ÍndiceÍndice  
  • Últimas imágenesÚltimas imágenes  
  • Quién es quién  
  • RegistrarseRegistrarse  
  • ConectarseConectarse  
  • The Mighty Fall
    ¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
    OTOÑO de 247421 de Septiembre — 20 de Diciembre


    ÚLTIMOS
    TEMAS
    Muggles & Squibs
    5000 G
    Extranjeros
    4000 G
    Miembros de Defensa
    5000 G
    Estudiantes
    4000 G
    Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

    Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

    ¿Qué ficha moverás?
    VISÍTANOS EN TUMBLRREVISA NUESTRAS BÚSQUEDAS Y NUESTRAS PROMOCIONES
    13.11Estudiantes, ¡los estamos buscando! Pasen a revisar nuestra nueva búsqueda Aquí.
    07.11¿Quieren crearse un nuevo personaje? Aquí pueden encontrar las búsquedas de nuestros usuarios.
    03.11¡Concluyó la mini-trama! No olviden reclamar sus recompensas aquí.
    07.10¡Felices 11 años en línea! Gracias por todos estos años compartidos.
    01.10No olviden pasar por la cronología para enterarse de lo sucedido en el último año. También pasen por la actualización de la normativa.
    NOTICIAS
    IMPORTANTES

    2 participantes
    Arianne L. Brawn
    Consejo 9 ¾
    Recuerdo del primer mensaje :

    Drowning the sorrows in alcohol

    Arrastró la botella por la mesa, acercándola más a ella, y haciéndola girar en sus manos; llevándola de una de sus manos hacia la otra y regresando una y otra vez en aquel movimiento, entrando en un bucle en el que llevaba ya en torno a dos horas. Allí. Allí sentada con una botella vacía y otra a la mitad decorando la mesa baja del pequeño comedor de su vivienda. Suspirando de tanto en tanto, siendo capaz de tararear canciones, entretenerse haciéndose trenzas con su dorado cabello, sonriendo más que en los últimos doce años. Carraspeó, alzando la botella hasta que estuvo lo suficientemente cerca de sus labios como para poder beber de ésta un largo trago, sintiendo como el alcohol ya no conseguía quemar su garganta, no al menos como los dos o tres primeros tragos que fue capaz de dar a la primera botella que había acabado apresada en sus manos.

    Se dejó caer hacia atrás, dando con la espalda en el respaldo del sillón y dejando la cabeza hacia atrás, con la mirada fija en la apagada lámpara de la sala, apretando los dedos en torno al cuello de la botella que no era capaz de soltar desde el mismo momento en el que había puesto pies en el interior de la vivienda. Era un día para celebrar, ¿no? Había estado tantos años celebrando aquel día que se había convertido en una triste costumbre que, año tras año, se repetía en el pequeño refugio en el que habitaba, alejada de las miradas ajenas, ahogando las alegrías y tristezas en la primera botella que se cruzaba en su camino. Hasta se esmeraba en provisionar adecuadamente la alacena cuando el día era venidero. Era importante. ¿Cómo no iba a serlo? El día en el que su padre nació. Aún recordaba cómo, aun después de su muerte, su madre y ella celebraban el cumpleaños de su difunto padre; con el tiempo solo fue un día señalado en el que las dos mujeres realizaban los platos preferidos del patriarca y disfrutaban rememorando recuerdos de cuando se encontraba entre ellas. Aquellos días bien se podrían haber difuminado con los años pero, desde aquel día, no era capaz de olvidarlos. Como había sonreído al recordarlos, al ver las fotografías junto a él.

    Sus dedos se crisparon consiguiendo que las yemas de sus dedos se tornaran blanquecinas y el aire abandonara sus pulmones hasta ahogarla. Aun así, sonrió. Sonrió hasta parecer una verdadera idiota con demasiadas copas de más. Aunque no se podría aplicar a ella la metáfora de las copas ya que no la usaba desde que había apurado la primera. Volvió a beber, llenando su boca y tragando poco a poco el líquido que nublaba, por suerte, sus sentidos hasta conseguir que se tratara de una verdadera celebración; solitaria pero celebración al fin y al cabo. —Quizás debería haber ido a esa estúpida fiesta, al menos habría bebida gratis— masculló incorporándose con tanta rapidez que toda la sala se movió en torno a ella, provocando que agarrara, con la mano libre, el apoya brazos del sillón como si le ayudara a recuperar la estabilidad perdida. —Okokokok— repitió varias veces antes de ponerse en pie y buscar, a tientas, la varita que, supuestamente, se encontraba en su gabardina. En el mismo momento en el que dio con esta la rodó entre sus manos, cayendo estrepitosamente al suelo y rodando por éste; huyendo de ella básicamente. —No te vayas, no es como si fuera a usarte para torturar a alguien— se quejó agachándose y acabando por sentarse en el suelo con la varita entre sus manos. Bebió de nuevo, alzando la varita al frente cuando hubo tragado, y hablando con voz trémula. Respeto patrono habló con completa seguridad de que sus palabras no erraban, pero viendo que no surtían efecto sus palabras. —Tengo que elegir un recuerdo mejor, algo más feliz—.

    Carraspeó un par de veces, sintiendo su lengua pesada y la boca pastosa pero no siendo capaz de rendirse ante una gilipollez como aquella. Respecto Atronum conjuró por segunda vez, viéndose frustrada por sus malos recuerdos felices que no conseguían que surtieran efecto sus palabras. Chasqueó la lengua, dando con el recuerdo, casi seguro, acertado y probando suerte de nuevo. —Expecto Patronum— pronunció, viendo como de la punta de su varita surgía un haz de luz y, seguidamente, un colibrí revoloteaba de un lado para otro con notable histeria. —Ahí estás— felicitó cuando el animalillo volaba con energía  —Llama a Jasper, ya sabes, ese que viene a veces a casa y vive un par de calles en aquella dirección— señaló con la mano en dirección a la puerta. Era obvio que vivía tras esa puerta. Se levantó con dificultad, apoyándose contra la pared más cercana y caminando hasta la puerta de la casa, abriendo ésta de par en par y saliendo al exterior con la fina camiseta  de algodón que vestía; aunque sentía tanto calor que el frío no afectaba a su cuerpo bajo las circunstancias que se encontraba. —Vueeelaaaa— ordenó alzando las manos antes de ver desaparecer al animalillo hacia el final de la calle. —Esperaré aquí— habló dejándose caer en el pequeño escalón que daba entrada a la vivienda, y apoyando la cabeza contra el marco de la puerta con la mirada completamente perdida en la vivienda de enfrente.
    01/12/2467 - Home - Jasper
    Arianne L. Brawn
    Icono :
    Drowning the sorrows in alcohol | Jasper E. Davies - Página 2 IqWaPzg
    Arianne L. Brawn
    Consejo 9 ¾
    Drowning the sorrows in alcohol

    Hizo un movimiento con la mano para quitarle importancia. Ambos se llevarían la contraria mutuamente y prefería no tener que seguir por aquello empedrados caminos que no llevaban a ningún lado. Un mohín apareció en sus labios, meneando el rostro contra su hombro y acabando por darle suaves golpecitos contra éste. Solo los estúpidos apoyan realmente a un gobierno que trata a los que son ‘diferentes’ como si fueran mierda que se pudieran limpiar contra el suelo., quiso pronunciar pero su lengua, aunque torpe y demasiado suelta hasta el momento, se controló en la situación y se comió todas aquellas palabras con gran avidez. —Odio tener que aplicar leyes injustas contra personas que en realidad son víiiictimas de todo este sistemas, ¿me entiendes?— sus palabras habían sido bastante claras pero quizás no tan agresivas como las que realmente deseaban pronunciar.

    —Ssssssssssh— siseó moviéndose intranquila en su lugar y desenlazando un brazo para poner un dedo, torpemente, sobre los labios de él. —Ssh— volvió a repetir separando el dedo y señalando todas las casas que tenían frente a ellos. —Vive en una de esas casas y te escuchará decir su nombre, entonces aparecerá aquí y se acabará la fiesta. No quiero que se acabe la fiesta— siguió moviendo el dedo, señalando todas las casas del otro lado de la calle antes de separarse de él y ponerse de pie. Se apoyó contra la pared, luego sobre los hombros de él y, cuando consiguió incorporarse, la chaqueta resbaló de sus brazos. —Vaya— masculló inclinándose al frente para recogerla pero sintiendo como un repentino mareo la atacaba y cayó de bruces encima de él.

    Una histérica y tonta risa descontrolada se volvió a apoderar de ella. —Me han empujado, quien me habrá empujado— rezó entre risas, volviendo a apoyarse en él para levantarse y alzar los brazos al cielo. —Voy a contestar a esa pregunta con otra copa, no creo que sea capaz de decir sin algo más de alcohol corriendo por mis venas— reconoció de forma tan veraz que asustaba, riendo como una idiota adolescente antes de colocarse tras él, tomar su brazo bueno y tirar de él en un intento de arrastrarlo al interior de la casa para poder tomar otra botella del armario. —Bah— dijo soltándolo y entrando sola a la casa, caminando haciendo eses hasta llegar al armario y tomar una de las botellas que le quedaban. —Una copa o no…— quiso pensar pero pronunció en voz alta. Se encogió de hombros y solamente se llevó la botella, bebiendo de ésta a morro mientras regresaba al comedor a la espera de que él hubiera entrado en la casa de una buena vez. —¡Preparáos para la historia sobre el odio de Arianne Lune Brawn!— exclamó dejándose caer sobre el sillón y cerniendo los dedos en torno al cuello de la botella por miedo a que se la quitara nuevamente.

    01/12/2467 - Home - Jasper
    Arianne L. Brawn
    Icono :
    Drowning the sorrows in alcohol | Jasper E. Davies - Página 2 IqWaPzg
    Jasper E. Davies
    Miembro del Departamento de Justicia
    Drowning the sorrows in alcohol

    Que diga eso no sé por qué no me sorprende viniendo de ella. Siempre pensé que había más que una relación normal entre esclavo-ama con aquel chico que tuvo como esclavo hace años, un tal Jean o algo así. De todas maneras, tampoco pensaba que no le gustara su trabajo, y mucho menos que me lo fuera a decir en la calle, donde podría enterarse cualquiera y ella meterse en líos. Estoy hasta a punto de ponerle la mano en la boca para que se calle, pero lo dice tan deprisa que no me da ni tiempo a reaccionar y ella termina de soltar la gran bomba. — Pero no todos son víctimas. Como Sebastian Johnson — le recuerdo el juicio al que fuimos hace un mes y medio. Claro que hay cosas con las que yo tampoco estoy de acuerdo, especialmente esa parte que dice que mi madre es inferior a mí por no tener sangre mágica pero... ¿y el tema de los terroristas qué? Es tan lejos de ser víctimas y personas perjudicadas en todo esto porque más bien lo que hacen es asustar a los ciudadanos.

    Su cambio de actitud al hablar de su hermano es extraño. No sé muy bien cómo es la relación que tiene con él últimamente porque no solemos hablar de la familia. Y teniendo en cuenta las cosas que ha dicho de su padre y de que la odiaba, no me extraña. Creo que ambos hemos tenido familias complicadas, aunque por cosas totalmente diferentes. En mi caso simplemente es por el tema de que mi madre sea muggle. — ¿Por qué nunca me has presentado a tu hermano? — No tiene nada que ver, pero dice que vive aquí cerca. Vale, sí, ella tampoco ha conocido a Daxton pero... bueno, mi hermano tampoco vive aquí. Es diferente, supongo. Sea como sea, su caída aparta esos pensamientos de mi cabeza al instante. — Creo que ha sido el alcohol quien te ha empujado — murmuro entre dientes para mí mismo mientras la ayudo a levantarse.

    Me dejo arrastrar al interior de la casa sin protestar ni decir nada al respecto, y una vez dentro, observo que está todo más ordenado de lo que pensaba. Si tenemos en cuenta que está borracha y que a saber desde qué hora, pensaba que tendría la casa echa un desastre. — Adelante, que empiece el espectáculo. — Me dejo caer en el sofá y hasta me planteo robarle un sorbo de la botella para aguantar mejor toda la situación. Quizá estando borracho como ella comprenda mejor qué es lo que le está pasando y sus cambios de humor. Sin embargo, no lo hago, ya no solo por mí y porque no me conviene, sino porque manteniéndome sobrio puedo tratar de ayudarla mejor. Es por el bien de los dos. Y además, tampoco me apetece que vuelva a llamarme ladrón.

    01/12/2467 - Casa de Arianne - Arianne Brawn
    Jasper E. Davies
    Icono :
    Drowning the sorrows in alcohol | Jasper E. Davies - Página 2 IqWaPzg
    Arianne L. Brawn
    Consejo 9 ¾
    Drowning the sorrows in alcohol

    No pretendía adular a las personas que se saltaban las normas, tampoco a los que asustaban al resto de pobres ciudadanos que solamente querían tener una vida normal y corriente como los demás; detestaba a los que consideraba un peligro público y no quería que siguieran en la calle. Pero tampoco podía negar que ella no se habría quedado de brazos cruzados si hubiera sido una humana a la que le hubieran arrancado su vida simplemente por no ser como los demás. Ella misma había sufrido el hecho de ser diferente y que la arrestaran por los ideales de su padre, que la mandaran a morir a un estúpido juego de muertes por tener una sangre distinta. ¿Rencor? No. Solamente quería que las cosas no se siguieran repitiendo y entendía porqué se alteraban contra un sistema como aquel, al igual que antaño los magos lo hicieron. —Tu ejemplo ha sido nefasto— pronunció rodando los ojos y siendo más expresiva de lo que pretendía. —, entiendo el miedo que se tiene a las ‘personas como él’— hizo unas grandes comillas con los dedos —, pero antes nosotros éramos los pisoteados— se rió, meneando la cabeza hacia ambos lados. —Podrías haber dicho que eran justas porque encerrábamos a maltratadores, secuestradores, ladrones, violadores… pero, ¿eso?— casi le daban ganas de reír. Bueno, le daban y se reía sin problema alguno en ello.

    Cuando consiguió levantarse e intentar tirar de él hacia el interior de la casa cesó su tirar, inclinando la cabeza hacia delante, provocando que todo su cabello cayera frente a la cara de él. —¿Por qué nunca me has pedido que te lo presentara?— devolvió entonces ella, regresando su cabello hacia atrás y tirando de él hasta que estuvo lo suficientemente dentro de casa como para poder cerrar la puerta e ir a por su nueva, llena y amada botella. —Lo haréee, una comida tal veeez— gritó desde la cocina, pero ya saliendo por lo que no era realmente necesario que alzara la voz de aquella manera. Se dejó caer en el sillón cercano a él, bebiendo de la botella y cerciorándose de que sus pensamientos estaban en orden.

    —Vayamos por partes, como hacía Jack el destripador— comenzó a pronunciar, tomando aire pero inclinándose hacia él y mirándolo directamente a los ojos. —¿Sabes quién es? Creo que prohibieron todos los viejos artículos y libros que le dedicaron… era un muggle pero, ya sabes, nunca está de mal saber algo de anatomía, ni siquiera está de más para los magos que se dedican a la medicina. Es un verdadero desperdicio que quemaran todos esos libros, de verdad te lo digo— habló con rapidez, no midiendo sus palabras hasta que acabó y regresó a su postura inicial, soltando un fuerte bufido que voló su rubio flequillo. —Una pena— reiteró otra vez, bebiendo la botella pero golpeándose en los dientes al intentar retirarla con demasiada rapidez. —Cierto, cierto, el espectáculo— se recordó a sí misma como una tonta. Dio dos golpecitos en su frente, dejando la botella sobre la mesa, aunque controlándola de tanto en tanto. —Había una vez… una niña, yo— se señaló a sí misma con el dedo índice de ambas manos —que vivía en un orfanato junto a otros niños. Un día la adoptó un matrimonio supuestamente normal. El marido no era tan potente como ella pensaba, creo— se rió de sus propias palabras, haciendo un gesto con la mano para que no pronunciara comentario alguno.  —El marido adoptó solo porque quería hacer feliz a su mujer, pero odiaba a la niña… y al niño que antes habían adoptado, porque no se contentaron con uno solo, querían la típica parejita de la que todos hablan— divagó mientras hablaba, inclinándose para tomar la botella y rodarla en sus manos. —Pero no podía ser feliz. No le gustaban los bastardos, así que… ¿qué hacía? ¡Pegarles! Que malvado, ¿no? Mientras su mujer vivía fuera del mundo, sin darse cuenta de una mierda de las cosas horribles que hacían su marido a sus hijos— en sus palabras casi se podía notar cierto odio hacia ambos progenitores, quizás era algo que vivía dentro de ella pero solo se había exteriorizado con respecto a su padre. —Los golpes no eran suficientes, su desprecio, su…— su voz se cortó. Sintió como si ésta hubiera desaparecido por completo, su vida hubiera abandonado su cuerpo y no quisiera que siguiera hablando por más tiempo.

    01/12/2467 - Home - Jasper
    Arianne L. Brawn
    Icono :
    Drowning the sorrows in alcohol | Jasper E. Davies - Página 2 IqWaPzg
    Jasper E. Davies
    Miembro del Departamento de Justicia
    Drowning the sorrows in alcohol

    Tiene razón con lo que dice, pero igualmente sigo pensando que el caso de los terroristas no es tan simple. Sí, claro que me alegro de hacer justicia en casos como sus ejemplos y que odio dar sentencias horribles a pobres muggles que tan solo han intentando escapar. Como aquella fuga que hubo en el mercado de esclavos hace unos meses. Si yo fuera uno de ellos, probablemente también habría intentado huir. La mala pata que tuvieron fue que prácticamente todos acabaran siendo capturas y juzgados, así que durante varios días tuvimos un colapso de casos de ese tipo. Me tocaron un par, y lo pasé de pena porque mi propia madre fue alguien como ellos, viviendo en el mercado, hasta que la encontré y pude traerla conmigo a casa. De todas maneras, por mucha razón que tenga, ni siquiera sé qué decirle ahora mismo porque toda nuestra conversación de hoy me está dejando mentalmente agotado por la presión.

    — Te diría que te ayudaría con la comida, pero ya sabes que probablemente metería la pata hasta con lo más básico.  — Al tema de conocer a su hermano sí que le respondo, aunque sea para comentar algo que los dos ya sabemos muy bien: que la buena cocinera es ella. Sé cocinar lo justo para sobrevivir, pero la mayoría de veces acabo acoplado en sus cenas cuando puedo. El tema de la comida es más sencillo porque no nos queda más remedio que comer fuera por trabajo. — Algún día te presentaré a Daxton — añado. Ya va siendo hora de que también conozca a mi hermano, y han pasado tantos años que probablemente él ya no se sienta tan dejado de lado por mi relación con Arianne.

    Creo que hay un breve momento en el que desconecto cuando me empieza a hablar de Jack el Destripador, y el único gesto que hago es asentir con la cabeza cuando me pregunta que si he oído hablar de él. Después me pierdo con lo que empieza a decir sobre él, y recobro la atención cuando de verdad empieza a hablar sobre ella y la relación con su padre. Y por un momento desearía no haber preguntado en primer lugar. La información es tan abrumadora e inesperada que me deja sin palabras durante un rato que se me hace eterno; un rato en el que básicamente la miro parpadeando de vez en cuando, incrédulo. — ¿Tu padre os pegaba? — Es una pregunta irónica porque ya me lo acaba de responder con su historia escalofriante, pero no pudo evitar decirlo de todas maneras. — ¿Te... te hacía algo más? — Me cuesta pronunciar esas palabras, pero teniendo en cuenta que se ha callado a media frase, no sé si temer que las cosas no quedaran solo en ese tipo de maltrato, sino que fuera todavía más espantoso viniendo de la única figura paterna que ha tenido. Bueno, no, ni figura paterna ni leches porque a esa cosa no se le puede denominar así. Nadie debería tratar así a su hijo. Nunca. Ahora entiendo que se indignara tanto cuando antes puse solo el ejemplo de los terroristas.

    01/12/2467 - Casa de Arianne - Arianne Brawn
    Jasper E. Davies
    Icono :
    Drowning the sorrows in alcohol | Jasper E. Davies - Página 2 IqWaPzg
    Arianne L. Brawn
    Consejo 9 ¾
    Drowning the sorrows in alcohol

    Frunció el ceño con confusión; una extraña mezcla entre alivio y tensión se apoderó de cada célula de su cuerpo provocando que las palabras no fueran capaces de salir de su boca durante más tiempo, cortando por completo su relato, intentando protegerse a sí misma durante los escasos segundos que quedaban pero, ¿qué más podía decir? Simplemente debería hacer reaccionado antes y no haberla dejado empezar a hablar, aquella parte de su cerebro que se ocupaba de aislarla del mundo, protegerla con todas sus fuerzas, se había visto completamente colapsada durante unos segundos que dieron rienda suelta a su lengua.

    Se acomodó en el sofá, dejando caer la cabeza hacia atrás y aprovechando aquellos instantes para cerrar los ojos suavemente, dejando que el tiempo transcurriera de modo paulatino entre ambos; casi podía sentir como había regresado a sus cabales en cuestión de segundos, sabedora de ello porque no sería capaz de pronunciar ninguna palabra más relativa al tema en cuestión que ella misma, de modo completamente despreocupado e inconsciente, había sacado con una naturalidad pasmosa.

    Sus dedos resbalaron por la superficie de la botella, quedando inerte sobre sus piernas. Aun así sonrió con cierta ironía con respecto a su pregunta relativa a si les pegaba. —Descubrí que mis padres no eran realmente mis padres biológicos pero les estaba agradecida por haberme acogido… y meses más tarde supe lo que nos hacía aquel hombre— su boca se secaba, su estómago se encogía y su pecho se hundía cada vez que lo nombraba como ‘su padre’. Marco se fue cuando cumplió dieciocho años, quedándose completamente sola y asustada, no pudiendo hablar por miedo a que la volvieran a llevar a aquel lugar en el Capitolio, ¿cómo iba a saber una niña de solo ocho años qué hacer en una situación como aquella? Se incorporó, frotándose los ojos con una mano antes de suspirar a la par que se levantó del sillón, dejando la botella sobre la mesa y ‘limpiando’ la suciedad imaginaria que se había instalado en su ropa. Solamente era capaz de pensar en las ganas que tenía de colocarse bajo el agua caliente de la ducha y lavarse hasta que se sintiera lo suficientemente limpia como para volver a salir al mundo real, aunque no surtía el efecto que deseaba y se seguía sintiendo igual que después de horas bajo el agua.

    —Es tarde— dijo ignorando deliberadamente su segunda pregunta. —, siento haber hecho que vinieras aquí tan tarde y… bueno, ya sabes— continuó hablando, abarcando con sus manos toda su casa, no haciendo referencia  a cual de todas cosas era por la que se estaba disculpando.

    01/12/2467 - Home - Jasper
    Arianne L. Brawn
    Icono :
    Drowning the sorrows in alcohol | Jasper E. Davies - Página 2 IqWaPzg
    Contenido patrocinado
    2 participantes
    No puedes responder a temas en este foro.