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  • The Mighty Fall
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    OTOÑO de 247421 de Septiembre — 20 de Diciembre


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    Tras años de represión y batallas libradas, hoy son los magos los que caminan en las calles más pulcras del Capitolio. Bajo un régimen que condena a los muggles y a los traidores a la persecución, una nueva era se agita a la vuelta de la esquina. La igualdad es un mito, los gritos de justicia se ven asfixiados.

    Existen aquellos que quieren dar vuelta el tablero, otros que buscan sembrar la paz entre razas y magos dispuestos a lo que sea para conservar el poder que por mucho tiempo se les ha negado. La guerra ha llegado a cada uno de los distritos.

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    Invitado
    Invitado
    Flashback. Hace un año aproximadamente.

    Visitar a mi hermano en el capitolio nunca ha sido una de mis actividades favoritas, sobre todo si tenemos en cuenta que cada vez que me aparezco en su casa, una lista de tareas como hacer la compra parecen ocupar todo su tiempo, y por ende, también el mío. No es como si pudiera negarme, porque aunque su actitud haya cambiado en los últimos años, siempre será mi hermano y en el fondo, pasar unas horas a su lado al mes ayudan a que mi madre no se ponga histérica perdida creyendo que le ha pasado algo grave. Además, también me sirve para ponerme al día con temas que yo suelo pasar por alto y que a él le encanta recordarme, como la política.

    Decido que el discurso sobre lo bien que le está yendo en el trabajo ahora que le han ascendido me aburre lo suficiente como para inventarme la primera excusa que se cruza por mi mente. Él asiente sin rechistar, un poco molesto ante la interrupción, mientras yo recojo mi abrigo y mi bolso para adentrarme en las inmensas calles del capitolio, no sin antes recordarle que debería visitarnos en el trece si tiene la ocasión. Con las visitas y el ligero recuerdo de que cuando vivía aquí, me he acostumbrado a los distintos atajos que me ofrece la ciudad para no tener que dar toda la vuelta a la manzana en busca del supermercado habitual.  En realidad no necesito nada que no haya en casa ya, pero aún faltan un par de horas para que anochezca y prefiero pasarlas aquí que en las ya conocidas avenidas de mi distrito. Aprovecho el hambre repentino para entrar en la primera tienda con la que me cruzo, buscando entre los estantes lo más calórico y lleno de chocolate posible. Opto por unos bollos con una crema rosada por encima que se llevan toda mi atención antes de posarse sobre la figura femenina de la caja.

    - ¿Nos hemos visto antes? - Por alguna razón su rostro me resulta ligeramente conocido, pero sin sacar ninguna conclusión acerca de si la conozco o no. Mi ceño se frunce cuando mis ojos vagan hacia la placa de su camisa, observando el nombre con curiosidad. - ¿Isobel? - Pienso en voz alta, algo de ese nombre me resulta familiar. Mi boca se transforma en una gran o cuando atajo cabos en mi cabeza. - ¡Eres tú, Izzie! - Si no fuera por la separación entre nosotras me hubiera lanzado a sus brazos. - ¿Te acuerdas de mí? Nuestros padres eran amigos. - Cuando era pequeña la consideraba una buena amiga teniendo en cuenta la de veces que se quedó a dormir en mi casa, pero tras el cambio de gobierno jamás supe de ella como para aún considerar esa relación. De todas maneras murmuro eso último en un tono de voz bastante bajo y mirando a ambos lados de mi cuerpo, esperando que nadie me haya escuchado.
    Anonymous
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