estúpido distrito de mierda! — les guste o no, eso es lo que ha pasado. Mis años, mi salud mental, incluso he arriesgado cada parte de mí… ¿Y así me lo pagan?
— Creí que me conocían. Creí que respetaban lo que yo quisiera o creyera. Al menos, creí que tú lo harías — le escupo a Seth, dando un paso hacia atrás y tomando a Arianne del brazo — Me niego a ser juzgado como a un forastero — porque si así van a verme… ¿Cómo se supone que lo llame hogar?
Tomo la mano de Ari para que se calme, pero creo que soy yo el que lo necesita a buenas primeras cuando no llego a responderle a Ava porque Arleth está efectuando un veredicto que me hiela la sangre — ¿Qué? — es lo primero que sale de mi boca, pero pronto me pongo de pie con paso torpe, tratando de dar pasos hacia la mujer de mi padre sin atreverme a hacerlo de todo — ¡Pues claro que yo me opongo! ¿Qué clase de estupidez es esta? — miro a Amber en busca de apoyo, porque es obvio que Seth no va a hacerlo y ella es mi amiga más cercana aquí. Luego a Alice, pero parece tan silenciosa que temo saber qué es lo que está pasando por su cabeza — Después de todo lo que he hecho por ustedes… ¿Se atreven a ponerme en duda de juicio? ¿Van a juzgarme como si fuera un extraño cualquiera? ¡Le he dado mi vida a este estúpido distrito de mierda! — les guste o no, eso es lo que ha pasado. Mis años, mi salud mental, incluso he arriesgado cada parte de mí… ¿Y así me lo pagan?
— Creí que me conocían. Creí que respetaban lo que yo quisiera o creyera. Al menos, creí que tú lo harías — le escupo a Seth, dando un paso hacia atrás y tomando a Arianne del brazo — Me niego a ser juzgado como a un forastero — porque si así van a verme… ¿Cómo se supone que lo llame hogar?
Si hubiese sabido el caos que se había formado ahí, hubiese llegado antes. Si hubiese sabido que todo había sido por la presencia de Arianne, hubiese llegado antes. Todos esos pensamientos estaban arremolinándose en torno a su cabeza, pero fue precisamente los gritos los que lo alertaron más y lo obligaron a avanzar más. Llegaba tarde, si, por supuesto, uno de los animales se había puesto enfermo y tuvo que echarle una mano al veterinario del distrito para operarlo. Habían tardado horas, y no pudo escaparse ni un momento hasta que todo estuviese en orden.
Se había quitado la sangre de las manos, pero no pudo cambiarse de ropa, por lo que las manchas de sangre todavía decoraban las prendas y corrió hacia allí cuando le avisaron de los problemas. No tenía ni idea de que estaba ocurriendo hasta que vio a lo lejos una cara conocida. En el mismo trayecto se quedó levemente paralizado, posando la mirada en la rubia que había cogido Ben del brazo —Arianne... —susurró, con expresión sorprendida, aliviada, alegre, nostálgica... Muchísimas. Un torrente de sentimientos le inundó el pecho, pero tuvo que volver a la realidad cuando se dio cuenta que pasaba. Muchos estaban en desacuerdo con lo que estaba pasando. Ari seguía perteneciendo a Neopanem y tras captar un poco de conversación, nadie sabía nada. Ni él mismo, por supuesto. La presencia de la chica era un peligro y un estado de emergencia inminente.
—¿Qué está pasando? ¿Qué estáis diciendo? —preguntó con el ceño fruncido, mirando a los demás —¿Qué está pasando, Ben? —los miró a todos, y luego a él.
Se había quitado la sangre de las manos, pero no pudo cambiarse de ropa, por lo que las manchas de sangre todavía decoraban las prendas y corrió hacia allí cuando le avisaron de los problemas. No tenía ni idea de que estaba ocurriendo hasta que vio a lo lejos una cara conocida. En el mismo trayecto se quedó levemente paralizado, posando la mirada en la rubia que había cogido Ben del brazo —Arianne... —susurró, con expresión sorprendida, aliviada, alegre, nostálgica... Muchísimas. Un torrente de sentimientos le inundó el pecho, pero tuvo que volver a la realidad cuando se dio cuenta que pasaba. Muchos estaban en desacuerdo con lo que estaba pasando. Ari seguía perteneciendo a Neopanem y tras captar un poco de conversación, nadie sabía nada. Ni él mismo, por supuesto. La presencia de la chica era un peligro y un estado de emergencia inminente.
—¿Qué está pasando? ¿Qué estáis diciendo? —preguntó con el ceño fruncido, mirando a los demás —¿Qué está pasando, Ben? —los miró a todos, y luego a él.
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Todo pasa demasiado deprisa.
En cuestión de segundos, Kendrick se lanza al ataque contra Ben mientras que mi tía me aparta hacia un lado, en un intento de protegerme. Y aunque físicamente no me haya llevado ningún golpe, emocionalmente no puedo decir lo mismo. La impresión de ver cómo todos están en contra del único miembro de mi familia que hay aquí me deja tan conmocionado que me quedo en silencio, apenas escuchando lo que dicen. Que el que ha sido mi mejor amigo en las últimas semanas acuse a mi tía de cosas que no son ciertas no ayuda en nada, sino todo lo contrario.
— ¡Arianne no es como los demás! — acabo por gritar, sin mirar a nadie en concreto, y harto de falsas acusaciones cuando no la conocen. No sé el trato que Ben habrá tenido con ella porque ni siquiera sabía que estaban en contacto, pero yo sé cómo es. Lo que sí que no puedo soportar es que quieran echarla fuera sin darle una oportunidad. — Soy su sobrino, ¿realmente creéis que os traicionaría y que pondría mi vida en peligro? — Si no se fían de Ben, quizá les haga entrar en razón el hecho de que seamos familia. — Tiene hasta otra sobrina que es humana. Vivir en NeoPanem no significa estar a favor de sus estúpidas leyes — añado. No suelo hablar de Agatha, pero es verdad. — Ken, ¿no te fías de mí? — pregunto, desviando la mirada a mi amigo, desesperado. Sé que de Arianne no se fía por todo lo que ha soltado, pero creo que a estas alturas debe de conocerme un poco para saber cómo soy. Y si no es así... en fin.
En cuestión de segundos, Kendrick se lanza al ataque contra Ben mientras que mi tía me aparta hacia un lado, en un intento de protegerme. Y aunque físicamente no me haya llevado ningún golpe, emocionalmente no puedo decir lo mismo. La impresión de ver cómo todos están en contra del único miembro de mi familia que hay aquí me deja tan conmocionado que me quedo en silencio, apenas escuchando lo que dicen. Que el que ha sido mi mejor amigo en las últimas semanas acuse a mi tía de cosas que no son ciertas no ayuda en nada, sino todo lo contrario.
— ¡Arianne no es como los demás! — acabo por gritar, sin mirar a nadie en concreto, y harto de falsas acusaciones cuando no la conocen. No sé el trato que Ben habrá tenido con ella porque ni siquiera sabía que estaban en contacto, pero yo sé cómo es. Lo que sí que no puedo soportar es que quieran echarla fuera sin darle una oportunidad. — Soy su sobrino, ¿realmente creéis que os traicionaría y que pondría mi vida en peligro? — Si no se fían de Ben, quizá les haga entrar en razón el hecho de que seamos familia. — Tiene hasta otra sobrina que es humana. Vivir en NeoPanem no significa estar a favor de sus estúpidas leyes — añado. No suelo hablar de Agatha, pero es verdad. — Ken, ¿no te fías de mí? — pregunto, desviando la mirada a mi amigo, desesperado. Sé que de Arianne no se fía por todo lo que ha soltado, pero creo que a estas alturas debe de conocerme un poco para saber cómo soy. Y si no es así... en fin.
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Me detengo en seco cuando Arleth da su veredicto y, tengo que admitirlo, la miro con los ojos tan abiertos que siento que se me van a salir de las cuencas. Esperaba muchos tipos de castigos, pero no creí que optaría por algo tan… ¿Es extremista? ¿O estoy de acuerdo? Derian llega haciendo preguntas y abro la boca para responderle, pero Ben empieza a excusarse, Arleth no parece querer escucharlo y la voz de Kyle llega desde algún punto. Solo por eso es que vuelvo la mirada hacia ellos, incluso cuando la rabia hace que sea una tarea difícil.
¿Por qué tiene que preguntarme a mí? ¿Por qué desvío el rostro con violencia? Mis manos siguen temblando y, aunque he bajado la varita, aún la sostengo con fuerza suficiente como para volver a atacar. No quiero estar aquí, pero tampoco quiero irme si eso significa que no voy a estar enterado de lo que sucede. Pero, para mi desgracia, tengo que hacer un enorme esfuerzo para evitar que me tiemble el labio cuando me atrevo a regresar la vista a mi amigo — ¿Entonces por qué trabaja para sus leyes, si no cree en ellas? — hablo un poco más agudo y mordaz de lo que hubiese querido, pero mantengo mi postura sin romper el contacto visual con mi mayor compañero de las últimas semanas — No podemos confiar en alguien que se asegura de que nos persigan y castiguen, Kyle. Eso es lo que ha ocurrido — le explico a Derian, apenas mirándolo sobre mi hombro antes de regresar a los acusados — Benedict metió a alguien del gobierno en nuestro hogar porque le importamos una mierda — sin “tío”, sin apodos, sin una pizca de mí mismo. Solo me cruzo de brazos y aprieto los dientes, tratando de no largarme a llorar como un niño en un esfuerzo de verme como un hombre.
¿Por qué tiene que preguntarme a mí? ¿Por qué desvío el rostro con violencia? Mis manos siguen temblando y, aunque he bajado la varita, aún la sostengo con fuerza suficiente como para volver a atacar. No quiero estar aquí, pero tampoco quiero irme si eso significa que no voy a estar enterado de lo que sucede. Pero, para mi desgracia, tengo que hacer un enorme esfuerzo para evitar que me tiemble el labio cuando me atrevo a regresar la vista a mi amigo — ¿Entonces por qué trabaja para sus leyes, si no cree en ellas? — hablo un poco más agudo y mordaz de lo que hubiese querido, pero mantengo mi postura sin romper el contacto visual con mi mayor compañero de las últimas semanas — No podemos confiar en alguien que se asegura de que nos persigan y castiguen, Kyle. Eso es lo que ha ocurrido — le explico a Derian, apenas mirándolo sobre mi hombro antes de regresar a los acusados — Benedict metió a alguien del gobierno en nuestro hogar porque le importamos una mierda — sin “tío”, sin apodos, sin una pizca de mí mismo. Solo me cruzo de brazos y aprieto los dientes, tratando de no largarme a llorar como un niño en un esfuerzo de verme como un hombre.
No tenía nada en contra de la rubia, ni siquiera pensaba juzgarla porque viniese de afuera y trabajase para el gobierno, e incluso estaba dispuesta a comprender cualquiera de las razones por las que hubiese venido a parar al distrito. Pero bien podría cerrar el pico y no increpar a Kendrick sin tener ella la menor idea de lo que se vivía aquí tampoco. No con el recuerdo de la última excursión grabado en la mente de todos y con el secreto de su identidad atravesado en la garganta de varios.
Claro está, el muchacho no iba a quedarse callado y antes de poder abrir la boca ya se encuentra él soltando opiniones a diestra y siniestra; opiniones con las que tenía que estar de acuerdo en su mayoría si íbamos al caso. Y quiero calmarlo, juro que quiero, pero a la vez estoy tratando de calmarme y entender yo las cosas, y todo esto es complicado. Incluso mamá, siendo la líder del distrito y la persona más sensata del distrito cuando de estas cuestiones se trataba me toma por sorpresa. - ¿Es en serio? - ¿No tomaban este tipo de decisiones en sus reuniones a puertas cerradas, luego de haber escuchado a todas las partes involucradas y con todo el consejo reunido? ¿Desde cuándo…?
Y Ben replica, y lo entiendo; Kyle defiende a su tía, y lo comprendo. Ken vuelve a hacerse oír, y yo solo puedo sentir que estoy viviendo una especie de sueño bizarro en el que a todos los han drogado y les ha pegado para mal. - ¿Podemos solo… calmarnos un momento? - Y claramente es un sueño, porque si soy yo justamente la que está pidiendo calma en lugar de sumarse al griterío… - Contrario a lo que la… - Tengo que frenarme para no usar algún calificativo despectivo o mordaz, y trago saliva antes de hablar. - Contrario a lo que Arianne pueda pensar, todos aquí sabemos perfectamente cómo es afuera. Pero eso no significa que tenemos que estar apuntando con el dedo, o con la varita, juzgando sin todavía entender una mierda, ¡por todos los cielos! Mamá, tú eres la sensata aquí. - Y juro que estaba esperando que nos mandara a todos a nuestras cabañas, o que exigiera silencio e interrogase a todos los involucrados. Pero no podía dejarme de sentir como una niña que miraba cómo sus familiares se pelean mientras se escondía detrás de la puerta de la habitación.
Claro está, el muchacho no iba a quedarse callado y antes de poder abrir la boca ya se encuentra él soltando opiniones a diestra y siniestra; opiniones con las que tenía que estar de acuerdo en su mayoría si íbamos al caso. Y quiero calmarlo, juro que quiero, pero a la vez estoy tratando de calmarme y entender yo las cosas, y todo esto es complicado. Incluso mamá, siendo la líder del distrito y la persona más sensata del distrito cuando de estas cuestiones se trataba me toma por sorpresa. - ¿Es en serio? - ¿No tomaban este tipo de decisiones en sus reuniones a puertas cerradas, luego de haber escuchado a todas las partes involucradas y con todo el consejo reunido? ¿Desde cuándo…?
Y Ben replica, y lo entiendo; Kyle defiende a su tía, y lo comprendo. Ken vuelve a hacerse oír, y yo solo puedo sentir que estoy viviendo una especie de sueño bizarro en el que a todos los han drogado y les ha pegado para mal. - ¿Podemos solo… calmarnos un momento? - Y claramente es un sueño, porque si soy yo justamente la que está pidiendo calma en lugar de sumarse al griterío… - Contrario a lo que la… - Tengo que frenarme para no usar algún calificativo despectivo o mordaz, y trago saliva antes de hablar. - Contrario a lo que Arianne pueda pensar, todos aquí sabemos perfectamente cómo es afuera. Pero eso no significa que tenemos que estar apuntando con el dedo, o con la varita, juzgando sin todavía entender una mierda, ¡por todos los cielos! Mamá, tú eres la sensata aquí. - Y juro que estaba esperando que nos mandara a todos a nuestras cabañas, o que exigiera silencio e interrogase a todos los involucrados. Pero no podía dejarme de sentir como una niña que miraba cómo sus familiares se pelean mientras se escondía detrás de la puerta de la habitación.
Me siento tan pérdida como el que está asomando la cabeza por la ventana con interés de saber lo que ocurre o los que se van sumando a la concentración en busca de respuestas que ni Ben ni Arianne parecen estar dispuestos a dar, culpa de la incredulidad en que todos nos encontramos ahora mismo. Me mantengo en el cuadro de imagen con los brazos cruzados sobre el pecho y el ceño fruncido, que no hace justicia a la confusión que tiene lugar en mi cabeza. Trato de escuchar lo que dicen, intentando entender las razones por las que Ben traería a alguien así de repente, pero pronto todos los presentes empiezan a discutir y a gritarse entre ellos hasta que veo como Kendrick hace que Ben vuele por los aires. Mi corazón se acelera de inmediato y mi cuerpo hace ademán de ir hacia delante a la par que suelto los brazos y abro la boca para gritar. - ¡Kendrick! ¿Por qué has hecho eso? - Mis piernas comienzan a moverse en la dirección que está Ben para comprobar que esté bien, pero me quedo a medio camino cuando es la rubia quien se agacha.
Dirijo mi mirada hacia Derian cuando escucho su voz aparecer en escena, después hacia Arleth que es la que parece haber tomado el mando de la situación. Sus decisiones también me hacen fruncir el ceño hasta posarse sobre la figura de Ava en busca de una respuesta menos drástica. - Sea quien sea, y trabaje para quien trabaje, ¿qué hace aquí? - Digo hacia nadie en general, salvo la última pregunta que va en la dirección de Ben. Porque todo lo que ha dicho hasta ahora no ha respondido a una de las preguntas más importantes que deberíamos estar haciendo. - ¿Por qué la has traído hasta aquí sin avisar a nadie? ¿Es que está en alguna clase de peligro? - Paseo mi mirada por la figura de Arianne, no parece tener mal aspecto, por lo menos lejos del que se suele tener cuando se llega aquí por necesidad. ¿Desde cuando traemos extraños, o conocidos me viene siendo igual, para dar una guía turística? Honestamente no creo que lo que tengamos aquí sea digno de exposición.
Dirijo mi mirada hacia Derian cuando escucho su voz aparecer en escena, después hacia Arleth que es la que parece haber tomado el mando de la situación. Sus decisiones también me hacen fruncir el ceño hasta posarse sobre la figura de Ava en busca de una respuesta menos drástica. - Sea quien sea, y trabaje para quien trabaje, ¿qué hace aquí? - Digo hacia nadie en general, salvo la última pregunta que va en la dirección de Ben. Porque todo lo que ha dicho hasta ahora no ha respondido a una de las preguntas más importantes que deberíamos estar haciendo. - ¿Por qué la has traído hasta aquí sin avisar a nadie? ¿Es que está en alguna clase de peligro? - Paseo mi mirada por la figura de Arianne, no parece tener mal aspecto, por lo menos lejos del que se suele tener cuando se llega aquí por necesidad. ¿Desde cuando traemos extraños, o conocidos me viene siendo igual, para dar una guía turística? Honestamente no creo que lo que tengamos aquí sea digno de exposición.
¿Alguien más va a preguntar? ¿Alguien más va a aparecer con expresión juzgadora o simplemente ya podemos parar todo este circo? Me siento asfixiado, atrapado entre un montón de personas que parecen no tener una mejor idea que el hacerse con una opinión cuadrada, guiada gracias a un enojo momentáneo que no comprendo ni comparto. Derian aparece y tengo la esperanza de que diga algo que me respalde, pero parece tan dudoso como el resto. ¿Dónde quedaron esos años donde éramos un equipo? Los vencedores del cuatro; él sabe la historia, pero Kendrick solo ayuda a escupir veneno. Al menos Kyle grita a nuestro favor, Ava parece buscar la paz y Alice… no sé por qué, pero no puedo mirarla a los ojos. No cuando hace una pregunta que me obliga a abrir y cerrar la boca, notando las miradas expectantes. Seré alto, demasiado alto, pero me siento pequeño, como si el espacio no fuese suficiente como para poder respirar.
— No. No necesita de nada. Solo la traje porque quería enseñarle un distrito donde todo el mundo es bienvenido — esa es la premisa, ¿no? El catorce, la tierra prometida, el lugar que Jamie Niniadis ha buscado por años porque significa una amenaza a su estúpido sistema porque, muy a su pesar, aquí no juzgamos a las personas. Aquí, se supone que vivimos juntos y confiamos el uno en el otro, porque si nosotros no lo hacemos nadie más lo hará y nos terminarán devorando. Y no obstante, nos estamos juzgando, siendo aquello que hemos evitado ser durante tanto tiempo. No señalamos a las personas con el dedo, pero parece que la sensación de amenaza se ha vuelto tan grande luego de todo lo que hemos pasado, que es lo único que pueden hacer aunque yo esté en el medio. Lo odio, odio cómo es que me duele, cómo es que me toca. Sé que no puedo tolerarlo — Pero parece que me equivoqué de nuevo.
Es una voz monótona, un poco dura a pesar. Por extraño que parezca, mis ojos solo buscan a la primera persona que me ha apuntado con la varita y la última que pensé que jamás me defendería. Mis labios se curvan en una sonrisa irónica, furiosa, cuando enredo mis dedos en la mano de Arianne y tiro de ella para darle la espalda a la gente que consideré mi familia. Que se queden con sus títulos, con su desconfianza. Si creen que somos una amenaza, les demostraré que están equivocados. Por eso la arrastro conmigo, ignorando cómo Arleth me llama a la distancia, sabiendo que de todos modos no me está siguiendo. Y cuando cruzamos el puente, cuando por fin estamos fuera de los encantamientos de protección que envuelven a aquellos que dejo atrás, ni siquiera miro a Arianne cuando le ruego que nos haga desaparecer. En segundos, la sacudida me aleja de allí, de una buena vez.
— No. No necesita de nada. Solo la traje porque quería enseñarle un distrito donde todo el mundo es bienvenido — esa es la premisa, ¿no? El catorce, la tierra prometida, el lugar que Jamie Niniadis ha buscado por años porque significa una amenaza a su estúpido sistema porque, muy a su pesar, aquí no juzgamos a las personas. Aquí, se supone que vivimos juntos y confiamos el uno en el otro, porque si nosotros no lo hacemos nadie más lo hará y nos terminarán devorando. Y no obstante, nos estamos juzgando, siendo aquello que hemos evitado ser durante tanto tiempo. No señalamos a las personas con el dedo, pero parece que la sensación de amenaza se ha vuelto tan grande luego de todo lo que hemos pasado, que es lo único que pueden hacer aunque yo esté en el medio. Lo odio, odio cómo es que me duele, cómo es que me toca. Sé que no puedo tolerarlo — Pero parece que me equivoqué de nuevo.
Es una voz monótona, un poco dura a pesar. Por extraño que parezca, mis ojos solo buscan a la primera persona que me ha apuntado con la varita y la última que pensé que jamás me defendería. Mis labios se curvan en una sonrisa irónica, furiosa, cuando enredo mis dedos en la mano de Arianne y tiro de ella para darle la espalda a la gente que consideré mi familia. Que se queden con sus títulos, con su desconfianza. Si creen que somos una amenaza, les demostraré que están equivocados. Por eso la arrastro conmigo, ignorando cómo Arleth me llama a la distancia, sabiendo que de todos modos no me está siguiendo. Y cuando cruzamos el puente, cuando por fin estamos fuera de los encantamientos de protección que envuelven a aquellos que dejo atrás, ni siquiera miro a Arianne cuando le ruego que nos haga desaparecer. En segundos, la sacudida me aleja de allí, de una buena vez.
+6
Kyle A. Overstrand
Derian Castle
Arleth L. Ballard
Arianne L. Brawn
Amber J. Pearson
Seth K. Niniadis
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